Parte II: Los Siete Conjuntos

Del libro «37 cualidades mentales que llevan a Iluminación«, por Thanissaro Bhikkhu.

B. Los Cuatro Fundamentos de la Atención Consciente


Pasajes del Canon Pali {26-48}

{26} “Monjes, imaginad a un árbol carente de ramas y hojas: sus capullos no llegan a madurar, su corteza no llega a madurar, su savia no llega a madurar, su duramen no llega a madurar. De la misma manera, cuando la atención consciente y el auto-dominio están ausentes, el sentido de la consciencia y el temor de la culpa se echan a perder en alguien que carece de la atención consciente y el auto-dominio… el control de los sentidos se echa a perder… la práctica de la moral se echa a perder… la recta concentración se echa a perder… la práctica de la moral se echa a perder… el verdadero conocimiento y la visión se echan a perder… la aversión [por el mundo] y el desapasionamiento se echan a perder… el conocimiento liberador y la visión se echan a perder en alguien que carece de la aversión [por el mundo] y el desapasionamiento […]

“Monjes, imaginad ahora a un árbol abundante en ramas y hojas: sus capullos llegan a madurar, su corteza llega a madurar, su savia llega a madurar, su duramen llega a madurar. De la misma manera, cuando la atención consciente y el auto-dominio están presentes, el sentido de la consciencia y el temor de culpa tienen una causa eficiente en la presencia de la atención consciente y el auto-dominio… el control de los sentidos tiene una causa eficiente… la práctica de la moral tiene una causa eficiente… la recta concentración tiene una causa eficiente… el verdadero conocimiento y la visión tienen una causa eficiente… la aversión [por el mundo] y el desapasionamiento tienen una causa eficiente… el conocimiento liberador y la visión tienen una causa eficiente en la aversión [por el mundo] y el desapasionamiento.”

AN 8,81

{27} “Venerable señor, sería bueno que el Bienanturado me enseñara el Dhamma de manera breve, de tal manera que, al haber escuchado la enseñanza del Dhamma de los labios del Bienaventurado, podría morar en soledad, recluido, diligente, ferviente y resuelto.”

El Buda: “Entonces, Uttiya, primero, debes comenzar con lo que es fundamental para [lograr] los saludables estados mentales. ¿Y qué es lo fundamental para [lograr] los saludables estados mentales? La virtud bien purificada y el firme entendimiento. Entonces, Uttiya, cuando tu virtud está bien purificada y tu entendimiento firme, sobre la base de la virtud, establecido en la virtud, debes desarrollar los cuatro fundamentos de la atención consciente… Y cuando, Uttiya, sobre la base de la virtud y establecido en la virtud, desarrollarás los cuatro fundamentos de la atención consciente, podrás ir más allá del reino de la muerte.”

SN 47,16

{28} Atención consciente y clara comprensión. “Monjes, el monje debe morar atentamente consciente y con una clara comprensión. Éstas son nuestras instrucciones para vosotros.

“¿Y cómo, monjes, el monje está atentamente consciente? He aquí, el monje mora contemplando el cuerpo en el cuerpo -ardiente, comprendiendo claramente y atentamente consciente- dejando atrás los deseos y las aversiones concernientes al mundo. Él mora contemplando las sensaciones en las sensaciones… la mente en la mente… los fenómenos mentales en los fenómenos mentales, -ardiente, comprendiendo claramente y atentamente consciente- dejando atrás los deseos y las aversiones concernientes al mundo. Es así, monjes, cómo el monje está atentamente consciente.

“¿Y cómo, monjes, el monje ejercita la clara comprensión? He aquí, monjes, el monje sabe cuándo aparecen las sensaciones, sabe cuando ellas están presentes y sabe cuándo terminan. Él sabe cuándo aparecen los pensamientos, sabe cuando ellos están presentes y sabe cuándo terminan. Él sabe cuándo aparecen las percepciones, sabe cuando ellas están presentes y sabe cuándo terminan. Es así, monjes, cómo el monje ejercita la clara comprensión.

“Monjes, el monje debe morar atentamente consciente y con una clara comprensión. Éstas son nuestras instrucciones para vosotros.”

SN 47,35

{29} Análisis. “Monjes, voy a enseñaros el fundamento de la atención consciente, el desarrollo del fundamento de la atención consciente y el camino que lleva al desarrollo del fundamento de la atención consciente. Escuchad, que voy a hablar.

“Y ¿cómo es, monjes, el fundamento de la atención consciente? He aquí, monjes, el monje mora contemplando el cuerpo en el cuerpo -ardiente, comprendiendo claramente y atentamente consciente- dejando atrás los deseos y las aversiones concernientes al mundo. Él mora contemplando las sensaciones en las sensaciones… la mente en la mente… los fenómenos mentales en los fenómenos mentales, -ardiente, comprendiendo claramente y atentamente consciente- dejando atrás los deseos y las aversiones concernientes al mundo. Es así, monjes, cómo el monje está atentamente consciente. A esto se le llama el ‘fundamento de la atención consciente’.

“Y ¿cómo es, monjes, el desarrollo del fundamento de la atención consciente? He aquí, monjes, el monje mora contemplando la naturaleza del origen del cuerpo; mora contemplando la naturaleza del desvanecimiento del cuerpo; mora contemplando la naturaleza del origen y el desvanecimiento del cuerpo -ardiente, comprendiendo claramente y atentamente consciente- dejando atrás los deseos y las aversiones concernientes al mundo.

“Él mora contemplando la naturaleza del origen de las sensaciones… la naturaleza del origen de la mente…  a naturaleza del origen de los fenómenos mentales; mora contemplando la naturaleza del desvanecimiento de los fenómenos mentales; mora contemplando la naturaleza del origen y el desvanecimiento de los fenómenos mentales -ardiente, comprendiendo claramente y atentamente consciente- dejando atrás los deseos y las aversiones concernientes al mundo. A esto se le llama el ‘desarrollo del fundamento de la atención consciente’.

“ Y ¿cómo es, monjes, el camino que lleva al desarrollo del fundamento de la atención consciente? Es el Noble Óctuple Sendero: el correcto entendimiento, correcta intención, correcta forma de hablar, correcta acción, correcta forma de vida, correcto esfuerzo, correcta atención consciente y correcta concentración. A esto se le llama el ‘el camino que lleva al desarrollo del fundamento de la atención consciente’.

SN 47,40

{30} En detalle. «Monjes, el único camino para la purificación de los seres, para la superación de la pena y las lamentaciones, para la destrucción del dolor y de la aflicción, para alcanzar el recto sendero, para la realización del Nibbana, es éste: Los Cuatro Fundamentos de la Atención. ¿Cuáles son esos cuatro?

He aquí que (en esta enseñanza) un monje vive practicando la contemplación del cuerpo en el cuerpo, fervoroso, comprendiendo claramente y atento, superando la codicia y la aflicción inherentes al mundo; vive practicando la contemplación de las sensaciones en las sensaciones, fervoroso, comprendiendo claramente y atento, superando la codicia y la aflicción inherentes al mundo; vive contemplando la conciencia en la conciencia, fervoroso, comprendiendo claramente y atento, superando la codicia y la aflicción inherentes al mundo; vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales’, fervoroso, comprendiendo claramente y atento, superando la codicia y la aflicción inherentes al mundo.

CUERPO

Y ¿cómo vive un monje contemplando el cuerpo en el cuerpo? Monjes, he aquí que un monje va al bosque, al pie de un árbol o a un lugar solitario, se sienta con las piernas cruzadas, mantiene su cuerpo erguido y su Atención. alerta.

Atento aspira y atento espira. Al hacer una aspiración larga, sabe: «hago una aspiración larga». Al hacer una espiración larga, sabe: «hago una espiración larga». Al hacer una aspiración corta, sabe: «hago una aspiración corta». Al hacer una espiración corta, sabe: «hago una espiración corta». «Consciente de todo el cuerpo respiración aspiraré» así se ejercita. «Consciente de todo el cuerpo respiración espiraré», así se ejercita. «Calmando la función corporal, aspiraré». Así se ejercita. «Calmando la función corporal, espiraré» así se ejercita.

De la misma manera que un tornero experto o su aprendiz sabe al labrar una voluta grande: «estoy labrando una voluta grande», o al labrar una voluta corta sabe: «estoy labrando una voluta corta», así el monje, al hacer una aspiración larga, sabe «hago una aspiración larga».

Al hacer una espiración larga, sabe: «hago una espiración larga».

Al hacer una aspiración corta, sabe: «hago una aspiración corta».

Al hacer una espiración corta, sabe:«Hago una respiración corta». «Consciente de todo el cuerpo respiración aspiraré». Así se ejercita.

«Consciente de todo el cuerpo respiración espiraré». Así se ejercita.

«Calmando la actividad corporal respiración aspiraré». Así se ejercita.

«Calmando la actividad del cuerpo respiración espiraré». Así se ejercita.

Así vive contemplando el cuerpo en el cuerpo internamente, o vive contemplando el cuerpo en el cuerpo externamente, o vive contemplando el cuerpo interna y externamente. Vive contemplando los factores del origen del cuerpo, o vive contemplando los factores de disolución en el cuerpo, o vive contemplando tanto los factores del origen como los de disolución del cuerpo. O tiene conciencia de que «hay un cuerpo» en el grado necesario para el conocimiento y la atención, y vive con independencia, sin apegarse a nada en el mundo. Monjes, así es como un monje vive contemplando el cuerpo en el cuerpo.

Asimismo, monjes cuando un monje camina, sabe: «estoy caminando»; cuando permanece en pie, sabe: «estoy en pie»; cuando está sentado, sabe: «estoy sentado»; cuando se tumba, sabe: «estoy tumbado», y también tiene conciencia de cualquier otra posición del cuerpo. Así vive contemplando el cuerpo en el cuerpo internamente, o vive contemplando el cuerpo en el cuerpo externamente, o vive contemplando el cuerpo en el cuerpo interna y externamente. Vive contemplando los factores del origen del cuerpo, o vive contemplando los factores de disolución del cuerpo, o vive contemplando los factores del origen y de disolución del cuerpo. O tiene conciencia de que «hay un cuerpo» en el grado necesario para el conocimiento y la Atención. y vive desapegado, sin apegarse a nada en el mundo. Monjes, así es como el monje medita practicando la contemplación del cuerpo en el cuerpo.

Asimismo, monjes, un monje aplica la clara comprensión al avanzar y al retroceder; al mirar hacia delante y al mirar alrededor, aplica la clara comprensión al extender y encoger los miembros, aplica la clara comprensión al vestir la ropa y al llevar el bol de limosnas, aplica la clara comprensión; al comer, al beber, masticar y saborear, aplica la clara comprensión; al andar, permanecer de pie, sentarse, dormirse, al despertar, al hablar y al callar,. aplica la clara comprensión.

Así vive contemplando el cuerpo en el cuerpo…

Asimismo, monjes, un monje reflexiona sobre su propio cuerpo, envuelto en la piel y lleno de impurezas, de la planta de los pies hacia arriba y de la coronilla hacia abajo, y piensa así: «Hay en este cuerpo: pelo en la cabeza, vello en el cuerpo, uñas, dientes, piel, carne, tendones, huesos, tuétanos, riñones, corazón, hígado, pleura, bazo, pulmones, intestino, mesenterio, estómago, heces, bilis, flemas, pus, sangre, sudor, grasa sólida, lágrimas, grasas líquidas, saliva, mocos, fluido sinovial, orina».

Es como tener un saco de provisiones, de aquellos con dos aberturas, lleno de diversas clases de grano, tales como: arroz de montaña, arroz corriente, alubias, guisantes, sésamo, arroz perlado, y un hombre que tiene buenos ojos lo abre, lo examina y dice: «Esto es arroz de montaña, esto es arroz corriente, esto son alubias, esto son guisantes, esto es sésamo, esto es arroz perlado». De la misma manera, un monje reflexiona sobre su propio cuerpo de las plantas de los pies hacia arriba y de la coronilla hacia abajo, envuelto en la piel y lleno de impurezas: «En este cuerpo hay pelo de la cabeza, vello en el cuerpo, uñas, dientes, piel, carne, tendones, huesos, tuétano, riñones, corazón, hígado, pleura, bazo, pulmones, intestinos, mesenterio, estómago, heces, bilis, flemas, pus, sangre, sudor, grasa sólida, lágrimas, grasas liquidas, saliva, mocos, fluido sinovial, orina».

Así vive contemplando el cuerpo en el cuerpo…

Asimismo, monjes, un monje reflexiona sobre su propio cuerpo, en cualquier lugar o posición en que se encuentre, pensando en sus elementos materiales: «En este cuerpo hay el elemento tierra, el elemento agua, el elemento fuego, el elemento aire».

Como si un carnicero experto o su aprendiz que, tras sacrificar a una vaca y dividirla en partes, se ponen a venderla en el cruce de cuatro carreteras, de la misma manera el monje reflexiona sobre su propio cuerpo en cualquier lugar o posición que se encuentre, pensando en sus elementos primarios: «en este cuerpo hay el elemento tierra, agua, fuego y aire».

Así vive contemplando el cuerpo en el cuerpo…

Asimismo, monjes, como cuando un monje ve un cuerpo que lleva un día muerto, o dos días muerto, o tres días muerto, hinchado, amoratado y putrefacto, tirado en el osario, aplica esta percepción a su propio cuerpo de esta manera: «En verdad que este cuerpo mío tiene también la misma naturaleza, se volverá igual y no Escapará a ello».

Así vive contemplando el cuerpo en el cuerpo internamente, o vive contemplando el cuerpo en el cuerpo externamente, o vive contemplando el cuerpo en el cuerpo interna y externamente. Vive contemplando los factores del origen del cuerpo, o vive contemplando los factores de disolución del cuerpo, o vive contemplando los factores del origen y de disolución del cuerpo. O tiene conciencia de que «hay un cuerpo» en el grado necesario para el conocimiento y la atención, y vive independiente, sin apegarse a nada en el mundo. Así es, monjes, como el monje vive contemplando el cuerpo en el cuerpo.

Asimismo, como cuando un monje ve un cuerpo tirado en el osario, que está siendo devorado por los cuervos, los gavilanes, los buitres, los perros, los chacales o por distintas clases de gusanos, aplica esta percepción a su propio cuerpo de esta manera: «En verdad que también mi cuerpo tiene la misma naturaleza, se volverá igual y no escapará a ello». Así vive contemplando el cuerpo en el cuerpo…

Asimismo, monjes, como cuando un monje ve un cuerpo tirado en el osario, reducido a un esqueleto unido tan sólo por los tendones y con algo de carne y de sangre adherido a él…

Asimismo, monjes, como cuando un monje ve un cuerpo tirado en el osario, reducido a un esqueleto unido tan solo por los tendones, embadurnado en sangre y sin carne…

Asimismo, monjes, como cuando un monje ve un cuerpo tirado en el osario y reducido a un esqueleto sin carne y sin sangre, unido tan sólo por los tendones…

Asimismo, monjes, como cuando un monje ve un cuerpo tirado en el osario y reducido a huesos sueltos esparcidos en todas direcciones: aquí los huesos de la mano, allí los de los pies, los huesos de las espinillas, los de los muslos, la pelvis, las vértebras, el cráneo…

Asimismo, monjes, como cuando un monje ve un cuerpo tirado en el osario, reducido a huesos blanqueados como una concha…

Asimismo, monjes, como cuando un monje ve un cuerpo tirado en el osario, reducido a huesos de más de un año, amontonados…

Asimismo, monjes, como cuando un monje ve un cuerpo tirado en el osario, reducido a huesos podridos, reducido a polvo, entonces aplica esta percepción a su propio cuerpo de esta manera: «En verdad que también mi cuerpo tiene la misma naturaleza, se volverá igual y no escapara a ello».

Así vive contemplando el cuerpo en el cuerpo internamente, o vive contemplando el cuerpo en el cuerpo externamente, o vive contemplando el cuerpo en el cuerpo interna y externamente. Vive contemplando los factores del origen del cuerpo, o vive contemplando los factores de disolución del cuerpo, o vive contemplando los factores del origen y de disolución del cuerpo. O tiene conciencia de que «hay un cuerpo» en el grado necesario para el conocimiento y la Atención. y vive desapegado, sin aferrarse a nada en el mundo. Monjes, así es como un monje vive contemplando el cuerpo en el cuerpo.

SENSACIONES

Monjes, ¿cómo vive un monje contemplando las sensaciones en las sensaciones?

Monjes, un monje, al experimentar una sensación agradable, sabe: «experimento una sensación agradable»; cuando experimenta una sensación dolorosa, sabe: «experimento una sensación dolorosa»;  cuando experimenta una sensación ni agradable ni dolorosa, sabe: «experimento una sensación que no es ni agradable ni dolorosa»; cuando experimenta una sensación mundanal agradable, sabe: «experimento una sensación mundanal agradable»; cuando experimenta una sensación espiritual agradable, sabe: «experimento una sensación espiritual agradable»; cuando experimenta una sensación mundanal dolorosa, sabe: «experimento una sensación mundanal dolorosa»; cuando experimenta una sensación espiritual dolorosa, sabe: «experimento una sensación espiritual dolorosa»; cuando experimenta una sensación mundanal que no es ni dolorosa ni no dolorosa, sabe: «experimento una sensación mundanal que no es ni dolorosa ni no dolorosa»;  cuando experimenta una sensación espiritual que no es ni dolorosa ni no dolorosa, sabe: «experimento una sensación espiritual que no es ni dolorosa ni no dolorosa.»

Así vive contemplando las sensaciones en las sensaciones internamente, o vive contemplando las sensaciones en las sensaciones externamente, o vive contemplando las sensaciones en las sensaciones interna y externamente. Vive contemplando los factores del origen de las sensaciones, o vive contemplando los factores de disolución de las sensaciones, o vive contemplando tanto los factores del origen como los de la disolución de las sensaciones. O tiene conciencia de que «hay sensaciones» en el grado necesario para el conocimiento y la atención, y vive desapegado, sin aferrarse a nada en el mundo. Monjes, así es como un monje vive contemplando las sensaciones en las sensaciones.

MENTE

Monjes, ¿cómo vive un monje contemplando la conciencia en la conciencia?

Monjes, he aquí que un monje, cuando hay pasión en la conciencia, sabe que hay pasión y cuando no hay pasión en la conciencia, sabe que no la hay; cuando hay odio en la conciencia, sabe que hay odio, y cuando no hay odio en la conciencia, sabe que no lo hay; cuando hay ignorancia en la conciencia, sabe que hay ignorancia, y cuando no hay ignorancia en la conciencia, sabe que no la hay; cuando la conciencia está disminuida, sabe que está disminuida cuando la conciencia está distraída, sabe que está distraída; cuando la conciencia está desarrollada, sabe que está desarrollada; cuando la conciencia no está desarrollada, sabe que no está desarrollada; cuando la conciencia está en un estado con otro estado mental superior a ella, sabe que hay un estado mentalmente superior; cuando no hay un estado mental superior, sabe que no hay un estado mental superior; cuando la conciencia está concentrada, sabe que está concentrada, y cuando la conciencia no está concentrada, sabe que no lo está; cuando la conciencia está liberada, sabe que está liberada, y cuando no está liberada, sabe que no lo está.

Así vive contemplando la conciencia en la conciencia internamente, o vive contemplando la conciencia en la conciencia externamente, o vive contemplando la conciencia en la conciencia interna y externamente. Vive contemplando los factores del origen de la conciencia, o vive contemplando los factores de disolución de la conciencia, o vive contemplando tanto los factores del origen como los de la disolución de la conciencia, o sabe que «hay conciencia» en el grado necesario para el conocimiento y la Atención. y vive desapegado, sin aferrarse a nada en el mundo. Monjes, así es como el monje vive contemplando la conciencia en la conciencia.

CUALIDADES MENTALES

Monjes, ¿cómo vive un monje contemplando los objetos mentales en los objetos mentales?

He aquí que un monje vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales constituidos por los cinco obstáculos.

Monjes, ¿cómo vive un monje contemplando los objetos mentales en los objetos mentales constituidos por los cinco obstáculos?

He aquí, monjes, que cuando el apetito sensual está presente en él, el monje sabe: «hay apetito sensual en mí»; cuando el apetito sensual está ausente, sabe: «no hay apetito sensual en mí». Sabe cómo surge el apetito sensual que ha surgido y sabe cómo ya no vuelve a surgir en el futuro el apetito sensual que se ha rechazado.

Cuando la ira está presente, el monje sabe: «hay ira en mí», y cuando la ira está ausente, sabe: «no hay ira en mí». Sabe cómo surge la ira que no existía previamente; sabe cómo se rechaza la ira que ha surgido y sabe cómo ya no vuelve a surgir en el futuro la ira rechazada.

Cuando la pereza y el sopor están presentes en él, el monje sabe: «hay pereza y sopor en mí»; cuando la pereza y el sopor están ausentes, sabe: «no hay pereza ni sopor en mí». Sabe cómo surgen la pereza y el sopor que no existían previamente, sabe cómo se rechazan la pereza y el sopor surgidos y sabe cómo ya no vuelven a surgir en el futuro la pereza y el sopor rechazados.

Cuando el desasosiego y la ansiedad están presentes en él, sabe: «hay desasosiego y ansiedad en mí»; cuando el desasosiego y la ansiedad están ausentes, sabe: «no hay desasosiego ni ansiedad en mí». Sabe cómo surgen el desasosiego y la ansiedad que no existían previamente, sabe cómo se rechazan el desasosiego y la ansiedad surgidos y sabe cómo ya no vuelven a surgir en el futuro el desasosiego y la ansiedad rechazados.

Cuando la duda está presente en él, el monje sabe: «hay duda en mí»; cuando la duda está ausente, sabe: «no hay duda en mí». Sabe cómo surge la duda que no existía previamente, sabe cómo se rechaza la duda surgida y sabe cómo ya no vuelve a surgir en el futuro la duda rechazada.

Así vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales internamente, o vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales constantemente, o vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales tanto interna como externamente. Vive contemplando los factores del origen de los objetos mentales, o vive contemplando los factores de disolución de los objetos mentales, o vive contemplando tanto los factores del origen como los de la disolución de los objetos mentales. O tiene conciencia de que «hay objetos mentales» en el grado necesario para el conocimiento y la Atención. y vive desapegado, sin aferrarse a nada en el mundo. Así es, monjes, como el monje vive practicando la contemplación de los objetos mentales en los objetos mentales constituidos por los cinco obstáculos.

Asimismo, monjes, un monje vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales constituidos por los cinco agregados del apego.

Monjes, ¿cómo vive un monje contemplando los objetos mentales en los objetos mentales constituidos por los cinco agregados del apego?

Monjes, he aquí que un monje piensa: «Así es la forma material, así surge la forma material, así desaparece la forma material; así es la sensación, así surge la sensación así desaparece la sensación así es la Percepción, así surge la percepción así desaparece la percepción así son las formaciones mentales, así surgen las formaciones mentales, así desaparecen las formaciones mentales; así es la conciencia, así surge la conciencia, así desaparece la conciencia».

Así vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales internamente, o vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales externamente, o vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales interna y externamente. Vive contemplando los factores del origen de los objetos mentales, o vive contemplando los factores de la disolución de los objetos mentales, o vive contemplando tanto los factores del origen como los de la disolución de los objetos mentales. O tiene conciencia de que «hay objetos mentales» en el grado necesario para el conocimiento y la Atención. y vive desapegado, sin aferrarse a nada en el mundo. Monjes, así es corro un monje vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales constituidos por los cinco agregados del apego.

Asimismo, monjes, un monje vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales constituidos por las seis esferas internas y las seis externas de los sentidos.

Monjes, ¿cómo vive un monje contemplando los objetos mentales en los objetos mentales formados por las seis esferas internas y las seis externas de los sentidos?

Monjes, he aquí que un monje conoce el ojo y las formas visuales y la atadura que surge dependiendo de ambos (del ojo y de las formas); sabe cómo surge la atadura que no existía previamente, sabe cómo se rechaza la atadura surgida y sabe cómo ya no vuelve a surgir en el futuro la atadura rechazada. Conoce el oído y los sonidos…. la nariz y los olores…. la lengua y los sabores…, el cuerpo y los objetos táctiles…, la mente y los objetos mentales y conoce las ataduras que dependen de ellos; sabe cómo surgen las ataduras que no existían previamente, sabe cómo se rechazan las ataduras surgidas y sabe cómo ya no vuelven a surgir en el futuro las ataduras rechazadas.

Monjes, así vive el monje contemplando los objetos mentales en los objetos mentales internamente, o vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales externamente, o vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales interna y externamente. Vive contemplando los factores del origen de los objetos mentales, o vive contemplando los factores de disolución de los objetos mentales, o vive contemplando tanto los factores del origen como los de disolución de los objetos mentales’. O tiene conciencia de que «hay objetos mentales» en el grado necesario para el conocimiento y la Atención. y vive desapegado, sin aferrarse a nada en el mundo. Monjes, así es como un monje vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales formados por las seis esferas internas y las seis externas de los sentidos.

Monjes, asimismo, un monje vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales constituidos por los siete factores de la iluminación.

Monjes, ¿como vive un monje contemplando los objetos mentales constituidos por los siete factores de la iluminación?

Monjes, he aquí que cuando la atención que es factor de iluminación está presente en él, el monje sabe: «hay en mí la Atención, que es factor de iluminación», cuando la atenc16n que es factor de iluminación está ausente, sabe: «no hay en mí la Atención, que es factor de iluminación», y sabe cómo surge la Atención. que es factor de iluminación que no existía previamente, y cómo se produce la perfección en el desarrollo de la Atención. surgida que es factor de iluminación.

Cuando la investigación de los objetos mentales que es factor de iluminación está presente, el monje sabe: «hay en mí la investigación de los objetos mentales que es factor de iluminación», cuando la investigación de los objetos mentales que es factor de iluminación está ausente, sabe: «no hay en mi la investigación de los objetos mentales que es factor de iluminación», y sabe cómo surge la investigación de los objetos mentales que es factor de iluminación que no existía previamente, y como se produce la perfecci6n en el desarrollo de la investigación de los objetos mentales surgida que es factor de iluminación.

Cuando la energía que es factor de iluminación está presente, sabe: «hay en mi la energía que es factor de iluminación»; cuando la energía que es factor de iluminación está ausente, sabe: «no hay en mi la energía que es factor de iluminación», y sabe c6mo surge la energía que es factor de iluminación que no existía previamente, y sabe cómo se produce la perfección en el desarrollo de la energía surgida que es factor de iluminación.

Cuando la alegría que es factor de iluminación está presente, el monje sabe: «hay en mí la alegría que es factor de iluminación»; cuando la alegría que es factor de iluminación está ausente, sabe: «no hay en mi la alegría que es factor de iluminación», y sabe cómo surge la alegría que es factor de iluminación que no existía previamente, y cómo se produce la perfecci6n en el desarrollo de la alegría surgida que es factor de iluminación.

Cuando la tranquilidad que es factor de iluminación está presente, sabe: «hay en mi la tranquilidad que es factor de iluminación»; cuando la tranquilidad que es factor de iluminación está ausente, sabe: «no hay en mí la tranquilidad que es factor de iluminación», y sabe cómo surge la tranquilidad que es factor de iluminación que no existía previamente, y cómo se produce la perfección en el desarrollo de la tranquilidad que es factor de iluminación.

Cuando la concentración que es factor de iluminación está presente en él, sabe: «hay en mí la concentración que es factor de iluminación»; cuando la concentración que es factor de iluminación está ausente, sabe: «no hay en mí la concentración que es factor de iluminación», y sabe cómo surge la concentración que es factor de iluminación que no existía previamente, y cómo se produce la perfección en el desarrollo de la concentración que es factor de iluminación.

Cuando la ecuanimidad que es factor de iluminación está presente, sabe: «hay en mí la ecuanimidad que es factor de lluminación»; cuando la ecuanimidad que es factor de iluminación está ausente, sabe: «no hay en mí la ecuanimidad que es factor de iluminación», y sabe cómo surge la ecuanimidad que es factor de iluminación que no existía previamente, y cómo se produce la perfección en el desarrollo de la ecuanimidad que es factor de iluminación.

Así vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales internamente, o vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales externamente, o vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales interna y externamente. Vive contemplando los factores del origen de los objetos mentales, o vive contemplando los factores de disolución de los objetos mentales, o vive contemplando tanto los factores del origen como los de la disolución de los objetos mentales. 0 tiene conciencia de que «hay objetos mentales» en el grado necesario para el conocimiento y la atención, y vive desapegado, sin aferrarse a nada en el mundo. Monjes, así es como un monje vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales constituidos por los siete factores de la iluminación.

Asimismo, monjes, un monje vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales constituidos por las Cuatro Nobles Verdades.

Monjes, ¿cómo vive un monje contemplando los objetos mentales en los objetos mentales constituidos por las Cuatro Nobles Verdades?

Monjes, he aquí que un monje sabe: esto es sufrimiento según la realidad; éste es el origen del sufrimiento, sabe según la realidad; ésta es la cesación del sufrimiento, sabe según la realidad; éste es el sendero que conduce a la cesación del sufrimiento.

Así vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales internamente, o vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales externamente, o vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales interna y externamente. Vive contemplando los factores del origen de los objetos mentales, o vive contemplando los factores de disolución de los objetos mentales, o vive contemplando los factores del origen y los factores de la disolución de los objetos mentales. O tiene conciencia de que «hay objetos mentales» en el grado necesario para el conocimiento y la Atención. y vive desapegado, sin aferrarse a nada en el mundo. Monjes, así vive un monje contemplando los objetos mentales en los objetos menales constituidos por las Cuatro Nobles Verdades.

En verdad, monjes, que aquél que practique estos cuatro Fundamentos de la Atención. de esta manera durante siete años puede esperar que se produzca en él uno de estos dos resultados: el Conocimiento Supremo aquí y ahora o, si aún le quedara un resto de apego, el estado Sin Vuelta.

Monjes, ni siquiera siete años. Si una persona practicara estos cuatro Fundamentos de la Atención. de esta manera durante seis años… cinco años… cuatro años… tres años… dos años… durante un año, entonces podría esperar que se produzca en él uno de estos dos resultados: el Conocimiento Supremo aquí y ahora o, si aún le quedara un resto de apego, el estado Sin Vuelta.

Monjes, ni siquiera un año. Si una persona practicara estos cuatro Fundamentos de la Atención. de esta manera durante siete meses… seis meses… cinco meses… cuatro meses… tres meses… dos meses… un mes… durante medio mes, podría esperar que se produzca en él uno de estos dos resultados: el Conocimiento Supremo aquí y ahora o, si aún le quedara un resto de apego, el estado Sin Vuelta.

Monjes, ni siquiera medio mes. Si una persona practicara estos cuatro Fundamentos de la Atención. de esta manera durante una semana, podría esperar que se produzca en él uno de estos dos resultados: el Conocimiento Supremo aquí y ahora o, si aún le quedara un resto de apego, el estado Sin Vuelta.

Por esto se ha dicho: «Monjes, éste es el único camino para la purificación de los seres, para la superación de la pena y las lamentaciones, para la destrucción del dolor y la aflicción, para alcanzar el recto sendero, para la realización del Nibbana: los Cuatro Fundamentos de la Atención».

Así habló el Bienaventurado. Los monjes acogieron con satisfacción sus palabras.

MN 10

{31} En la práctica. “Y ahora, monjes, cuando la atención consciente en la respiración es desarrollada y cultivada ¿cómo realiza las cuatro formas de atención consciente?

“Monjes, en cualquier ocasión, cuando el monje inhala largo, entiende: ‘Estoy inhalando largo’ o, cuando exhala largo, entiende: ‘Estoy exhalando largo’; cuando inhala corto, entiende: ‘Estoy inhalando corto’ y cuando exhala corto, entiende: ‘Estoy exhalando corto’. Él se entrena de esta manera: ‘Voy a inhalar experimentado el cuerpo entero’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, experimentado el cuerpo entero’. Él se entrena de esta manera: ‘Voy a inhalar tranquilizando las formaciones corporales’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, tranquilizando las formaciones corporales’ –en esta ocasión, el monje permanece contemplando el cuerpo como un cuerpo, fervorosamente, plenamente atento y consciente, habiendo dejado atrás la codicia y el pesar por el mundo. Yo digo, monjes, que la inhalación y la exhalación son una especie de cuerpo entre los cuerpos. Por esta razón, el monje, en esta ocasión, permanece contemplando el cuerpo como un cuerpo, fervorosamente, plenamente atento y consciente, habiendo dejado atrás la codicia y el pesar por el mundo.

“Monjes, en cualquier ocasión el monje se entrena de esta manera: ‘Voy a inhalar experimentando la alegría’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, experimentando la alegría’. Él se entrena de esta manera: ‘Voy a inhalar experimentando el placer’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, experimentando el placer’. Él se entrena de esta manera: ‘Voy a inhalar experimentando las formaciones mentales’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, experimentando las formaciones mentales’. Él se entrena de esta manera: ‘Voy a inhalar tranquilizando las formaciones mentales’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, tranquilizando las formaciones mentales’ –en esta ocasión, el monje permanece contemplando las sensaciones como unas sensaciones, fervorosamente, plenamente atento y consciente, habiendo dejado atrás la codicia y el pesar por el mundo. Yo digo, monjes, que la inhalación y la exhalación es una especie de sensación entre las sensaciones. Por esta razón, el monje, en esta ocasión, permanece contemplando las sensaciones como unas sensaciones, fervorosamente, plenamente atento y consciente, habiendo dejado atrás la codicia y el pesar por el mundo.

“Monjes, en cada ocasión el monje se entrena de esta manera: ‘Voy a inhalar experimentando la mente’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, experimentando la mente’. Él se entrena de esta manera: ‘Voy a inhalar llenando de gozo la mente’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, llenando de gozo la mente’. Él se entrena de esta manera: ‘Voy a inhalar concentrando la mente’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, concentrando la mente’. Él se entrena de esta manera: ‘Voy a inhalar liberando la mente’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, liberando la mente’ –en esta ocasión, el monje permanece contemplando la mente como una mente, fervorosamente, plenamente atento y consciente, habiendo dejado atrás la codicia y el pesar por el mundo. Yo no digo, monjes, que el desarrollo de la atención consciente en la respiración es para alguien que es olvidadizo, ni para alguien que no está plenamente atento. Por esta razón, el monje, en esta ocasión, permanece contemplando la mente como una mente, fervorosamente, plenamente atento y consciente, habiendo dejado atrás la codicia y el pesar por el mundo.

“Monjes, en cualquier ocasión el monje se entrena de esta manera: ‘Voy a inhalar contemplando la impermanencia’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, contemplando la impermanencia’. Él se entrena de esta manera: ‘Voy a inhalar contemplando el desvanecimiento’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, contemplando el desvanecimiento’. Él se entrena de esta manera: ‘Voy a inhalar contemplando el cese’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, contemplando el cese’. Él se entrena de esta manera: ‘Voy a inhalar contemplando el renunciamiento’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, contemplando el renunciamiento’ –en esta ocasión, el monje permanece contemplando los objetos mentales como unos objetos mentales, fervorosamente, plenamente atento y consciente, habiendo dejado atrás la codicia y el pesar por el mundo. Habiendo visto con sabiduría el abandono de la codicia y del pesar, él observa de cerca con ecuanimidad. Por esta razón, el monje, en esta ocasión, permanece contemplando los objetos mentales como unos objetos mentales, fervorosamente, plenamente atento y consciente, habiendo dejado atrás la codicia y el pesar por el mundo.

“Monjes, de esta manera la atención consciente en la respiración, cuando es desarrollada y cultivada, realiza las cuatro formas de atención consciente.

MN 118

{32} Interna y externamente. “He aquí, el monje mora contemplando internamente el cuerpo en el cuerpo de sí mismo -ardiente, comprendiendo claramente y atentamente consciente- dejando atrás los deseos y las aversiones concernientes al mundo. Y cuando permanece contemplando así internamente el cuerpo en el cuerpo de sí mismo, llega a ser correctamente concentrado ahí y lúcido. Estando correctamente concentrado ahí y lúcido, alcanza externamente el conocimiento y la visión de los cuerpos de otros.

“Él mora contemplando internamente las sensaciones en las sensaciones de sí mismo -ardiente, comprendiendo claramente y atentamente consciente- dejando atrás los deseos y las aversiones concernientes al mundo. Y cuando permanece contemplando así internamente las sensaciones en las sensaciones de sí mismo, llega a ser correctamente concentrado ahí y lúcido. Estando correctamente concentrado ahí y lúcido, alcanza externamente el conocimiento y la visión de las sensaciones de otros.

“Él mora contemplando internamente la mente en la mente de sí mismo -ardiente, comprendiendo claramente y atentamente consciente- dejando atrás los deseos y las aversiones concernientes al mundo. Y cuando permanece contemplando así internamente la mente en la mente de sí mismo, llega a ser correctamente concentrado ahí y lúcido. Estando correctamente concentrado ahí y lúcido, alcanza externamente el conocimiento y la visión de la mente de otros.

“ Él mora contemplando internamente las cualidades mentales en las cualidades mentales de sí mismo -ardiente, comprendiendo claramente y atentamente consciente- dejando atrás los deseos y las aversiones concernientes al mundo. Y cuando permanece contemplando así internamente las cualidades mentales en las cualidades mentales de sí mismo, llega a ser correctamente concentrado ahí y lúcido. Estando correctamente concentrado ahí y lúcido, alcanza externamente el conocimiento y la visión de las cualidades mentales de otros.”

DN 18

{33} Atención consciente y concentración. “Habiendo abandonado los cinco obstáculos –las imperfecciones de la consciencia que debilitan el discernimiento- el monje mora contemplando el cuerpo en el cuerpo -ardiente, comprendiendo claramente y atentamente consciente- dejando atrás los deseos y las aversiones concernientes al mundo. Él mora contemplando las sensaciones… la mente… las cualidades mentales en las cualidades mentales -ardiente, comprendiendo claramente y atentamente consciente- dejando atrás los deseos y las aversiones concernientes al mundo. Al igual que un entrenador de elefantes coloca un poste en la tierra al cual ata al elefante del bosque por la nuca, con el fin de erradicar de él los hábitos boscosos, sus recuerdos y resoluciones boscosas, sus distracciones, la fatiga y la fiebre causadas por su salida del bosque y ayudarle a encontrar deleite en la ciudad e inculcarle hábitos que congenien con los seres humanos, de la misma manera estos cuatro fundamentos de la atención consciente atan la consciencia del discípulo del noble, erradican de él los hábitos del dueño de casa, sus recuerdos y resoluciones del dueño de casa, sus distracciones, la fatiga y la fiebre causadas por su abandono de la vida del dueño de casa y le ayudan a alcanzar el método correcto para la realización del Nibbana.

“Entonces, el Tathagata lo entrena más adelante así: ‘Ven, monje, y permanece contemplando el cuerpo en el cuerpo, pero no concibas ningún pensamiento conectado con el cuerpo. Permanece contemplando las sensaciones en las sensaciones, pero no concibas ningún pensamiento conectado con las sensaciones. Permanece contemplando la mente en la mente, pero no concibas ningún pensamiento conectado con la mente. Permanece contemplando las cualidades mentales en las cualidades mentales, pero no concibas ningún pensamiento conectado con las cualidades mentales.”

MN 125

{34} “Monjes, aquellos monjes que son nuevos, los que no hace mucho tiempo abandonaron [el estilo de vida hogareño], los que recientemente llegaron a ese Dhamma y Disciplina, deberían ser exhortados, animados y alentados por vosotros, para que desarrollen los cuatro fundamentos de la atención consciente. ¿De qué manera?

“[Diciendo:] ‘Venid, amigos, permaneced contemplando el cuerpo en el cuerpo, ardientemente, con clara comprensión y con la mente unificada, clara, concentrada y enfocada en un solo punto, con el fin de conocer el cuerpo tal como realmente es. Permaneced contemplado las sensaciones en las sensaciones… Permaneced contemplando la mente en la mente… Permaneced contemplando los fenómenos mentales en los fenómenos mentales, ardientemente, con clara comprensión y con la mente unificada, clara, concentrada y enfocada en un solo punto, con el fin de conocer los fenómenos mentales tal como realmente son’.

“Monjes, también los monjes que ya están entrenados, pero que aún no han alcanzado la meta final, los que moran aspirando [todavía] la insuperable seguridad de la esclavitud, ellos también deberían permanecer contemplando el cuerpo en el cuerpo, ardientemente, con clara comprensión y con la mente unificada, clara, concentrada y enfocada en un solo punto, con el fin de conocer el cuerpo tal como realmente es. Deberían permanecer contemplado las sensaciones en las sensaciones… contemplando la mente en la mente… contemplando los fenómenos mentales en los fenómenos mentales, ardientemente, con clara comprensión y con la mente unificada, clara, concentrada y enfocada en un solo punto, con el fin de conocer los fenómenos mentales tal como realmente son.

“Monjes, aún aquellos monjes que ya son los arahants, cuyas impurezas han sido destruidas, los que vivieron la vida santa, realizaron lo que estaba por hacerse, echaron abajo la carga, alcanzaron la meta última, definitivamente destruyeron las cadenas que los ligaban a las futuras existencias y se liberaron completamente a través del conocimiento final, aún ellos, monjes, también deberían permanecer contemplando el cuerpo en el cuerpo, ardientemente, con clara comprensión y con la mente unificada, clara, concentrada y enfocada en un solo punto, desprendidos del cuerpo. Deberían permanecer contemplado las sensaciones en las sensaciones… contemplando la mente en la mente… contemplando los fenómenos mentales en los fenómenos mentales, ardientemente, con clara comprensión y con la mente unificada, clara, concentrada y enfocada en un solo punto, desprendidos de los fenómenos mentales.

“Así que, monjes, aquellos monjes que son nuevos, los que no hace mucho tiempo abandonaron [el estilo de vida hogareño], los que recientemente llegaron a ese Dhamma y Disciplina, deberían ser exhortados, animados y alentados por vosotros, para que desarrollen los cuatro fundamentos de la atención consciente.”

SN 47,4

{35} Tomando notas. “Monjes, suponed que un tonto, incompetente e inexperto cocinero se presentó frente del rey o frente de alguno de sus ministros con varias clases de condimentos: predominantemente agrios, predominantemente amargos, predominantemente picantes, predominantemente dulces, alcalinos y no alcalinos, salados y sosos.

“Pero, este tonto, incompetente e inexperto cocinero no tomó notas de su maestro sobre lo que es conveniente en cada caso, pensando: ‘Hoy, este condimento sería preferido por mi maestro o, él trataría de tomar este otro o aquel o, él tomaría mucho de éste o, él hablaba muy bien de aquel otro o, este condimento predominantemente agrio sería preferido por mi maestro o, él trataría de tomar este condimento predominantemente agrio o, él tomaría mucho de este condimento predominantemente agrio o, él hablaba muy bien de este condimento predominantemente agrio o, este condimento predominantemente amargo sería preferido por mi maestro… o, este condimento predominantemente picante sería preferido por mi maestro… o, este condimento predominantemente dulce sería preferido por mi maestro… o, este condimento alcalino sería preferido por mi maestro… o, este condimento no alcalino sería preferido por mi maestro… o, este condimento salado sería preferido por mi maestro… o, este condimento soso sería preferido por mi maestro… él hablaba muy bien de este condimento soso’.

“Este tonto, incompetente e inexperto cocinero no ganará regalos de vestimentas, salarios ni bonificaciones. ¿Y cuál es la razón? Porque este tonto, incompetente e inexperto cocinero no tomó notas de su maestro sobre lo que es conveniente en cada caso.

“De la misma manera, monjes, un tonto, incompetente e inexperto monje, mora contemplando el cuerpo en el cuerpo, ardientemente, con clara comprensión, conscientemente atento, habiendo abandonado la codicia y el desagrado concernientes al mundo. Mientras permanece contemplando el cuerpo en el cuerpo, su mente no se concentra y sus obstáculos no son abandonados, pues él no tomó notas sobre lo que es conveniente en cada caso. Él permanece contemplando las sensaciones en las sensaciones… la mente en la mente… los fenómenos mentales en los fenómenos mentales, ardientemente, con clara comprensión, conscientemente atento, habiendo abandonado la codicia y el desagrado concernientes al mundo. Mientras permanece contemplando los fenómenos mentales en los fenómenos mentales, su mente no se concentra y sus obstáculos no son abandonados, pues él no tomó notas sobre lo que es conveniente en cada caso.

“De esta manera, monjes, este tonto, incompetente e inexperto monje no alcanza una placentera morada en esta vida, tampoco obtiene la atención consciente ni clara comprensión. ¿Y cuál es la razón? Porque este tonto, incompetente e inexperto monje no tomó notas sobre lo que es conveniente en cada caso.

“Ahora suponed, monjes, que un sabio, competente y experto cocinero se presentó frente del rey o frente de alguno de sus ministros con varias clases de condimentos: predominantemente agrios, predominantemente amargos, predominantemente picantes, predominantemente dulces, alcalinos y no alcalinos, salados y sosos.

“Este sabio, competente y experto cocinero tomó notas de su maestro sobre lo que es conveniente en cada caso, pensando: ‘Hoy, este condimento sería preferido por mi maestro […] él hablaba muy bien de este condimento soso’.

“Este sabio, competente y experto cocinero ganará regalos de vestimentas, salarios y bonificaciones. ¿Y cuál es la razón? Porque este sabio, competente y experto cocinero tomó notas de su maestro sobre lo que es conveniente en cada caso.

“De la misma manera, monjes, un sabio, competente y experto monje, mora contemplando el cuerpo en el cuerpo, ardientemente, con clara comprensión, conscientemente atento, habiendo abandonado la codicia y el desagrado concernientes al mundo. Mientras permanece contemplando el cuerpo en el cuerpo, su mente se concentra y sus obstáculos son abandonados, pues él tomó notas sobre lo que es conveniente en cada caso. Él permanece contemplando las sensaciones en las sensaciones… la mente en la mente… los fenómenos mentales en los fenómenos mentales, ardientemente, con clara comprensión, conscientemente atento, habiendo abandonado la codicia y el desagrado concernientes al mundo. Mientras permanece contemplando los fenómenos mentales en los fenómenos mentales, su mente se concentra y sus obstáculos son abandonados, pues él tomó notas sobre lo que es conveniente en cada caso.

“De esta manera, monjes, este sabio, competente y experto monje alcanza una placentera morada en esta vida, también obtiene la atención consciente y clara comprensión. ¿Y cuál es la razón? Porque este sabio, competente y experto monje tomó notas de lo que es conveniente en cada caso.

SN 47,8

{36} Mente direccionada y no direccionada. “Así es, Ananda, es así mismo: Es de esperar, Ananda, que cualquiera –sea monje o monja- que permanezca con su mente bien establecida en los cuatro fundamentos de la atención consciente, perciba los estados de distinción cada vez más elevados. ¿Cuáles cuatro?

“Este es el caso, Ananda, del monje que mora contemplando el cuerpo en el cuerpo, ardientemente, con clara comprensión, conscientemente atento, habiendo abandonado la codicia y el desagrado concernientes al mundo. Mientras permanece contemplando el cuerpo en el cuerpo, aparecen en él –sobre la base del cuerpo- la fiebre dentro de su cuerpo o el letargo en su mente, o su mente se vuelve distraída por las cosas externas. Entonces, él debe enfocar su mente hacia algún tema [de meditación] inspiracional. Cuando él enfoca su mente hacia algún tema [de meditación] inspiracional, nace en él la alegría. Cuando él es alegre, nace en él el arrobamiento. Cuando la mente es elevada por el arrobamiento, el cuerpo llega a serenarse. Alguien, cuyo cuerpo es sereno, experimenta felicidad. La mente de alguien que es feliz, llega a ser concentrada. Entonces, él reflexiona de esta manera: ‘El propósito por el cual he enfocado la mente ha sido alcanzado. Voy a retractarme ahora de él’. De modo que retractada su mente [del tema inspiracional de meditación], deja el pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido. Él entiende esto: ‘sin el pensamiento aplicado y sin el pensamiento sostenido, internamente consciente y atento, soy feliz’.

“Además, Ananda, el monje mora contemplando las sensaciones en las sensaciones… la mente en la mente… los fenómenos mentales en los fenómenos mentales, ardientemente, con clara comprensión, conscientemente atento, habiendo abandonado la codicia y el desagrado concernientes al mundo. Mientras permanece contemplando los fenómenos mentales en los fenómenos mentales, aparecen en él –sobre la base de los fenómenos mentales- la fiebre dentro de su cuerpo o el letargo en su mente, o su mente se vuelve distraída por las cosas externas. Entonces, él debe enfocar su mente hacia algún tema [de meditación] inspiracional. Cuando él enfoca su mente hacia algún tema [de meditación] inspiracional, nace en él la alegría… Él entiende esto: ‘sin el pensamiento aplicado y sin el pensamiento sostenido, internamente consciente y atento, soy feliz’.  Así es, Ananda, el desarrollo mediante el direccionamiento.

“¿Y cómo es, Ananda, el desarrollo sin el direccionamiento? Este es el caso del monje quien, no direccionando la mente externamente, entiende esto: ‘Mi mente no está direccionada externamente’. Además, él entiende: ‘Mi mente está descomprimida adelante y atrás, liberada y no direccionada’. Entonces, él entiende también esto: ‘Estoy contemplando el cuerpo en el cuerpo, ardientemente, con clara comprensión y conscientemente atento; soy feliz’.

“También, Ananda, el monje, no direccionando la mente externamente, entiende esto: ‘Mi mente no está direccionada externamente’. Además, él entiende: ‘Mi mente está descomprimida adelante y atrás, liberada y no direccionada’. Entonces, él entiende también esto: ‘Estoy contemplando las sensaciones en las sensaciones… la mente en la mente… los fenómenos mentales en los fenómenos mentales, ardientemente, con clara comprensión y conscientemente atento; soy feliz’. Así es, Ananda, el desarrollo sin el direccionamiento.

“De esta manera, Ananda, yo he enseñando el desarrollo mediante el direccionamiento y el desarrollo sin direccionamiento. Ananda, todo lo que un maestro podría hacer por sus discípulos, movido por la compasión por ellos y procurando su bienestar, yo he hecho por vosotros. He allí, la raíz de un árbol y allá una casa vacía. Practica jhanas, Ananda, no seas negligente; no sea que, más tarde, te arrepientas. Estas son nuestras instrucciones para ti”.

Cuando esto fue dicho por el Bienaventurado, el Venerable Ananda se elevó y se deleitó en las palabras del Bienaventurado.

SN 47,8

{37} Dominio propio 1. «Bhikkhus, una vez en el pasado un halcón se lanzó súbitamente y agarró a una codorniz. Después, bhikkhus, mientras estaba siendo llevada por el halcón, la codorniz se lamentó así: ‘Nosotros somos desafortunados; nosotros tenemos poco mérito; nosotros hemos andado fuera de nuestro dominio, en el dominio de otros. Si hoy nosotros hubiéramos andado en nuestro dominio, en nuestro dominio ancestral, este halcón no hubiese podido en esta batalla’. ‘¿Codorniz, cuál es tu propio dominio, tu dominio ancestral?’ ‘Los intersticios entre los terrones de tierra en los campos arados’. Después, bhikkhus, el halcón, confiado de su propia fuerza, orgulloso de su propia fuerza, liberó a la codorniz. ‘Ve tú codorniz, aun en ese lugar no te escapas de mí’.

«Después, bhikkhus, la codorniz, habiendo ido a los intersticios entre los terrones de tierra en los campos arados, se subió a un gran terrón y estando allí parada le dijo al halcón: ‘Ven ahora por mí halcón; ven ahora por mí halcón’. Después, bhikkhus, ese halcón, confiado de su propia fuerza, orgulloso de su propia fuerza, habiendo plegado ambas alas, se lanzó súbitamente hacia la codorniz. Cuando bhikkhus, la codorniz comprendió, ‘este halcón está cerca’, desapareció dentro de ese mismo terrón de tierra. Entonces, bhikkhus, el halcón se estrelló con su pecho allí mismo. De la misma manera, bhikkhus, le ocurre a aquel que anda fuera de su dominio, en el dominio de otros.

«Por lo tanto, bhikkhus, no andéis fuera de vuestro domino, en el dominio de otros. Bhikkhus, Māra tendrá una oportunidad hacia aquellos que andan fuera de su dominio, en el dominio de otros; Māra obtendrá un objeto. ¿Y cuál, bhikkhus, no es el dominio de un bhikkhu sino el dominio de otros? Estas cinco cuerdas de la sensualidad. ¿Cuáles cinco? Las formas cognoscibles por el ojo que son deseables, deleitables, agradables, atrayentes, satisfacientes, seductoras. Los sonidos cognoscibles por el oído… Los olores cognoscibles por la nariz… Los sabores cognoscibles por la lengua… Los tactos cognoscibles por el cuerpo que son deseables, deleitables, agradables, atrayentes, satisfacientes, seductores. Éste, bhikkhus, no es el dominio de un bhikkhu sino el dominio de otros.

«Bhikkhus, andad en vuestro propio dominio, en vuestro dominio ancestral. Bhikkhus, Māra no tendrá una oportunidad hacia aquellos que andan en su propio dominio, en su dominio ancestral; Māra no obtendrá un objeto. ¿Y cuál, bhikkhus, es el propio dominio de un bhikkhu, su dominio ancestral? Estos cuatro establecimientos de la atención. ¿Cuáles cuatro? Aquí, bhikkhus, un bhikkhu mora contemplando el cuerpo en el cuerpo, enérgico, comprendiendo claramente y atento, removiendo la codicia y la pena en el mundo. Mora contemplando las sensaciones… Mora contemplando la conciencia… Mora contemplando los dhammas en los dhammas, enérgico, comprendiendo claramente y atento, removiendo la codicia y la pena en el mundo. Éste, bhikkhus, es el dominio del bhikkhu, su dominio ancestral».

SN 47,6

{38} Dominio propio 2. «Hay, bhikkhus, en el Himalaya, el rey de las montañas, lugares escabrosos, inaccesibles, donde ni los monos ni los humanos andan. Hay, bhikkhus, en el Himalaya, el rey de las montañas, lugares escabrosos, inaccesibles, donde los monos andan, no los humanos. Hay, bhikkhus, en el Himalaya, el rey de las montañas, lugares parejos, deliciosos, donde tanto los monos como los humanos andan. Allí, bhikkhus, en los lugares frecuentados por los monos, los cazadores colocan trampas con pegamento resinoso.

«Allí, bhikkhus, esos monos que no son ni estúpidos ni codiciosos, habiendo visto ese pegamento resinoso, se mantienen alejados del mismo. Pero el mono que es estúpido y codicioso, habiéndose acercado al pegamento resinoso, lo agarra con una mano. Él ahí se queda pegado. Pensando, ‘liberaré mi mano’, lo agarra con la segunda mano. Él ahí se queda pegado. Pensando, ‘liberaré ambas manos’, lo agarra con la pata. Él ahí se queda pegado. Pensando, ‘liberaré ambas manos y la pata’, lo agarra con la segunda pata. Él ahí se queda pegado. Pensando, ‘liberaré ambas manos y patas’, lo agarra con el hocico. Él ahí se queda pegado. De esta manera, bhikkhus, este mono, atrapado en cinco lugares, yace chillando; ha caído en el infortunio y la desgracia, quedando a la merced de los deseos del cazador. «Bhikkhus, este cazador, habiéndolo espetado, lo asa en un fuego de leña y va a donde quiere. De la misma manera, bhikkhus, es para aquel que anda fuera de su dominio, en el dominio de otros…

SN 47,7

{39} Atención consciente en el cuerpo. “¿Y qué es, monjes, la falta de restricción? Este es el caso del monje que, habiendo visto las formas con los ojos se obsesiona con las formas placenteras y se repele con las formas repulsivas. Él mora sin establecer la atención consciente en el cuerpo, con la mente limitada y sin entender cómo es la verdadera liberación de la mente, liberación a través de la sabiduría, en la cual aquellos malos e insaludables estados mentales cesan por completo. Habiendo escuchado los sonidos con los oídos… Habiendo olido los olores con la nariz… Habiendo degustado los sabores con la lengua… Habiendo sentido las sensaciones táctiles con el cuerpo… Habiendo conocido las construcciones mentales con la mente, se obsesiona con las construcciones mentales placenteras y se repele con las construcciones mentales repulsivas. Él mora sin establecer la atención consciente en el cuerpo, con la mente limitada y sin entender cómo es la verdadera liberación de la mente, liberación a través de la sabiduría, en la cual aquellos malos e insaludables estados mentales cesan por completo.

“Suponed, monjes, que un hombre capturó seis animales de diferentes especies y provenientes de los diferentes hábitat, y los ató con una fuerte soga. Capturó a una serpiente, un cocodrilo, un pájaro, un perro, un jacal y un mono, y a cada uno de ellos los ató con una fuerte soga. Habiendo  echo esto, juntó las sogas de cada animal e hizo un nudo en el medio, dejándolos libres.

“Entonces, estos seis animales de diferentes especies, provenientes de diferentes hábitat, empezaron a empujar, cada uno hacia su propio dominio y su propio hábitat. La serpiente empujaba pensando: ‘Voy a ir hacia el hormiguero’. El cocodrilo emulaba hacia otro lado pensando: ‘Voy a entrar en al agua’. El pájaro empujaba pensando: ‘Voy a volar en el aire’. El perro empujaba pensando: ‘Voy a entrar en el pueblo’. El jacal empujaba pensando: ‘Voy a entrar en el cementerio’. El mono empujaba pensando: ‘Voy a entrar al bosque’. Entonces, estos seis animales pronto estarían exhaustos y agotados, de modo que tendrían que someterse al dominio de aquel de ellos que fuera el más fuerte.

“De la misma manera, monjes, cuando el monje no practica ni desarrolla la atención consciente en el cuerpo, sus ojos lo empujan a desear la formas agradables y repeler las formas desagradables; sus oídos lo empujan a desear los sonidos agradables y repeler los sonidos desagradables; la nariz lo empuja a desear los aromas agradables y repeler los olores desagradables; la lengua lo empuja a desear los sabores agradables y repeler los sabores desagradables; el cuerpo lo empuja a desear las sensaciones táctiles agradables y repeler las sensaciones táctiles desagradables; la mente lo empuja a desear las construcciones mentales agradables y repeler las construcciones mentales desagradables. Esto es, monjes, la falta de restricción.

“¿Y qué es, monjes, la restricción? Este es el caso del monje que, habiendo visto las formas con los ojos no se obsesiona con las formas placenteras ni se repele con las formas repulsivas. Él mora, habiendo establecido la atención consciente en el cuerpo, con la mente ilimitada, entendiendo cómo es la verdadera liberación de la mente, liberación a través de la sabiduría, en la cual aquellos malos e insaludables estados mentales cesan por completo. Habiendo escuchado los sonidos con los oídos… Habiendo olido los olores con la nariz… Habiendo degustado los sabores con la lengua… Habiendo sentido las sensaciones táctiles con el cuerpo… Habiendo conocido las construcciones mentales con la mente, no se obsesiona con las construcciones mentales placenteras ni se repele con las construcciones mentales repulsivas. Él mora, habiendo establecido la atención consciente en el cuerpo, con la mente ilimitada, entendiendo cómo es la verdadera liberación de la mente, liberación a través de la sabiduría, en la cual aquellos malos e insaludables estados mentales cesan por completo.

“Suponed, monjes, que un hombre capturó seis animales de diferentes especies y provenientes de los diferentes hábitat, y los ató con una fuerte soga. Capturó a una serpiente, un cocodrilo, un pájaro, un perro, un jacal y un mono, y a cada uno de ellos los ató con una fuerte soga. Habiendo  echo esto, juntó las sogas de cada animal y los ató a un fuerte poste o pilar.

“Entonces, estos seis animales de diferentes especies, provenientes de diferentes hábitat, empezaron a empujar, cada uno hacia su propio dominio y su propio hábitat. La serpiente empujaba pensando: ‘Voy a ir hacia el hormiguero’. El cocodrilo emulaba hacia otro lado pensando: ‘Voy a entrar en al agua’. El pájaro empujaba pensando: ‘Voy a volar en el aire’. El perro empujaba pensando: ‘Voy a entrar en el pueblo’. El jacal empujaba pensando: ‘Voy a entrar en el cementerio’. El mono empujaba pensando: ‘Voy a entrar al bosque’. Entonces, estos seis animales pronto estarían exhaustos y agotados, de modo que tendrían que sentarse ahí, no pudiendo salir de este lugar.

“De la misma manera, monjes, cuando el monje practica y desarrolla la atención consciente en el cuerpo, sus ojos no lo empujan a desear la formas agradables ni repeler las formas desagradables; sus oídos no lo empujan a desear los sonidos agradables ni repeler los sonidos desagradables; la nariz no lo empuja a desear los aromas agradables ni repeler los olores desagradables; la lengua no lo empuja a desear los sabores agradables ni repeler los sabores desagradables; el cuerpo no lo empuja a desear las sensaciones táctiles agradables ni repeler las sensaciones táctiles desagradables; la mente no lo empuja a desear las construcciones mentales agradables ni repeler las construcciones mentales desagradables. Esto es, monjes, la restricción.

“Monjes, con la figura del ‘fuerte poste o pilar’ se designa aquí la atención consciente en el cuerpo. De modo que, monjes, deberíais entrenaros de esta manera: ‘Vamos a practicar y desarrollar la atención consciente en el cuerpo, vamos a hacer de ella nuestro vehículo, vamos a establecernos en ella, vamos a ejercitarnos en ella y vamos a perfeccionarla completamente’. De esta manera, deberíais entrenaros, monjes, a vosotros mismos.”

SN 35,247

{40} “Suponed, monjes, que se escuche una voz de la muchedumbre que grite: ‘¡La más bella muchacha del país! ¡La más bella muchacha del país!’ Ahora bien, aquella muchacha más bella del país sabe bailar y cantar exquisitamente. Entones, se escucha esto: ‘¡La más bella muchacha del país está danzando! ¡La más bella muchacha del país está cantando!’ Después de lo cual, número de la muchedumbre reunida en este lugar se acrecienta aún. Ahora suponed que en el mismo tiempo esté pasando por ahí un hombre que desea la vida y no quiere morir, uno que desea ser feliz y no quiere sufrir. Y alguien se dirige a este hombre con las siguientes palabras: ‘Buen hombre, tienes que llevar ahora este tazón lleno de aceite sobre tu cabeza entre esta muchedumbre reunida para ver la muchacha más bella del país. He aquí que un hombre con la espada desvainada caminará detrás de ti, y cuando tú derrames, aunque sea una gota de aceite, te cortará la cabeza’.

“¿Qué pensáis, monjes, dejaría este hombre a atender el tazón lleno de aceite puesto en su cabeza para distraerse y mirar a algo externo?”

“No, venerable señor”.

“Yo os ofrecí este símil, monjes, para conduciros a que descubráis su significado que es este: el tazón lleno de aceite significa la atención consciente en el cuerpo. De modo que, monjes, deberíais entrenaros de esta manera: ‘Vamos a practicar y desarrollar la atención consciente en el cuerpo, vamos a hacer de ella nuestro vehículo, vamos a establecernos en ella, vamos a ejercitarnos en ella y vamos a perfeccionarla completamente’. De esta manera, deberíais entrenaros, monjes, a vosotros mismos.”

SN 47,20

{41} Con la atención consciente inmersa en el cuerpo

Bien establecida,

Restringiendo la séxtuple base de los sentidos,

Siempre concentrado,

El monje puede alcanzar el Nibbana por sí mismo.

Ud 3,5

{42} El que domina el gran océano su conocimiento abarca cualquier río que fluye hacia el océano. De la misma manera, cualquiera que desarrolla y lleva  a cabo la atención consciente inmersa en el cuerpo abarca cualquier cualidad saludable que pueda haber en el lado de la clara comprensión.

Cuando se practica una cosa y se la llueva a cabo, el cuerpo se calma, la mente se calma, el pensar y evaluar se para y todas las cualidades mentales por el lado de la clara compresión se dirigen hacia la culminación de su desarrollo. Y, ¿cuál es esta cosa? La atención consciente sumergida en el cuerpo.

Cuando se practica una cosa y se la llueva a cabo, se abandona la ignorancia, surge la clara comprensión, el concepto de «yo soy» es abandonado, las obsesiones se desarraigan y se abandona las cadenas. Y, ¿cuál es esta cosa? La atención consciente sumergida en el cuerpo.

Aquellos que no gustaron la atención consciente en el cuerpo, no gustaron lo Inmortal. Aquellos que gustaron la atención consciente en el cuerpo, gustaron lo Inmortal.

Aquellos que son negligentes en la atención consciente en el cuerpo son negligentes con lo Inmortal.

Aquellos que comprenden la atención consciente en el cuerpo comprenden lo Inmortal.

AN 1.225, 227, 230, 235, 239, 245

{43} “Monjes, he aquí los cuatro fundamentos de la atención consciente. ¿Cuáles cuatro? Este es el caso, monjes, del monje que mora contemplando el cuerpo en el cuerpo –ardientemente, con clara comprensión, atentamente consciente- habiendo abandonado tanto la codicia como la repulsión concernientes al mundo. Mientras él permanece así, contemplando el cuerpo en el cuerpo, cualquier deseo que hubiese tenido previamente con respecto al cuerpo, desaparece. Al abandonar el deseo concerniente al cuerpo, él alcanza lo Inmortal.

“Además, monjes, el mora contemplando las sensaciones en las sensaciones… la mente en la mente… las construcciones mentales en las construcciones mentales -ardientemente, con clara comprensión, atentamente consciente- habiendo abandonado tanto la codicia como la repulsión concernientes al mundo. Mientras él permanece así, contemplando las construcciones mentales en las construcciones mentales, cualquier deseo que hubiese tenido previamente con respecto a las construcciones mentales, desaparece. Al abandonar el deseo concerniente a las construcciones mentales, él alcanza lo Inmortal.

SN 47,37

{44} “Imagina, Ananda, que en el medio del cruce de caminos hay un gran montículo de tierra, de modo que si un carro o un carruaje llegara ahí del este, oeste, norte o sur, podría allanar este gran montículo de tierra. De la misma manera, Ananda, cuando el monje mora contemplando el cuerpo en el cuerpo, las sensaciones en las sensaciones, la mente en la mente y los fenómenos en los fenómenos, allana a los malos e insalubres estados”.

SN 54,10

{45} Mientras el Venerable Anuruddha estaba morando sólo en la reclusión, surgió en su mente el siguiente pensamiento: “Aquellos que son negligentes en estos cuatro fundamentos de la atención consciente, también son negligentes en el Noble Óctuple Sendero que lleva a la completa destrucción del sufrimiento. Aquellos que están comprometidos con los cuatro fundamentos de la atención consciente, también están comprometidos con el Noble Óctuple Sendero que lleva a la completa destrucción del sufrimiento”.

Entonces, el Venerable Mahamoggallana, habiendo conocido con su propia mente la reflexión que surgió en la mente del Venerable Anuruddha, rápidamente –como un hombre fuerte que extiende su brazo o baja su brazo extendido- apareció en la presencia del Venerable Anuruddha y le dijo:

“¿En qué grado, amigo Anuruddha, el monje debe comprometerse con estos cuatros fundamentos de la atención consciente?”

“Este es el caso, amigo, del monje que mora contemplando la naturaza del origen del cuerpo internamente; él mora contemplando la naturaleza del desvanecimiento del cuerpo internamente; él mora contemplando la naturaleza del origen y del desvanecimiento del cuerpo internamente –ardientemente, con clara comprensión, conscientemente atento- habiendo abandonado tanto el deseo como el desagrado concernientes al mundo.

“Él mora contemplando la naturaza del origen del cuerpo externamente; él mora contemplando la naturaleza del desvanecimiento del cuerpo externamente; él mora contemplando la naturaleza del origen y del desvanecimiento del cuerpo externamente –ardientemente, con clara comprensión, conscientemente atento- habiendo abandonado tanto el deseo como el desagrado concernientes al mundo.

“Él mora contemplando la naturaza del origen del cuerpo interna y externamente; él mora contemplando la naturaleza del desvanecimiento del cuerpo interna y externamente; él mora contemplando la naturaleza del origen y del desvanecimiento del cuerpo interna y externamente –ardientemente, con clara comprensión, conscientemente atento- habiendo abandonado tanto el deseo como el desagrado concernientes al mundo.

“Si él se propusiera esto: ‘Voy a morar percibiendo lo repulsivo en lo no repulsivo’, entonces estaría percibiendo lo repulsivo en no repulsivo. Si él se propusiera esto: ‘Voy a morar percibiendo lo no repulsivo en lo repulsivo’, entonces estaría percibiendo lo no repulsivo en lo repulsivo. Si él se propusiera esto: ‘Voy a morar percibiendo lo repulsivo en lo no repulsivo y en lo repulsivo’, entonces estaría percibiendo lo repulsivo en lo no repulsivo y en lo repulsivo. Si él se propusiera esto: ‘Voy a morar percibiendo lo no repulsivo en lo repulsivo y en lo no repulsivo’, entonces estaría percibiendo lo no repulsivo en lo repulsivo y en lo no repulsivo. Si él se propusiera esto: ‘Evitando a ambos –lo no repulsivo y lo repulsivo- voy a morar ecuánime, atentamente consciente y con clara comprensión’, entonces, estaría morando ecuánimemente, atentamente consciente y con clara comprensión.

“Él mora contemplando la naturaza del origen de las sensaciones internamente… la naturaleza del desvanecimiento de las sensaciones internamente… la naturaleza del origen y del desvanecimiento de las sensaciones internamente… de las sensaciones externamente… de las sensaciones interna y externamente –ardientemente, con clara comprensión, conscientemente atento- habiendo abandonado tanto el deseo como el desagrado concernientes al mundo.

“Si él se propusiera esto: ‘Voy a morar percibiendo lo repulsivo en lo no repulsivo’, entonces estaría percibiendo lo repulsivo en no repulsivo… Si él se propusiera esto: ‘Evitando a ambos –lo no repulsivo y lo repulsivo- voy a morar ecuánime, atentamente consciente y con clara comprensión’, entonces, estaría morando ecuánimemente, atentamente consciente y con clara comprensión.

“Él mora contemplando la naturaza del origen de la mente internamente… la naturaleza del desvanecimiento de la mente internamente… la naturaleza del origen y del desvanecimiento de la mente internamente… de la mente externamente… de la mente interna y externamente –ardientemente, con clara comprensión, conscientemente atento- habiendo abandonado tanto el deseo como el desagrado concernientes al mundo.

“Si él se propusiera esto: ‘Voy a morar percibiendo lo repulsivo en lo no repulsivo’, entonces estaría percibiendo lo repulsivo en no repulsivo… Si él se propusiera esto: ‘Evitando a ambos –lo no repulsivo y lo repulsivo- voy a morar ecuánime, atentamente consciente y con clara comprensión’, entonces, estaría morando ecuánimemente, atentamente consciente y con clara comprensión.

“Él mora contemplando la naturaza del origen de las construcciones mentales internamente… la naturaleza del desvanecimiento de las construcciones mentales internamente… la naturaleza del origen y del desvanecimiento de las construcciones mentales internamente… de las construcciones mentales externamente… de las construcciones mentales interna y externamente –ardientemente, con clara comprensión, conscientemente atento- habiendo abandonado tanto el deseo como el desagrado concernientes al mundo.

“Si él se propusiera esto: ‘Voy a morar percibiendo lo repulsivo en lo no repulsivo’, entonces estaría percibiendo lo repulsivo en no repulsivo… Si él se propusiera esto: ‘Evitando a ambos –lo no repulsivo y lo repulsivo- voy a morar ecuánime, atentamente consciente y con clara comprensión’, entonces, estaría morando ecuánimemente, atentamente consciente y con clara comprensión {98, 101}.

“De esta manera, amigo, el monje debe comprometerse con estos cuatros fundamentos de la atención consciente”.

SN 52,1

{46} “Monjes, es bueno para el monje que de tanto en tanto permanezca contemplando lo repulsivo en presencia de lo que no es repulsivo. Es bueno para el monje que de tanto en tanto permanezca contemplando lo no repulsivo en presencia de lo que es repulsivo. Es bueno para el monje que de tanto en tanto permanezca contemplando lo repulsivo en presencia de lo que no es repulsivo y lo que es repulsivo. Es bueno para el monje que de tanto en tanto permanezca contemplando lo no repulsivo en presencia de lo que es repulsivo y de lo que no es repulsivo. Es bueno para el monje que de tanto en tanto –en presencia de lo que es repulsivo y lo que no es repulsivo- apartado de ambos, permanezca ecuánime, alerta y atentamente consciente.

“Ahora bien, monjes, ¿con qué propósito debería el monje permanecer contemplando lo repulsivo en presencia de lo que no es repulsivo? ‘Que no surja en mí la pasión en presencia de objetos que excitan a la pasión’. Éste es el propósito, monjes, por el cual el monje debería permanecer contemplando lo repulsivo en presencia de lo que no es repulsivo.

“¿Y con qué propósito, monjes, debería el monje permanecer contemplando lo no repulsivo en presencia de lo que es repulsivo? ‘Que no surja en mí la aversión en presencia de objetos que excitan a la aversión’. Éste es el propósito, monjes, por el cual el monje debería permanecer contemplando lo no repulsivo en presencia de lo que es repulsivo.

“¿Y con qué propósito, monjes, debería el monje permanecer contemplando lo repulsivo en presencia de lo que no es repulsivo y lo que es repulsivo? ‘Que no surja en mí la pasión en presencia de objetos que excitan la pasión. Que no surja en mí la aversión en presencia de objetos que excitan la aversión’. Éste es el propósito, monjes, por el cual el monje debería permanecer contemplando lo repulsivo en presencia de lo que no es repulsivo y lo que es repulsivo.

“¿Y con qué propósito, monjes, debería el monje permanecer contemplando lo no repulsivo en presencia de lo que es repulsivo y lo que no es repulsivo? ‘Que no surja en mí la aversión en presencia de objetos que excitan la aversión. Que no surja en mí la pasión en presencia de objetos que excitan la pasión’. Éste es el propósito, monjes, por el cual el monje debería permanecer contemplando lo repulsivo en presencia de lo que no es repulsivo y lo que es repulsivo.

“¿Y con qué propósito, monjes, el monje –en presencia de lo que es repulsivo y lo que no es repulsivo- apartado de ambos, debería permanecer ecuánime, alerta y atentamente consciente? ‘Que no surja en mí la pasión –de ningún objeto, en ningún lugar, de ninguna manera- en presencia de objetos que excitan la pasión. Que no surja en mí la aversión –de ningún objeto, en ningún lugar, de ninguna manera- en presencia de objetos que excitan la aversión. Que no surja en mí la falsa ilusión –de ningún objeto, en ningún lugar, de ninguna manera- en presencia de objetos que excitan la falsa ilusión’. Éste es el propósito, monjes, por el cual el monje –en presencia de lo que es repulsivo y lo que no es repulsivo- apartado de ambos, debería permanecer ecuánime, alerta y atentamente consciente.”

AN 5,144

{47} Protegiendose a uno mismo y a otros. “Monjes, una vez en el pasado, un acróbata levantó un poste de bambú y se dirigió a su aprendiz de nombre Medakathalika con estas palabras: ‘Ven, querido Medakathalika, trepa al poste de bambú y colócate sobre mis hombros’. ‘Sí, maestro’, respondió el aprendiz Medakathalika y trepó sobre el poste bambú y se colocó sobre los hombros de su maestro.

“Entonces, el acróbata dijo al aprendiz Medakathalika: ‘Ahora, querido Medakathalika, tú cuida de mí y yo cuidaré de ti. De esta manera, cuidándonos uno al otro, protegiéndonos uno al otro, vamos a mostrar nuestras destrezas, vamos a recoger nuestra paga y descenderemos a salvo del poste de bambú’.

“Cuando esto fue dicho, el aprendiz Medakathalika respondió: ‘Esta no es la manera de hacerlo, maestro. Tú, cuídate a ti mismo, maestro y yo cuidaré de mí. De esta manera, cuidándonos cada uno a sí mismo, protegiéndonos cada uno a sí mismo, vamos a mostrar nuestras destrezas, vamos a recoger nuestra paga y descenderemos a salvo del poste de bambú’.

“Y éste es el método aquí”, dijo el Bienaventurado. “Es así cómo el aprendiz Medakathalika dijo a su maestro. ‘Yo cuidaré de mi mismo’, monjes: así debe ser practicado el fundamento de la atención consciente. ‘Yo cuidaré de otros’, monjes: así debe ser practicado el fundamento de la atención consciente. Cuidando a uno mismo, monjes, uno cuida de otros y cuidando de otros, uno cuida de sí mismo.

“¿Y cómo, monjes, cuando uno cuida de sí mismo, cuida también de otros? Practicando, desarrollando y cultivando [los cuatro fundamentos de la atención consciente]. De esta manera, monjes, cuando uno cuida de sí mismo, cuida también de otros.

“¿Y cómo, monjes, cuando uno cuida de otros, se cuida también a sí mismo? Siendo paciente, no perjudicando a nadie, practicando el amor y la compasión. De esta manera, monjes, cuando uno cuida de otros, se cuida también a sí mismo.

“De modo que, monjes, deberíais practicar el fundamento de la atención consciente así: ‘Voy a cuidar de mí mismo’. Y también, monjes, deberíais practicar el fundamento de la atención consciente así: ‘Voy a cuidar de otros’. Cuidando a uno mismo, monjes, uno cuida de otros y cuidando de otros, uno cuida de sí mismo.

SN 47,19

{48} Mientras transcurría esta temporada lluviosa, el Bienaventurado fue atacado por una severa enfermedad, con dolores tan agudos, que parecía que estaba a punto de morir. Pero el Bienaventurado lo enfrentó con la atención consciente y con una mente clara e impasible.

Y se le ocurrió el siguiente pensamiento: «Ciertamente, no sería apropiado que llegase ahora mi pase final, sin que me dirija por última vez a mis seguidores y pida permiso al Sangha de los monjes. Necesito sobreponerme a esta enfermedad con la fuerza de voluntad y determinar la continuación del proceso vital para seguir viviendo».

Entonces hizo así y su enfermedad se disipó.

En esta ocasión, el Bienaventurado, habiéndose recuperado de su enfermedad, tan pronto se haya sentido mejor, salió afuera y se sentó en el asiento preparado para él frente a su vivienda. Entonces, el Venerable Ananda llegó junto a él, lo saludó respetuosamente, se sentó a un lado y dijo: «¡Me siento muy afortunado, Venerable Señor, al ver al Bienaventurado otra vez confortable! ¡Qué afortunado soy, al ver al Bienaventurado, recuperado! ¡Es grato, Venerable Señor, verle otra vez aliviado! Por cierto, mientras estuve viendo al Bienaventurado enfermo, era como si mi propio cuerpo llegara a ser débil y enredado, todas las cosas a mi alrededor oscurecieron y mis sentidos me fallaron. Lo único confortable que tenía, era pensar que el Bienaventurado no iba a realizar su pase final, sin antes ofrecer instrucciones al Sangha de los monjes».

Así habló el Venerable Ananda, pero el Bienaventurado le respondió con estas palabras: «¿Qué más puede esperar de mí el Sangha de los monjes, Ananda? Yo había enseñando el Dhamma sin miramientos, para que nada resultara esotérico o no manifiesto: en cuanto a la doctrina se refiere, el Tataghata nada dejó oculto, como si lo pusiera en un puño cerrado. Si estuviera alguien que pensara: ‘yo me haré cargo del Sangha’ o ‘el Sangha depende de mí, me pertenece’, entonces, esta persona sí, debería ofrecer las instrucciones al Sangha. Sin embargo, Ananda, en el Tathagata, semejantes pensamientos no tienen lugar, ¿cómo entonces, podría el Tathagata aún ofrecer las instrucciones al Sangha?

«Yo ya soy débil, Ananda, entrado en edad, envejecido y venerable; soy alguien que ha atravesado ya el camino de la vida. He llegado al tope del espacio vital, el cual es de ochenta años. Y, al igual que una vieja carreta se sujeta con las correas para que no se deshaga, así también, el cuerpo del Tataghata está sujetado para que permanezca unido. Es solamente cuando el Tataghata aparta la atención de los signos externos, cesan ciertas sensaciones y cuando permanece en la concentración mental sin signos, este cuerpo se siente más confortable.

«Por lo tanto, Ananda, sé tú mismo una isla para ti, sé tu propio refugio y que no haya nadie más que sea tu refugio; con el Dhamma como tu único refugio. Y ¿cómo hace el monje para que se convierta en una isla para sí mismo, para que sea su propio refugio y no tenga nadie más que sea su refugio, con el Dhamma como su único refugio?

«Es cuando el monje permanece contemplando el cuerpo en el cuerpo, diligentemente, claramente consciente, atento, habiendo dejado atrás el deseo y la pena concernientes al mundo. Es también cuando permanece contemplando las sensaciones en las sensaciones… la mente en la mente… las formaciones mentales en las formaciones mentales, diligentemente, claramente consciente, atento, habiendo dejado atrás el deseo y la pena concernientes al mundo. Es así, como el monje se hace una isla para sí mismo, se hace su propio refugio y no tiene nadie más que sea su refugio; con el Dhamma como su único refugio.

«Aquellos monjes míos, Ananda, que ahora o después de mi partida, permanezcan como sus propias islas, sean su propio refugio sin que tengan a nadie más que sea su refugio, con el Dhamma como su único refugio, ellos alcanzarán lo más alto, si es que tengan deseo de aprender».

DN 16