DN 16 Mahaparinibbana Sutta. Parte V: En Kusinara

De DN 16 Mahaparinibbana Sutta – Discurso acerca de la Gran Liberación.

Los números entre corchetes y las partes principales obedecen al sistema de Rhys Davids de Pali Text Society, mientras que los números entre llaves y los títulos de los cuarenta capítulos, al de World Tipitaka Edition.

Parte V: En Kusinara

Tabla de contenidos:

26.   Yamakasala – Árboles gemelos

27.   Upavanathera – El anciano Upavana

28.   Catusamvejaniyathana – Cuatro lugares a rememorar con reverencia

29.   Anandapucchakatha – Preguntas de Ananda

30.   Thuparahapuggala – Personas dignas de ser honradas con una stupa

31.   Anandaacchariyadhamma – Rasgos maravillosos de Ananda

32.   Mahasudassanasuttadesana – Discurso con Maha Sudassana

33.   Mallanamvandana – Homenaje de los Mallas

34.   Subhaddaparibbajakavatthu – Historia del asceta errante Subhadda

26. Yamakasala – Árboles gemelos [Leer en pali]

[5.1.] {198} En esta ocasión, el Bienaventurado se dirigió al Venerable Ananda con estas palabras: «Ven Ananda, vamos a cruzar a la otra orilla del río Hirannavati para irnos, luego, a la Arboleda de los Mallas, en la vecindad de Kusinara.» – «Así sea, Venerable Señor», respondió el Venerable Ananda. Y el Bienaventurado se fue al otro lado del río Hirannavati, junto con un numeroso grupo de monjes. Estando en la Arboleda de los Mallas, en la vecindad de Kusinara, dijo al Venerable Ananda:

«Por favor, Ananda, prepárame una cama entre los árboles gemelos, con la cabecera dirigida hacia el Norte, ya que estoy cansado y quiero recostarme».

«Así sea», respondió el Venerable Ananda y procedió de acuerdo a lo dicho por el Bienaventurado.

Y el Bienaventurado se acostó en su costado derecho, en la posición de león, descansando los pies, una encima de la otra. Después, se dispuso a sí mismo para estar conscientemente atento y con la clara comprensión, elevando su mente.

[5.2.] En este momento, los árboles gemelos de aquel lugar se cubrieron de flores, por más que ésta no era la época del florecimiento. Y hubo una lluvia de flores que caía sobre el cuerpo del Tathagata, flores que caían, se desparramaban y se esparcían en homenaje al Tathagata. Flores del coral celestial caían de lo alto, se desparramaban y se esparcían en homenaje al Tathagata. Flores del sándalo celestial caían de lo alto, se desparramaban y se esparcían en homenaje al Tathagata. Y una música celestial se escuchó en los aires en homenaje al Tathagata.

[5.3.] {199} Y el Bienaventurado se dirigió al Venerable Ananda con estas palabras: «Ananda, he aquí que los árboles gemelos de este lugar se cubrieron de flores, por más que ésta no es la época del florecimiento. Y, he aquí, que hay una lluvia de flores que cae sobre el cuerpo del Tathagata, flores que caen, se desparraman y se esparcen en homenaje al Tathagata. Flores del coral celestial caen de lo alto, se desparraman y se esparcen en homenaje al Tathagata. Flores del sándalo celestial caen de lo alto, se desparraman y se esparcen en homenaje al Tathagata. Y una música celestial se escucha en los aires en homenaje al Tathagata.

«Pero, no es así Ananda, que el Tathaghta debe ser respetado, venerado, estimado, honrado y homenajeado de manera perfecta. En vez de eso, Ananda, cualquier monje o monja, seguidor laico o seguidora laica, que permanece en el Dhamma, vive rectamente de acuerdo al Dhamma y camina por el camino del Dhamma, es el que realmente respeta al Tathagata, lo venera, lo estima, lo honra y lo homenajea de manera perfecta. Así que, Ananda, de esta manera deberíais practicar vosotros: ‘Vamos a permanecer en el Dhamma, vamos a vivir rectamente de acuerdo al Dhamma y vamos a caminar por el camino del Dhamma'».

27. Upavanathera – El anciano Upavana [Leer en pali]

[5.4.] {200} En esta ocasión, el Venerable Upavana estaba enfrente del Bienaventurado, abanicándolo. Y el Bienaventurado lo reprendió, diciendo: «Apártate a un lado, monje, no te quedes parado frente de mí». Entonces, este pensamiento surgió en el Venerable Ananda: «Este Venerable Upavana estaba asistiendo al Bienaventurado por largo tiempo, era muy cercano a él y estaba sirviendo al Bienaventurado en todo momento. Y aún así, ahora, justo al final, el Bienaventurado lo reprende. ¿Cuál podría ser la razón, cuál la causa de que el Bienaventurado haya reprendido al Venerable Upavana diciendo: ‘Apártate a un lado, monje, no te quedes parado frente de mí’?»

[5.5.] Y el Venerable Ananda compartió este pensamiento con el Bienaventurado. Y el Bienaventurado le dijo: «Ananda, todos los devas de los diez sistemas del mundo, se han reunido juntos para ver al Tathagata. En la distancia de doce yojanas alrededor de la Arboleda de los Mallas en la vecindad de Kusinara, no hay un solo lugar, ni siquiera tan pequeño, como la punta de la cola de un caballo, que no estuviera lleno de las poderosas deidades. Y estas deidades, Ananda, se están quejando: ‘Desde muy lejos hemos venido a ver al Tathagata. En raras ocasiones llegan los Tathagatas al mundo, los Arahants, los Plenamente Iluminados. Y en este día, durante la última parte de la noche, llegará el Parinibbana del Tathagata. Pero este monje de gran poder, se ha parado justo enfrente del Bienaventurado ocultándolo, de modo que, justo ahora, en el mismísimo final, nos vemos privados de poder mirarlo’. Esto es, Ananda, lo que las deidades reclaman».

[5.6.] {201} «Pero, señor, ¿qué clase de deidades el Bienaventurado está percibiendo?»

«Aquí hay deidades, Ananda, en el espacio y en la tierra, de una mentalidad terrenal, quienes lloran y rasgan sus cabellos, quienes levantan sus brazos y gimen; se arrojan sobre el suelo y, arrastrándose de un lado a otro, se lamentan: ‘¡Demasiado pronto el Bienaventurado pasa a su Parinibbana! ¡Demasiado pronto el Bienhechor pasa a su Parinibbana! ¡Demasiado pronto el Ojo del Mundo va a desaparecer!’

«Pero aquellas de las deidades que son liberadas de las pasiones, conscientemente atentas y con clara comprensión, reflexionan de este modo: ‘Impermanentes son todas las cosas compuestas. ¿Qué más se puede esperar?'»

28. Catusamvejaniyathana – Cuatro lugares a rememorar con reverencia [Leer en pali]

[5.7.] {202} [Venerable Ananda dijo:] «Anteriormente, Venerable Señor, los monjes que pasaban el periodo de la lluvias en diferentes lugares, solían venir a ver al Tathagata para rendirle homenaje y nosotros nos beneficiamos al recibir estos monjes y nos beneficiamos al asociarnos con ellos. Pero ahora, Venerable Señor, después de que el Bienaventurado esté ausente, no vamos a recibir más semejante beneficio».

[5.8.] «He aquí, Ananda, hay cuatro lugares, que una persona piadosa debería visitar y mirar con el sentimiento de reverencia. ¿Cuáles son estos cuatro lugares?

«El lugar, donde el Tathagata ha nacido. Éste es el lugar, que una persona piadosa debería visitar y mirarlo con el sentimiento de reverencia. El lugar, donde el Tathagata llegó a ser plenamente despierto. Éste es el lugar, que una persona piadosa debería visitar y mirarlo con el sentimiento de reverencia. El lugar, donde el Tathagata ha puesto en movimiento la insuperable Rueda del Dhamma. Éste es el lugar, que una persona piadosa debería visitar y mirarlo con el sentimiento de reverencia. El lugar, donde el Tathagata pasa al perfecto estado de Nibbana, sin que permanezca elemento alguno de apego. Éste es el lugar, que una persona piadosa debería visitar y mirarlo con el sentimiento de reverencia.

«Estos son, Ananda, los cuatro lugares, que una persona piadosa debería visitar y mirarlos con el sentimiento de reverencia. A estos lugares, Ananda, vendrán los piadosos monjes y monjas, los seguidores laicos y las seguidoras laicas, reflexionando así: ‘¡Aquí el Tathagata ha nacido! ¡Aquí el Tathagata llegó a ser plenamente iluminado con el insuperable y supremo Despertar! ¡Aquí el Tathagata ha puesto en movimiento la insuperable Rueda del Dhamma! ¡Aquí el Tathagata pasó al perfecto estado de Nibbana, sin que permanezca elemento alguno de apego!’ Y cualquiera, Ananda, que muriera durante una de estas peregrinaciones, con el corazón firmemente anclado en la fe, va a renacer en el reino de la felicidad celestial».

29. Anandapucchakatha – Preguntas de Ananda [Leer en pali]

[5.9.] {203} Entonces, el Venerable Ananda dijo al Bienaventurado: «¿Cómo, Venerable Señor, tendríamos que conducirnos en asuntos relacionados a las mujeres?»

«Absteneos de mirarlas, Ananda».

«Pero, Venerable Señor, y si les hubiésemos mirado?»

«Absteneos de hablarlas, Ananda».

«Pero, Venerable Señor, y si les hablásemos?»

«Entonces, Ananda, estéis conscientemente atentos».

[5.10.] {204} Entonces, el Venerable Ananda preguntó al Bienaventurado: ¿Y cómo, Venerable Señor, deberíamos actuar en cuanto al cuerpo del Tathagata?»

«No os preocupéis, Ananda, por venerar el cuerpo del Tathagata. En vez de esto, deberíais esforzaros, Ananda, y deberíais estar celosos por conseguir vuestro propio bienestar. Inquebrantable y ardientemente, con una resolución firme, deberíais procurar vuestro propio bienestar. He aquí, Ananda, que hay unos nobles sabios, sabios brahmanes, como también sabios hombres hogareños que son mis devotos, quienes se ocuparán en honrar el cuerpo del Tathagata»

[5.11.] {205} Entonces, el Venerable Ananda dijo: «Pero, ¿cómo, Venerable Señor, debería ser honrado el cuerpo del Tathagata?»

«De la misma manera, Ananda, que el cuerpo de un monarca universal».

«Pero, ¿cómo, Venerable Señor, debería ser respetado el cuerpo de un monarca universal?»

«El cuerpo del monarca universal, Ananda, primeramente se envuelve en una nueva ropa blanca hecha de lino y luego se lo cubre con una pieza de lana de algodón, y así se repite esto quinientas veces, después de lo cual, el cuerpo del monarca universal se pone en un recipiente de oro, lubricado con perfumes del bosque y se lo cubre con otro recipiente de oro. Así, Ananda, el cuerpo del monarca universal es quemado en la pira funeral y se levanta una stupa en el cruce de los caminos para guardar sus restos. Esto es lo que se hace, Ananda, con el cuerpo del monarca universal y esto se debe hacer con el cuerpo del Tathagata: en el cruce de los caminos, también se debe levantar una stupa para el Tathagata. Y cualquiera que traiga a este lugar guirnaldas, incienso o perfume de sándalo, o rinda homenaje, estando su mente calmada, mientras lo hace, tendrá el bienestar y la felicidad por largo tiempo.

30. Thuparahapuggala – Personas dignas de ser honradas con una stupa [Leer en pali]

[5.12.] {206} «Hay cuatro tipos de personas, Ananda, que son dignas de una stupa. ¿Quiénes son estos cuatro tipos? El Tathagata, el Arahant, plenamente despierto es digno de una stupa; el buda silencioso es digno de una stupa, el discípulo del Tathagata plenamente despierto es digno de una stupa y el Monarca Universal es digno de una stupa.

«¿Y por qué, Ananda, el Tathagata, el Arahant, plenamente despierto es digno de una stupa? Porque al pensar ‘esta es la stupa del Tathagata, del Arahant, plenamente despierto’ el corazón de muchas personas se va a calmar y se volverá feliz. Y así, calmados en su mente y establecidos firmes en la fe, al ser quebrado su cuerpo, después de la muerte, van a renacer en el reino de la felicidad celestial.

«Así también, pensando: ‘esta es la stupa del buda silencioso… ‘esta la stupa del discípulo del Tathagata plenamente iluminado despierto… esta es la stupa del recto Monarca Universal que gobernó de acuerdo al Dhamma’, el corazón de muchas personas se va a calmar y se volverá feliz. Y así, calmados en su mente y establecidos firmes en la fe, al ser partidos sus cuerpos, después de la muerte, van a renacer en el reino de la felicidad celestial. Es por eso, Ananda, que estos cuatro tipos de personas, son dignos de una stupa».

31. Anandaacchariyadhamma – Rasgos maravillosos de Ananda [Leer en pali]

[5.13.] {207} Entonces, el Venerable Ananda entró en su habitación e, inclinado sobre el poste de la puerta, lloró y se lamentó diciendo: «He aquí, que soy todavía un aprendiz, todavía necesito esforzarme para alcanzar mi perfección. Pero, ¡ay!, mi Maestro que siempre fue tan compasivo conmigo, está a punto de morir».

Mientras tanto, el Bienaventurado preguntó a los monjes: «Monjes, ¿dónde está Ananda?»

«El Venerable Ananda, Venerable Señor, entró en su habitación donde, inclinado sobre el poste de la puerta, está llorando y lamentándose diciendo: ‘He aquí, que soy todavía un aprendiz, todavía necesito esforzarme para alcanzar mi perfección. Pero, ¡ay!, mi Maestro que siempre fue tan compasivo conmigo, está a punto de morir'».

Entonces, el Bienaventurado pidió a cierto monje que trajera al Venerable Ananda a su lado, diciendo: «Ve, monje, y di a Ananda, ‘Amigo, el Maestro te llama'».

«Así sea, Venerable Señor». Y el monje fue y habló al Venerable Ananda, de acuerdo a lo que pidió el Bienaventurado. Acto seguido, el Venerable Ananda se acercó al Bienaventurado e inclinándose respetuosamente delante de él, se sentó a un lado.

[5.14.] En esta ocasión, el Bienaventurado, así habló al Venerable Ananda: «Ananda, ya es suficiente llorar tanto y lamentarse. ¿Acaso no he enseñado desde principio que todo aquello que es amado y querido está sujeto a cambio, separación y cese? ¿No enseñé también que todo lo que nació, lo que llegó a existir, lo que está compuesto, está sujeto a la descomposición? ¿Cómo, entonces, alguien iba a poder decir: ‘¡No haya más disolución!?’ ¡Ciertamente, esto no podría suceder! Ahora, Ananda, por un largo tiempo has servido al Tathagata con amor benevolente y amabilidad. Le serviste con hechos, palabras y pensamientos, gentil y agradablemente, con todo el corazón y sin medida. ¡Un gran bien acumulaste con esto, Ananda! Ahora, sólo debes esforzarte más y pronto tú también serás libre de las impurezas».

[5.15.] {208} Entonces, el Bienaventurado se dirigió a los monjes diciendo: «Monjes, todos los budas del pasado, los bienaventurados, los arahants, los plenamente despiertos tuvieron excelentes y devotos ayudantes, semejantes a Ananda, al que tuve yo. Así también, monjes, los budas, los bienaventurados, los arahants, los plenamente despiertos que vendrán en el futuro, tendrán esta clase de ayudantes, excelentes y devotos.

«Monjes, Ananda es competente y juicioso, él conoce el tiempo justo, en el cual los monjes deben ver al Tathagata, sabe cuándo deben verlo las monjas, los seguidores laicos y las seguidoras laicas. Conoce el tiempo apropiado para los reyes y para los ministros del estado, para los maestros de los otros credos y sus seguidores.

[5.16.] {209} «Monjes, Ananda reúne las cuatro cualidades poco comunes y excepcionales. ¿Cuáles son estas cuatro? Cuando una comunidad de monjes se acerca para ver a Ananda, se alegra de verlo. Y cuándo él habla sobre el Dhamma, disfruta de su enseñanza y cuando termina de hablar, se desilusiona de su silencio. Lo mismo pasa, monjes, cuando las monjas, los seguidores laicos o las seguidoras laicas vienen a ver a Ananda: se alegran de verlo; cuándo él habla sobre el Dhamma, disfrutan su enseñanza y cuando termina de hablar, se desilusionan en su silencio.

«Estas cuatro cualidades poco comunes y excepcionales, también pueden encontrarse en un monarca universal. ¿Cuáles cuatro? Cuando una comunidad de los nobles se acerca para ver al monarca universal, se alegra de verlo. Y cuándo él habla, disfruta de sus palabras y cuando termina de hablar, se desilusión de su silencio. Así que, estas cuatro cualidades poco comunes y excepcionales, también pueden encontrarse en el monarca universal.

«Monjes, exactamente de la misma manera, estas cuatro cualidades poco comunes y excepcionales, pueden encontrarse en Ananda».

32. Mahasudassanasuttadesana – Discurso con Maha Sudassana [Leer en pali]

[5.17.] {210} Cuando esto fue dicho, el Venerable Ananda se dirigió al Bienaventurado con estas palabras: «No sea, Venerable Señor, que el Bienaventurado termine sus días en este lugar, en esta insignificante ciudad, que se encuentra en medio de la jungla, en las periferias de la provincia. He aquí, Venerable Señor, que hay ciudades grandes, como Campa, Rajagaha, Savatthi, Saketa, Kosambi y Benares, en las cuales sería más apropiado que el Bienaventurado terminara sus días. Todas estas ciudades están habitadas por muchos nobles acaudalados, por brahmanes y hombres hogareños, los cuales, siendo devotos del Tathagata se encargarían de honrar sus restos adecuadamente».

«No digas esto, Ananda; no digas ‘esta insignificante ciudad, que se encuentra en medio de la jungla, en las periferias de la provincia’.

[5.18.] «En el pasado remoto, Ananda, aquí habitaba el rey de nombre Maha Sudassana, quien era un monarca universal, el rey de la rectitud, el conquistador de las cuatro regiones del mundo, cuyo reino ha sido establecido en seguridad y fue dotado de las siete piedras preciosas. Y este rey, Maha Sudassana, Ananda, estableció su morada aquí en Kusinara, que en aquel entonces se llamaba Kusavati y su reino se extendía doce yojanas de este a oeste y siete de norte a sur.

«Y la capital Kusavati, Ananda, fue poderosa, populosa y próspera, frecuentada por la gente, y provista abundantemente de toda clase de comida. Al igual que una residencia real de las deidades, poderosa, populosa y próspera, frecuentada por la gente, y provista abundantemente de toda clase de comida, así era también la capital real de Kusavati.

«En la ciudad de Kusavati, Ananda, resonaban incesantemente los diez sonidos: el barritar de los elefantes, el relinchar de los caballos, el traqueteo de los carros, el retumbar de los tambores, el sonido de los tímbales, la música de los laúdes y címbalos, las canciones, las ovaciones, los aplausos y las aclamaciones de ‘comed, bebed y estad alegre'».

[5.19.] «Ve ahora, Ananda, a Kusinara y anuncia a los mallas: ‘Hoy, vasetthas, durante la última parte de la noche, el Tathagata pasará a su Parinibbana. Acercaos, pues, vasetthas, aproximaos. No sea que luego tengáis remordimientos, pensando: «en nuestra propia ciudad, el Tathagata pasó a su Parinibbana y nosotros fallamos en no verlo antes del fin»'».

«Así sea, venerable señor», respondió el Venerable Ananda y se preparó, tomando su cuenco y el hábito exterior y, con los compañeros de viaje, se fue a Kusinara.

33. Mallanamvandana – Homenaje de los mallas [Leer en pali]

[5.20.] {211} En esta ocasión, los mallas estaban reunidos en el salón del concilio donde trataban sus asuntos públicos. Y el Venerable Ananda se acercó a ellos y les anunció lo siguiente: «Hoy, vasetthas, durante la última parte de la noche, el Tathagata pasará a su Parinibbana. Acercaos, pues, vasetthas, aproximaos. No sea que luego tengáis remordimientos, pensando: ‘en nuestra propia ciudad, el Tathagata pasó a su Parinibbana y nosotros fallamos en no verlo antes del fin'».

[5.21.] Cuando los mallas escucharon las palabras pronunciadas por el Venerable Ananda, estuvieron intensamente entristecidos, afligidos en sus corazones y profundamente apenados: ellos, sus hijos, sus mujeres y las mujeres de sus hijos. Algunos de ellos, con su cabello despeinado y con las manos alzadas, lloraban desesperados. Otros, arrojándose al suelo y arrojándose de un lugar a otro, se lamentaban diciendo: «¡Demasiado pronto pasa el Bienaventurado a su Parinibbana! ¡Demasiado pronto el Bienhechor pasa a su Parinibbana! ¡Demasiado pronto se apaga la vista del Ojo del Mundo».

Y así afligidos y llenos de dolor, los mallas, con sus hijos, sus mujeres y las mujeres de sus hijos, fueron a la arboleda, al parque de recreación de los mallas, donde se encontraba el Venerable Ananda.

[5.22.] Y este pensamiento surgió entonces en el Venerable Aranda: «Si permito a todos estos mallas de Kusinara a acercarse al Bienaventurado para que le rindan homenaje uno a uno, la noche se vendrá antes de que todos puedan presentarse delante de él. Por lo tanto, voy a dividirlos de acuerdo a los clanes, familias y grupos, para que se presenten delante del Bienaventurado de este modo: ‘los mallas de este y este nombre, venerable señor, junto con sus esposas, hijos y ayudantes con sus amigos, rinden homenaje a los pies del Bienaventurado'».

Y el Venerable Ananda dividió a los mallas de acuerdo a los clanes, familias y grupos, para que se presentasen así delante del Bienaventurado. De este modo, el Venerable Ananda hizo que todos los mallas de Kusinara se presentaran delante del Bienaventurado por clanes, familias y grupos, antes de que transcurriera la primera parte de la noche.

34. Subhaddaparibbajakavatthu – Historia del asceta errante Suhadda [Leer en pali]

[5.23.] {212} En esta ocasión, un asceta errante de nombre Subhadda estaba en Kusinara. Y Subhadda, el asceta errante escuchó lo siguiente: «Hoy, durante la tercera parte de la noche, el asceta Gotama pasará a su Parinibbana».

Entonces este pensamiento surgió en él: «Escuché, por parte de los ancianos y los venerables ascetas errantes, maestros de los maestros, que la aparición de los Tathagatas, de los Arahants plenamente despiertos, acontece en muy contadas ocasiones. Y este mismo día, durante la última parte de la noche, va a ocurrir el Parinibbana del asceta Gotama. Ahora mismo, surgió una duda en mi corazón, y estoy seguro que el asceta Gotama, al enseñarme el Dhamma, podría disipar esta duda de mi corazón».

[5.24.] Entonces, el asceta errante Subhadda fue a la arboleda, al parque de recreación de los mallas y se acercó al Venerable Ananda para compartir con él su pensamiento. Le habló así: «Amigo Ananda, sería de gran provecho si me permitieras entrar en la presencia del asceta Gotama».

Pero el Venerable Ananda, le respondió con estas palabras: «Suficiente, amigo Subhadda. No importunes al Tathagata. El Bienaventurado está cansado».

Pero, por segunda y por tercera vez el asceta ambulante Subhadda pidió al Venerable Ananda lo mismo, y por segunda y por tercera vez, el Venerable Ananda se lo negó.

[5.25.] {213} Y el Bienaventurado, al escuchar la conversación entre el Venerable Ananda y el asceta ambulante Subhadda, hizo llamar al Venerable Ananda y le dijo: «¡Basta ya, Ananda! No rehúses más a Subhadda. A Subhadda, Ananda, debe ser permitido entrar en la presencia del Tathagata. Todo lo que él va a preguntarme, será hecho con el propósito de buscar el despertar y no para molestar al Tathagata. Y todo lo que el Tathagata le responda, será para su pronta comprensión».

Entonces, el Venerable Ananda dijo al asceta errante Subhadda: «Ven, amigo Subhadda, el Bienaventurado te otorga el permiso».

[5.26.] Acto seguido, el asceta errante Subhadda se acercó al Bienaventurado y lo saludó respetuosamente. Habiendo intercambiado con él los saludos de cortesía, el asceta errante Subhadda, se sentó a un lado y se dirigió al Bienaventurado con estas palabras: «Venerable Gotama. Existen varios ascetas y brahmanes que son cabezas de numerosas comunidades de discípulos, que tienen grandes séquitos, que son líderes de escuelas, bien conocidos y renombrados, tenidos en gran estima por las multitudes, maestros como Purana Kassapa, Makkhali Gosala, Ajita Kesakambali, Pakudha Kaccayana, Sañjaya Belatthiputta, Nigantha Nataputta. ¿Todos ellos, señor, han alcanzado la realización, tal como cada uno de ellos lo hace creer, o, más bien, ninguno de ellos la alcanzó o, quizá, algunos la alcanzaron y otros, no?»

«¡Suficiente, Subhadda! Deja estos temas sin importancia sobre si han alcanzado todos ellos la realización o ninguno de ellos o, si algunos la alcanzaron y otros, no. Yo te enseñaré el Dhamma, Subhadda; escucha y presta bien la atención, que voy a hablar».

«Así sea, Venerable Señor».

[5.27.] {214} Y el Bienaventurado tomó la palabra diciendo: «En cualquier Dhamma-y-Disciplina, Subhadda, en que no se encuentra el Noble Óctuple Sendero, tampoco se va a poder encontrar a un verdadero asceta, en ninguno de los cuatro grados de santidad. Pero, Subhadda, en cualquier Dhamma-y-Disciplina, en que se encuentre el Noble Óctuple Sendero, también se va a poder encontrar a un verdadero asceta, tanto de primero, segundo, tercero como de cuarto grado de santidad. Ahora bien, en éste Dhamma-y-Disciplina, se encuentra el Noble Óctuple Sendero, por eso también, se encuentran en él los verdaderos ascetas tanto de primero, segundo, tercero como de cuarto grado de santidad. Sin embargo, los sistemas de los otros maestros carecen de los verdaderos ascetas. Pero si en este sistema, Subhadda, los monjes tan sólo vivieran rectamente, el mundo no estaría privado de los arahants.

Tenía veintinueve años,

Cuando renuncié al mundo para buscar el bien.

Cincuenta y un años pasaron, desde entonces.

Y en todo este tiempo permanecí en la vida errante,

En el reino de la virtud y la verdad,

Fuera del cual, no hay ascetas verdaderos,

[de cualquiera de los cuatro grados].

Otras escuelas se ven privadas de ellos,

Pero si los monjes vivieran rectamente,

El mundo no estaría privado de los arahants».

[5.28.] {215} Cuando esto fue dicho, el asceta errante Subhadda se dirigió al Bienaventurado con estas palabras: «¡Excelente, venerable señor, realmente asombroso, venerable señor! Esto fue, como si el Bienaventurado enderezara lo que estaba torcido, o como si revelara lo oculto, o como si mostrara el camino a alguien que estaba extraviado, o como si prendiera una lámpara en la oscuridad para que aquellos que tienen ojos, puedan ver; es así, como el Bienaventurado expone el Dhamma de diferentes formas. Es por eso, que yo tomo el refugio en el Bienaventurado, en el Dhamma y en el Sangha. Que el Bienaventurado me acepte, por favor, dentro del Sangha y me conceda la alta ordenación».

[5.29.] «Cualquiera, Subhadda, que anteriormente fue un seguidor de algún otro credo y pretende ser admitido para recibir la alta ordenación en este Dhamma-y-Disciplina, debe pasar por un tiempo de prueba por el periodo de cuatro meses. Al terminar el cuarto mes, si los monjes estén satisfechos con él, le conceden la admisión y la alta ordenación como monje. Pero en este caso, Subhadda, reconozco que puede haber distinción entre distintos casos de personas».

«Señor, si es que cualquiera que anteriormente fuera el seguidor de otros credos y que pretendiera ser admitido para recibir la alta ordenación en este Dhamma-y-Disciplina, debiera pasar por un tiempo de prueba por el periodo de cuatro meses y al terminar el cuarto mes, se le concediera la admisión y la alta ordenación como monje, si los monjes estuvieran satisfechos con él -en tal caso, yo pasaré por el tiempo de prueba por el periodo de cuatro años. Y al terminar el cuarto año, si los monjes están satisfechos conmigo, me concederán la admisión y la alta ordenación como monje».

Pero el Bienaventurado, llamó al Venerable Ananda y le dijo: «Ananda, admite a Subhadda dentro del Sangha». «Así sea», respondió el Venerable Ananda.

[5.30.] Entonces, el asceta errante Subhadda dijo al Venerable Ananda: «Amigo Ananda, esto es un gran beneficio para vosotros y bendición, que hayáis recibido la consagración como discípulos en la misma presencia del Maestro».

Y aconteció, que también el asceta ambulante Subhadda, fue admitido y recibió la alta ordenación en la presencia del Bienaventurado. Una vez ordenado, el Venerable Subhadda permaneció en soledad, recluido, atento, ferviente y resuelto. Y en poco tiempo alcanzó la meta suprema, por la cual el personaje ilustre abandona correctamente la vida hogareña, para vivir sin hogar, habiendo realizado la vida santa y el alto conocimiento por sí mismo. Supo: «Destruido está el nacimiento; la vida santa, ha sido vivida; no hay nada más por hacer ,y más allá de esta vida, nada más queda». Así, el Venerable Subhadda llegó a ser uno entre los arahants, y fue el último discípulo convertido por el mismo Bienaventurado.


FUENTES:

«Mahaparinibbanasutta» [en línea] en World Tipitaka Edition http://studies.worldtipitaka.org/tipitaka/7D/3 (13/05/2008).

HERMANA VAJIRA y Francis STORY [en línea]. «Maha-parinibbana Sutta: Last Days of the Buddha «. (18/06(2006).

THANISSARO BHIKKHU [en línea]. «Maha-Parinibbana Sutta: The Great Discourse on the Total Unbinding » (fragmentos) Partes V y VI. (18/06/2006).

WALSHE, Maurice. «Mahaparinibbana Sutta: The great Passing. The Buddha’s Last Days». En «The Long Discourses of the Buddha: A Translation of the Digha Nikaya «. Boston, Wisdom Publications. Págs. 231-277.


Traducido y editado por Isidatta para Bosque Theravada © 2008 © 2010

Revisado y corregido por Upasika para Bosque Theravada © 2008 © 2010

Edición de Bosque Theravada © 2008 © 2010

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