Un símil sobre la duración de un eón que debe conducir a la liberación del samsara.
[5] En Savatthi.
Entonces, cierto monje se acercó al Bienaventurado, le rindió homenaje y, sentándose a un lado, le dijo:
“Venerable Señor, ¿qué tan largo es un eón?”.
“Un eón, monje, es largo. No es fácil contarlo ni decir que tanto de años, qué tanto de cientos de años, qué tanto de miles de años o qué tanto de miles de miles de años tiene”.
“Entonces, ¿sería posible expresarlo a través de un símil, Venerable Señor?”.
“Sí, esto es posible, monje”, respondió el Bienaventurado.
“Imagina, monje, una gran montaña de piedra de una yojana de largo, una yojana de ancho y una yojana de alto, sin hoyos ni grietas, sino una sólida masa rocosa. E imagina que cada cien años un hombre la frotase suavemente con una pieza de tela del país de los kosianos. Entonces, es más probable que aquella pieza de tela se desgastase o eliminase antes que un eón llegase a su fin. Así de largo es un eón, monje. Y hemos pasado por eones semejantemente largos, por cientos de eones, por miles de eones y por miles de miles de eones. Y, ¿por qué así? Porque, monjes, este samsara es sin comienzo discernible. El primer momento de esta itinerancia y vagabundeo, obstaculizado por la ignorancia y encadenado por el deseo de los seres, no es discernible. Por semejante largo tiempo, monjes, habéis experimentado el sufrimiento, la angustia, el desastre y el hecho de hincharse en los cementerios. Esto es suficiente como para experimentar repugnancia hacia todas las formaciones, suficiente para llegar a ser desapasionados hacia ellas, suficiente para liberarse de ellas”.
FUENTES:
Bhikkhu Bodhi (2000). «The Mountain», en The Connected Discourses of the Buda: A Translation of the Samyutta Nikaya. Boston, Wisdom Publications.
«Pabbatasuttam», en Digital Pali Reader 4.1.
Traducido por Anton P. Baron
Editado por Federico Angulo y Anton P. Baron
Publicación de Bosque Theravada, 2014.