Después de los siete días de haber sido iluminado, el Buda se acerca al árbol de Mucalinda (el rey de las serpientes) donde permanece gozando de la beatitud de la liberación durante siete días con la serpiente que lo protege de las inclemencias del tiempo. Esta porción tiene su paralelismo con Ud 2,1 Muccalinda Sutta – Discurso pronunciado en Muccalinda.
El sistema de numeración entre corchetes corresponde al sistema de Oldenberg, seguido luego por Horner, en las ediciones de Pali Text Society y, el de entre las llaves, de World Tipitaka Edition
[3] {5} En una ocasión, cuando terminaron los siete días [1], el Bienaventurado, habiendo emergido de la contemplación, partió de la Higuera del Cabrero y se acercó al árbol de Mucalinda. Habiéndose acercado ahí, el Bienaventurado estaba sentado con las piernas cruzadas en una sola postura por el espacio de siete días, debajo del árbol de Mucalinda, experimentando la dicha de la liberación.
En este tiempo surgió una gran tormenta causada por el temporal y estuvo lloviendo durante siete días y un viento frío encapotó el cielo. Entonces Mucalinda, el rey de las serpientes, habiendo salido de su propia guarida, envolvió siete veces el cuerpo del Bienaventurado con sus rollos y se expandió como una capucha sobre su cabeza, diciendo: «que el frío no moleste al Bienaventurado, que el calor no moleste al Bienaventurado, que las moscas y los mosquitos no toquen al Bienaventurado, que el viento, el calor ni las cosas que se arrastran no molesten al Bienaventurado».
Después de haber terminado estos siete días, Mucalinda, el rey de las serpientes, habiendo discernido que el cielo ya estaba claro y sin nubes, habiendo desenvuelto sus rollos del cuerpo del Bienaventurado y habiendo dejado su propia forma, asumió la forma de un joven. Y estando ahí enfrente del Bienaventurado, le rindió homenaje con las manos juntadas.
Entonces, el Bienaventurado, al haber comprendido este tema, pronunció esta solemne exclamación:
Feliz es la soledad que alegra el corazón,
el Dhamma está aprendido y la visión contemplada.
Feliz es la benignidad hacia el mundo,
cuyas criaturas no hacen daño.
Feliz, la ausencia de los placeres sensuales y falta de su surgimiento,
feliz el trascender la necesidad de estos placeres.
Aquel que logra aplastar la presunción del gran «yo soy»
éste, realmente experimenta la dicha suprema.
NOTA:
[1] Se refiere a los siete días que el Buda pasó debajo de la Higuera del Cabrero.
FUENTES:
“Mukalindakatha” en The World Tipitaka Edition http://studies.worldtipitaka.org/tipitaka/3V/1/1.3 (13/05/2008)
HORNER, I.B. (2000) “Told is the at the Mucalinda” en The Book of the Discipline: Vinaya-Pitaka. Vol. IV: Mahavagga. Oxford, Pali Text Society. Págs. 4-5.
Traducido y publicado por Isidatta para el Bosque Theravada © 2009
Edición de Bosque Theravada © 2009 © 2010
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