Del artículo El desarrollo del budismo en diferentes partes del mundo, por Anton Baron.
Algunos remontan el origen de la tradición Mahayana al llamado «Segundo Concilio Budista» realizado 100 años después de la muerte de Buda y al supuesto cisma que ahí se produjo y que estaba relacionado con el debate sobre las reglas de la Disciplina (Vinaya ). Sin embargo, este origen es muy poco probable y ni siquiera hay suficientes datos para afirmar la tesis sobre la existencia del dicho cisma.
Lo que sí es cierto, que se produjo ahí el debate cobre la flexibilización o no de ciertas reglas monásticas, como también es cierto, que esta flexibilidad iba a ser luego, la principal característica de la tradición Mahayana, lo cual aviva el fuego de estas especulaciones.
La fexibilidad, por otro lado, marca significativamente la dinámica y desarrollo de esta corriente del budismo, gracias a lo cual el Mahayana hoy en día es mucho más conocido en el Occidente, que el budismo Theravada . Pero, por otro lado, esta adaptabilidad también significó un mayor grado de sincretismo religioso, el cual puede observarse especialmente en las ramas del budismo Zen y, especialmente, el tibetano.
Existe un acuerdo casi unánime entre los estudiosos sobre que la literatura originada en la tradición Mahayana, escrita originalmente en sánscrito, aunque contenga las enseñanzas del Buda y de sus discípulos inmediatos, está escrita en fechas más recientes. Esto se deduce, entre otras cosas, de que la misma doctrina que también se encuentra en el Canon Pali, en los Sutras mahayanas, aparece en un lenguaje mucho más rebuscado y las enseñanzas poseen sutilezas propias a las posteriores interpretaciones. También, en estos discursos abundan las especulaciones filosóficas tan ajenas tanto a las escrituras Theravada como a la forma de ser del mismo Buda histórico, quien siempre se hubo manifestado con reservas frente a los temas demasiado controversiales y especulativos. La misma tradición Mahayana explica estas diferencias a través de una leyenda, según la cual, el Buda habría compartido las enseñanzas más profundas solamente con algunos de sus discípulos más selectos y la revelación pública de los mismos quedó postergada hasta el momento más propicio, mucho después de su muerte.
Mahayana , literalmente como ya habíamos señalado, significa el “Gran Vehículo” y es una autodenominación que sugiere un camino más ancho y más perfecto en comparación con su “hermano más pobre”, o el “Pequeño Vehículo” (Hinayana) de la tradición Theravada . Pues, mientras que el énfasis de esta última está puesto en el riguroso esfuerzo personal, entendiendo que el papel del Buda en el camino hacia la autoliberación se reduce básicamente a ser el indicador del mismo, las escrituras Mahayana sugieren una visión del fundador del budismo algo más celestial o supramundana y trascendental. Por ejemplo, en uno de sus más conocidos escritos, el Sutra del Loto se afirma que lo que la gente percibía en forma del Buda histórico en aquellos tiempos, era solamente una simple aparición trascendental de él proyectada con el propósito de iluminar a los seres sintientes. En realidad, este Buda histórico nunca realmente nació, vivió ni murió.
Otro elemento que la escuela Mahayana usa para acentuar su diferencia frente al Theravada , es el ideal de Bodhisattva, el cual se sostiene y se opone al otro ideal del arahant, propio de la tradición Theravada . El Bodhisattva es un Buda potencial quien, aunque haya recorrido el camino, renunció al último estado de nirvana o, lo que es lo mismo, a la condición del Buda, por razones de solidaridad con los otros seres sintientes: los Bodhisattvas se niegan a entrar en nirvana final hasta que todos y cada uno de los seres también sean liberados. Mientras tanto, se dedican a la noble, altruista y desinteresada tarea de ayudar a todos los seres vivos en el logro de dicho objetivo. Este concepto se conoce, tanto en el idioma sánscrito como en pali, con el término karuna : compasión, pues éste es el verdadero motivo por el cual los Bodhisattvas renuncian a su propia liberación completa. De modo que, aquello que en la tradición Theravada es considerado como una noble meta, el entrar en el estado de la liberación final de arahant , en la escuela Mahayana se concibe como una expresión del egoísmo.
El ideal de Bodhisattva, de un buda “en suspenso” que renuncia al nirvana por compasión a todos los demás seres sintienes,
es una de las características del budismo Mahayana.
Este ideal, en algunos aspectos, se parece al de Jesús de Nazaret “quien, siendo en forma de Dios,
no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse” (Filipenses, 2:6).
Es por eso que, algunas tradiciones budistas incorporan a Jesucristo como un Gran Boddhisattva,
tal como se puede observar en esta representación.
Dentro de la vasta literatura producida por la escuela Mahayana existe un grupo de escritos dedicado a la explicación del concepto de la “Perfecta Sabiduría o Perfecta Visión” conocido también como la doctrina del vacío. Este género de escritos lleva en sánscrito un nombre común de Prajna-paramita , lo cual podría traducirse como “sabiduría para cruzar a la otra orilla”. Uno de las sutras más conocidas dentro de este género es la Sutra del Corazón , según el cual, la visión correcta de la realidad consiste en concebirla como esencialmente vacía del contenido: la naturaleza de la realidad es más bien la naturaleza de nuestras concepciones que tenemos sobre ella. Sin embargo, no necesariamente esta doctrina debe ser interpretada en el sentido nihilista , porque la realidad “vacía del contenido”, no siempre quiere decir la “nada”. Por el contrario, el Mahayana posee una palabra para describir esta realidad verdadera y es la palabra tathata, que significa “ser así” o “ser eso” sin mayores complicaciones conceptuales. Esta palabra en sánscrito originó la voz inglesa “that” (eso), probablemente porque los primeros esfuerzos lingüísticos del niño consisten simplemente en señalar “esto” sin poder nombrarlo. De la misma manera, cuando decimos o pensamos “esto” nos referimos a la realidad no verbal, percibida en forma directa e intuitiva. Tathata indica el mundo tal como es: único, no dual, no separado por las etiquetas conceptuales, divisiones y definiciones. No olvidemos que, en ambas tradiciones –tanto dentro del budismo Theravada como Mahayana – uno de los nombres del Buda es precisamente Tathagata: “Uno que es (simplemente) así”.
El mundo real, no tiene entonces clases o símbolos ni dualidades: éstas solamente surgen como consecuencia de nuestra actividad mental de clasificar las cosas y los objetos. Sólo cuando clasificamos, notamos las diferencias y si dichas clasificaciones son productos de la mente, entonces aquel mundo, considerado como el conjunto de diferentes clases de objetos, en realidad es también el producto de la mente. Esta concepción, es conocida, en la tradición Mahayana , como la doctrina de la “Mente Sola” y está expuesta en diferentes escrituras, de las cuales la más conocida es la Lankavatara Sutra . En ella leemos que la mente:
está más allá de todas las concepciones filosóficas, está a parte de toda discriminación, no puede ser alcanzada ni ha nacido jamás, por todo eso digo que no hay otra cosa que Mente. No es ni algo existente ni algo inexistente; en realidad está más allá de la existencia como de la inexistencia… De la Mente surgen innumerables cosas, condicionadas por la discriminación (o sea, clasificación) y a estas cosas la gente las acepta como mundo externo .
De acuerdo a la tradición Mahayana , de lo que se trata entonces en el camino budista, especialmente a través de la meditación, es invertir este proceso mental, aquietar la mente en su actividad discriminatorio-clasificatoria, para que pueda percibir el mundo tal como es: no dividido, sino único. Esta perfecta visión –prajna – despertará nuestra compasión por todos los seres vivos –karuna – y, de esta manera, podremos emprender el perfecto camino del Bodhisattva .