Introducciones del Ven. Bhikkhu Bodhi al Samyutta Nikaya -la tercera parte de la Sutta Pitaka del Canon Pali- y a sus diferentes partes.
Mes: diciembre 2010
Introducción a la colección de los discursos relacionados con las seis bases de los sentidos (salayatanasamyutta)
Introducción a la colección de los discursos relacionados con las seis bases de los sentidos (salayatanasamyutta), perteneciente a la cuarta parte del Samyutta Nikaya: Salayatanavagga (Discursos relacionados con las bases de los sentidos).
Introducción al “Libro de las Seis Bases de los Sentidos” (Salayatanavagga)
Breve introducción del Bhikkhu Bodho a la cuarta parte del Samyutta Nikaya, «Libro de las Seis Bases de los Sentidos» (Salayatanavagga)
SN 35,235 Adittapariyaya Sutta – Exposición sobre el ardor
El descontrol de los sentidos a la hora de la muerte conducen a renacimientos en los reinos bajos.
[235] «Monjes, voy a enseñaros la exposición del Dhamma sobre el tema del ardor. Escuchad y prestad atención que voy a hablar».
«Sí, Venerable Señor», respondieron los monjes y el Bienaventurado continuó:
«Y, ¿cuál es, monjes, la exposición del Dhamma sobre el tema del ardor? Sería mejor, monjes, para la facultad del ojo estar lacerada por un pasador de hierro al rojo vivo, ardiente, flameante, candente, que asir el signo a través de las características de la forma cognoscible a través del ojo. Si uno falleciese cuando la conciencia estuviese ligada a la gratificación del signo o de sus características, es posible que uno fuese a uno de estos dos destinos: el infierno o el reino animal. Habiendo visto este peligro, así lo declaro.
«Sería mejor, monjes, para la facultad de la nariz estar lacerada por un filoso cortador de uñas ardiente, flameante, candente, que asir el signo a través de las características del aroma cognoscible a través de la nariz. Si uno falleciese cuando la conciencia estuviese ligada a la gratificación del signo o de sus características, es posible que uno fuese a uno de estos dos destinos: el infierno o el reino animal. Habiendo visto este peligro, así lo declaro.
«Sería mejor, monjes, para la facultad de la lengua estar lacerada por una filosa navaja ardiente, flameante, candente, que asir el signo a través de las características del sabor cognoscible a través de la lengua. Si uno falleciese cuando la conciencia estuviese ligada a la gratificación del signo o de sus características, es posible que uno fuese a uno de estos dos destinos: el infierno o el reino animal. Habiendo visto este peligro, así lo declaro.
«Sería mejor, monjes, para la facultad del cuerpo estar lacerada por una filosa asta ardiente, flameante, candente, que asir el signo a través de las características del objeto táctil cognoscible a través del cuerpo. Si uno falleciese cuando la conciencia estuviese ligada a la gratificación del signo o de sus características, es posible que uno fuese a uno de estos dos destinos: el infierno o el reino animal. Habiendo visto este peligro, así lo declaro.
«Sería mejor, monjes, dormir —aún siendo que dormir es estéril para la vida, es inútil para la vida y es insensible para la vida—, que pensar cosas que podrían inducir a uno, que sucumbió bajo su control, a lograr el cisma dentro del Sangha. Habiendo visto este peligro, así lo declaro.
«En consideración a esto, monjes, el instruido noble discípulo reflexiona así: ‘Habiendo dejado la facultad del ojo lacerada por un pasador de hierro al rojo vivo, ardiente, flameante y candente, voy a atender solamente esto: el ojo es impermanente, las formas son impermanentes, la conciencia del ojo es impermanente, el contacto del ojo es impermanente, cualquier sensación surgida por el contacto del ojo como condición, sea placentera, penosa o ni-placentera-ni-penosa, también es impermanente.
«‘Habiendo dejado la facultad del oído lacerada por una filosa estaca de hierro ardiente, flameante y candente, voy a atender solamente esto: el oído es impermanente, los sonidos son impermanentes, la conciencia del oído es impermanente, el contacto del oído es impermanente, cualquier sensación surgida por el contacto del oído como condición, sea placentera, penosa o ni-placentera-ni-penosa, también es impermanente.
«‘Habiendo dejado la facultad de la nariz lacerada por un filoso cortador de uñas ardiente, flameante y candente, voy a atender solamente esto: la nariz es impermanente, los olores son impermanentes, la conciencia de la nariz es impermanente, el contacto de la nariz es impermanente, cualquier sensación surgida por el contacto de la nariz como condición, sea placentera, penosa o ni-placentera-ni-penosa, también es impermanente.
«‘Habiendo dejado la facultad de la lengua lacerada por una por una filosa navaja ardiente, flameante y candente, voy a atender solamente esto: la lengua es impermanente, los sabores son impermanentes, la conciencia de la lengua es impermanente, el contacto de la lengua es impermanente, cualquier sensación surgida por el contacto de la lengua como condición, sea placentera, penosa o ni-placentera-ni-penosa, también es impermanente.
«‘Habiendo dejado la facultad del cuerpo lacerada por una filosa asta ardiente, flameante y candente, voy a atender solamente esto: el cuerpo es impermanente, los objetos táctiles son impermanentes, la conciencia del cuerpo es impermanente, el contacto del cuerpo es impermanente, cualquier sensación surgida por el contacto del cuerpo como condición, sea placentera, penosa o ni-placentera-ni-penosa, también es impermanente.
«‘Habiendo dejado de dormir, voy a atender solamente esto: la mente es impermanente, los fenómenos son impermanentes, la conciencia de mente es impermanente, el contacto de la mente es impermanente, cualquier sensación surgida por el contacto de la mente como condición, sea placentera, penosa o ni-placentera-ni-penosa, también es impermanente.
«Viendo esto, monjes, el instruido y sabio noble discípulo experimenta repugnancia por el ojo, por la forma, por la conciencia del ojo, por el contacto del ojo, por cualquier sensación surgida por el contacto del ojo como condición, sea placentera, penosa o ni-placentera-ni-penosa. Experimenta repugnancia por el oído… Experimenta repugnancia por la nariz… Experimenta repugnancia por la lengua… Experimenta repugnancia por el cuerpo… Experimenta repugnancia por la mente, por los fenómenos, por la conciencia de la mente, por el contacto de la mente, por cualquier sensación surgida por el contacto de la mente como condición, sea placentera, penosa o ni-placentera-ni-penosa.
«Y habiendo experimentado repugnancia, llega a ser desapasionado. Mediante el desapasionamiento, se libera y, una vez liberado, llega a este conocimiento: ‘Esta es la liberación’. Y entiende así: ‘Destruido está el nacimiento, la vida santa ha sido vivida, lo que estaba por hacer se hizo y, he aquí, no hay más futuras existencias'».
FUENTES:
Bhikkhu Bodhi (2000) «The Exposition on Burning» en The Connected Discourses of the Buda: A Translation of the Samyutta Nikaya. Boston, Wisdom Publications. Págs. 1233-36.
«Adittapariyayasutta» en World Tipitaka Edition, http://studies.worldtipitaka.org/tipitaka/13S4/1/1.4/1.4.3/1.4.3.8 13 de mayo de 2008
Traducción: Anton P. Baron
Edición: Anton P. Baron y Federico Angulo
Publicación de Bosque Theravada, 2010, 2020.
SN 35,230 Balisikopama Sutta – Discurso con el símil del pescador
Los sentidos son como anzuelos del Mara: quien se los traga sufre calamidades y desastres.
SN 35,228 Pathamasamudda Sutta – Primer discurso sobre el océano
Cada uno de los sentidos es como un peligroso océano para la persona.
SN 35,244 Dukkhadhamma Sutta – Estados que ocasionan la insatisfacción
Restringiendo los sentidos se logra la comprensión del origen y desaparición de los estados mentales que causan la insatisfacción.
[244] «Monjes, cuando el monje comprende cómo realmente es el origen y la desaparición de todos aquellos estados que ocasionan la insatisfacción, entonces los placeres sensuales son vistos por él de manera tal que, viendo en ellos el deseo sensual, la afección sensual, el amor ciego y la pasión sensual, los mismos no se encuentran más latentes dentro de él en consideración a los placeres sensuales. Entonces, él ha comprendido el modo de conducta y la manera de morar de manera tal que, cuando se conduce de este modo a sí mismo y mora así, los malos e insalubres estados no fluyen en él [1].
«Y, ¿cómo, monjes, el monje comprende cómo realmente es el origen y la desaparición de todos aquellos estados que ocasionan la insatisfacción? ‘Así es la forma, así es su origen, así es su desaparición. Así es la sensación… Así es la percepción… Así son las formaciones mentales… Así es la conciencia, así es su origen, así es su desaparición’. De esta manera, monjes, el monje comprende cómo realmente es el origen y la desaparición de todos aquellos estados que ocasionan la insatisfacción.
«Y, ¿cómo, monjes, son vistos por el monje los placeres sensuales de manera tal que, viendo en ellos el deseo sensual, la afección sensual, el amor ciego y la pasión sensual, los mismos no se encuentran más latentes dentro de él en consideración a los placeres sensuales? Imaginad, monjes, un pozo de carbón, profundo como la estatura de un hombre, lleno de brasas ardientes sin llamas ni humo. E imaginad a un hombre deseoso de la vida que no quiere morir, deseoso de la felicidad que no quiere sufrir, y que a este hombre lo sujetan otros dos hombres muy fuertes, lo agarran de ambos brazos y lo arrastran hacia el pozo de carbón. Entonces, este hombre procuraría zafar su cuerpo de una u otra forma. ¿Por qué así? Porque él sabría: ‘Voy a caer dentro del pozo de carbón, con lo cual puedo contar solamente con la muerte o con el sufrimiento mortal’. De la misma manera, monjes, cuando el monje ha mirado a los deseos sensuales como un pozo de carbones ardientes, el deseo sensual, la afección sensual, el amor ciego y la pasión sensual no se encuentran más latentes dentro de él en consideración a los placeres sensuales.
«Y, ¿cómo, monjes, el monje ha comprendido el modo de conducta y la manera de morar de manera tal que, cuando se conduce de este modo a sí mismo y mora así, los malos e insalubres estados no fluyen en él? Imaginad, monjes, a un hombre que quiere entrar en un espinoso bosque, y allí hay espinas enfrente de él, espinas detrás de él, espinas a su mano izquierda, espinas a su mano derecha, espinas encima de él y espinas debajo de él. Así que si él se dirigiese hacia adelante, lo haría atentamente consciente, si volviese atrás, lo haría atentamente consciente, pensando: ‘Que ninguna espina me perfore’. De la misma manera, monjes, cualquiera cosa que en este mundo tiene naturaleza placentera y agradable, es llamada ‘espina’ en la Disciplina del Noble. Habiendo comprendido esto como ‘una espina’, uno debería comprender la restricción y la no-restricción.
«Y, cómo es, monjes, la no-restricción? He aquí, monjes, habiendo visto la forma con el ojo, el monje es atraído por la forma placentera y repelido por la forma desagradable. Él mora sin establecer la atención consciente del cuerpo, con una mente limitada, y no comprende cómo realmente es la liberación de la mente, la liberación a través de la sabiduría, donde los malos e insalubres estados cesan por completo. Habiendo escuchado el sonido con el oído… Habiendo olfateado el olor con la nariz… Habiendo degustado el sabor con la lengua… Habiendo sentido una sensación táctil con el cuerpo… Habiendo conocido un fenómeno [mental] con la mente, el monje es atraído por el fenómeno placentero y repelido por el fenómeno desagradable. Él mora sin establecer la atención consciente del cuerpo, con una mente limitada, y no comprende cómo realmente es la liberación de la mente, la liberación a través de la sabiduría, donde los malos e insalubres estados cesan por completo. Esta es, monjes, la no-restricción.
«Y, cómo es, monjes, la restricción? He aquí, monjes, habiendo visto la forma con el ojo, el monje no es atraído por la forma placentera ni es repelido por la forma desagradable. Él mora habiendo establecido la atención consciente del cuerpo, con una mente ilimitada, y comprende cómo realmente es la liberación de la mente, la liberación a través de la sabiduría, donde los malos e insalubres estados cesan por completo. Habiendo escuchado el sonido con el oído… Habiendo olfateado el olor con la nariz… Habiendo degustado el sabor con la lengua… Habiendo sentido una sensación táctil con el cuerpo… Habiendo conocido un fenómeno [mental] con la mente, el monje no es atraído por el fenómeno placentero ni está repelido por el fenómeno desagradable. Él mora habiendo establecido la atención consciente del cuerpo, con una mente ilimitada, y comprende cómo realmente es la liberación de la mente, la liberación a través de la sabiduría, donde los malos e insalubres estados cesan por completo. Esta es, monjes, la restricción.
«Monjes, cuando el monje se conduce a sí mismo de esta manera y mora de este modo, si ocasionalmente, por causa de ausencia de la atención consciente, los malos e insalubres recuerdos e intenciones conectados con las cadenas surgen en él —y puede que sea lento el surgir de su atención consciente—, pero luego, rápidamente los abandona, los disipa, pone fin a ellos y los elimina. Imaginad a un hombre que hace caer dos o tres gotas de agua sobre un plato de hierro caliente durante todo el día. Puede ser lenta la caída de las gotas de agua, pero luego, rápidamente las mismas se evaporan y se desvanecen. De la misma manera, cuando el monje se conduce a sí mismo de esta manera y mora de este modo… —y puede que sea lento el surgir de su atención consciente—, pero luego, rápidamente los abandona, los disipa, pone fin a ellos y los elimina.
«Es de esta manera, monjes, cómo el monje ha comprendido el modo de conducta y la manera de morar de manera tal que, cuando se conduce de este modo a sí mismo y mora así, los malos e insalubres estados no fluyen en él.
«Cuando el monje se conduce a sí mismo de esta manera y mora de este modo, los reyes o los ministros reales, los amigos o los colegas, los parientes o los miembros de su clan, pudiesen invitarlo a que aceptara riquezas, diciendo: ‘Ven, buen hombre, ¿por qué no abandonas ese hábito amarillo? ¿Por qué deambulas con la cabeza rapada y con el cuenco de las limosnas? Ven, regresa al estilo de vida más bajo, disfruta de las riquezas y de las acciones meritorias’. Verdaderamente, monjes, cuando el monje se conduce a sí mismo de esta manera y mora de este modo, es imposible que deje el entrenamiento y retorne al estilo de vida inferior.
«Imaginad, monjes, al río Ganges que se inclina, ladea y se dirige hacia el este, y una gran multitud de gente que llega trayendo palas y canastas, pensando: ‘Vamos a hacer que el río Ganges ahora se incline, ladee y se dirija hacia el oeste’. ¿Qué opináis, monjes, podría esta gran multitud de gente hacer que el río Ganges se inclinara, ladeara y se dirigiera hacia el oeste?».
«No, Venerable Señor. ¿Y por qué no? Porque el río Ganges que se inclina, ladea y se dirige hacia el este, y no es fácil hacer que el río Ganges se incline, ladee y se dirija hacia el oeste. Esta gran multitud de gente sólo acumularía fatiga y vejación».
«De la misma manera, monjes, cuando el monje se conduce a sí mismo de esta manera y mora de este modo, los reyes o los ministros reales, los amigos o los colegas, los parientes o los miembros de su clan, podrían invitarlo a que aceptara riquezas, diciendo: ‘Ven, buen hombre, ¿por qué no abandonas ese hábito amarillo? ¿Por qué deambulas con la cabeza rapada y con el cuenco de las limosnas? Ven, regresa al estilo de vida más bajo, disfruta de las riquezas y de las acciones meritorias’. Verdaderamente, monjes, cuando el monje se conduce a sí mismo de esta manera y mora de este modo, es imposible que deje el entrenamiento y retorne al estilo de vida inferior».
[1] Esta frase es así mismo de irregular sintácticamente en pali como en esta traducción.
FUENTES:
Bhikkhu Bodhi (2000) «States That Entail Suffering» en The Connected Discourses of the Buda: A Translation of the Samyutta Nikaya. Boston, Wisdom Publications. Págs. 1248-1251.
«Dhukkadhammasutta» en World Tipitaka Edition, http://studies.worldtipitaka.org/tipitaka/13S4/1/1.4/1.4.4/1.4.4.7 13 de mayo de 2008
Traducción: Anton P. Baron
Edición: Anton P. Baron y Federico Angulo
Publicación de Bosque Theravada, 2010, 2020.
SN 35,243 Avassutapariyaya Sutta – Exposición de lo contaminado
El Venerable Maha Moggallana explica a los monjes, con plena aprobación del Buda, cómo lograr la liberación de la mente, la liberación a través de la sabiduría, donde los malos estados de la codicia y aversión cesan por completo.
[243] En una ocasión el Bienaventurado estaba morando entre los sakyas, en el Parque Nigrodha cerca de Kapilavatthu. En aquel entonces se había construido una nueva sala de consejo para los sakyas de Kapilavatthu que aún no había sido habitada por asceta, brahmán ni por ser humano alguno. Por eso los sakyas de Kapilavatthu se acercaron el Bienaventurado, le rindieron homenaje, se sentaron a un lado y le dijeron:
«Venerable Señor, se ha construido una nueva sala de consejo para los sakyas de Kapilavatthu que aún no ha sido habitada por asceta, brahmán ni por ser humano alguno. Venerable Señor, que el Bienaventurado sea el primero en usarla. Después de que el Bienaventurado la haya usado primero, entonces los sakyas de Kapilavatthu la usarán después. Aquello les conducirá al bienestar y felicidad por largo tiempo».
Entonces el Bienaventurado consintió en silencio. Cuando los sakyas entendieron que el Bienaventurado había consentido, se levantaron de sus asientos y, rindiendo homenaje al Bienaventurado, se retiraron de ahí, cuidando que el Bienaventurado siempre quedara a mano derecha. Luego se fueron a la nueva sala del consejo y, acto seguido, la cubrieron totalmente con mantas, prepararon los asientos, pusieron afuera un gran jarro de agua y encendieron una lámpara de aceite. Al finalizar se acercaron al Bienaventurado y lo informaron de todo lo hecho, agregando:
«Que el Bienaventurado disponga de acuerdo a su conveniencia».
Entonces, el Bienaventurado se vistió, tomó su cuenco y hábito, y se fue a la nueva sala de consejo. Después de haberse lavado los pies, entró en la sala y se sentó contra el pilar central, mirando hacia el este. Y los monjes también, después de haberse lavado los pies, entraron en la sala y se sentaron contra la pared occidental, mirando hacia el este, con el Bienaventurado enfrente de ellos. Finalmente los sakyas de Kapilavatthu también, después de haberse lavado los pies, entraron en la sala y se sentaron contra la pared oriental, mirando hacia el oeste, con el Bienaventurado enfrente de ellos.
Entonces, el Bienaventurado instruyó, exhortó, inspiró y regocijó a los sakyas con la plática del Dhamma gran parte de la noche, después de lo cual, se despidió de ellos, diciendo:
«La noche ha pasado, Gotamas. Podéis iros de acuerdo a vuestra conveniencia».
«Sí, Venerable Señor», respondieron y se levantaron de sus asientos y, después de haber rendido homenaje al Bienaventurado, se retiraron de ahí, cuidando que el Bienaventurado siempre quedara a mano derecha. No mucho después de que los sakyas de Kapilavatthu se hubiesen retirado, el Bienaventurado se dirigió al Venerable Mahamoggallana con estas palabras:
«El Sangha de los monjes está libre de pereza y apatía, Moggallana, ofrece una plática del Dhamma a los monjes. Mi espalda está adolorida, así que iré a estirarla».
«Sí, Venerable Señor», respondió el Venerable Mahamoggallana.
Entonces el Bienaventurado preparó su manta exterior, plegada en cuatro, y se recostó sobre su costado derecho en la posición de león, con uno de sus pies apoyado en el otro, con atención consciente y clara comprensión, habiendo anotado en su mente la idea de levantarse. Mientras tanto, el Venerable Mahamoggallana se dirigió a los monjes, diciendo:
«Amigos, monjes».
«Amigo», respondieron los monjes y el Venerable Mahamoggallana continuó:
«Voy a enseñaros, monjes, una exposición sobre lo contaminado y lo no-contaminado. Escuchad y prestad atención que voy a hablar».
«Sí, amigo», respondieron los monjes y el Venerable Mahamoggallana continuó:
«Y, ¿cómo, amigos, uno es contaminado? He aquí, amigos, habiendo visto la forma con el ojo, el monje está decidido por la forma placentera y repelido por la forma desagradable. Él mora sin establecer la atención consciente del cuerpo, con una mente limitada, y no comprende cómo realmente es la liberación de la mente, la liberación a través de la sabiduría, donde los malos e insalubres estados cesan por completo. Habiendo escuchado el sonido con el oído… Habiendo olfateado el olor con la nariz… Habiendo degustado el sabor con la lengua… Habiendo sentido una sensación táctil con el cuerpo… Habiendo conocido un fenómeno con la mente, el monje está decidido por el fenómeno placentero y repelido por el fenómeno desagradable. Él mora sin establecer la atención consciente del cuerpo, con una mente limitada, y no comprende cómo realmente es la liberación de la mente, la liberación a través de la sabiduría, donde los malos e insalubres estados cesan por completo.
«Éste, amigos, es llamado el monje que es contaminado en medio de las formas cognoscibles por el ojo, contaminado en medio de los sonidos cognoscibles por el oído, contaminado en medio de los olores cognoscibles por la nariz, contaminado en medio de los sabores cognoscibles por la lengua, contaminado en medio de los objetos táctiles cognoscibles por el cuerpo, contaminado en medio de los fenómenos cognoscibles por la mente. Y cuando el monje mora de esta manera, si el Mara se le acerca a través del ojo, el Mara tiene acceso a él y el Mara se apodera de él. Si el Mara se le acerca a través del oído… a través de la nariz… a través de la lengua… a través del cuerpo… a través de la mente, el Mara tiene acceso a él y el Mara se apodera de él.
«Imaginad, amigos, un cobertizo hecho de cañas o pasto, seco, desecado, en su primer estado. Si un hombre se le acercase del este con una antorcha de pasto ardiente —o si se acercase del oeste, del norte o del sur, de arriba, de abajo o de cualquier lado con una antorcha de pasto ardiente— y si el fuego llegase a tener acceso a él, el fuego se apoderaría de él. De la misma manera, amigos, cuando el monje mora de esta manera y el Mara se le acerca a través del ojo… a través de la mente, el Mara tiene acceso a él y el Mara se apodera de él.
«Cuando el monje mora de esta manera, las formas le vencen y no es él quien vence a las formas. Los sonidos le vencen y no es él quien vence a los sonidos. Los olores le vencen y no es él quien vence a los olores. Los sabores le vencen y no es él quien vence a los sabores. Los objetos táctiles le vencen y no es él quien vence a los objetos táctiles. Los fenómenos [mentales] le vencen y no es él quien vence a los fenómenos [mentales].
«Éste, amigos, es llamado el monje que es vencido por las formas, vencido por los sonidos, vencido por los olores, vencido por los sabores, vencido por los objetos táctiles y vencido por los fenómenos: uno que es vencido y no uno que vence. Los malos e insalubres estados lo han vencido, los estados que manchan, que conducen a renovadas existencias, que traen consigo aflicciones, cuyo resultado es la insatisfacción, y que conducen a futuro nacimiento, vejez y muerte.
«De esta manera, amigos, uno es contaminado.
«Y, ¿cómo, amigos, uno no es contaminado? He aquí, amigos, habiendo visto la forma con el ojo, el monje no está decidido por la forma placentera ni está repelido por la forma desagradable. Él mora habiendo establecido la atención consciente del cuerpo, con una mente ilimitada, y comprende cómo realmente es la liberación de la mente, la liberación a través de la sabiduría, donde los malos e insalubres estados cesan por completo. Habiendo escuchado el sonido con el oído… Habiendo olfateado el olor con la nariz… Habiendo degustado el sabor con la lengua… Habiendo sentido una sensación táctil con el cuerpo… Habiendo conocido un fenómeno con la mente, el monje no está decidido por fenómeno placentero ni está repelido por el fenómeno desagradable. Él mora habiendo establecido la atención consciente del cuerpo, con una mente ilimitada, y comprende cómo realmente es la liberación de la mente, la liberación a través de la sabiduría, donde los malos e insalubres estados cesan por completo.
«Éste, amigos, es llamado el monje que no es contaminado en medio de las formas cognoscibles por el ojo, no contaminado en medio de los sonidos cognoscibles por el oído, no contaminado en medio de los olores cognoscibles por la nariz, no contaminado en medio de los sabores cognoscibles por la lengua, no contaminado en medio de los objetos táctiles cognoscibles por el cuerpo, no contaminado en medio de los fenómenos cognoscibles por la mente. Y cuando el monje mora de esta manera, si el Mara se le acerca a través del ojo, el Mara no tiene acceso a él y el Mara no se apodera de él. Si el Mara se le acerca a través del oído… a través de la nariz… a través de la lengua… a través del cuerpo… a través de la mente, el Mara no tiene acceso a él y el Mara no se apodera de él.
«Imaginad, amigos, una casa puntiaguda o una sala, cubierta densamente de barro y recientemente enyesada. Si un hombre se le acercase del este con una antorcha de pasto ardiente —o si se acercase del oeste, del norte o del sur, de arriba, de abajo o se le acercase de cualquier lado con una antorcha de pasto ardiente—, el fuego no llegaría tener acceso a ella, el fuego no se apoderaría de ella. De la misma manera, amigos, cuando el monje mora de esta manera, si el Mara se le acerca a través del ojo… a través de la mente, el Mara no tiene acceso a él y el Mara no se apodera de él.
«Cuando el monje mora de esta manera, él es quien vence a las formas y no son las formas las que le vencen a él. Él es quien vence a los sonidos y no son los sonidos los que le vencen a él. Él es quien vence a los olores y no son los olores los que le vencen a él. Él es quien vence a los sabores y no son los sabores los que le vencen a él. Él es quien vence a los objetos táctiles y no son los objetos táctiles los que le vencen a él. Él es quien vence a los fenómenos [mentales] y no son los fenómenos [mentales] los que le vencen a él. Éste, amigos, es llamado el monje que vence las formas, vence los sonidos, vence los olores, vence los sabores, vence los objetos táctiles y vence los fenómenos: uno que vence y no uno que es vencido. Él ha vencido los malos e insalubres estados que manchan, que conducen a renovadas existencias, que traen consigo aflicciones, cuyo resultado es la insatisfacción, y que conducen a futuro nacimiento, vejez y muerte.
«Es de esta manera, amigos, que uno no es contaminado».
En esto el Bienaventurado se levantó y se dirigió al Venerable Mahamoggallana de esta manera:
«¡Bien, Moggallana, muy bien! Has entregado bien a los monjes las exposición de lo contaminado y lo no-contaminado».
Esto fue lo que el Venerable Mahamoggallana dijo y el Maestro aprobó. Entonces, elevados, aquellos monjes se deleitaron en las palabras del Venerable Mahamoggallana.
FUENTES:
Bhikkhu Bodhi (2000) «Exposition on the Corrupted» en The Connected Discourses of the Buda: A Translation of the Samyutta Nikaya. Boston, Wisdom Publications. Págs. 1244-1244.
«Avassutapariyayasutta» en World Tipitaka Edition, http://studies.worldtipitaka.org/tipitaka/13S4/1/1.4/1.4.4/1.4.4.6 13 de mayo de 2008
Traducción: Anton P. Baron
Edición: Anton P. Baron y Federico Angulo
Publicación de Bosque Theravada, 2010, 2020.
SN 35,132 Lohicca Sutta – Discurso con Lohicca
Consejos del Ven. Mahakaccana sobre el resguardo de los sentidos.
SN 35,240 Kummopama Sutta – Discurso con el símil de la tortuga
El Buda ofrece el símil de la tortuga, que explica por qué el Mara se cansa y deja en paz a los que vigilan las puertas de sus facultades sensoriales.
[240] «Monjes, en el pasado, en el transcurso de la tarde, una tortuga estaba buscando comida a lo largo de la orilla de un río. Esa misma tarde un chacal también buscaba comida a lo largo de la orilla del mismo río. Cuando la tortuga visualizó al chacal buscando comida desde cierta distancia, escondió sus miembros y cuello dentro de su caparazón, permaneciendo quieta y en silencio.
«El chacal, que también había visto a la tortuga buscando comida desde cierta distancia, se acercó y esperó junto a ella pensando: ‘Cuando esta tortuga extienda uno de sus miembros o el cuello, voy a atraparla en el momento, sacarla fuera y comérmela’. Sin embargo, como la tortuga no extendió ninguno de sus miembro ni tampoco el cuello, el chacal, al no tener acceso a ella, perdió el interés en ella y se fue de ahí.
«De la misma manera, monjes, Mara, el Malvado, constante y continuamente se encuentra cerca de vosotros, pensando: ‘Quizá tenga acceso a él a través del ojo, del oído, de la nariz, de la lengua, del cuerpo o de la mente’. Por eso, monjes, vigilad las puertas de las facultades sensoriales. Habiendo visto la forma con el ojo, no os aferréis ni a su signo ni a sus rasgos, ya que si dejaseis la facultad del ojo desguarnecida, los malos e insalubres estados de codicia y desagrado podrían invadiros. Practicad la manera de restringirla, vigilad la facultad del ojo y comprometeos a restringir la facultad del ojo. Además, habiendo escuchado el sonido con el oído… habiendo olfateado el olor con la nariz… habiendo degustado el sabor con la lengua… habiendo sentido el objeto táctil con el cuerpo… habiendo conocido el objeto mental con la mente, no os aferréis ni a su signo ni a sus rasgos. Ya que, si dejaseis la facultad de la mente desguarnecida, los malos e insalubres estados de codicia y desagrado podrían invadiros. Practicad la manera de restringirla, vigilad la facultad de la mente y comprometeos a restringir la facultad de la mente.
«Monjes, cuando permanecéis vigilando las puertas de las facultades de los sentidos, Mara, el Malvado, al no tener acceso a vosotros, perderá el interés en vosotros y os dejará, así como el chacal dejó a la tortuga».
Recogiendo los pensamientos de la mente,
Como la tortuga recoge sus miembros dentro del caparazón,
Independiente, no acosando a nadie, plenamente saciado,
El monje no debería censurar a nadie.
FUENTES:
Bhikkhu Bodhi (2000) «The Simile of the Tortoise» en The Connected Discourses of the Buda: A Translation of the Samyutta Nikaya. Boston, Wisdom Publications. Págs. 1240-1241.
«Kummopamasutta» en World Tipitaka Edition, http://studies.worldtipitaka.org/tipitaka/13S4/1/1.4/1.4.4/1.4.4.3 13 de mayo de 2008
Traducción: Anton P. Baron
Edición: Anton P. Baron y Federico Angulo
Publicación de Bosque Theravada, 2010, 2020.