DN 5 Kutadanta Sutta. II. El triple sacrificio acompañado por dieciséis requisitos del rey Mahavijita y su capellán

Fragmento de DN 5 Kutadanta Sutta – Discurso con Kutadanta.

[II. El triple sacrificio acompañado por dieciséis requisitos del rey Mahavijita y su capellán]

[8] Al escuchar esto, los brahmines dijeron: “Señor, siendo que tus alabanzas al asceta Gotama son así de grandes, entonces si él viviera a cientos de yojanas de aquí, igualmente sería apropiado para los miembros creyentes de las buenas familias, ponerse una mochila en los hombros e ir a visitarlo. De modo que, señor, todos nosotros vamos a ir ahora a visitar al asceta Gotama”. Acto seguido, Kutadanta, con un numeroso grupo de los brahmines, fue al parque de Ambalatthika. Estando allí, se acercó al Bienaventurado e, intercambiando con él respetuosos saludos de cortesía, se sentó a un lado. Algunos de los brahmines y dueños de casas de Khanumata mostraron reverencia al Bienaventurado, algunos intercambiaron cordiales saludos con él, otros lo saludaron con las manos juntadas, otros anunciaban sus nombres familiares y otros se sentaron a un lado en silencio.

[9] Una vez sentado al lado, Kutudanta se dirigió al Bienaventurado con estas palabras: “Venerable Gotama, yo he oído que el asceta Gotama sabe cómo conducir satisfactoriamente el triple sacrificio acompañado por dieciséis requisitos. Ahora bien, yo quisiera realizar este gran sacrificio, pero no entiendo todos los detalles necesarios. Sería bueno, que el asceta Gotama me los explicara”.

“Entonces, escucha brahmín. Pon la atención, que te lo voy a explicar”

“Sí, señor”, contestó Kutadanta y el Bienaventurado dijo:

[10] “Brahmín, alguna vez vivía un rey de nombre Mahavijita. Él era rico, de grandes bienes y recursos, poseía abundante cantidad de oro y plata, dinero y cosas valiosas, además de graneros siempre llenos. Un día, mientras que el rey Mahavijita estaba meditando, le llegó el siguiente pensamiento: ‘Yo había adquirido extensas riquezas en términos humanos. Ocupo grandes territorios que había conquistado. ¿Qué tal si realizara ahora un gran sacrificio que me beneficiara y me trajera felicidad por largo tiempo?’ Entonces hizo llamar a su brahmín capellán con quien compartió este pensamiento: ‘He aquí, quiero realizar el gran sacrificio. Instrúyame, por favor, venerable señor, cómo hacerlo para que me traiga un gran beneficio y felicidad por largo tiempo’.

[11] “El capellán respondió: ‘El país de Su Majestad está acuciado por ladrones, está siendo saqueado, los pueblos y las ciudades están siendo destruidos y las campiñas se ven infestadas por los bandoleros. Si Su Majestad decidiera imponer impuestos a estas regiones, ésta no sería una decisión correcta. Si Su Majestad pensara «Voy a desembarazarme de esta plaga de ladrones mediante ejecuciones y prisiones», en realidad, la plaga no se terminaría tampoco. Aquellos que habrán sobrevivido podrían luego atentar en contra del reino de Su Majestad. Sin embargo, con este plan Su Majestad puede eliminar la plaga completamente: entre aquellos que, dentro del reino, están ocupados en cultivos y ganadería, distribuya Su Majestad grano y forraje. A los comerciantes, ofrezca el capital. A los que están al servicio del gobierno, asigne sueldos. Entonces, toda esa gente, teniendo sus propias ocupaciones, no hará daño alguno al reino. Las rentas públicas de Su Majestad serán grandiosas, la tierra estará tranquila y no será más acuciada por ladrones y la gente tendrá alegría en sus corazones, jugará con sus hijos y vivirá en las casas abiertas’.

“Diciendo: ‘Así sea hecho’, el rey aceptó el consejo de su capellán y distribuyó el grano y el forraje entre aquellos que, dentro de su reino, estaban ocupados en cultivos y ganadería; a los comerciantes, ofreció el capital y a los que estaban al servicio del gobierno, asignó sueldos. Entonces, las rentas públicas del rey fueron grandiosas, la tierra era tranquila y no fue más acuciada por los ladrones y la gente tenía alegría en sus corazones, jugaba con sus hijos y vivía en las casas abiertas.

[12] Entonces, brahmín, el rey Mahavijita mandó llamar al capellán y dijo: “He podido eliminar la plaga de los ladrones. Siguiendo tu consejo, mis rentas han crecido, la tierra está tranquila y no es más acuciada por los ladrones, la gente tiene alegría en sus corazones, juega con sus hijos, viviendo en las casas abiertas. Ahora, deseo realizar el gran sacrificio. Instrúyame, por favor, cómo hacerlo para que me traiga gran beneficio y felicidad”. “Para esto, señor, Su Majestad debe convocar a sus Khattiyas de los pueblos y de las ciudades, sus consejeros y asesores, los brahmines de más alto renombre y los prósperos dueños de casas de su reino, diciéndoles: ‘Deseo realizar un gran sacrificio. Asistidme, señores, para que el mismo traiga gran beneficio y felicidad’”.

Y el rey aceptó el consejo y procedió en conformidad. “Su Majestad, que empiece el sacrificio, ya que llegó el tiempo preciso. Estos cuatro grupos darán su asentimiento [1] al sacrificio y, por eso, deben ser convocados para complementarlo”.

[13] “‘El rey Mahavijita está dotado de ocho cosas. El tiene una noble procedencia, tanto por parte de su madre como del padre; la descendencia de su familia es pura desde las siete generaciones de forma inquebrantable; así que tiene este irreprochable nacimiento. Él es apuesto, de buena apariencia, agradable, de una hermosa constitución; tanto en forma como en el semblante se parece al Brahma. Él es rico, de grandes bienes y recursos, poseía abundante cantidad de oro y plata, dinero y cosas valiosas, además de graneros siempre llenos. Él es poderoso, armado de cuádruple ejército [2], que le es leal, obediente y hace brillar su reputación entre los enemigos. Él es un donante creyente y hospitalario, que no cierra sus puertas frente a los ascetas, brahmines, viajeros, mendigos y los necesitados. Para todos ellos, es una fuente del bien. Él es instruido en todo lo que es digno de instrucción. Sabe el sentido de todo lo que se dice, diciendo: ‘Esto es lo que significa esto’. Él es un erudito, sabio, educado y competente, que toma ventaja del pasado, del presente y del futuro. El rey Mahavitija está dotado de estas ochos cosas. Las mismas constituyen los accesorios del gran sacrificio.

[14] “‘Por otro lado, el capellán está dotado de cuatro cosas. Él tiene una noble procedencia, tanto por parte de su madre como del padre; la descendencia de su familia es pura desde las siete generaciones de forma inquebrantable; así que tiene este irreprochable nacimiento. Él es un erudito, versado en los mantras, maestro en Tres Vedas, hábil expositor de reglas y rituales, el sabio en los sonidos y sus significados, en la tradición oral, un expositor plenamente versado en la filosofía natural y en las marcas del Gran Hombre. Él es virtuoso, de una virtud constantemente creciente, incansable en acrecentar la virtud. Él es instruido, educado y sabio y es primero o segundo en sostener el cazo del sacrificio. El capellán está dotado de estas cuatro cosas. Las mismas constituyen los accesorios del gran sacrificio’.

[15] “Entonces, brahmín, antes del sacrificio, el capellán enseñó al rey estos tres modos: ‘Podría suceder que antes de realizar el sacrificio, Su Majestad podría tener un sentimiento de arrepentimiento, pensando: «Voy a perder una gran parte de mis riquezas», o durante el sacrificio: «Estoy perdiendo una gran parte de mis riquezas», o después del sacrificio: «He perdido una gran parte de mis riquezas»; en ninguno de estos casos, alberge Su Majestad semejantes sentimientos de arrepentimiento’.

[16] “Después, brahmín, antes de que empezara el sacrificio, el capellán, para prevenir cualquier reparo que pudiera venir después al rey, le explicó las diez condiciones referentes a los receptores del sacrificio: ‘He aquí, Su Majestad, vendrán a participar en su sacrificio aquellos que matan a los seres vivos y aquellos que se abstienen de matarlos. En cuanto a los que matan a los seres vivos, déjelos solos con su mal, pero los que se abstienen de matar, tendrán un exitoso sacrificio, del cual disfrutarán y el cual llenará sus corazones de tranquilidad interior. Vendrán a participar en su sacrifico aquellos que toman lo que no les ha sido dado y aquellos que se abstienen de tomarlo… aquellos que son indulgentes en la conducta sexual indebida y aquellos que se abstienen de ella… aquellos que dicen mentiras y aquellos que se abstienen de decirlas… aquellos que calumnian y aquellos que se abstienen de calumniar… aquellos que tienen un lenguaje abusivo y aquellos que se abstienen hablar abusivamente… aquellos que tienen un lenguaje frívolo y aquellos que se abstienen hablar frívolamente… aquellos que hacen maldad y aquellos que se abstienen de hacer maldad… aquellos que tienen incorrecto punto de vista y aquellos que tienen recto punto de vista. En cuanto a los que tienen incorrecto punto de vista, déjelos solos con su mal, pero los que tienen el recto punto de vista, tendrán un exitoso sacrificio, del cual disfrutarán y el cual llenará sus corazones de tranquilidad interior.’ De esta manera, el capellán previno cualquier reparo que pudiera venir después al rey, explicándole las diez condiciones referentes a los receptores del sacrifico.

[17] “Después de esto, brahmín, mientras el rey estaba llevando a cabo el sacrificio, el capellán instruía al rey, elevaba su corazón, le instaba y llenaba de gozo en dieciséis maneras: ‘Alguien pudiera decir: «El rey Mahavijita está ofreciendo el gran sacrificio, pero no invitó a sus Khattiyas… sus consejeros… sus brahmines más renombrados… sus dueños de casas más prósperos.» Sin embargo, estas palabras no estarían de acuerdo con la verdad, siendo que Su Majestad los ha invitado a todos. Entonces, Su Majestad puede estar seguro de que va tener un sacrifico exitoso, del cual va a disfrutar y que llenará su corazón de tranquilidad interior. O alguien podría decir: «El rey Mahavijita está ofreciendo el gran sacrificio, pero él no tiene una noble procedencia [… siguen las ocho características del rey enumeradas en el verso 13]» «O alguien podría decir: «El rey Mahavijita está ofreciendo el gran sacrificio, pero su capellán no tiene una noble procedencia [… siguen las cuatro características del capellán enumeradas en el verso 14]»’. De esta manera, mientras el rey llevaba a cabo el sacrificio, el capellán lo instruía, elevaba su corazón, le instaba y llenaba de gozo en dieciséis maneras.

[18] “En este sacrificio, brahmín, no había bueyes asesinados, tampoco cabras, gallos, cerdos ni animales de otra clase destinados a ser sacrificados. No hacía falta cortar árboles para usarlos como postes ni tampoco derramar la grasa alrededor del lugar del sacrificio. No se empleó a los esclavos, tampoco sirvientes ni obreros, ni por medio de los garrotes ni presionándolos por medio del miedo, para que realizaran su tarea de derramar lágrimas y lamentarse. Sin embargo, aquellos que quisieron hacerlo, lo hacían y los que no deseaban hacerlo, le abstenían de esto. Todos hacían aquello que deseaban y nadie estaba obligado a hacer algo que no quería. El sacrificio fue llevado a cabo con la mantequilla, el aceite, la manteca, la miel y la malaza.

[19] “Entonces, brahmín, los Khattiyas de los pueblos y de las ciudades, sus consejeros y asesores, los brahmines de más alto renombre y los prósperos dueños de casas, habiendo recibido suficientes rentas, se acercaron al rey Mahavijita y dijeron: ‘Por favor, acepte su majestad las riquezas que hemos traído con nosotros, que las tenemos suficientes’. ‘Pero señores, yo también he recolectado suficientes riquezas; lo que sobra, llevéis de vuelta con vosotros’.

“Cuando esto fue dicho, se reunieron a parte y consideraron entre ellos cuanto sigue: ‘No estaría bien, llevar de vuelta nuestras riquezas de vuelta a nuestras casas. El rey acaba de realizar un gran sacrificio: ¿Por qué no sigamos su ejemplo?’

[20] “Entonces, los Khattiyas pusieron sus ofrendas al lado este del pozo del sacrificio, los consejeros y los asesores se ubicaron al lado sur, los brahmines al oeste y los prósperos dueños de casas, al norte. Y en este sacrificio tampoco había bueyes asesinados, ni cabras, gallos, cerdos ni animales de otra clase destinados a ser sacrificados. No hacía falta cortar árboles para usarlos como postes ni derramar la grasa alrededor del lugar del sacrificio. No se empleó a los esclavos, tampoco sirvientes ni obreros, ni por medio de los garrotes ni presionándolos por medio del miedo, para que realizaran su tarea de derramar lágrimas y lamentarse. Sin embargo, aquellos que quisieron hacerlo, lo hacían y los que no deseaban hacerlo, le abstenían de esto. Todos hacían aquello que deseaban y nadie estaba obligado a hacer algo que no quería. El sacrificio fue llevado a cabo con la mantequilla, el aceite, la manteca, la miel y la malaza.

“De esta manera, brahmín, hubo cuatro grupos que dieron su asentimiento al sacrificio, y el rey Mahavijita estaba dotado de ocho cosas, mientras que su capellán de cuatro, en tres modos. Este es el sacrifico, brahmín, que puede llamarse como el triple sacrificio satisfactoriamente acompañado por dieciséis requisitos”.