Este sutta nos ofrece una visión retrospectiva de las épocas, durante las cuales vivieron los tres últimos Budas, con alguna información acerca de las condiciones de la vida humana durante su dispensación.
[20] En cierta ocasión el Bienaventurado moraba en el monte Pico de Buitre, cerca de Rajagaha. Estando allí el Bienaventurado se dirigió a los monjes:
“Monjes”.
“Sí, Venerable Señor”, respondieron aquellos monjes y el Bienaventurado continuó:
“Este samsara es sin comienzo discernible. El primer momento de esta itinerancia y deambulación de los seres, entorpecidos por la ignorancia y encadenados por la codicia, no se discierne. En el pasado remoto, monjes, este monte Vepulla se llamaba Pacinavamsa y, en aquel tiempo, sus habitantes se llamaban tivaras. El espacio vital de los tivaras era de 40.000 años. Llegaban a la cima del monte Pacinavamsa en cuatro días y descendían en cuatro días. En aquel tiempo surgió en el mundo el Bienaventurado Kakusandha, un Arahant, un Perfectamente Iluminado. Sus dos principales discípulos se llamaban Vidhura y Sanjiva, un par excelente. Mirad, monjes, aquel nombre de la montaña desapareció, aquella gente murió y aquel Bienaventurado alcanzó el Nibbana final. Así de transitorias son las formaciones, así de inestables, así de inseguras. Esto debería ser suficiente, monjes, como para experimentar revulsión hacia todas las formaciones, suficiente para llegar a ser desapasionado hacia ellas, suficiente para liberarse de ellas.
“En [otro tiempo del] pasado remoto, monjes, este monte Vepulla se llamaba Vankaka y, en aquel tiempo, sus habitantes se llamaban rohitassas. El espacio vital de los rohitassas era de 30.000 años. Llegaban a la cima del monte Vankaka en tres días y descendían en tres días. En aquel tiempo surgió en el mundo el Bienaventurado Konagamana, un Arahant, un Perfectamente Iluminado. Sus dos principales discípulos se llamaban Bhiyyosa y Uttara, un par excelente. Mirad, monjes, aquel nombre de la montaña desapareció, aquella gente murió y aquel Bienaventurado alcanzó el Nibbana final. Así de transitorias son las formaciones, así de inestables, así de inseguras. Esto debería ser suficiente, monjes, como para experimentar revulsión hacia todas las formaciones, suficiente para llegar a ser desapasionado hacia ellas, suficiente para liberarse de ellas.
“En [aún otro tiempo del] pasado remoto, monjes, este monte Vepulla se llamaba Supassa y, en aquel tiempo, sus habitantes se llamaban suppiyas. El espacio vital de los suppiyas era de 20.000 años. Llegaban a la cima del monte Vankaka en dos días y descendían en dos días. En aquel tiempo surgió en el mundo el Bienaventurado Kassapa, un Arahant, un Perfectamente Iluminado. Sus dos principales discípulos se llamaban Tissa y Bharadvaja, un par excelente. Mirad, monjes, aquel nombre de la montaña desapareció, aquella gente murió y aquel Bienaventurado alcanzó el Nibbana final. Así de transitorias son las formaciones, así de inestables, así de inseguras. Esto deebería ser suficiente, monjes, como para experimentar revulsión hacia todas las formaciones, suficiente para llegar a ser desapasionado hacia ellas, suficiente para liberarse de ellas.
“En el presente, monjes, este monte Vepulla se llama Vepulla y, en este tiempo, sus habitantes se llaman magadhianos. El espacio vital de los magadhianos es corto, limitado, fugaz; alguien que vive largo tiempo vive unos cien años o un poco más. Los magadhianos llegan a la cima del monte Vankaka en una hora y descienden en una hora. En el presente surgí en el mundo, como un Arahant, un Perfectamente Iluminado. Mis dos principales discípulos se llaman Sariputta y Moggallana, un par excelente. He aquí, monjes, vendrá el tiempo en el cual el nombre de esta montaña va a desaparecer, cuando esta gente vaya a morir y yo voy a alcanzar el Nibbana final. Así de transitorias son las formaciones, así de inestables, así de inseguras. Esto debería ser suficiente, monjes, como para experimentar revulsión hacia todas las formaciones, suficiente para llegar a ser desapasionado hacia ellas, suficiente para liberarse de ellas”.
Esto es lo que dijo el Bienaventurado y, habiendo dicho esto, el Afortunado, el Maestro, agregó:
“Este fue llamado Pacinavamsa por los tivaras,
Vankaka por los rohitassas,
Supassa por la gente suppiya
Y Vepulla por la gente maghadiana.
Transitorias, sí, son las formaciones,
Su naturaleza es surgir y desaparecer.
Habiendo surgido, cesan:
Su desvanecimiento es dichoso”.
FUENTE:
Bodhi, B. (2000). «Mount Vepulla», en The Connected Discourses of the Buddha: A Translation of the Samyutta Nikaya. Boston: Wisdom Publications, (versión digital), pp. 847-848.
«Vepullapabbatasuttam» en Digital Pali Reader.
Traducción: Anton P. Baron
Edición: Federico Angulo y Anton P. Baron
Publicación de Bosque Theravada, 2015, 2019.