Después de haber constatado con su conocimiento penetrante sobre que sus antiguos maestros Alara Kalama y Uddaka Ramaputta habían fallecido, el Buda decide a enseñar el Dhamma al grupo de sus cinco ex–compañeros de la vida ascética. A ellos les dirige sus primeros dos sermones, que quedaron registrados también en el Samyutta Nikaya: (1) Dhammacakkappavattana Sutta (Discurso de la puesta en movimiento de la rueda del Dhamma – SN 56,11) y (2) Anattalakkhana Sutta (Discurso sobre la falta del «yo» – SN 22,59).
El sistema de numeración entre corchetes corresponde al sistema de Oldenberg, seguido luego por Horner, en las ediciones de Pali Text Society y, el de entre las llaves, de World Tipitaka Edition
[6] {10} En esta ocasión, surgió el siguiente pensamiento en el Bienaventurado: “Ahora bien, ¿a quién podría enseñar el Dhamma primero? ¿Quién podrá entender este Dhamma rápidamente?” Entonces, se le ocurrió al Bienaventurado: “Ciertamente, este Alara Kalama es instruido, experimentado, sabio y, por mucho tiempo, ha tenido poco polvo en sus ojos. ¿Qué tal, si le enseño este Dhamma primero a Alara Kalama? Él lo entenderá rápidamente”.
Pero entonces, un invisible deva anunció esto al Bienaventurado: “Bienaventurado señor, Alara Kalama ha muerto hace siete días”. Y así, surgió el conocimiento en el Bienaventurado de que Alara Kalama había muerto hace siete días. Y el Bienaventurado pensó: “Alara Kalama era muy inteligente. Si él escuchara este Dhamma, lo comprendería rápidamente.”
Entonces, surgió el siguiente pensamiento en el Bienaventurado: “Ahora bien, ¿a quién podría enseñar el Dhamma primero? ¿Quién podrá entender este Dhamma rápidamente?” Entonces, se le ocurrió al Bienaventurado: “Ciertamente, este Uddaka Ramaputta es instruido, experimentado, sabio y, por mucho tiempo, ha tenido poco polvo en sus ojos. ¿Qué tal, si le enseño este Dhamma primero a Uddaka Ramaputta? Él lo entenderá rápidamente”.
Pero entonces, un invisible deva anunció esto al Bienaventurado: “Bienaventurado señor, Uddaka Ramaputta ha muerto anoche”. Y así, surgió el conocimiento en el Bienaventurado de que Uddaka Ramaputta había muerto anoche. Y el Bienaventurado pensó: “Uddaka Ramaputta era muy inteligente. Si él escuchara este Dhamma, lo comprendería rápidamente.”
Entonces, surgió el siguiente pensamiento en el Bienaventurado: “Ahora bien, ¿a quién podría yo enseñar el Dhamma primero? ¿Quién podrá entender este Dhamma rápidamente?” Entonces, se le ocurrió al Bienaventurado: “Para aquel grupo de los cinco monjes que me han esperado cuando resolví a esforzarme, esto sería muy útil. ¿Qué tal, si les enseño este Dhamma primero al grupo de los cinco monjes?”.
Acto seguido, se le ocurrió al Bienaventurado lo siguiente: “¿Pero dónde estará morando este grupo de los cinco monjes?” Entonces, el Bienaventurado con el ojo divino, purificado y que sobrepasa el humano, visualizó el grupo de los cinco monjes morando cerca de Benares en Isipatana en el Parque de los Venados. Por eso, el Bienaventurado cuando consideró que su estadía en Uruvela era suficiente, partió de ahí y se dirigió hacia Benares.
{11} En esta ocasión, el asceta desnudo de nombre Upaka, vio al Bienaventurado caminando a lo largo de la ruta que va desde Gaya al Árbol de la Iluminación y, viéndolo habló de esta manera al Bienaventurado: “Amigo, tus órganos sensoriales son realmente puros, tu tez, brillante y muy clara. ¿A cargo de quién, amigo, es tu vida ascética? ¿Quién es tu maestro? ¿Cuál es el dhamma que profesas?”
Cuando esto fue dicho, el Bienaventurado se dirigió a Upaka, el asceta desnudo, en verso:
Victorioso sobre todo, conocedor de todo, soy yo,
entre todas las cosas incorruptibles,
dejando todo, libre de la muerte y la avidez,
conociendo por mí mismo, ¿a quién podría yo seguir?
Para mí, no hay maestro,
uno como yo, no existe,
en este mundo con sus devas,
no hay nadie igual a mí.
Desde que soy perfecto en el mundo,
el maestro supremo soy yo.
Yo sólo soy el Despierto a todo,
llegué a estar sereno, a alcanzar el Nibbana.
Para poner en movimiento la rueda del Dhamma,
voy a la ciudad de Kasi,
tocando el tambor de la inmortalidad,
en el mundo que llegó a enceguecer.
[Upaka dijo:] “De acuerdo a lo que reclamas, amigo, deberías ser el victorioso de lo interminable.”
Como yo, son los victoriosos, realmente,
quien ha conseguido destruir las impurezas;
desvanecidas fueron por mí, todas las cosas perjudiciales,
así que, soy yo, Upaka, el victorioso.
Cuando esto fue dicho, Upaka, el asceta desnudo, habiendo dicho: “Esto puede ser, amigo”, sacudió su cabeza y se fue por otro camino.
{12} Y el Bienaventurado seguía su camino hacia Benares, al Parque de los Venados en Isipatana, donde estaba el grupo de los cinco monjes.
En este momento, el grupo de los cinco monjes vio al Bienaventurado viniendo desde cierta distancia. Y viéndolo, habló entre sí: “Amigos, este asceta Gotama está viniendo; él vive ahora en abundancia, está vacilando en su esfuerzo y ha vuelto a la vida abundante. Él no debería ser saludado, ni deberíamos ponernos de pie, ni debería ser recibido su cuenco ni su hábito amarillo; sin embargo, el asiento pude ser puesto y él puede sentarse, si lo desea”.
Y mientras el Bienaventurado se estaba acercando de a poco a este grupo de los cinco monjes, ellos –no adhiriéndose a su propio acuerdo previo- salieron a recibirlo, recibieron su cuenco y el hábito amarillo, le prepararon el asiento y trajeron el agua para lavar los pies, como también un taburete y una banca para apoyar los pies. Entonces, el Bienaventurado se sentó en el asiento que estaba preparado para él y, mientras se sentaba, lavó sus pies. Entonces, ellos se dirigían al Bienaventurado por su nombre, usando el epíteto “amigo”.
Cuando así lo dijeron, el Bienaventurado habló de esta manera al grupo de los cinco monjes: “No os dirijáis, monjes, al Tathagata por su nombre, usando el epíteto “amigo”. El Tathagata, monjes, es un Arahant, perfectamente despierto. Prestad atención, monjes, lo inmortal ha de ser hallado. Voy a instruiros y voy a enseñaros el Dhamma. Haciendo recorrido acorde a lo que debe ser disfrutado, realizado pronto aquí y ahora por vuestro propio conocimiento: la meta suprema de la vida santa por la cual, el joven hombre hogareño correctamente abandona la forma de vida hogareña, para vivir el estilo de vida sin hogar”.
Cuando esto fue dicho, el grupo de los cinco monjes se dirigió al Bienaventurado con estas palabras: “Pero tú, amigo Gotama, no alcanzaste el estado del hombre superior, la eminencia de la visión del verdadero noble conocimiento, la perfección de la conducta mediante su curso de la práctica de austeridades. ¿Cómo puedes tú llegar al estado del hombre superior, a la eminencia de la visión del verdadero noble conocimiento, mientras vivas en abundancia, estés vacilando en tu esfuerzo y hayas vuelto a la vida abundante?”
Cuando esto fue dicho, el Bienaventurado se dirigió al grupo de los cinco monjes con estas palabras: “El Tathagata, monjes, no vive en abundancia, no está vacilando en su esfuerzo ni ha vuelto a la vida abundante. El Tathagata, monjes, es un Arahant perfectamente iluminado. Prestad atención, monjes, lo inmortal ha de ser hallado. Voy a instruiros y voy a enseñaros el Dhamma. Haciendo recorrido acorde a lo que debe ser disfrutado, realizado pronto aquí y ahora por vuestro propio conocimiento: la meta suprema de la vida santa por la cual, el joven hombre hogareño correctamente abandona la forma de vida hogareña, para vivir el estilo de vida sin hogar”.
Y por segunda vez, el grupo de los cinco monjes se dirigió al Bienaventurado con estas palabras: “Pero tú, amigo Gotama, no alcanzaste el estado del hombre superior…” y por segunda vez el Bienaventurado se dirigió al grupo de los cinco monjes con estas palabras: “El Tathagata, monjes, no vive en abundancia…”
Y por tercera vez, el grupo de los cinco monjes se dirigió al Bienaventurado con estas palabras: “Pero tú, amigo Gotama, no alcanzaste el estado del hombre superior… ¿Cómo puedes tú llegar al estado del hombre superior, a la eminencia de la visión del verdadero noble conocimiento, mientras vivas en abundancia, estés vacilando en tu esfuerzo y hayas vuelto a la vida abundante?”
Cuando esto fue dicho, el Bienaventurado habló al grupo de los cinco monjes con estas palabras: “¿Aceptáis, monjes, que nunca antes he hablado a vosotros de esta manera?”
“No lo hiciste, Venerable Señor”.
“El Tathagata, monjes, es un Arahant plenamente iluminado. Prestad atención, monjes, lo inmortal ha de ser hallado. Voy a instruiros y voy a enseñaros el Dhamma. Haciendo recorrido acorde a lo que debe ser disfrutado, realizado pronto aquí y ahora por vuestro propio conocimiento: la meta suprema de la vida santa por la cual, el joven hombre hogareño correctamente abandona la forma de vida hogareña, para vivir el estilo de vida sin hogar”. Y el Bienaventurado supo convencer al grupo de los cinco monjes. Entonces, el grupo de los cinco monjes escuchó al Bienaventurado una vez más, prestó atención a sus palabras y despertó sus mentes hacia el profundo conocimiento.
{13} Entonces, el Bienaventurado se dirigió al grupo de los cinco monjes, diciendo [1]:
“Estos dos extremos, monjes, no deberían ser seguidos por uno que ha renunciado. ¿Cuales con estos dos? La adicción a lo atractivo de los placeres sensuales: a lo bajo, vulgar, ordinario, innoble y desconectado de la meta final; y la adicción a la auto-mortificación, a lo doloroso, innoble y desconectado de la meta final. Ahora bien, monjes, sin adoptar ninguno de estos dos extremos, existe el camino medio, del cual el Tathagata plenamente despierto obtuvo la visión: un camino que ha de ser conocido, que conduce a la calma, al conocimiento, al Despertar, al Nibbana.
“¿Y cuál es, monjes, este camino medio, del cual el Tathagata plenamente iluminado obtuvo la visión: un camino que ha de ser conocido, que conduce a la calma, al conocimiento, al Despertar, al Nibbana? Es el mismo Óctuple Noble Sendero, es decir, el recto punto de vista, la recta intención, la recta forma de hablar, la recta acción, la recta forma de vida, el recto esfuerzo, la recta atención consciente y la recta concentración. Éste es, monjes, el camino medio, del cual el Tathagata plenamente iluminado, obtuvo la visión: un camino que ha de ser conocido, que conduce a la calma, al conocimiento, al Despertar, al Nibbana.
{14} “Y ésta es, monjes, la noble verdad de la insatisfacción: el nacimiento es insatisfacción, la vejez es insatisfacción, la enfermedad es insatisfacción, la muerte es insatisfacción, asociarse con lo indeseable es insatisfacción, separarse de lo querido es insatisfacción, no obtener lo deseado es insatisfacción; en resumen, los cinco cúmulos del apego, son insatisfacción.
“Y ésta es, monjes, la noble verdad del origen de la insatisfacción: la avidez conectada con la existencia, acompañada por el deleite y la pasión, encontrando el deleite en esto y aquello, es decir, la avidez por los deseos sensuales, la avidez por la existencia y la avidez por no existir.
“Y ésta es, monjes, la noble verdad del cese de la insatisfacción: la total extinción y el cese de esta misma avidez, el renunciamiento, el abandono, la liberación, la carencia del placer en ello.
“Y ésta es, monjes, la noble verdad del camino que conduce al cese de la insatisfacción: este mismo Óctuple Noble Sendero, es decir, el recto punto de vista, la recta intención, la recta forma de hablar, la recta acción, la recta forma de vida, el recto esfuerzo, la recta atención consciente y la recta concentración.
{15} “‘Ésta es la noble verdad de la insatisfacción’ –surgió en mí, monjes, esta visión, este conocimiento, esta sabiduría y esta claridad sobre las cosas nunca antes escuchadas.
“‘Ésta es la noble verdad de la insatisfacción que ha de ser plenamente comprendida’ –surgió en mí, monjes, esta visión, este conocimiento, esta sabiduría y esta claridad sobre las cosas nunca antes escuchadas.
“‘Ésta es la noble verdad de la insatisfacción que ha sido plenamente comprendida’ –surgió en mí, monjes, esta visión, este conocimiento, esta sabiduría y esta claridad sobre las cosas nunca antes escuchadas.
“‘Ésta es la noble verdad del origen de la insatisfacción’ –surgió en mí, monjes, esta visión, este conocimiento, esta sabiduría y esta claridad sobre las cosas nunca antes escuchadas.
“‘Ésta es la noble verdad del origen de la insatisfacción que ha de ser plenamente comprendida’ –surgió en mí, monjes, esta visión, este conocimiento, esta sabiduría y esta claridad sobre las cosas nunca antes escuchadas.
“‘Ésta es la noble verdad del origen de la insatisfacción que ha sido plenamente comprendida’ –surgió en mí, monjes, esta visión, este conocimiento, esta sabiduría y esta claridad sobre las cosas nunca antes escuchadas.
“‘Ésta es la noble verdad del cese de la insatisfacción’ –surgió en mí, monjes, esta visión, este conocimiento, esta sabiduría y esta claridad sobre las cosas nunca antes escuchadas.
“‘Ésta es la noble verdad del cese de la insatisfacción que ha de ser plenamente comprendida’ –surgió en mí, monjes, esta visión, este conocimiento, esta sabiduría y esta claridad sobre las cosas nunca antes escuchadas.
“‘Ésta es la noble verdad del cese de la insatisfacción que ha sido plenamente comprendida’ –surgió en mí, monjes, esta visión, este conocimiento, esta sabiduría y esta claridad sobre las cosas nunca antes escuchadas.
“‘Ésta es la noble verdad del sendero que conduce al cese de la insatisfacción’ –surgió en mí, monjes, esta visión, este conocimiento, esta sabiduría y esta claridad sobre las cosas nunca antes escuchadas.
“‘Ésta es la noble verdad del sendero que conduce al cese de la insatisfacción que ha de ser plenamente comprendida’ –surgió en mí, monjes, esta visión, este conocimiento, esta sabiduría y esta claridad sobre las cosas nunca antes escuchadas.
“‘Ésta es la noble verdad del sendero que conduce al cese de la insatisfacción que ha sido plenamente comprendida’ –surgió en mí, monjes, esta visión, este conocimiento, esta sabiduría y esta claridad sobre las cosas nunca antes escuchadas.
{16} “Monjes, mientras mi visión y el conocimiento de estas cuatro nobles verdades, así como son –en sus tres niveles y doce aspectos- no fueron aún perfectamente purificados, no me atribuía ser plenamente despierto a esta insuperable, perfecta y plena Iluminación, tanto en el mundo de los devas, Maras y Brahmas, como en esta generación con sus ascetas y brahmanes, con sus devas y seres humanos.
“Pero monjes, cuando mi visión y el conocimiento de estas cuatro nobles verdades, así como son –en sus tres niveles y doce aspectos- han sido perfectamente purificados, me atribuí ser plenamente despierto a esta insuperable, perfecta y plena Iluminación, tanto en el mundo de los devas, Maras y Brahmas, como en esta generación con sus ascetas y brahmanes, con sus devas y seres humanos. Entonces, surgió en mí este entendimiento y esta visión: ‘Inamovible es esta liberación. Este es el último nacimiento. He aquí, no hay más nuevas existencias’”.
Esto es lo que el Bienaventurado dijo y el grupo de los cinco monjes se regocijó en las palabras del Bienaventurado. Y durante esta exposición, el Venerable Kondañña experimentó la limpieza de las impurezas mentales y esta inmaculada visión del Dhamma surgió en él: “lo que es sujeto al surgimiento, es sujeto también al cese”.
{17} Y cuando el Bienaventurado puso en movimiento la rueda del Dhamma, los devas que habitan la tierra empezaron a clamar: “En Benares, en el Parque de los Venados de Isipatana, la insuperable rueda del Dhamma ha sido puesta en movimiento por el Bienaventurado; la misma, no puede ser vuelta atrás por los ascetas ni brahmanes, por devas, Maras, Brahmas ni por nadie en el mundo”. Al escuchar este clamor de los devas que habitan la tierra, los devas que habitan el plano de los Cuatro Grandes Reyes empezaron a clamar: “En Benares, en el Parque de los Venados de Isipatana, la insuperable rueda del Dhamma ha sido puesta en movimiento por el Bienaventurado; la misma, no puede ser vuelta atrás por los ascetas ni brahmanes, por devas, Maras, Brahmas ni por nadie en el mundo”. Al escuchar este clamor de los devas que habitan el plano de los Cuatro Grandes Reyes, los devas que habitan Tavatimsa… los devas que habitan Yama… los devas que habitan Tusita… los devas que habitan Nimmanarata… los devas que habitan Paranimmitavasavatta… los devas que acompañan al Brahma empezaron a clamar: “En Benares, en el Parque de los Venados de Isipatana, la insuperable rueda del Dhamma ha sido puesta en movimiento por el Bienaventurado; la misma, no puede ser vuelta atrás por los ascetas ni brahmanes, por devas, Maras, Brahmas ni por nadie en el mundo”.
Y de esta manera, en este mismo momento, en un solo instante, el clamor llenó todo el mundo del Brahma en todas sus dimensiones. Y este, mil veces multiplicado mundo, tembló, fue sacudido y fuertemente agitado; y he aquí, que una espléndida e insuperable luz iluminó el mundo, superando la gloria de los propios devas.
Entonces, el Bienaventurado pronunció esta solemne exclamación: “¡Kondañña ha comprendido! ¡Realmente, Kondañña ha comprendido!” Y de esta manera, el Venerable Kondañña recibió un nuevo nombre: Aññasi Kondañña (o sea, Kondañña, el que ha comprendido).
{18} En esta ocasión, el Venerable Aññasi Kondañña –habiendo visto el Dhamma, alcanzado el Dhamma, conocido el Dhamma, penetrado el Dhamma, trascendiendo la duda e incertidumbre, habiendo alcanzado sin ninguna otra ayuda la plena confidencia en las instrucciones del Maestro- así habló al Bienaventurado: “Venerable Señor, que el Venerable Señor reciba mi renunciamiento y en presencia del Bienaventurado reciba la ordenación”.
“Ven, monje –dijo el Bienaventurado- bien enseñando ha sido este Dhamma. Practica la vida santa poniendo completamente fin al sufrimiento”. Así llegó a ser la ordenación de este Venerable Señor.
{19} Después, el Bienaventurado exhortó e instruyó a los demás monjes con la plática del Dhamma. Entonces, mientras estaban ellos exhortados e instruidos por el Bienaventurado a través de la plática del Dhamma, el Venerable Vappa y el Venerable Bhaddiya experimentaron la limpieza de las impurezas mentales y esta inmaculada visión del Dhamma surgió en ellos: “lo que es sujeto al surgimiento, es sujeto también al cese”
En esta ocasión, el Venerable Vappa y el Venerable Bhaddiya –habiendo visto el Dhamma, alcanzado el Dhamma, conocido el Dhamma, penetrado el Dhamma, trascendiendo la duda e incertidumbre, habiendo alcanzado sin ninguna otra ayuda la plena confidencia en las instrucciones del Maestro- así hablaron al Bienaventurado: “Venerable Señor, que el Venerable Señor reciba nuestro renunciamiento y en presencia del Bienaventurado recibamos la ordenación”.
“Venid, monjes –dijo el Bienaventurado- bien enseñando ha sido este Dhamma. Practicad la vida santa poniendo completamente fin al sufrimiento”. Así llegó a ser la ordenación de estos Venerables Señores.
Entonces, el Bienaventurado comió la comida traída por aquellos [2], mientras exhortó e instruyó a los otros monjes con la plática del Dhamma, diciendo: “Que este grupo de los seis [3] se alimente de lo que los tres [2] monjes traen cuando van en búsqueda de las limosnas de comida”.
Entonces, mientras estaban ellos exhortados e instruidos por el Bienaventurado a través de la plática del Dhamma, el Venerable Mahanama y el Venerable Assaji experimentaron la limpieza de las impurezas mentales y esta inmaculada visión del Dhamma surgió en ellos: “lo que es sujeto al surgimiento, es sujeto también al cese”
En esta ocasión, el Venerable Mahanama y el Venerable Assaji –habiendo visto el Dhamma, alcanzado el Dhamma, conocido el Dhamma, penetrado el Dhamma, trascendiendo la duda e incertidumbre, habiendo alcanzado sin ninguna otra ayuda la plena confidencia en las instrucciones del Maestro- así hablaron al Bienaventurado: “Venerable Señor, que el Venerable Señor reciba nuestro renunciamiento y en presencia del Bienaventurado recibamos la ordenación”.
“Venid, monjes –dijo el Bienaventurado- bien enseñando ha sido este Dhamma. Practicad la vida santa poniendo completamente fin al sufrimiento”. Así llegó a ser la ordenación de estos Venerables Señores.
{20} Entonces [4], el Bienaventurado se dirigió al grupo de los cinco monjes diciendo:
“Monjes, la forma carece de ser. Si la forma tuviera un ser, no sería propensa a la aflicción y se podría decir: que mi forma sea así o que mi forma no sea así. Pero, como la forma carece de un ser, es propensa a la aflicción y no es posible decir: que mi forma sea así o que mi forma no sea así.
“Monjes, la sensación carece de ser. Si la sensación tuviera un ser, no sería propensa a la aflicción y se podría decir: que mi sensación sea así o que mi sensación no sea así. Pero, como la sensaciónsensación sea así o que mi sensación no sea así. carece de un ser, es propensa a la aflicción y no es posible decir: que mi
“Monjes, la percepción carece de ser. Si la percepción tuviera un ser, no sería propensa a la aflicción y se podría decir: que mi percepción sea así o que mi percepción no sea así. Pero, como la percepción carece de un ser, es propensa a la aflicción y no es posible decir: que mi percepción sea así o que mi percepción no sea así.
“Monjes, las formaciones mentales carecen de ser. Si las formaciones mentales tuvieran un ser, no serían propensas a la aflicción y se podría decir: que mis formaciones mentales sean así o que mis formaciones mentales no sean así. Pero, como las formaciones mentales carecen de un ser, son propensas a la aflicción y no es posible decir: que mis formaciones mentales sean así o que mis formaciones mentales no sean así.
“Monjes, la conciencia carece de ser. Si la conciencia tuviera un ser, no sería propensa a la aflicción y se podría decir: que mi conciencia sea así o que mi conciencia no sea así. Pero, como la conciencia carece de un ser, es propensa a la aflicción y no es posible decir: que mi conciencia sea así o que mi conciencia no sea así.
{21} “¿Qué penáis, monjes: la forma es permanente o impermanente?”
“Impermanente, Venerable Señor.”
“Y aquello que es impermanente, ¿es insatisfactorio o placentero?”
“Doloroso, Venerable Señor.”
“Y entonces, de aquello que ha sido encontrado impermanente, doloroso de naturaleza cambiante, ¿es correcto considerar como ‘esto es mío’, ‘esto soy yo’ o ‘esto es mi ser’?”
“No, Venerable Señor.”
“¿Qué penáis, monjes: la sensación… la percepción… las formaciones mentales… la conciencia, es permanente o impermanente?”
“Impermanente, Venerable Señor.”
“Y aquello que es impermanente, ¿es insatisfactorio o placentero?”
“Doloroso, Venerable Señor.”
“Y entonces, de aquello que ha sido encontrado impermanente, doloroso de naturaleza cambiante, ¿es correcto considerar como ‘esto es mío’, ‘esto soy yo’ o ‘esto es mi ser’?”
“No, Venerable Señor.”
{22} “Por lo tanto, monjes, todo tipo de forma –del pasado, futuro o presente, interior o exterior, ordinario o sutil, inferior o superior, lejano o cercano- todo tipo de forma debería ser considerado a través de la recta visión, así cómo realmente es: como ‘esto no es mío’, ‘esto no soy yo’ y ‘esto no es mi ser’.
“Además, todo tipo de sensación… percepción… formaciones mentales… conciencia –del pasado, futuro o presente, interiores o exteriores, ordinarios o sutiles, inferiores o superiores, lejanos o cercanos- todo tipo de conciencia debería ser considerado a través de la recta visión, así cómo realmente es: como ‘esto no es mío’, ‘esto no soy yo’ y ‘esto no es mi ser’.
{23} “Mirando de esta forma, monjes, el instruido noble discípulo pierde el encanto por la forma, la sensación, la percepción, las formaciones mentales y la consciencia. Y habiendo perdido el encanto, se vuelve desapasionado; a través del desapasionamiento, es liberado; una vez liberado, este conocimiento surge en él: ‘Soy liberado’ y él sabe esto: ‘destruido está el nacimiento, la vida santa ha sido vivida, la tarea ha sido realizada y no hay nada más por venir en este mundo’”.
{24} Esto dijo el Bienaventurado y el grupo de los cinco monjes de deleitó en las palabras del Bienaventurado. Además, mientras este discurso ha sido pronunciado, las mentes de los monjes del grupo de los cinco han sido liberadas de las impurezas y del apego.
En este momento, hubo seis Arahants en el mundo.
NOTAS:
[1] Lo que viene a continuación, es el primer sermón del Buda, conocido como “El discurso de la puesta en movimiento de la rueda del Dhamma” (registrado también en SN 56,11: Dhammacakkappavattana Sutta).
[2] Se refiere a los primeros tres monjes iluminados: Kondañña, Vappa y Bhaddiya.
[3] El Buda y los cinco monjes.
[4] Lo que viene a continuación, es el segundo sermón del Buda, conocido como “El discurso sobre el no-yo” (registrado también en SN 22,59: Anattalakkhana Sutta).
FUENTES:
“Pañcavaggiyakatha” en The World Tipitaka Edition http://studies.worldtipitaka.org/tipitaka/3V/1/1.6 (13/05/2008)
HORNER, I.B. (2000) “The First Portion for Recital” en The Book of the Discipline (Vinaya-Pitaka). Vol. IV: Mahavagga. Oxford, Pali text Society. Págs. 10-21.
Traducido y publicado por Isidatta para el Bosque Theravada © 2009
Edición de Bosque Theravada © 2009 © 2010
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