SN 10,8 Sudatta Sutta – Discurso con Sudatta

Un rico hombre hogareño de nombre Anathapindika, quien luego donaría al Buda y al Sangha el famoso Parque que llevaba su nombre con la Arboleda de Jeta, se encuentra con el Buda por primera vez.

[Leer en pali]

[8] {242} En una ocasión, el Bienaventurado estaba morando en Rajagaha en la Arboleda Fresca. En esta ocasión, llegó a Rajagaha el hombre hogareño Anathapindika para atender algunos negocios. Y él escuchó esto: «se dice que el Buda ha surgido en el mundo». Así que quiso irse para ver al Bienaventurado de inmediato, pero se le ocurrió este pensamiento: «No es el tiempo apropiado para ir a ver al Bienaventurado hoy. Voy a ir a ver al Bienaventurado mañana por la mañana».

 

De modo que se acostó, con atención consciente dirigida hacia el Buda y, durante la noche, se levantó tres veces pensando que ya hubo amanecido. Entonces, el hombre hogareño Anathapindika se acercó a la puerta del cementerio y los seres no humanos abrieron la puerta. Así que el hombre hogareño Anathapindika dejó la ciudad, y desaparecieron las luces y apareció la oscuridad. Entonces, surgió en él el miedo, el azoramiento y el terror de modo que quiso volver atrás. Pero un yakkha invisible de nombre Sivaka, pronunció esta proclamación:

 

Miles de elefantes,

 

Miles de caballos,

 

Miles de carros con mulas,

 

Miles de doncellas,

 

Adornadas con alhajas y pendientes,

 

No son dignos de una decimosexta parte,

 

De un solo paso hacia adelante.

 

«¡Ve hacia adelante, hombre hogareño! ¡Ve hacia adelante, hombre hogareño! Ir hacia adelante es mejor para ti, que volver atrás otra vez».

 

Entonces, la oscuridad de la noche desapareció y apareció una luz para el hombre hogareño Anathapandika, y el miedo, el azoramiento y el terror que surgieron en él, han disminuido.

 

Y por segunda vez… por tercera vez desaparecieron las luces y apareció la oscuridad. Entonces, surgió en él el miedo, el azoramiento y el terror de modo que quiso volver atrás. Pero un yakkha invisible de nombre Sivaka, pronunció esta proclamación:

 

Miles de elefantes,

 

Miles de caballos,

 

Miles de carros con mulas,

 

Miles de doncellas,

 

Adornadas con alhajas y pendientes,

 

No son dignos de una decimosexta parte,

 

De un solo paso hacia adelante.

 

«¡Ve hacia adelante, hombre hogareño! ¡Ve hacia adelante, hombre hogareño! Ir hacia adelante es mejor para ti, que volver atrás otra vez».

 

Entonces, el hombre hogareño Anathapindika se acercó al Bienaventurado de en la Arboleda Fresca. En esta ocasión, el Bienaventurado, habiéndose levantado con el primer rayo del alba, estaba caminando atrás y adelante en el terreno abierto. Y el Bienaventurado visualizó a Anathapindika viniendo desde cierta distancia. Así que descendió de la pasarela, se sentó en el asiento que estaba preparado para él y dijo al hombre hogareño Anathapindika: «Ven, Sudatta».

 

Entonces, el hombre hogareño Anathapindika estaba pensando: «El Bienaventurado se dirige a mí por mi nombre» y, conmovido y exaltado, se postró rectamente en este lugar, tocando con su cabeza los pies del Bienaventurado y le dijo: «Venerable señor, espero que el Bienaventurado ha dormido bien».

 

[El Bienaventurado:]

 

Realmente, siempre duerme bien,

 

El brahmán [con sus pasiones] completamente apagadas,

 

Que no está apegado a los placeres sensuales

 

Con el corazón fresco, sin adquisiciones.

 

Habiendo cortado todos los apegos,

 

Habiendo quitado la atención del corazón,

 

Pacífico, uno duerme bien,

 

Habiendo alcanzado la paz mental.


 

FUENTES:

 

Bhikkhu Bodhi (2000) «Sudatta» en The Connected Discourses of the Buda: A Translation of the Samyutta Nikaya. Boston, Wisdom Publications. Págs. 311-313.

 

«Sudattasutta» en World Tipitaka Edition, http://studies.worldtipitaka.org/tipitaka/12S1/10/10.1/10.1.8 13 de mayo de 2008


 

 

Traducido y editado por Anton P. Baron

Publicación de Bosque Theravada, 2010.