Fragmento de MN 22 Alagaddupama Sutta – Discurso con el símil de la serpiente
“Monjes, vosotros bien podríais adquirir las posesiones si fueran permanentes, imperecederas, eternas y no sujetas a cambios. Posesiones que durarían toda la eternidad. Pero, monjes, ¿habéis visto vosotros semejantes posesiones?” “Ciertamente, no, venerable señor”. “Muy bien, monjes. Yo tampoco he visto posesiones permanentes, imperecederas, eternas y no sujetas a cambios. Posesiones que durarían toda la eternidad.
“Monjes, vosotros bien podríais apegarse a la doctrina del yo que no atrajera dolor, lamento, pena, sufrimiento y desesperación. Pero, monjes, ¿habéis visto semejante doctrina del yo?” “Ciertamente, no, venerable señor”. “Muy bien, monjes. Yo tampoco he visto una doctrina del yo que no atrajera dolor, lamento, pena, sufrimiento y desesperación para alguien que se apega a ella.
“Monjes, vosotros bien podríais depender de algún punto de vista que no atrajera dolor, lamento, pena, sufrimiento y desesperación. Pero, monjes, ¿habéis visto semejante punto de vista?” “Ciertamente, no, venerable señor”. “Muy bien, monjes. Yo tampoco he visto un punto de vista que no atrajera dolor, lamento, pena, sufrimiento y desesperación para alguien que depende de él.
“Monjes, si existiera un yo, ¿podría existir también el siguiente pensamiento: ‘esto pertenece a mi yo’?” “Sí, venerable señor”. “O, monjes, si existiera algo perteneciente al yo, ¿podría existir también el pensamiento: ‘mi yo’?” “Sí, venerable señor”. “Pero, monjes, cuando el yo o lo perteneciente al yo no es más aprehendido como verdadero ni es establecido, aquel pensamiento que afirma -‘Así como el mundo, es el ser, de manera que después de la muerte seré permanente, imperecedero, eterno y no sujeto a cambios. Voy a permanecer por toda la eternidad’- ¿no representa una enseñanza completamente tonta?” “¿Qué más podría representar, venerable señor, sino una enseñanza completamente tonta?”
“¿Qué pensáis, monjes, es la forma material permanente o no permanente?” “No permanente, venerable señor”. “Y aquello que no es permanente, ¿es doloroso o placentero?” “Es doloroso, venerable señor”. “¿Es posible, entonces, que aquello que no es permanente, que es doloroso y sujeto a cambios, sea considerado de la siguiente manera: ‘Esto es mío, esto soy yo, este es mi yo’?” “Ciertamente no, venerable señor”.
“De la misma manera, ¿es la sensación permanente o no permanente?” “No permanente, venerable señor”…
“¿Es la percepción permanente o no permanente?” “No permanente, venerable señor”…
“¿Son las formaciones permanentes o no permanentes?” “No permanentes, venerable señor”…
“¿Y qué pensáis, monjes, es la conciencia permanente o no permanente?” “No permanente, venerable señor”. “Y aquello que no es permanente, ¿es doloroso o placentero?” “Es doloroso, venerable señor”. “¿Es posible, entonces, que aquello que no es permanente, que es doloroso y sujeto a cambios, sea considerado de la siguiente manera: ‘Esto es mío, esto soy yo, este es mi yo’?” “Ciertamente no, venerable señor”.
“Por eso, monjes, cualquier tipo de forma, sea del pasado, del futuro o del presente, interno o externo, burdo o sutil, inferior o superior, lejano o cercano, todo tipo de forma debe ser visto como realmente es, a través del recto discernimiento así: ‘Esto no es mío, esto no soy yo, este no es mi yo’.
“Cualquier tipo de sensación…
“Cualquier tipo de percepción…
“Cualquier tipo de formaciones…
“Cualquier tipo de conciencia, sea del pasado, del futuro o del presente, interno o externo, burdo o sutil, inferior o superior, lejano o cercano, todo tipo de conciencia debe ser visto como realmente es, a través del recto discernimiento así: ‘Esto no es mío, esto no soy yo, este no es mi yo’.
“Mirando de esta forma, el bien instruido noble discípulo llega a desencantarse con las formas materiales, desencantarse con las sensaciones, desencantarse con las percepciones, desencantarse con las formaciones y desencantarse con las conciencias. Desencantado de esta manera, llega a ser desapasionado. A través de este sosiego, es plenamente liberado. Con la plena liberación, llega e él este conocimiento: ‘Ésta es la plena liberación’. Entonces, él entiende esto: ‘El nacimiento está vencido. La vida santa ha sido realizada. La tarea ha sido cumplida. He aquí no hay nada más por delante en este mundo’.