Del DN 14 {7D.1,1-91} Mahapadana Sutta – Gran discurso sobre el linaje
[2.12.] {52} «Entonces, el rey Bandhuma pensó: ‘el príncipe Vipassi no debe renunciar al trono, no debe abandonar la vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar. Las palabras enseñadas por los brahmanes, no deben ser ciertas.’ De modo que el rey proveyó al príncipe Vipassi aún más elementos para el disfrute a través de todos los cinco sentidos, con el propósito de que gobierne el reino y no abandone la vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar.
«De esta manera, monjes, el príncipe Vipassi continuó complaciendo y satisfaciéndose en el disfrute de los placeres sensuales a través de los cinco sentidos.
[2.13.] «Después de esto, monjes, han pasado muchos años, varios cientos de miles de años han pasado, cuando el príncipe Vipassi dijo a su auriga: ‘enjaeza algunos carruajes finos, auriga. Vamos a salir a inspeccionar el Parque de los Placeres’. Y cuando el auriga lo hizo así, lo reportó al príncipe: ‘Su alteza, los finos carruajes están enjaezados; es tiempo de hacerlo cuando Usted así lo disponga’. Entonces, el príncipe Vipassi montó el carruaje y salió en procesión hacia el Parque de los Placeres.
[2.14.] {53} «Y mientras el príncipe Vipassi estaba conduciendo, monjes, hacia el Parque de los Placeres, vio a un hombre con cabeza rapada que era un renunciante, vestido con el hábito amarillo. Y mientras lo miraba, preguntó a su auriga: ‘Auriga, ¿qué le ha pasado a este hombre? Su cabeza no se parece a la de los otros hombres y su vestimenta es diferente de la que usan los demás.’
«‘Príncipe, él es al que se le llama un «renunciante»’. – ‘Pero, ¿por qué a él se le llama así?’
«‘El se llama renunciante, príncipe, porque es un verdadero seguidor del Dhamma, alguien que realmente vive sereno, hace buenas acciones, realiza hechos meritorios, es inocuo y tiene una verdadera compasión por los seres vivos’.
«‘Auriga, está bien llamarle renunciante a alguien que es un verdadero seguidor del Dhamma, alguien que realmente vive sereno, hace buenas acciones, realiza hechos meritorios, es inocuo y tiene una verdadera compasión por los seres vivos. Condúceme, auriga, hacia donde está el renunciante’. – ‘Muy bien, príncipe’, respondió el auriga y le condujo al príncipe hacia donde estaba el renunciante.
«Una vez estando ahí, le preguntó al hombre renunciante: ‘¿Es correcto llamar renunciante a alguien que es un verdadero seguidor del Dhamma, alguien que realmente vive sereno, hace buenas acciones, realiza hechos meritorios, es inocuo y tiene una verdadera compasión por los seres vivos?’ – ‘Sí, está muy bien dicho, príncipe, llamar renunciante a alguien que es un verdadero seguidor del Dhamma, alguien que realmente vive sereno, hace buenas acciones, realiza hechos meritorios, es inocuo y tiene una verdadera compasión por los seres vivos’.