Con un sugerente símil, el Buda ilustra la transitoriedad de la vida.
[6] En Savatthi.
“Monjes, imaginad aquí a cuatro arqueros firmemente decididos, entrenados, diestros, experimentados, cada uno de los cuales dirigiéndose a una de las cuatro direcciones. Y a un hombre que, llegando allí, pensara: ‘Voy a capturar las flechas disparadas por estos cuatro arqueros âque están dirigidos hacia las cuatro direccionesâ antes de que las mismas caigan a tierra y se las voy a devolver’. ¿Qué opináis, monjes? ¿Sería eso suficiente para decir: ‘Aquel hombre es muy rápido, dotado de una suprema velocidad’?”.
“Venerable Señor, incluso si llegase a capturar la flecha disparada por uno de estos cuatro arqueros antes de que la misma cayera en la tierra y se la devolviera, aquello ya sería suficiente para decir: ‘Aquel hombre es muy rápido, dotado de una suprema velocidad’; y ya ni hablar acerca de las flechas disparadas por todos los cuatro arqueros”.
“Monjes, así como es de veloz aquel hombre, aún más veloces son el sol y la luna. Así como es veloz aquel hombre, y así como son veloces el sol y la luna, aún más veloces son las deidades que corren delante del sol y la luna, y las formaciones vitales perecen aún más velozmente que aquello. Por eso, monjes, así debéis entrenaros a vosotros mismos: ‘Vamos a morar diligentemente’. Así debéis entrenaros a vosotros mismos”.
FUENTE:
Bodhi, B. (2000). «The Archers» en The Connected Discourses of the Buddha: A Translation of the Samyutta Nikaya. Boston: Wisdom Publications, (versión digital), p. 958.
«Dhanuggahasuttam», en Digital Pali Reader
Traducción: Anton P. Baron
Edición: Federico Angulo y Anton P. Baron
Publicación de Bosque Theravada, 2015, 2019.