MN 66 Latukipopama Sutta – El símil de la codorniz

Las cadenas son fuertes, no debido a su propia fuerza sino por la tenacidad de nuestra falta de voluntad de abandonarlos.

[Leer en pali]

[1] He escuchado que en una ocasión el Bienaventurado estaba morando  en el país de los Anguttarapanes, donde estaba una de sus ciudades llamada Apana.

[2] Una mañana, el Bienaventurado se vistió y, tomando su hábito exterior y el tazón, entró en Apana para mendigar alimentos. Al terminar su caminata en busca de alimentos, retornó de su habitual ronda y, después de la comida, se fue a una arbolada para permanecer ahí durante el día. Al entrar a la arbolada se sentó debajo de un árbol para permanecer ahí durante el día.

[3] Esta misma mañana, el Venerable Udayin se vistió y, tomando su hábito exterior y el tazón, también entró en Apana para mendigar alimentos. Al terminar su caminata en busca de alimentos, retornó de su habitual ronda y, después de la comida, se fue a la misma arbolada para permanecer ahí durante el día. Al entrar a la arbolada se sentó debajo de un árbol para permanecer ahí durante el día.

[4] Entonces, mientras el Venerable Udayin estaba sólo, en meditación, el siguiente pensamiento surgió en su mente: “¡De qué gran cantidad de dolorosos estados mentales nos libró el Bienaventurado! ¡Qué gran cantidad de placenteros estados mentales nos trajo el Bienaventurado! ¡De qué gran cantidad de perjudiciales estados mentales nos libró el Bienaventurado! ¡Qué gran cantidad de saludables estados mentales nos trajo el Bienaventurado!”.

[5] Entonces, cuando se hizo de tarde, el Venerable Udayin se levantó de su meditación y fue junto al Bienaventurado. Después de rendirle el homenaje, se sentó a un lado y dijo:

[6] “Venerable señor. Mientras estaba sólo, en meditación, el siguiente pensamiento surgió en mi mente: ‘¡De qué gran cantidad de dolorosos estados mentales nos libró el Bienaventurado! ¡Qué gran cantidad de placenteros estados mentales nos trajo el Bienaventurado! ¡De qué gran cantidad de perjudiciales estados mentales nos libró el Bienaventurado! ¡Qué gran cantidad de saludables estados mentales nos trajo el Bienaventurado!’ Venerable señor, anteriormente nosotros acostumbrábamos comer por la tarde, por la mañana y durante el día, fuera del tiempo apropiado. Entonces fue cuando, en una ocasión, el Bienaventurado se dirigió a los monjes de esta manera: ‘Monjes, por favor, abandonad la comida diurna que está fuera del tiempo apropiado’. Venerable señor, yo estaba desconcertado y triste pensando: ‘Los hogareños creyentes nos ofrecen variadas formas de la buena comida durante el día fuera del tiempo apropiado y, a pesar de esto, el Bienaventurado nos dice que la abandonemos, el Sublime nos dice que renunciemos a ella’. Pero, por el amor y el respeto hacia el Bienaventurado y por el temor de no cometer malas acciones, nosotros abandonamos la comida diurna, la que estaba fuera del tiempo apropiado.

“Entonces, nosotros comíamos solamente por la tarde y por la mañana. Pero más adelante, el Bienaventurado se dirigió a los monjes de esta manera: ‘Monjes, por favor, abandonad la comida de la tarde, la cual está fuera del tiempo apropiado’. Venerable señor, yo estaba desconcertado y triste pensando: ‘El Bienaventurado nos dice que abandonemos la comida que es más suntuosa de las dos, el Sublime nos dice que renunciemos a ella’. Pero, por el amor y el respeto hacia el Bienaventurado y por el temor de no cometer malas acciones, nosotros abandonamos la comida diurna, la que estaba fuera del tiempo apropiado. Porque, lo que sucede, venerable señor, es que cuando un hombre encuentra algunos buenos condimentos durante el día dice a su esposa: ‘Guarda esto y vamos a comer todos juntos por la tarde’. De modo que los buenos platos, normalmente se preparan de noche, y muy pocas veces, de día. Pero nosotros, por el amor y el respeto hacia el Bienaventurado y por el temor de no cometer malas acciones, abandonamos la comida de la tarde, la cual estaba fuera del tiempo apropiado.

“Y lo que sucedía antes, venerable señor, era que los monjes mendigaban alimentos en medio de la oscuridad de la noche. Caminaban entre los pozos negros, en los cuales caían a menudo. Caminaban entre las malezas espinosas y entre las vacas dormidas. Frecuentemente encontraban a los malvivientes que ya cometieron sus crímenes y otros que los estaban planificando. También, fueron incitados sexualmente por las mujeres. Yo mismo una vez, venerable señor, fui a mendigar comida en medio de la oscuridad de la noche. Y una mujer que estaba lavando su olla, me vio a través de un destello de la luz nocturna y gritó aterrorizada: ‘¡Ten piedad de mí! ¡El diablo vino por mí!’ Y yo le dije: ‘Hermana, yo no soy el diablo: soy un monje que mendiga la comida’. ‘Entonces, eres un monje cuya mamá y cuyo papá habían muerto. Mejor te sería abrir tu barriga con el afilado cuchillo del carnicero que tratar de llenarlo acechando aquí, en medio de la oscuridad de la noche, pidiendo limosnas’. Al recordarme de esto, venerable señor, pensé: ‘¡De qué gran cantidad de dolorosos estados mentales nos libró el Bienaventurado! ¡Qué gran cantidad de placenteros estados mentales nos trajo el Bienaventurado! ¡De qué gran cantidad de perjudiciales estados mentales nos libró el Bienaventurado! ¡Qué gran cantidad de saludables estados mentales nos trajo el Bienaventurado!’

[7] “Pero así también, Udayin, hay algunos individuos indignos aquí, quienes, cuando yo digo: ‘Abandonad esto’, responden: ‘Pero, ¿por qué, si es sólo una bagatela, una pequeñez insignificante? Este asceta es demasiado riguroso’. Entonces, ellos no lo abandonan y se muestran descorteses hacia mí, como también hacia aquellos monjes que están deseosos de ejercitarse. Para ellos estas cosas llegan a ser una trampa, un duro obstáculo, una maldición, una atadura y un fuerte yugo.

[8] “Imagina, Udayin, a una codorniz atrapada en una enredadera de tal manera que sólo puede esperar ser lastimada, capturada o muerta. ¿Podría alguien decir con justeza: ‘Esta enredadera, en la cual la codorniz está atrapada y por cuya razón sólo puede esperar ser lastimada, capturada o muerta, es para ella algo endeble, flojo y débil, que no puede ser considerado como una verdadera trampa’?”

“No, venerable señor. Porque para la codorniz que está atrapada en la enredadera de tal manera que sólo puede esperar ser lastimada, capturada o muerta, ésta es una trampa, un duro obstáculo, una maldición, una atadura y un fuerte yugo.”

“De la misma manera, Udayin, hay algunos individuos indignos aquí, quienes, cuando yo digo: ‘Abandonad esto’, responden: ‘Pero, ¿por qué, si es sólo una bagatela, una pequeñez insignificante? Este asceta es demasiado riguroso’. Entonces, ellos no lo abandonan y se muestran descorteses hacia mí, como también hacia aquellos monjes que están deseosos de ejercitarse. Para ellos, estas cosas llegan a ser una trampa, un duro obstáculo, una maldición, una atadura y un fuerte yugo.

[9] “Así también, Udayin, hay algunos individuos dignos aquí, quienes, cuando yo digo: ‘Abandonad esto’, responden: ‘Pero, ¿por qué el Bienaventurado nos dice que abandonemos esta bagatela? ¿Por qué el Sublime nos dice que abandonemos esta pequeñez insignificante?’. Sin embargo, ellos lo abandonan y no se muestran descorteses hacia mí ni tampoco hacia aquellos monjes que están deseosos de ejercitarse. Habiéndolo abandonado esto, ellos viven aliviados, ecuánimes, subsistiendo de los donativos de otros y con la mente ligera como el venado salvaje. Para ellos estas cosas llegan a ser endebles, flojas y débiles, y no pueden ser consideradas como una verdadera trampa.

[10] “Imagina, Udayin, a un colmilludo elefante real con los colmillos largos como los postes de la carroza, plenamente crecido en la estatura, de alto linaje y acostumbrado a la batalla. E imagina que este elefante estuviera atrapado mediante gruesas correas de cuero, pero que con un simple retortijón de su cuerpo, podría fácilmente romper y reventarlas, para después hacer lo que quiera. En este caso, ¿podría alguien decir con justeza: ‘Estas gruesas correas de cuero que atrapan al colmilludo elefante real, que él, con un simple retortijón de su cuerpo, podría fácilmente romper y reventar para después hacer lo que quiera, son para él una trampa, un duro obstáculo, una maldición, una atadura y un fuerte yugo’?”

“No, venerable señor. Porque estas gruesas correas de cuero que atrapan al colmilludo elefante real, y que él, con un simple retortijón de su cuerpo, podría fácilmente romper y reventar para después hacer lo que quiera, son para él, cosas endebles, flojas y débiles, y no pueden ser consideradas como una verdadera trampa.”

“Así también, Udayin, hay algunos individuos dignos aquí, quienes, cuando yo digo: ‘Abandonad esto’… lo abandonan y no se muestran descorteses hacia mí ni tampoco hacia aquellos monjes que están deseosos de ejercitarse. Habiéndolo abandonado esto, ellos viven aliviados, ecuánimes, subsistiendo de los donativos de otros y con la mente ligera como el venado salvaje. Para ellos estas cosas llegan a ser endebles, flojas y débiles, y no pueden ser consideradas como una verdadera trampa.

[11] “Imagina, Udayin, a un pobre desempleado sin dinero, quien tiene una arruinada choza abierta a los cuervos, que no es de la mejor clase, una desgastada cama, que no es de la mejor clase, algo de granos y semillas de calabaza dentro de la olla, que no son de la mejor clase y una bruja de mujer, que no es de la mejor clase. E imagina que él viera a un monje en el parque del monasterio sentado a la sombra del árbol, con sus manos y pies bien lavados después de comer una deliciosa comida y entregándose a los ejercicios mentales superiores. Entonces, el siguiente pensamiento podría surgir en él: ‘¡Qué placentero es el estilo de vida del reclusa! ¡Qué saludable es el estilo de vida del reclusa! ¡Oh, si yo tan solo pudiera afeitar mi cabeza y la barba, poner el hábito amarillo y salir de la vida hogareña para asumir el estilo de vida sin hogar!’ Pero, siendo incapaz de abandonar su arruinada choza abierta a los cuervos, que no es de la mejor clase, ni su desgastada cama, que no es de la mejor clase, ni sus granos y semillas de calabaza dentro de la olla, que no son de la mejor clase ni tampoco a la bruja de su mujer, que no es de la mejor clase, él no es capaz de afeitar su cabeza y su barba, poner el hábito amarillo y salir de la vida hogareña para asumir el estilo de vida sin hogar. En este caso, ¿Podría alguien decir con justeza: ‘Las ataduras, a través de las cuales este hombre está atado y no puede abandonar su arruinada choza abierta a los cuervos… ni la bruja de su mujer, que no es de la mejor clase, por lo cual no es capaz de afeitar su cabeza y su barba, poner el hábito amarillo y salir de la vida hogareña para asumir el estilo de vida sin hogar, para él estas cosas son endebles, flojas y débiles, y no pueden ser consideradas como una verdadera trampa’?”

“No, venerable señor. Porque las ataduras, a través de las cuales este hombre está atado y no puede abandonar su arruinada choza abierta a los cuervos… ni la bruja de su mujer, que no es de la mejor clase, por lo cual no es capaz de afeitar su cabeza y su barba, poner el hábito amarillo y salir de la vida hogareña para asumir el estilo de vida sin hogar, para él estas cosas son una trampa, un duro obstáculo, una maldición, una atadura y un fuerte yugo.”

“Así también, Udayin, hay algunos individuos indignos aquí, quienes, cuando yo digo: ‘Abandonad esto’, responden: ‘Pero, ¿por qué, si es sólo una bagatela, una pequeñez insignificante? Este asceta es demasiado riguroso’. Entonces, ellos no lo abandonan y se muestran descorteses hacia mí, como también hacia aquellos monjes que están deseosos de ejercitarse. Para ellos estas cosas llegan a ser una trampa, un duro obstáculo, una maldición, una atadura y un fuerte yugo.

[12] “Imagina Udayin, a un rico hombre hogareño o a su hijo, que tiene grandes riquezas y posesiones: una vasta cantidad de lingotes de oro, vasta cantidad de graneros, vasta cantidad de campos, vasta cantidad de tierras, vasto número de esposas y vasto número de esclavos y esclavas. E imagina que él viera a un monje en el parque del monasterio sentado a la sombra del árbol, con sus manos y pies bien lavados después de comer una deliciosa comida y entregándose a los ejercicios mentales superiores. Entonces, el siguiente pensamiento podría surgir en él: ‘¡Qué placentero es el estilo de vida del reclusa! ¡Qué saludable es el estilo de vida del reclusa! ¡Oh, si yo tan solo pudiera afeitar mi cabeza y la barba, poner el hábito amarillo y salir de la vida hogareña para asumir el estilo de vida sin hogar!’ Y él –siendo capaz de abandonar su vasta cantidad de lingotes de oro, su vasta cantidad de graneros, su vasta cantidad de campos, su vasta cantidad de tierras, su vasto número de esposas y su vasto número de esclavos y esclavas- es capaz de afeitar su cabeza y su barba, poner el hábito amarillo y salir de la vida hogareña para asumir el estilo de vida sin hogar. En este caso, ¿Podría alguien decir con justeza: ‘Las ataduras, que este hombre hogareño o su hijo puede abandonar: su vasta cantidad de lingotes de oro… y su vasto número de esclavos y esclavas, y es capaz de afeitar su cabeza y su barba, poner el hábito amarillo y salir de la vida hogareña para asumir el estilo de vida sin hogar, para él estas cosas son una trampa, un duro obstáculo, una maldición, una atadura y un fuerte yugo?”

“No, venerable señor. Porque las ataduras, a través de las cuales este hombre hogareño o su hijo está atado, pueden ser abandonados: su vasta cantidad de lingotes de oro… y su vasto número de esclavos y esclavas, y él es capaz de afeitar su cabeza y su barba, poner el hábito amarillo y salir de la vida hogareña para asumir el estilo de vida sin hogar; por eso, para él estas cosas son endebles, flojas y débiles, y no pueden ser consideradas como una verdadera trampa.”

“Así también, Udayin, hay algunos individuos dignos aquí, quienes, cuando yo digo: ‘Abandonad esto’… lo abandonan y no se muestran descorteses hacia mí ni tampoco hacia aquellos monjes que están deseosos de ejercitarse. Habiéndolo abandonado esto, ellos viven aliviados, ecuánimes, subsistiendo de los donativos de otros y con la mente ligera como el venado salvaje. Para ellos estas cosas llegan a ser endebles, flojas y débiles, y no pueden ser consideradas como una verdadera trampa.

[13] “Udayin, estas cuatro clases de individuos pueden ser halladas en el mundo. ¿Cuáles cuatro?

[14] “He aquí, Udayin, hay individuos que practican el camino del abandono de las adquisiciones y de la liberación de las adquisiciones. Cuando un individuo de éstos, practica este camino, los recuerdos y las intenciones asociados a las adquisiciones, lo asaltan. Pero él los tolera, no los abandona, no los destruye, no los disipa ni los aniquila. Yo llamo a este individuo ‘un encadenado’, Udayin, no lo llamo ‘un no-encadenado’. ¿Por qué así? Porque conozco la diversidad particular de las facultades de esta clase de individuos.

[15] “He aquí también, Udayin, hay individuos que practican el camino del abandono de las adquisiciones y de la liberación de las adquisiciones. Cuando un individuo de éstos, practica este camino, los recuerdos y las intenciones asociados a las adquisiciones, lo asaltan. Pero él no los tolera, los abandona, los destruye, los disipa y los aniquila. Yo también llamo a este individuo ‘un encadenado’, Udayin, no lo llamo ‘un no-encadenado’. ¿Por qué así? Porque conozco la diversidad particular de las facultades de esta clase de individuos.

[16] “He aquí, Udayin, hay individuos que practican el camino del abandono de las adquisiciones y de la liberación de las adquisiciones. Cuando un individuo de éstos, practica este camino, los recuerdos y las intenciones asociados a las adquisiciones, lo asaltan –ahora y después- a través de pequeños lapsos de la atención consciente. Puede que su atención consciente surja despacio, pero él rápidamente abandona [a los recuerdos y las intenciones asociados a las adquisiciones que lo asaltan], los destruye, los disipa y los aniquila [1] . Es como si un hombre echara dos o tres gotas del agua a un plato de metal caliente que durante todo el día estaba expuesto al sol; puede que las gotas caigan despacio, pero se desvanecerán y desaparecerán rápidamente. Al igual que cuando la persona que practica el camino del abandono de las adquisiciones… Puede que su atención consciente surja despacio, pero él rápidamente abandona [a los recuerdos y las intenciones asociados a las adquisiciones que lo asaltan], los destruye, los disipa y los aniquila. Yo también llamo a este individuo ‘un encadenado’, Udayin, no lo llamo ‘un no-encadenado’. ¿Por qué así? Porque conozco la diversidad particular de las facultades de esta clase de individuos.

[17] “He aquí, Udayin, hay individuos que entienden que la adquisición es la raíz del sufrimiento. [Cuando un individuo de éstos lo entienda], se auto-despoja de las adquisiciones y queda liberado en medio de la destrucción de las adquisiciones. Yo llamo a este individuo ‘un no-encadenado’, Udayin, no lo llamo ‘un encadenado’ [2] . ¿Por qué así? Porque conozco la diversidad particular de las facultades de esta clase de individuos.

[18] “Udayin, existen estas cinco cuerdas de los placeres sensuales. ¿Cuáles cinco? Lar formas cognoscibles a través del ojo –deseables, agradables, placenteras, encantadoras, conectadas con el deseo sensual y causantes de la avidez. Los sonidos cognoscibles a través del oído… Los olores cognoscibles a través de la nariz… Los sabores cognoscibles a través de la lengua… Sensaciones táctiles cognoscibles a través del cuerpo –deseables, agradables, placenteras, encantadoras, conectadas con el deseo sensual y causantes de la avidez. Éstas son las cinco cuerdas de los placeres sensuales.

[19] “Ahora bien, Udayin, el placer y la alegría que surgen como consecuencia de estas cinco cuerdas de los placeres sensuales, se llaman ‘placeres sensuales’: placeres inmundos, placeres groseros, placeres innobles. Yo digo que este tipo de placeres no debe ser perseguido, no debe ser desarrollado, no debe ser cultivado; más bien, debe ser temido.

[20] “Pero he aquí, Udayin, que aislado de los placeres sensuales, aislado de los perjudiciales estados mentales, el monje entra y permanece en el primer jhana: el arrobamiento y el placer nacidos del aislamiento, acompañados por el pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido. Al calmarse el pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido, él entra y permanece en el segundo jhana: el arrobamiento y el placer nacidos de la concentración, unificación de la conciencia; siendo libre del pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido, tiene la certeza interior. Con la desaparición del arrobamiento, él permanece en la ecuanimidad, consciente y atento, físicamente sensible al placer; entra y permanece en el tercer jhana, del cual los nobles declararon: ‘ecuánime y atento, él tiene una morada placentera’. Con el abandono del placer y el dolor –con la previa desaparición del arrobamiento y la pena- él entra y permanece en el cuarto jhana: la pureza de la ecuanimidad y la atención consciente, ni placer ni displacer.

[21] “Esto es lo que se llama el placer de la renunciación, el placer del aislamiento, el placer de la paz y el placer de la iluminación. Yo digo que este tipo de placer debe ser perseguido, debe ser desarrollado, debe ser cultivado; este tipo de placer no debe ser temido.

[22] “Ahora bien, Udayin, aislado de los placeres sensuales, aislado de los perjudiciales estados mentales, el monje entra y permanece en el primer jhana: el arrobamiento y el placer nacidos del aislamiento, acompañados por el pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido. Esto, Udayin, yo digo que pertenece a algo perturbador. ¿Y qué es lo perturbador ahí, Udayin? El pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido, que todavía no han cesado, es lo perturbador ahí.

[23] “También, Udayin, al calmarse el pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido, él entra y permanece en el segundo jhana: el arrobamiento y el placer nacidos de la concentración, unificación de la conciencia; siendo libre del pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido, tiene la certeza interior. Esto, Udayin, yo digo que también pertenece a algo perturbador. ¿Y qué es lo perturbador ahí, Udayin? El arrobamiento y el placer, que todavía no han cesado, es lo perturbador ahí.

[24] “También, Udayin, con la desaparición del arrobamiento, él permanece en la ecuanimidad, consciente y atento, físicamente sensible al placer; él entra y permanece en el tercer jhana, del cual los nobles declararon: ‘ecuánime y atento, él tiene una morada placentera’. Esto, Udayin, yo digo que también pertenece a algo perturbador. ¿Y qué es lo perturbador ahí, Udayin? La ecuanimidad y el placer, que todavía no han cesado, es lo perturbador ahí.

[25] “También, Udayin, con el abandono del placer y el dolor –con la previa desaparición del arrobamiento y la pena- él entra y permanece en el cuarto jhana: la pureza de la ecuanimidad y la atención consciente, ni placer ni displacer. Esto, Udayin, yo digo que pertenece a lo no-perturbador.

[26] “Ahora bien, Udayin, aislado de los placeres sensuales, aislado de los perjudiciales estados mentales, el monje entra y permanece en el primer jhana… Esto, Udayin, yo digo que no es suficiente. Yo digo que lo abandones; digo que lo superes. ¿Y cómo se supera esto?

[27] “Al calmarse el pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido, él entra y permanece en el segundo jhana… Así es, Udayin, cómo se supera aquello; pero yo digo que esto tampoco es suficiente. Yo digo que lo abandones; digo que lo superes. ¿Y cómo se supera esto?

[28] “Con la desaparición del arrobamiento, él permanece en la ecuanimidad, consciente y atento, físicamente sensible al placer; él entra y permanece en el tercer jhana… Así es, Udayin, cómo se supera aquello; pero yo digo que esto tampoco es suficiente.  Yo digo que lo abandones; digo que lo superes. ¿Y cómo se supera esto?

[29] “Con el abandono del placer y el dolor –con la previa desaparición del arrobamiento y la pena- él entra y permanece en el cuarto jhana… Así es, Udayin, cómo se supera aquello; pero yo digo que esto tampoco es suficiente.  Yo digo que lo abandones; digo que lo superes. ¿Y cómo se supera esto?

[30] “He aquí, Udayin, con la completa superación de la percepción de las formas, de la desaparición de la percepción del impacto sensorial, con la no-atención a la percepción de la diversidad, consciente de que ‘el espacio es infinito’, el monje entra y permanece en la base del espacio infinito. Así es, Udayin, cómo se supera aquello; pero yo digo que esto tampoco es suficiente.  Yo digo que lo abandones; digo que lo superes. ¿Y cómo se supera esto?

[31] “He aquí, Udayin, con la completa superación de la base del espacio infinito, consciente de que ‘la conciencia es infinita’, el monje entra y permanece en la base de la conciencia infinita. Así es, Udayin, cómo se supera aquello; pero yo digo que esto tampoco es suficiente.  Yo digo que lo abandones; digo que lo superes. ¿Y cómo se supera esto?

[32] “He aquí, Udayin, con la completa superación de la base de la conciencia infinita, consciente de que ‘aquí no hay nada’, el monje entra y permanece en la base de la nada. Así es, Udayin, cómo se supera aquello; pero yo digo que esto tampoco es suficiente.  Yo digo que lo abandones; digo que lo superes. ¿Y cómo se supera esto?

[33] “He aquí, Udayin, con la completa superación de la base de la nada, el monje entra y permanece en la base de ni percepción ni la no-percepción. Así es, Udayin, cómo se supera aquello; pero yo digo que esto tampoco es suficiente.  Yo digo que lo abandones; digo que lo superes. ¿Y cómo se supera esto?

[34] “He aquí, Udayin, con la completa superación de la base de la ni percepción ni la no-percepción, el monje entra y permanece en la cesación de la percepción y las sensaciones [3] . Así es, Udayin, cómo se supera esto. Así que yo digo que hay que abandonar inclusive la base de la ni percepción ni la no-percepción. Udayín, ¿puedes visualizar grillete alguno, pequeño o grande, de cuyo abandono yo no he hablado?”

“No, venerable señor”.

Esto es lo que el Bienaventurado dijo y el Venerable Udayin fue satisfecho y se deleitó en las palabras del Bienaventurado.


 

NOTAS:

[1] Bhikhu Bodhi (2000:1271) señala que este tipo de persona se diferencia del anterior solamente por su lentitud en abandonar los obstáculos que surgen.

[2] Según Bhikkhu Bodhi (2000:1271) esta persona es un arahant quien por sí sólo ha erradicado todas las cadenas.

[3] La cesación de la percepción y de las sensaciones, según Bhikkhu Bodhi (2000:1271), significa aquí no simplemente un logro más alto en la escala de los estados de la concentración, sino un pleno desarrollo del conocimiento penetrante que encuentra su punto culminante en el estado de arahant.


FUENTES:

BHIKKHU ÑANAMOLI y BHHIKHU BODHI (2001) “Latukikopama Sutta: The Simile of the Quail” en The Middle Length Discourses of the Buddha: A Translation of the Majjhima Nikaya. Boston, Wisdom Publications. Págs. 551-559.

“Latukipopamasuttam” en Chattha Sangayana , CD-Rom, versión 3.

THANISSARO BHIKKHU [en línea] Latukikopama Sutta: The Quail Simile.http://www.accesstoinsight.org/tipitaka/mn/mn.066.than.html (02/08/2006)


Traducido y publicado por Isidatta para el Bosque Theravada © 2009

Edición de Bosque Theravada © 2009

Para libre distribución. Esta obra se puede volver a publicar, formatear, imprimir y redistribuir por medio de cualquier soporte, siempre y cuando no sea para los fines lucrativos. Es el deseo del autor, sin embargo, que dicha publicación y distribución sea accesible a todo público sin restricciones algunas, como también toda traducción u otra obra derivada sea señalada como tal.


 

Revisado 07/06/2009 (Isi)