Mara vuelve a contradecir al Buda sobre la duración del espacio vital de los seres humanos.
[10] Esto he escuchado:
En una ocasión el Bienaventurado estaba morando en la arboleda de los bambúes, en el Santuario de las Ardillas, cerca de Rajagaha.
Entonces, el Bienaventurado se dirigió a los monjes:
“Monjes”.
“Sí, Venerable Señor”, respondieron aquellos monjes y el Bienaventurado continuó:
“Monjes, el espacio vital de los seres humanos es corto. Uno tiene que pasar a la vida venidera. Uno debe hacer lo que es beneficioso y conducente a la vida santa. Alguien que tomó el nacimiento, no puede evitar la muerte. Alguien que vive mucho, monjes, vive cien años o un poco más”.
Entonces Mara, el Malvado se acercó al Bienaventurado y se dirigió a él en verso:
“Los días y las noches no vuelan,
La vida no llega al fin.
El espacio vital de los mortales rueda a lo largo
Como la llanta del carruaje alrededor de su eje”.
[El Bienaventurado:]
“Los días y las noches vuelan,
La vida llega al fin.
El espacio vital de los mortales se agota
Como el agua en los riachuelos”.
Entonces Mara, el Malvado, descubriendo: «El Bienaventurado me reconoció, el Afortunado sabe que soy yo», triste y decepcionado desapareció de allí.
FUENTE:
Bodhi, B. (2000). Life Span (2) En The Connected Discourses of the Buddha: A Translation of the Samyutta Nikaya. Boston: Wisdom Publications, (versión digital), p. 289.
Dutiyaayusuttam en Digital Pali Reader
Traducción: Anton P. Baron
Edición: Federico Angulo y Anton P. Baron
Publicación de Bosque Theravada, 2015.