El budismo Theravada o Camino de los Ancianos

Del artículo El desarrollo del budismo en diferentes partes del mundo, por Anton Baron.

Se cuenta en los suttas que antes de morir, se le pidió al Buda que nombrara un sucesor suyo, pero él no sólo había denegado el pedido sino tampoco permitió que se creara alguna maquinaria procesal que permitiera elegir a uno, en el futuro. El orden de los monjes siempre mantuvo un carácter básicamente igualitario.

El mismo Buda, a lo largo de su ministerio, se comportaba como un monje más (bhikkhu, en el idioma pali): iba suplicando la comida como cualquier otro de su orden mendigante y cuando en ocasiones, los monjes se alborotaban a causa de alguna disputa, lejos de tomar la última palabra, simplemente se levantaba y abandonaba el lugar. También el Buda, antes de morir, se pronunció a favor de que algunas “reglas menores” de su orden fueran cambiadas, adaptadas o abandonadas después de su muerte, si así los monjes lo desearan.

Sin embargo, nada de esto ocurrió. Después de la muerte del Buda los monjes convocaron una especie de asamblea, en la cual, el monje de nombre Mahasanghika se propuso a recitar todas las reglas existentes para que las mismas, de manera completa y no distorsionada, pasaran a la historia y siguieran siendo cumplidas. La propuesta fue aceptada y, desde este momento, los monjes y las monjas transmitían en forma oral, de generación a generación, todas y cada una de las reglas monásticas establecidas por el Buda. Dichas reglas están hoy en día recopiladas dentro de un extenso escrito llamado Vinaya Pitaka (la Canasta de la Disciplina). Luego, un otro monje de nombre Ananda, se encargó de recitar todos y cada uno de los discursos que el Buda pronunció durante su vida, los cuales, de esta manera, igualmente pasaron a ser la herencia de las próximas generaciones de los monjes y hoy en día se los conoce bajo el nombre de Sutta Pitaka (la Canasta de los Discursos). Finalmente, los pensadores budistas más destacados hicieron un análisis extraordinariamente detallado del carácter filosófico y psicológico de las principales enseñanzas budistas, cuya esencia, según la leyenda, fue concebida por el mismo Buda unas cuatro semanas antes de su paso al Nibbana. Estos escritos se conocen hoy como Abhidhamma Pitaka (la Canasta de Enseñanzas Superiores) y fueron recitados por primera vez en el llamado Tercer Gran Concilio hacia el año 250 antes de Cristo. En su conjunto, aquellas Tres Canastas -Tipitaka, en el idioma pali- forman parte del Canon de las escrituras budistas de la tradición Theravada, el cual contiene, según la opinión de la mayoría de los estudiosos, las enseñanzas budistas más antiguas que actualmente se conocen. Dicho Canon se preservó en el idioma pali, una lengua que probablemente fue hablada por el mismo Buda y que es el pariente cercano o un antiguo dialecto indio del sánscrito.

 

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Un rol preponderante en el temprano desarrollo del budismo Theravada cumplió el emperador Asoka:
un sangriento y tiránico conquistador, convertido luego en budista, siempre excitaba la imaginación y causaba polémicas.
En la foto, uno de los tantos pilares que Asoka erigió en todos sus dominios con inscripciones que alentaban a seguir las enseñanzas del Buda.

 

Unos cien años después de la muerte del Buda, alrededor del año 380 antes de Cristo, se convocó el Segundo Gran Concilio en el cual surgió la controversial disputa sobre si se podría o no adaptar o cambiar ciertas reglas de la “Canasta de la Disciplina”. Mientras que algunos grupos, de hecho ya habían abandonado ciertas prácticas, los más conservadores abogaban por el cumplimiento fiel de todas las reglas del Vinaya. Éste ultimo grupo terminaría conformando la rama del budismo conocida hoy como Theravada. De hecho, los monjes de esta tradición guardan, hasta el día de hoy, las 227 reglas que fueron originalmente prescritos por el mismo Buda.

Un lugar especialmente preponderante en la historia del budismo Theravada ocupa el famoso emperador indio Asoka. Primeramente, un cruel y despiadado conquistador de casi toda la India, pero luego, una vez convertido al budismo, transformado en un pacífico protector de todas las religiones. Fue precisamente el rey Asoka quien convocó el Tercer Gran Concilio, en el cual se completó lo que hoy en día conocemos como Tipitaka -el Canon de las Tres Canastas- de las escrituras budistas. Fue él también quien, a través de una misión, estableció el budismo en Sri Lanka, lugar que hasta hoy en día se constituye en un vigoroso bastión del budismo Theravada y de donde surgieron luego, el budismo birmano, tailandés, laosiano y camboyano.

Durante la Edad Media, los monjes de esta tradición produjeron una enorme cantidad de escritos con estudios e interpretaciones del Tipitaka, cuyo cuerpo se conoce como la “Literatura pali Post-canónica”, compuesta por Comentarios, Sub-comentarios y manuales tardíos.

En 1862 se tradujo por primera vez un libro completo del pali a un idioma occidental -en este caso, al alemán- se trata del Dhammapada (El Tesoro de la Verdad): una antiquísima colección de 423 versos cortos atribuidos directamente al Buda, que constituyen el corazón de la enseñanza budista, apreciado y estudiado a lo largo de los siglos, por millones de los seguidores del Iluminado. Unos años más tarde, en 1879 sir Edwin Arnold publicó un poema épico Light of Asia (La Luz del Asia) dedicado a la vida y enseñanza del Buda, una obra que llegó a tener una considerable repercusión en el Occidente. Este interés fructificó en la fundación, en Inglaterra, de Pali Text Society (Sociedad de los Textos en Pali) en 1881, la cual editó una trascripción completa del Canon Pali en el alfabeto romano y tradujo al inglés casi la totalidad del mismo, al igual que la mayoría de los Comentarios, Sub-comentarios y otros manuales tardíos.

Cuando, a mitad del siglo veinte, se reactivó en Tailandia la antigua tradición budista de los monjes que meditaban aislados en los bosques, muchos hombres del mundo occidental se convirtieron en monjes budistas en dicho país, y uno de los más destacados maestros de esta corriente, Ajaan Chah, llegó a fundar un monasterio de habla inglesa exclusivamente destinado a ellos. Este mismo maestro, un poco más tarde, en la década de los 70´, llegó a fundar varias comunidades de monjes y monjas, como también de personas laicas seguidoras de la línea Theravada, en Gran Bretaña. El primer monasterio de esta tradición de habla hispana fue fundado en México en el año 1999, se llama “Dhamma Vihara” y está ubicado cerca de Xalapa, la ciudad capital del Estado de Veracruz (Méjico).

 

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El budismo Theravada restauró una antigua tradición de los monjes del bosque.
El Venerable Ajaan Chah (en la foto) es una de las más emblemáticas figuras de esta tradición:
durante varios años vivió meditando en la soledad de los bosques de Tailandia,
para luego fundar a varios monasterios, tanto en su país de origen, como en Gran Bretaña.