Buddho (II)

Hoy la sentada ha estado muy bien. He conseguido profundizar en la mente, y verla como un charco de agua, en el que «bud» y «dho» no eran más que olas…»Esto es lo que los tailandeses llaman la «citta», la mente-corazón». Y, de repente, he perdido el norte: ¿cuál era el objetivo de todo esto? Por unos instantes, me he sentido sin rumbo, hasta que me acordé de las palabras de Ajahn Chah: «El objetivo es soltar». Cuando uno suelta, todo se desvanece, y acaba cesando. Cuando todo cesa, nos liberamos.

Cuando he acabado la sentada, me he leído por encima el Anapanasati Sutta, y me ha sabido a gloria. Los pasos, los factores de iluminación…poco a poco está más claro. Pero todavía queda mucho por recorrer…

Afuera llueve, los pájaros cantan, y los coches rugen de un lado para otro. Dentro, los ventiladores del ordenador se esfuerzan por evitar que este salga quemando, y se oye a mi madre hablar por teléfono. La vida es esto, el camino es esto.

Me voy a estudiar.