Puesto que los devas honran a los sabios y los hombres santos, mientras los asuras los desprecian, los sabios ayudan a los devas y maldicen a los asuras.
[10] En Savatthi.
[Dijo el Bienaventurado:]
“Monjes, una vez en el pasado remoto, un grupo de videntes que eran virtuosos y de buen carácter, se había establecido en unas chozas de hojas a lo largo de la orilla del océano. En aquella ocasión, los devas y los asuras se enfrentaron en una batalla. Entonces ocurrió que aquellos videntes, que eran virtuosos y de buen carácter, dijeron: ‘Los devas son rectos y los asuras no lo son. Puede haber peligro para nosotros por parte de los asuras. Acerquémonos a Sambara, el señor de los asuras, y preguntémosle por las garantías de la seguridad’.
“Entonces, monjes, tan rápido como un hombre fuerte extiende su brazo doblado o dobla su brazo extendido, aquellos videntes que eran virtuosos y de buen carácter, desaparecieron de sus chozas de hojas que estaban a lo largo de la orilla del océano y reaparecieron en la presencia de Sambara, el señor de los asuras. Acto seguido aquellos videntes se dirigieron a Sambara en verso:
“’Los videntes que llegaron junto a Sambara
Lo preguntan por las garantías de la seguridad.
Puedes decirles lo que deseas,
Sea esto peligroso o seguro’.
[Sambara:]
“’Yo no ofrezco garantía alguna a los videntes
Que son unos odiosos devotos de Sakka;
Aunque apeláis a mí por la seguridad,
Yo solo les daré el peligro’.
[Los videntes:]
“’Aunque pedimos por la seguridad,
Solamente nos diste el peligro.
Recibimos esto de tus manos:
¡Que el incesante peligro llegue a vosotros!
“’Cualquier clase de semilla que se siembra,
Aquella clase de semilla uno cosecha:
El hacedor del bien cosecha el bien
Y el hacedor del mal cosecha el mal:
Así vas a experimentar tu fruto’.
“Entonces, monjes, habiendo puesto la maldición sobre Sambara, el señor de los asuras, tan rápido como un hombre fuerte extiende su brazo doblado o dobla su brazo extendido, aquellos videntes que eran virtuosos y de buen carácter, desaparecieron de la presencia de Sambara, el señor de los asuras, y reaparecieron en sus chozas de hojas que estaban a lo largo de la orilla del océano. Pero después de haber recibido la maldición de los videntes, que eran virtuosos y de buen carácter, Sambara, el señor de los asuras, fue atenazado por la alarma tres veces en el transcurso de la noche”.
FUENTE:
Bodhi, B. (2000). Verocana, Seers by the Ocean en The Connected Discourses of the Buddha: A Translation of the Samyutta Nikaya. Boston: Wisdom Publications, (versión digital), pp. 499-500.
Samuddakasuttam en Digital Pali Reader
Traducción: Anton P. Baron
Edición: Federico Angulo y Anton P. Baron
Publicación de Bosque Theravada, 2015.