Las cinco caras de Mara

Charla en la que Ajahn Thate habla sobre los Cinco Maras y la importancia de hacer retornar nuestra mente a su estado verdadero.


Por Ajahn Thate [1]  

 

Hoy voy a enseñar sobre la mente una vez más. Todos los días enseño sobre la mente, no salgo de eso, porque la mente es lo más importante. Más importante que el cuerpo entero. No vemos la mente, no conseguimos atraparla, por eso la práctica es tan difícil. Si criamos una vaca en el campo, pero no conseguimos atraparla, amarrarla, huye, crea problemas y anda por todos lados. Si miramos, todo animal que amarramos, no acostumbra a quedarse quieto. La mente también es así.

El Buda enseñó: “La mente no posee forma, es capaz de ir a cualquier lugar, pero siempre vuelve al cuerpo”. Si una persona es circunspecta en su mente, conseguirá escapar de la trampa de Mara [2]. La mente de las personas se transforma, no se queda quieta. Cuando digo la mente, no se quede buscando por la forma de ella, si busca no la verá. El pensamiento, el sentir, son la mente. Dondequiera que esté pensando, es allí donde está. No está en el cerebro, no está en los nervios, no está en las células. Cuando todo muere, cuando morimos las células no sobreviven. Aunque no hay células la mente todavía existe. Aun sin el cerebro la mente sigue existiendo.

Por eso, donde hay sensación, allí está la mente. No importa debajo o arriba, desde la planta de los pies hasta la cabeza, por todas partes, la mente puede estar allí. Dondequiera que nos apegamos, allí está nuestra mente. La gente se apega, ve el rostro y se apega, ve el cuerpo, ese cuerpo aquí, y se aferra a él. Quiere decir, nace una sensación allí. Eso es la mente. A esto podemos llamar la mente. Si buscamos por ahí aquel que piensa, que tiene dudas, buscamos, pero no encontramos. Pero cuando vemos esto, tomamos al que piensa y siente y hacemos que quede firme en el lugar.

Normalmente sati va a controlar la mente, cuando controla, conoce la mente y ella se detiene. Si no la conoce, no se detiene. Ese saber es la cuerda que amarra para que la mente se detenga. Cuando la mente se detiene, las fabricaciones y creaciones desaparecen por completo, son sustituidas por la verdadera naturaleza de la mente. No hay más fabricaciones, ella entra en su estado verdadero. Hay sólo sensación. Esta sensación es algo que queda bien en el medio, no está delante o detrás, ni allí ni aquí, se queda bien en el medio. Estando en el centro, justo ahí es el corazón, el verdadero corazón.

Cuando hablamos del corazón, hablamos de algo central. Cada vez que hablamos sobre algo central, es el corazón o centro. Si hablamos sobre el corazón de una persona ¿dónde queda? Bien en el centro del pecho. Si hablamos del «corazón», nos referimos a algo que está bien en el medio. No es mérito ni demérito, no tiene apego al bien o al mal, ese es el verdadero corazón.

Cuando pensamos, usamos sati para acompañar la mente, para conocer la mente. Sólo para aprender de ella. Cuando comprendemos la mente, entenderemos lo que es el corazón. Mente y corazón son lo mismo, el Buda dijo que son lo mismo. Pero yo los separo. ¿Por qué decir la mente y el corazón? ¿Si son lo mismo, por qué no utiliza la misma palabra? La mente es la mente, el corazón es el corazón, yo separo en dos palabras: la mente es el pensamiento y el intelecto; el corazón es algo neutro. Cuando sati acompaña a la mente y la conoce bien, se unen y se transforman en el corazón. Sati y la mente se unen y se transforman en una única cosa. Cuando llega al corazón, no hay nada más. Cuando se unifica, permanece allí por sí sola. Pero si aún no se unificó, no entra en ese estado por sí sola, significa que aún no alcanzó el verdadero corazón. Es sólo una aproximación.

Por eso se dice: “Esa mente es confusa, viene y va por todas partes”. Rueda el mundo entero. Solamente pensar en ir a algún lugar y ella ya va antes. Cuando pensamos en ir en alguna dirección, por ejemplo, antes de irnos, ella fue y volvió varias veces. Fue, volvió, fue, volvió, por todas partes. Antes de irnos, ella fue y volvió varias veces. Es muy difícil. La gente intenta detenerla de todas formas, pero no sirve. Puede intentar detenerla en la visión, la audición, el olfato, el paladar o el tacto, pero no puede atraparla, ella no se queda. Ella camina sola, ekacaram. No posee un cuerpo propio y, aún así, nunca abandona el cuerpo. Mientras él todavía está respirando, ella vuelve aquí, duerme aquí. Ella vuelve sola, nadie la obliga. Corre todo el tiempo, pero cuando es para volver, ella vuelve sola.

Si domamos nuestra mente, escaparemos de las trampas de Mara. Dome bien la mente aquí, penetre bien en el corazón. Si penetramos en la mente hasta alcanzar el corazón, escaparemos de las trampas de Mara. El Buda usaba la palabra Mara de varias formas: Khandha Mara, Kilesa Mara, Maccu Mara… Él dijo que había cinco maras.

Khandha Mara es nuestro cuerpo. El cuerpo que nace, los cinco khandhas, son Khandha Mara. ¿Por qué se llama mara? Nacemos y ya llevamos un mara. ¿De esa manera, cómo vamos a conseguir escapar de mara? En este caso, mara significa “opresión”. Es un obstáculo que forma parte de la vida. Machacar y enfermar, no conseguir trabajar, si la salud no lo permite no se puede trabajar, eso es mara. La pereza es mara: cuando trabaja nunca logra concluir – eso es mara. Todo lo que surge del cuerpo se llama mara, Khandha Mara. Cuando el Buda hablaba en más detalle, decía que los cinco khandhas son mara. Forma, sensaciones, memoria, fabricaciones y conciencia. Detallaba de esa forma.

Kilesa Mara son las impurezas que están infiltradas en nuestro corazón. Hacen surgir deleite, aversión, pereza, rabia, deseo, todo tipo de cosas. Así que hay un contacto, «¡pup!». Hay un contacto, «¡pap!», e inmediatamente surge kilesa, «¡pup!». Es mara y nada más. Hace que el corazón no pueda pacificarse. Todo tipo de cosas. Se llama Kilesa Mara. Hace que no podamos practicar bondades. Nos decidimos a practicar meditación, pero surge rabia y nuestra práctica desaparece por completo.

Devaputta Mara, es hacer mérito y buenas acciones, hacemos cosas buenas de varias formas, pero mientras la mente no está normal, eso no llega al corazón. En vez de eso, crea un montón de confusión a causa de aquellas buenas acciones. Querer ser superior, querer ser admirado, querer ganar los cielos y paraísos, etc. Esto se llama Devaputta Mara.

Abhisankhara Mara es muy parecido a eso. Se está pensando en ser superior, querer ser especial, es bien parecido a Devaputta Mara.

La muerte se llama Maccu Mara. Puede hacer la bondad que sea, pero cuando llega Maccu Mara es el final del camino. No puede hacer ningún mérito. No puede hacer más la maldad, se acabó. Es la muerte, se llama Maccu Mara. No se puede hacer nada más.

Estos son los cinco Maras. Estos cinco maras, si la persona no está atenta a su corazón, no va a encontrar nada más que los obstáculos creados por estos cinco maras. Si no es uno va a ser el otro que va a dominar e impedir que hagamos bondad. Estando todavía vivos, aún teniendo un cuerpo en buen funcionamiento, teniendo sati y recursos de sabiduría, siendo capaces de limpiar para que la mente no quede confusa y en duda, hasta llegar al fondo del corazón; eso es escapar de las trampas de Mara. Esta trampa de Mara, aquellos que no logran escapar de ella son atados por completo. Se quedan en la palma de la mano de Mara.

El Buda enseñaba que mara es algo muy importante. El Buda alcanzó Nibbana y logró librarse de Mara, logró vencer a Mara. Es necesario primero vencer esos cinco Maras. Vencer significa: el cuerpo del Buda todavía existía ¿y cómo eso puede ser vencer? Significa que él no se aferraba, no tenía apego por aquel cuerpo. Estos cinco khandhas, esos cinco maras que ya expliqué, el Buda los venció por no apegarse a ellos, sólo los veía como un fenómeno natural.

Él explicó de varias maneras cómo vencer a Mara. Es posible vencer a Mara. Contemplar y ver la impermanencia, el sufrimiento y anatta es un medio de vencer a Mara. Entender que todo es influenciado por nuestro karma, es un medio de vencer a Mara. Contemplar el propio cuerpo como cuatro elementos es un medio para vencer a Mara. Experimente si son sólo cuatro elementos ¿hay algo más? Nuestro cuerpo es sólo cuatro elementos, no es «yo», no es una persona. No es nada. Son sólo cuatro elementos surgiendo y desapareciendo, surgiendo y desapareciendo. Así que, ¿a qué se va a apegar? No tiene donde apegarse. Aunque lo intente, no queda bajo su control – eso se llama anatta. Está todo conectado. Si contempla el karma, estará contemplando los cuatro elementos, todos están conectados y culminan en anatta.

La enseñanza del Buda culmina en anatta. Enseñanzas sobre la impermanencia y el sufrimiento ya existían incluso antes del Buda. La gente ya contemplaba y veía eso. La impermanencia y el sufrimiento son fáciles de ver, pero anatta es algo difícil de ver. Incluso siendo evidente, todavía no vemos porque nos apegamos. Eso se llama los cinco maras. Aquellos que no desean quedarse envueltos por Mara deben pacificar su mente, tal como expliqué anteriormente.

Tenemos que estar atentos sólo a nuestra propia mente para que no sea afectada por cualquier asunto mundano. Cada uno cuide de sí mismo y viva cada uno en su espacio, así uno no incomoda al otro. El corazón es algo importante. Si todos fuesen capaces de proveerse a sí mismo, serían capaces de cuidar de la sociedad y del país entero. ¿Cómo sería ese cuidar? Si cuidamos de nuestro propio corazón, no habría más agresión entre las personas. Si las personas ya no se agredieran… si una persona en un grupo de 100 o 1000 personas sólo cuida de su corazón, las demás personas también se benefician. Los demás también desean eso. El Buda enseñaba a cuidar de sí mismo, si todos oyeran las enseñanzas del Buda, sólo habría personas atentas al corazón.

No conseguir estar atento al corazón es causa para que haya confusión e irritación, fricción y agresión mutua. Por eso, estar atento al corazón es algo muy bueno. Cuando nuestra mente está pacífica e inmóvil, las otras personas pueden crear confusión cuanto quieran, pero nosotros cuidamos de lo que es nuestro. El mundo puede tener confusión al punto que sea, pero no somos arrastrados hacia dentro de ella. En la misma medida en que hay mucha confusión en el mundo, debemos volver hacia nosotros mismos. Si nos involucramos con los demás no estaremos cuidando nuestra paz interior. Aunque el mundo se rompe en mil pedazos, no se rompe con él. Cuidamos sólo de nuestra paz. Que el mundo se quiebre, que haya confusión, nosotros continuamos en paz. Esto se llama hacer algo beneficioso para sí.

El Buda enseñó en la ocasión en que Vidudabha fue a combatir con el clan de los sakyas. El Buda quería que Vidudabha diera media vuelta. El Buda se quedó al borde del camino y enseñó, se quedó esperando al borde del camino y enseñó con todo tipo de artificios, dos veces. Llegando la tercera vez decidió no ir. Después de todo, todo eso era un karma de ellos. Cuando llega la hora, tiene que dejar pasar. Ellos habían construido ese karma en el pasado, no había como escapar, no importa lo que hiciera. Entonces el Buda se lavó las manos sobre esa situación. Él declaró: “Los seres humanos se agreden, pero nosotros vivimos en felicidad. Los seres humanos guardan rencor uno por los demás, pero nosotros vivimos felices”.

Entonces todo vuelve a ti, la gente sabia debería ser de esa manera, no tienes que ir a la confusión de los demás, los que tienen sati actúan de esa manera. Ayudan al mundo, a la sociedad, como cuando ayudamos a construir eso o aquello, lo hacemos, pero sólo cuando ya tenemos una base firme y fuerte. Si al final no hay como ayudar, volvemos a nosotros mismos. Tiene que tener esa fundación, no es correcto trabajar sólo para el beneficio ajeno.

Nosotros tenemos impurezas mentales, cuando ayudamos a los demás, causa fricción, ardor y la mente se agita. La mente se quema y acabamos quemados junto a aquellas personas. Entonces no es bueno que nuestra mente no esté bien, ella se agita, se contorsiona para acá y para allá, igual que las demás personas. Lo que teníamos de bueno se agota por completo. Entonces, la paz que penetra profundamente en el corazón es algo muy importante. Entrene hasta alcanzar el corazón. Todos los asuntos incomodan la mente, ella piensa, inventa, se preocupa por todo tipo de cosas de acuerdo con los eventos. Todo asunto de la mente. Pero cuando llega al corazón, el asunto es nuestro. Entendamos de esa forma para que pasemos a practicar la enseñanza del Buda de acuerdo con el camino que él estableció. Es eso.

Ahora monjes, iré a almorzar.

 


NOTA:

[1] Phra Ajahn Thate Desaransi (1902-1994), también conocido como Ajahn Thate, fue un reconocido monje budista y maestro de meditación del norte de Tailandia. Fue discípulo de Ajahn Mun, estudiante de primera generación de la Tradición Tailandesa del Bosque y uno de los maestros fundadores de este linaje.

[2] En la cultura tailandesa, la palabra mara significa demonio, espíritu maligno, etc. En el Tipitaka, la palabra Mara se utiliza de varias formas, tanto para referirse a un cierto ser mal intencionado que intenta impedir que el Buda y sus discípulos alcancen la iluminación, tanto como para referirse a la muerte y a los impedimentos a la iluminación.


FUENTE:

Ajahn Thate (2019). As Cinco Faces de Mara, en https://dhammadafloresta.org/2019/06/as-cinco-faces-de-mara/

Traducción: Manuel Contreras Gamboa

Edición: Federico Angulo

Publicación de Bosque Theravada, 2020.