SN 42,6 Asibandhakaputta Sutta – Asibandhakaputta

Nuestro futuro destino depende exclusivamente de nosotros: ni el Buda puede salvarnos.

 


[Leer en pali]

[6] En cierta ocasión el Bienaventurado moraba en la arboleda de los mangos de Pavarika, cerca de Nalanda. Entonces el jefe de clan Asibandhakaputta se acercó al Bienaventurado, le rindió homenaje, se sentó a un lado y le dijo:

“Venerable Señor, los brahmanes de la región occidental ―aquellos que llevan cántaros con agua, visten guirnaldas de plantas acuáticas, se sumergen en el agua y atienden al fuego sagrado―, se dice que dirigen a una persona muerta hacia lo alto, lo guían y lo conducen al cielo. Pero el Bienaventurado, el Arahant, el Perfectamente Iluminado es capaz de llevar a cabo esto: que con la desintegración del cuerpo después de la muerte, el mundo entero renazca en un buen destino, en el mundo celestial”.

“Bueno, jefe de clan, entonces voy a preguntarte acerca de esto. Contesta como mejor te parezca. ¿Qué opinas jefe de clan? Imagina a una persona que destruye la vida, toma lo que no le ha sido dado, se involucra en una conducta sexual incorrecta, dice mentiras, habla de forma divisiva, habla con dureza, se involucra en charlas frívolas, es codiciosa, llena de malicia y sostiene equivocados puntos de vista. Entonces, si una gran multitud de gente llegara junto a ella y la rodeara, recitara plegarias y alabanzas, circunvalara alrededor de ella pronunciando reverenciales saludos y dijera: ‘Con la desintegración del cuerpo, después de la muerte, que esta persona renazca en un buen destino, en el mundo celestial’. ¿Podría esa gran multitud de gente, por medio de sus alabanzas, mediante sus reverenciales saludos, mientras circunvala a su alrededor, hacer que con la desintegración del cuerpo, después de la muerte, esta persona renaciera en un buen destino, en el mundo celestial?”.

“No, Venerable Señor”.

“E imagina, jefe de clan, a una persona que lanza una gran roca de piedra en las profundidades de un estanque de agua. Entonces, si una gran multitud de gente llegara junto a ella y la rodeara, recitara plegarias y alabanzas, circunvalara alrededor de ella pronunciando reverenciales saludos y dijera: ‘Emerge, buena roca, levántate, buena roca; vamos a la altura de la tierra, vamos a una buena tierra’, ¿podría esa gran multitud de gente, por medio de sus alabanzas, mediante sus reverenciales saludos, mientras circunvala a su alrededor, hacer que esta roca emergiera, se levantara y se colocara sobre la tierra?”.

“No, Venerable Señor”.

“Así también, jefe de clan, si una persona destruye la vida… y sostiene equivocados puntos de vista, aunque una gran multitud de gente llegase junto a ella… aún así, con la desintegración del cuerpo, después de la muerte, aquella persona renacería en un estado de miseria, en un mal destino, en el mundo bajo, en el infierno.

“¿Qué opinas jefe de clan? Imagina a una persona que se abstiene de destruir la vida, de tomar lo que no le ha sido dado, de involucrarse en una conducta sexual incorrecta, de decir mentiras, de hablar de forma divisiva, de hablar con dureza, de involucrarse en charlas frívolas, que no es codiciosa, sin malicia y sostiene rectos puntos de vista. Entonces, si una gran multitud de gente llegara junto a ella y la rodeara, recitara plegarias y alabanzas, circunvalara alrededor de ella pronunciando reverenciales saludos y dijera: ‘Con la desintegración del cuerpo después de la muerte, que esta persona renazca en un estado de miseria, en un mal destino, en el mundo bajo, en el infierno’ ¿Podría esa gran multitud de gente, por medio de sus alabanzas, mediante sus reverenciales saludos, mientras circunvala a su alrededor, hacer que con la desintegración del cuerpo, después de la muerte, esta persona renaciera en un estado de miseria, en un mal destino, en el mundo bajo, en el infierno?”.

“No, Venerable Señor”.

“E imagina, jefe de clan, a una persona que sumerge un pote de mantequilla o un pote de aceite en las profundidades de las aguas de un estanque y lo rompe. Entonces todos los trozos y fragmentos [del pote] se hundirían, pero la manteca o el aceite se elevaría [a la superficie]. Entonces, si una gran multitud de gente llegara junto a él y lo rodeara, recitara plegarias y alabanzas, circunvalara alrededor de él pronunciando reverenciales saludos y dijera: ‘Húndete, buena manteca o buen aceite, disuélvete buena manteca o buen aceite, ve hacia abajo, buena manteca o aceite’. ¿Qué opinas, jefe de familia? ¿Podría esa gran multitud de gente, por medio de sus alabanzas, mediante sus reverenciales saludos, mientras circunvala a su alrededor, hacer que esa manteca o aceite se hunda, se disuelva o se vaya hacia abajo?”.

“No, Venerable Señor”.

“Así también, jefe de clan, si una persona se abstiene de destruir la vida… y sostiene rectos puntos de vista, aunque una gran multitud de gente llegase junto a ella… aún así, con la desintegración del cuerpo después de la muerte, aquella persona renacería en un buen destino, en el mundo celestial”.

Cuando se dijo esto, el jefe de clan Asibandhakaputta dijo al Bienaventurado:

“¡Excelente, Maestro Gotama! ¡Excelente, Maestro Gotama! El Maestro Gotama esclareció el Dhamma de diferentes maneras, como si enderezara lo que estaba torcido, revelara lo que estaba oculto, mostrara el camino a los que estaban perdidos o sostuviera una lámpara en medio de la oscuridad, de manera tal que los de buena vista pudieran ver las formas. Ahora voy por refugio al Maestro Gotama, al Dhamma y al Sangha de los monjes. Que a partir de ahora el Maestro Gotama me considere como su seguidor laico que ha ido por refugio de por vida”.

 


FUENTE:

Bodhi, B. (2000). Asibandhakaputta The Connected Discourses of the Buddha: A Translation of the Samyutta Nikaya.Boston: WisdomPublications, (versión digital), pp. 1547-1548.

Asibandhakaputtasuttam en Digital Pali Reader


Traducción: Anton P. Baron

Edición: Federico Angulo y Anton P. Baron

Publicación de Bosque Theravada, 2015, 2020.