MN 58 Abhayarajakumara Sutta – Al príncipe Abhaya

El Buda explica los criterios que permiten determinar cuándo algo es digno de ser pronunciado. El discurso es un hermoso ejemplo de la habilidad del Buda para enseñar: no solamente explica en qué consiste la correcta forma de hablar, sino demuestra cómo se habla correctamente en la práctica.

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[Leer en pali]

[1] Esto he oído. En una ocasión, el Bienaventurado estaba cerca de Rajagaha en la Arboleda de los Bambúes, en el Santuario de las Ardillas.

[2] Entonces, el príncipe Abhaya fue junto a Nigantha Nataputta y, al llegar, lo saludó respetuosamente y se sentó a un lado. Cuando ya estaba sentado ahí, Nigantha Nataputta se dirigió a él con estas palabras: “Ven,  príncipe y refuta las palabras del asceta Gotama para que se difunda esta admirable noticia: ‘¡Las palabras del asceta Gotama –tan imponentes y poderosas- fueron refutadas por el Príncipe Abhaya!’”

“¿Pero cómo, venerable señor, voy a refutar las palabras del asceta Gotama, siendo éstas tan imponentes y poderosas?”

[3] “Ven, príncipe. Ve junto al asceta Gotama y al llegar dile: ‘Señor, ¿podría el Tathagata decir palabras que fueran desagradables e ingratas para otros’? Y si el asceta Gotama te responde: ‘El Tathagata podría decir palabras que fueran desagradables e ingratas para otros’, tú debes decirle: ‘Entonces, ¿dónde está la diferencia entre Usted, señor, y otra gente común y corriente? Ya que cualquier persona común y corriente dice palabras que son desagradables e ingratas para otros’ Pero, si el asceta Gotama te responde: ‘El Tathagata no podría decir palabras que fueran desagradables e ingratas para otros’, tú debes decirle: ‘Entonces, ¿cómo es, señor, que  dijiste  esto de Devadatta: «Devadatta está destinado al plano de privación, Devadatta está destinado al infierno, Devadatta permanecerá allá por un eón de tiempo, Devadatta es incorregible»? Devadatta fue disgustado y contrariado a causa de estas palabras suyas’. Cuando el asceta Gotama se encuentre en la encrucijada de estas dos preguntas tuyas, no podrá ni rechazarlas ni tragárselas. Como si se clavara la punta de hierro en la garganta de un hombre, de modo que este hombre no fuera capaz de rechazarla ni de tragársela, así el asceta Gotama, al ser puesto en la encrucijada de estas dos preguntas tuyas, no podrá rechazarlas ni tragárselas”.

[4] “Así sea, venerable señor”, respondió el príncipe Abhaya. Después de lo cual, se levantó de su asiento y, al rendir homenaje a Nigantha Nataputta, partió de allí, cuidando por respeto que Nigantha Nataputta quedara siempre a su lado derecho. Acto seguido, se acercó al Bienaventurado y, al saludarlo respetuosamente, se sentó a un lado. Cuando estaba allí sentado, miró en la dirección del sol y pensó lo siguiente: “Hoy ya es tarde para refutar las palabras del Bienaventurado. Voy a derribar las palabras del Bienaventurado mañana en mi casa”. Entonces, dijo al Bienaventurado: “Venerables señor, que el Bienaventurado acepte mi donativo de comida mañana en mi casa junto con otros tres [monjes]”.

Y el Bienaventurado consintió en silencio.

[5] Cuando el príncipe Abhaya hubo entendido que el Bienaventurado aceptó su invitación, se levantó de su asiento y, al rendir homenaje al Bienaventurado, partió de allí, cuidando por respeto que el Bienaventurado quedara siempre a su lado derecho.

Entonces, cuando pasó la noche, el Bienaventurado se levantó temprano, se vistió y llevando su cuenco y el hábito exterior se fue a la casa de príncipe Abhaya. Al llegar, se sentó en el asiento que estaba preparado para él. Acto seguido, el príncipe Abhaya con sus propias manos sirvió toda clase de comida fina, blanda y sólida hasta que todos quedaron satisfechos. Cuando el Bienaventurado terminó de comer, apartó su mano del tazón y el príncipe Abhaya tomó un asiento más bajo y se sentó a un lado. Cuando estaba sentado ahí, se dirigió al Bienaventurado con estas palabras:

[6] “Venerable señor, ¿podría el Tathagata decir palabras que fueran desagradables e ingratas para otros’?”

“Príncipe, para esta pregunta no existe una respuesta categórica ‘sí’ o ‘no’”.

“Entonces, señor, los de Niganhta han sido destruidos.”

“Pero, príncipe, ¿por qué dices: ‘Entonces, señor, los de Niganhta han sido destruidos’?”

“Porque justo ayer, señor, cuando fui junto a Nigantha Nataputta… [y el príncipe repite al Buda lo ocurrido en los versos 2 y 3 ].

[7] En esta ocasión, un niño, un delicado infante estaba recostado en el regazo del príncipe Abhaya. Entonces, el Bienaventurado dijo al príncipe Abhaya: “¿Qué opinas príncipe: Si a este joven muchacho por culpa de tu propia negligencia o por negligencia de la niñera se le metiera un palo en la boca o una gravilla, qué harías, entonces?”

“Venerable señor, se lo sacaría. Si no sabría sacarlo de una vez, agarraría su cabeza con mi mano izquierda y con un dedo de la derecha se lo sacaría, aún si esto significara derramar más sangre. ¿Por qué lo haría así? Por la simpatía que tengo hacia este muchacho”.

[8] “De igual manera, príncipe:

a) Cuando el Tathagata reconoce que ciertas palabras no se ajustan a los hechos, no son verdaderas ni beneficiosas, son desagradables e ingratas para otros, entonces se abstiene de pronunciarlas;

b) Cuando el Tathagata reconoce que ciertas palabras se ajustan a los hechos y son verdaderas, pero no son beneficiosas, son desagradables e ingratas para otros, entonces se abstiene de pronunciarlas;

c) Cuando el Tathagata reconoce que ciertas palabras se ajustan a los hechos, son verdaderas y beneficiosas, pero son desagradables e ingratas para otros, entonces él busca el tiempo adecuado de pronunciarlas;

d) Cuando el Tathagata reconoce que ciertas palabras no se ajustan a los hechos, no son verdaderas ni beneficiosas, pero son agradables y gratas para otros, entonces se abstiene de pronunciarlas;

e) Cuando el Tathagata reconoce que ciertas palabras se ajustan a los hechos, son verdaderas, pero no son beneficiosas, aunque sean agradables y gratas para otros, entonces se abstiene de pronunciarlas;

f) Cuando el Tathagata reconoce que ciertas palabras se ajustan a los hechos, son verdaderas y beneficiosas, son agradables y gratas para otros, entonces él busca el tiempo adecuado de pronunciarlas;

¿Por qué lo hace así? Por la simpatía que tiene hacia los seres vivientes.”

[9] “Venerable señor, cuando los sabios nobles, sabios brahmines, sabios dueños de casas o sabios ascetas se acercan al Bienaventurado y le formulan preguntas, ¿el Bienaventurado ya tiene en su mente este pensamiento: ‘Si ellos se acercan y me preguntan esto, yo les responderé aquello’ o, la respuesta se le ocurre al Bienaventurado en el acto?”

[10] “En este caso, príncipe, le haré una contra pregunta. Respóndala como crea oportuno. ¿Cree Usted ser un experto en las partes del carro de guerra?”

“Sí, señor, soy muy hábil en las partes del carro de guerra”.

“Entonces, ¿qué opina: cuando la gente se acerca a Usted y pregunta: ‘¿Cuál es el nombre de esta parte del carro?’, tiene Usted en su mente este pensamiento: ‘Si ellos se acercan y me preguntan esto, yo les responderé aquello o, la respuesta se le ocurre en el acto?”

“Venerable señor, ya que se me conoce como un experto en las partes del carro de guerra, todas ellas me son bien conocidas, de modo que, la respuesta se me ocurre en el acto”.

[11] “Del mismo modo, príncipe, cuando los sabios nobles, sabios brahmines, sabios dueños de casas o sabios ascetas se acercan al Tathagata y le formulan preguntas, la respuesta se le ocurre en el acto. ¿Por qué así? Porque la propiedad del Dhamma es meticulosamente penetrada por el Tathagata. De esta meticulosa penetración de la propiedad del Dhamma, se le ocurren al Tathagata las respuestas”.

[12] Cuando esto fue dicho, el príncipe Abhaya dijo al Bienaventurado: “¡Excelente, señor! ¡Realmente, magnífico! El Bienaventurado ha expuesto el Dhamma de diferentes maneras. Es como si enderezara lo que estaba torcido, como si revelara, lo que estaba oculto, como si mostrara el camino a alguien que estaba perdido o  como si encendiera una lámpara en medio de la oscuridad, de tal manera que uno dotado de buena vista pudiera percibir las formas. De esta misma manera el Bienaventurado de diferentes maneras me explicó el Dhamma. Así que, maestro Gotama, voy a tomar el refugio en el Bienaventurado, en el Dhamma y en el Sangha. Que el Bienaventurado me considere, de aquí en adelante, como uno de sus seguidores laicos.”


FUENTES:

“Abhayarajakumarasuttam” en Chattha Sangayana. CD-Rom. Versión 3.

ÑANAMOLI, Bhikkhu y Bhikkhu BODHI (1995) “Abhayarajakumara Sutta: To Prince Abhaya” en The Middle Length Discourses of the Buda: A Translation of the Majjhima Nikaya. Boston, Wisdom Publications. Págs. 498-501.

THANISSARO Bhikkhu [en línea] Abhaya Sutta: To Prince Abhaya (On Right Speech) <http://www.accesstoinsight.org/tipitaka/mn/mn.058.than.html > (28/06/2006)


Traducido y editado por Isidatta para el Bosque Theravada © 2008

Revisión y corrección: DhammaJosé

Edición de Bosque Theravada © 2008

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