El Buda examina la doctrina de un asceta ambulante. Usando el símil de «la muchacha más bonita del pueblo», demuestra la insensatez de sus pretensiones.
[1] {269} Así lo he oído. En cierta ocasión, el Bienaventurado residía en Rajagaha, en el soto de bambúes, en el santuario de las ardillas. En aquel tiempo, el renunciante Sakuludayin vivía en la arboleda de los renunciantes, en el santuario de los pavos reales, en compañía de un numeroso grupo de renunciantes.
[2] Entonces, el Bienaventurado, por la mañana, habiéndose vestido y llevando consigo el cuenco y el manto, se dirigió a Rajagaha para recolectar comida. Entonces pensó: «Es pronto para recorrer Rajagaha recolectando comida, ¿y si me acercara a la arboleda de los renunciantes, al santuario de los pavos reales, adonde está el renunciante Sakuludayin?»
[3] Y el Bienaventurado fue a la arboleda de los renunciantes, al santuario de los pavos reales. En aquel momento, el renunciante Sakuludayin estaba sentado con un numeroso grupo de renunciantes que estaban dando voces, alborotando, haciendo mucho ruido, charlando de diversos temas banales, a saber: de reyes, bandoleros, ministros, ejércitos, temeridades, batallas, comida, bebida, ropa, lechos, guirnaldas, perfumes, familiares, coches, aldeas, pueblos, ciudades, países, mujeres, héroes, calles, pozos, muertos, cotilleos, de si el mundo es así o asá, de si el mar es así o asá, de llegar a ser esto o lo otro.
[4] El renunciante Sakuludayin vio venir de lejos al Bienaventurado, y al vedo tranquilizó a su grupo: «Silencio, señores, no hagan ruido. Viene el asceta Gotama. Estos venerables quieren silencio, se disciplinan en el silencio, profesan el silencio. Al ver que el grupo está en silencio, puede que decida acercarse».
Entonces los renunciantes se callaron.
{270} Luego, el Bienaventurado se acercó al renunciante Sakuludayin y éste le dijo:
«¡Venid, venerable Bienaventurado! ¡Bienvenido, venerable Bienaventurado! ¡Hace mucho que el venerable Bienaventurado no nos hace el honor de venir por aquí! Sentaos, venerable Bienaventurado, éste es vuestro asiento.»
Entonces el Bienaventurado se sentó en el lugar asignado. El renunciante Sakuludayin tomó un asiento más bajo y se sentó a un lado. Entonces el Bienaventurado le preguntó:
[5] «¿De qué estabais hablando aquí sentados, cuál era el tema de la conversación que he interrumpido?»
«Venerable señor, dejemos estar la conversación que teníamos aquí sentados. Venerable señor, no será difícil para el Bienaventurado enterarse de su contenido después.
«Cuando yo no estoy con este grupo, venerable señor, el grupo se sienta a charlar de diversos temas banales. Pero cuando yo estoy con el grupo, venerable señor, el grupo se sienta y me mira fijamente a la cara pensando: ‘Escucharemos la enseñanza que nos predique el asceta Udayi’. En cambio, venerable señor, ahora que el Bienaventurado se ha acercado a este grupo, yo y este grupo nos sentamos mirando fijamente a la cara del Bienaventurado pensando: ‘Escucharemos la enseñanza que nos predique el Bienaventurado’.
[6] {271} «Entonces, Udayi, propón algún tema de disertación sobre el que pueda disertar.»
«No hace mucho, venerable señor, alguien declaraba ser omnisciente y percibirlo todo con pleno conocimiento y visión: ‘Caminando, de pie, dormido o despierto, siempre y en todo lugar, el conocimiento y la visión están en mi’. Pero al hacerle una pregunta sobre el pasado, me contestó con otra pregunta y se fue por las ramas dando muestras de cólera, odio y resentimiento. Entonces, venerable señor, se me ocurrió una idea feliz sobre el Bienaventurado: ‘¿No será el Bienaventurado, no será el Bien Encaminado experto en estas cosas?’.
«¿Quién, Udayi, declaraba ser omnisciente… y te contestó con otra pregunta y se fue por las ramas dando muestras de cólera, odio y resentimiento?»
«Nigantha Nataputta, venerable señor.»
[7] «Alguien, Udayi, que recuerde sus múltiples vidas anteriores, es decir, un nacimiento, dos… con sus características y detalles, bien podría hacerme una pregunta sobre el pasado, o bien yo podría hacerle a él una pregunta sobre el pasado; bien podría responderme y complacer mi mente con su respuesta, o bien podría responderle yo a él y complacer su mente con mi respuesta.
«Alguien, Udayi, que con el ojo divino purificado, que va más allá del humano, vea a los seres falleciendo y reapareciendo, que conozca a los seres inferiores, superiores, bellos, feos, afortunados, desafortunados según sus acciones anteriores… que renacen según sus acciones anteriores, bien podría hacerme una pregunta sobre el futuro, o bien yo podría hacerle a él una pregunta sobre el futuro; bien podría responderme y complacer mi mente con su respuesta, o bien podría responderle yo a él y complacer su mente con mi respuesta.
«Pero, Udayi, dejemos estar el pasado, dejemos estar el futuro.
«Te predicaré la Enseñanza: ‘Cuando esto es, eso existe, al surgir esto, eso surge; cuando esto no es, eso no existe, al cesar esto, eso cesa.'»
[8] «Yo, venerable señor, a diferencia del Bienaventurado, que no recuerdo ni las características y detalles de lo que ha sido de mi mismo en esta vida, ¿cómo podría recordar mis múltiples vidas anteriores, es decir, un nacimiento, dos… con sus características y detalles?
«Yo, venerable señor, a diferencia del Bienaventurado, que no llego ni a ver aquí mismo un duende de polvo ¿cómo podría ver con el ojo divino purificado, que va más allá del humano, a seres falleciendo y reapareciendo, conociendo a seres inferiores, superiores, bellos, feos, afortunados, desafortunados según sus acciones anteriores… que renacen según sus acciones anteriores?
«Ahora bien, cuando el Bienaventurado me dice: ‘Udayi, dejemos estar el pasado, dejemos estar el futuro. Te predicaré la Enseñanza: «Cuando esto es, eso existe, al surgir esto, eso surge; cuando esto no es, eso no existe, al cesar esto, eso cesa»’, entonces sí que no entiendo nada de nada. Quizá yo, venerable señor, pudiera complacer la mente del Bienaventurado respondiendo a alguna pregunta sobre nuestros propios maestros.»
[9] {272} «Bueno, Udayi, ¿qué enseñan tus maestros?»
«Venerable señor, nuestros maestros enseñan: ‘Éste es el máximo esplendor, éste es el máximo esplendor'».
«Pero, Udayi, cuando tus maestros dicen que: ‘Éste es el máximo esplendor, éste es el máximo esplendor’, ¿a qué se refieren?»
«Pues, venerable señor, a que éste es el máximo esplendor cuyo esplendor es tal, que no existe nada mayor ni mejor.»
«¿Qué es, Udayi, ese esplendor cuyo esplendor es tal, que no existe nada mayor ni mejor?»
«Pues, venerable señor, éste es el esplendor cuyo esplendor es tal, que no existe nada mayor ni mejor.»
[10] «Así, Udayi, te puedes alargar mucho. Dices: ‘Pues, venerable señor, éste es el esplendor cuyo esplendor es tal, que no existe nada mayor ni mejor’, pero no explicas lo que es ese esplendor.
«Es, Udayi, como si un hombre dijera: ‘Yo quiero y deseo a la más bella del país’.
«Y alguien le preguntara: ‘Buen hombre, quieres y deseas a la más bella del país, pero ¿la conoces?, ¿sabes si pertenece a la casta de los nobles guerreros, o a la de los brahmanes, o a la de los mercaderes, o a la del pueblo común?’
«Y respondiera: ‘No’.
«Y otro le preguntara: ‘Buen hombre, quieres y deseas a la más bella del país, pero ¿sabes su nombre y clan de procedencia?.. ¿Sabes si es alta o baja o de estatura media, si es de piel oscura, morena o blanca?.. ¿Sabes de qué aldea, pueblo o ciudad es?’
«Y respondiera: ‘No’.
«Y otro le preguntara: ‘Buen hombre, así pues ¿quieres y deseas a quien no conoces ni has visto nunca?’
«Y respondiera: ‘si’.
«¿Qué te parece, Udayi?, en tal caso, ¿no estaría ese hombre diciendo bobadas?»
«En efecto, venerable señor; en tal caso, ese hombre estaría diciendo bobadas.»
«Pues del mismo modo tú, Udayi, dices: ‘Pues, venerable señor, éste es el máximo esplendor cuyo esplendor es tal, que no existe nada mayor ni mejor’, sin explicar lo que es ese esplendor.»
[11] «Venerable señor, al igual que una joya con una piedra preciosa, bella y de gran valor, tallada en ocho facetas, expuesta sobre terciopelo rojo, brilla, reluce y refulge, así es tras la muerte, el esplendor del atman incorruptible [1].»
[12] {273} «¿Qué te parece, Udayi?, entre el esplendor de la joya con una piedra preciosa bella y de gran valor, tallada en ocho facetas, que expuesta sobre terciopelo rojo, brilla, reluce y refulge, y el esplendor de una luciérnaga en la oscuridad de la noche, ¿cuál de ellos es el que brilla más y mejor?»
«Pues, venerable señor, la que brilla más y mejor es la luciérnaga en la oscuridad de la noche.»
[13] «¿Qué te parece, Udayi?, entre el esplendor de una luciérnaga en la oscuridad de la noche y un candil de aceite en la oscuridad de la noche, ¿cuál es el que brilla más y mejor?»
«Pues, venerable señor, el que brilla más y mejor es el candil de aceite en la oscuridad de la noche.»
[14] «¿Qué te parece, Udayi?, entre el esplendor de un candil de aceite en la oscuridad de la noche y una gran fogata en la oscuridad de la noche, ¿cuál es el que brilla más y mejor?»
«Pues, venerable señor, la que brilla más y mejor es la gran fogata en la oscuridad de la noche.»
[15] «¿Qué te parece, Udayi?, entre el esplendor de una gran fogata en la oscuridad de la noche y el lucero del alba en una noche despejada, ¿cuál es el que brilla más y mejor?»
«Pues, venerable señor, el que brilla más y mejor es el lucero del alba en una noche despejada.»
[16] «¿Qué te parece, Udayi?, entre el esplendor del lucero del alba en una noche despejada y la luna llena a medianoche cuando está en su cenit, en una noche despejada de una fiesta de guardar, ¿cuál es el que brilla más y mejor?
«Pues, venerable señor_ la que brilla más y mejor es la luna llena a medianoche cuando está en su cenit, en una noche despejada de una fiesta de guardar.»
[17] «¿Qué te parece, Udayi?, entre el esplendor de la luna llena a medianoche cuando está en su cenit, en una noche despejada de una fiesta de guardar y el sol al mediodía cuando está en su cenit, en un día despejado del último mes de la estación de las lluvias, ¿cuál de ellos es el que brilla más y mejor?
«Pues, venerable señor, el que brilla más y mejor es el sol al mediodía cuando está en su cenit, en un día despejado del último mes de la estación de las lluvias.»
[18] «Pues bien, Udayi, yo conozco muchos, muchísimos dioses que exceden en resplandor a la luna y al sol.
«Pero yo no digo: ‘Pues éste es el máximo esplendor, cuyo esplendor es tal, que no existe nada mayor ni mejor’, sin explicar lo que es ese esplendor. Pero tú, Udayi, hablando de un esplendor que es menor y peor que el de una luciérnaga, dices: ‘Éste es el máximo esplendor’, y no explicas lo que es ese esplendor.»
[19] «El Bienaventurado ha cortado el debate, el Bien Encaminado ha cortado el debate.»
{274} «¿Por qué dices eso, Udayi: ‘El Bienaventurado ha cortado el debate, el Bien Encaminado ha cortado el debate?'»
«Venerable señor, nuestros propios maestros dicen: ‘Éste es el máximo esplendor, éste es el máximo esplendor’, pero al preguntamos, investigarnos y pedimos explicaciones insistentemente sobre nuestros propios maestros, resulta que estamos vacíos, hueros, equivocados.
[20] «¿Qué te parece, Udayi?, ¿existe un mundo completamente feliz, existe un camino razonable que lleve a experimentar por uno mismo un mundo completamente feliz?»
«Venerable señor, nuestros propios maestros dicen: ‘Existe un mundo completamente feliz; existe un camino razonable que lleva a experimentar por uno mismo un mundo completamente feliz’.
[21] «Y ¿cuál es, Udayi, el camino que lleva a experimentar por uno mismo un mundo completamente feliz?»
«He aquí, venerable señor, que uno renuncia a matar a seres vivientes y se abstiene de matar a seres vivientes; renuncia a tomar lo que no le ha sido dado y se abstiene de tomar lo que no le es dado; renuncia a la mala conducta en lo relativo a los placeres de los sentidos y se abstiene de mala conducta en lo relativo a los placeres de los sentidos; renuncia a mentir y se abstiene de mentir; y se dedica a alguna práctica ascética.
«Éste es, venerable señor, el camino razonable que lleva a experimentar por uno mismo un mundo completamente feliz.»
[22] ¿Qué te parece, Udayi?, cuando uno renuncia a matar a seres vivientes y se abstiene de matar a seres vivientes, ¿siente su yo sólo placer, o placer y dolor?»
«Placer y dolor, venerable señor.»
«¿Qué te parece, Udayi?, cuando uno renuncia a tomar lo que no le ha sido dado y se abstiene de tomar lo que no le es dado… cuando renuncia a la mala conducta en lo relativo a los placeres de los sentidos y se abstiene de mala conducta en lo relativo a los placeres de los sentidos… cuando renuncia a mentir y se abstiene de mentir… cuando se dedica a alguna práctica ascética, ¿ su yo siente sólo placer, o placer y dolor?»
«Placer y dolor, venerable señor.»
«¿Qué te parece, Udayi?, ¿cabe hablar del camino que lleva a experimentar por uno mismo un mundo completamente feliz, cuando es en realidad una mezcla de placer y dolor?»
[23] «El Bienaventurado ha cortado el debate, el Bien Encaminado ha cortado el debate.»
«¿Por qué dices eso Udayi: ‘El Bienaventurado ha cortado el debate, el Bien Encaminado ha cortado el debate?»
«Venerable señor, nuestros propios maestros dicen: ‘Existe un mundo completamente feliz; existe un camino razonable que lleva a experimentar por uno mismo un mundo completamente feliz’, pero al preguntamos, investigamos y pedimos explicaciones insistentemente sobre nuestros propios maestros, resulta que estamos vacíos, hueros, equivocados.»
{275} «Venerable señor, ¿existe un mundo completamente feliz; existe un camino razonable que lleve a experimentar por uno mismo un mundo completamente feliz?»
[24] «Sí, Udayi, existe un mundo completamente feliz; existe un camino razonable que lleva a experimentar por uno mismo un mundo completamente feliz.»
«¿Cuál es, venerable señor, el camino razonable que lleva a experimentar por uno mismo un mundo completamente feliz?»
[25] «He aquí, Udayi, que un monje apartado de los deseos de los sentidos, apartado de lo que es perjudicial, alcanza y permanece en la primera abstracción meditativa… Al cesar la ideación y la reflexión, alcanza y permanece en la segunda… al desvanecerse el gozo permanece ecuánime, atento y lúcido… con lo que alcanza y permanece en la tercera abstracción meditativa. Éste es el camino que lleva a experimentar por uno mismo un mundo completamente feliz.»
«Pero, venerable señor, eso no es el camino que lleva a experimentar por uno mismo un mundo completamente feliz. Venerable señor, ahí uno ya ha experimentado por sí mismo el mundo completamente feliz.»
«No, Udayi, ahí uno no ha experimentado todavía por sí mismo el mundo completamente feliz, ahí aún está siguiendo el camino que lleva a experimentar por uno mismo un mundo completamente feliz.»
[26] Dicho esto, el grupo del renunciante Sakuludayin, dando voces, alborotando, haciendo mucho ruido, decía:
«¡Es la ruina de nuestros maestros, es la ruina de nuestros maestros! ¡Nosotros no conocemos nada superior a esto!»
Entonces, el renunciante Sakuludayin, habiendo acallado a sus renunciantes, dijo al Bienaventurado:
[27] «¿Cuándo entonces, venerable señor, se experimenta por uno mismo el mundo completamente feliz?»
«He aquí, Udayi, que al renunciar al placer, al renunciar al dolor, y previa desaparición de la alegría y la aflicción, el monje alcanza y permanece en la cuarta abstracción meditativa, sin dolor ni placer, completamente purificada por la atención y la ecuanimidad. Convive con los dioses que han surgido en dicho mundo completamente feliz, habla y entabla conversaciones con ellos. Ahí, Udayi, se ha experimentado por uno mismo el mundo completamente feliz.
[28] {276} «¿No es, venerable señor, para experimentar por uno mismo dicho mundo completamente feliz, por lo que los monjes llevan una vida de santidad con el Bienaventurado?»
«No, Udayi, no es para experimentar por uno mismo dicho mundo completamente feliz, por lo que los monjes llevan una vida de santidad conmigo. Existen, Udayi, otros estados superiores y más sublimes, y es para experimentarlos por sí mismos por lo que los monjes llevan una vida de santidad conmigo.»
«¿Cuáles son, venerable señor, los estados superiores y más sublimes, que, para experimentarlos por sí mismos, los monjes llevan una vida de santidad con el Bienaventurado?»
[29-36] «He aquí, Udayi, que un Tathagata aparece en el mundo, santo, completamente iluminado… [se repite el texto tradicional sobre las fases del adiestramiento del sermón 51,12-19]…
[37] «Renunciando a estos cinco impedimentos… permanece contemplando el cuerpo en el cuerpo… las sensaciones en las sensaciones… la mente en la mente… los objetos mentales en los objetos mentales, fervoroso, lúcido y atento, desechando la codicia y la aflicción de lo mundano.
[38-44] «Luego, apartado de los deseos de los sentidos, apartado de lo que es perjudicial, alcanza y permanece en la primera abstracción meditativa… [luego la segunda… la tercera… la cuarta abstracciones meditativas… los tres conocimientos de la iluminación como en el sermón 51,24. Después de cada uno se repite. «Éstos son, Udayi, los estados superiores y más sublimes, es para experimentarlos por sí mismos por los que los monjes llevan una vida de santidad conmigo», concluyendo]… y sabe: ‘Aniquilado el renacer, cumplida la vida de santidad, hecho lo que había por hacer, no hay ya más devenir’.
«Estos son, Udayi, los estados superiores y más sublimes, y es para experimentarlos por sí mismos por los que los monjes llevan una vida de santidad conmigo.»
[45] {277} Dicho que hubo esto, el renunciante Sakuludayin dijo al Bienaventurado:
«¡Excelente maestro Gotama, excelente maestro Gotama! En verdad, maestro Gotama, como uno que levanta lo caído, o revela lo oculto, o indica el camino al extraviado, o alza un candil en la oscuridad pensando: ‘los que tengan ojos, que vean’, así es como el Bienaventurado explica la Enseñanza de diversas maneras.
«Yo voy por refugio al maestro Gotama, a la Enseñanza y a la Comunidad de monjes.
«Pido que se me permita dar el paso ante el honorable Gotama y se me conceda la ordenación de monje.»
[46] Dicho que hubo esto, el grupo del renunciante Sakuludayin le dijo:
«¡No lo hagáis, honorable Udayi, no vayáis a llevar una vida de santidad con el asceta Gotama! ¡Honorable Udayi, habiendo sido maestro, no viváis como discípulo! Si así lo hace, el honorable Udayi será como una jarra que se convierte en tubo de desagüe.
«¡No lo hagáis, honorable Udayi, no vayáis a llevar una vida de santidad con el asceta Gotama! ¡Honorable Udayi, habiendo sido maestro, no viváis como discípulo!»
Así fue como el grupo del renunciante Sakuludayin le impidió llevar una vida de santidad con el Bienaventurado.
NOTA:
[1] Los jainistas consideran el atta (atman), el «yo» como una entidad individual permanente, cayendo en el extremo del eternalismo. En cambio, el Buddha lo entiende como un término convencional sin existencia última que sirve para referirse a los cinco agregados tomados conjuntamente, o sea para designar un conjunto de procesos cambiantes y condicionados por el Surgir Dependiente.
FUENTE:
SOLÉ-LERIS, Amadeo y Abraham Vélez de Cea (2004) Mjjhima Nikaya: Los sermones medios del Buddha. Versión digital
Revisión y edición: Isidatta
Publicación del Bosque Theravada, 2011