Ya os comenté que desde hace unos días he empezado a usar Buddho como objeto de meditación, para darle un toque tailandés a mis sentadas. En principio, sirve para desarrollar concentración, y posteriormente, observar lo que pasa en la mente cuando dices «Buddho«. Llevo todavía poco, y mi concentración no es muy buena, pero como no me puedo quedar quieto y soy muy impaciente, me he puesto a observar qué pasaba con la mente cuando decía» buddho«: ¿quién o qué está diciendo «buddho«? ¿quién o qué lo escucha? ¿lo que dice «buddho» es lo mismo que lo que piensa todo lo demás que hay por aquí? ¿dónde está eso que dice «buddho«? ¿en la cabeza? etc etc etc El resultado ha sido bastante confuso. Me he hecho ligeras ideas de lo que estaba viendo, pero eran demasiadas cosas a la vez para poder sacarles un sentido claro. No es por nada que casi todos los maestros de meditación recomiendan alcanzar primero un gran dominio del samadhi para después poder observar (Ajahn Brahm afirma rotundamente que para obtener grandes «insights» hay que pasar por jhana primero).
Moraleja: no por mucho madrugar, amanece más temprano. No hay prisa. Disfruta de la sentada: «bud«…»dho«…»bud«…»dho«…