El Dhamma

Del libro «No Ajahn Chah: Reflexiones«, del venerable Ajahn Chah.

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¿Qué es el Dhamma? No hay nada que no lo sea.

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¿Cómo enseña el Dhamma el modo adecuado de vivir? Nos muestra cómo vivir. Tiene muchas maneras de mostrarlo —en las piedras, en los árboles o solamente frente a usted. Es una enseñanza, pero no con palabras. Por lo tanto, serene la mente, el corazón, y aprenda a observar. Encontrará al Dhamma revelándose en su totalidad aquí y ahora. ¿En qué otro momento y lugar va a buscarlo?

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Primero usted entiende el Dhamma con su pensamiento. Si comienza a entenderlo, lo practicará. Y si lo practica, comenzará a verlo, usted está en el Dhamma y tiene la alegría del Buda.

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El Dhamma tiene que ser hallado a través del examen de su propio corazón y mediante la observación de lo que es verdadero y de lo que no lo es, de lo que es equilibrado y de lo que no es equilibrado.

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Hay una sola magia real, la magia del Dhamma. Cualquier otra magia es como la ilusión de un truco con las cartas. Nos distrae del juego verdadero; nuestra relación con la vida humana, el nacimiento, la muerte y la libertad.

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Cualquier cosa que haga, conviértala en una práctica del Dhamma. Si no se siente bien, mire en su interior. Si se da cuenta que es incorrecta y aún lo hace, eso es impureza.

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Es difícil encontrar a los que escuchan el Dhamma, a los que recuerdan el Dhamma y lo practican, a los que llegan al Dhamma y lo ven.

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Todo es Dhamma si estamos plenamente atentos. Cuando vemos a los animales que huyen del peligro, vemos que son iguales a nosotros. Huyen del sufrimiento y corren hacia la felicidad. También tienen miedo. Temen por sus vidas igual que nosotros. Cuando los observamos de acuerdo con la verdad, vemos que los animales y los seres humanos no son diferentes. Todos somos compañeros mutuos de nacimiento, vejez, enfermedad y muerte.

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Más allá del tiempo y del lugar, toda la práctica del Dhamma alcanza su culminación en el punto donde no hay nada. Es el lugar de la renuncia, del vacío, el lugar donde nos desprendemos de nuestros agobios. Ése es el final.

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El Dhamma no está muy lejos. Está directamente con nosotros. El Dhamma no se trata de ángeles en el cielo ni de ninguna otra cosa como ésa. Simplemente es acerca de nosotros, acerca de lo que estamos haciendo ahora mismo. Obsérvese a usted mismo. Algunas veces hay felicidad, otras veces sufrimiento, en ocasiones bienestar, a veces dolor… éste es el Dhamma. ¿Lo ve? Para conocer este Dhamma, usted tiene que leer sus experiencias.

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El Buda quiso que nos conectásemos con el Dhamma, pero la gente sólo hace contacto con las palabras, los libros y las escrituras. Eso es hacer contacto con aquello que es «acerca» del Dhamma, no con el Dhamma «real» como fue enseñado por nuestro Gran Maestro. ¿Cómo pueden decir las personas que están practicando adecuada y apropiadamente si no hacen eso? Están muy lejos de hacerlo.

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Cuando usted escucha el Dhamma debe abrir su corazón y sosegarse en el centro. No trate de acumular lo que escucha ni de hacer un laborioso esfuerzo para retener lo que oye en la memoria. Sólo deje que el Dhamma fluya adentro de su corazón y se manifieste a sí mismo, y manténgase continuamente abierto a su fluir en el momento presente. Lo que está listo para ser retenido así lo será, y esto ocurrirá de acuerdo con su propia armonía, no ha través de un esfuerzo determinado de su parte.

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Del mismo modo, cuando explique el Dhamma, no debe forzarse a usted mismo. Debería suceder por sí mismo y debería fluir espontáneamente a partir del momento presente y de las circunstancias. La gente tiene diferentes niveles de capacidad receptiva, y cuando usted se encuentra allí, al mismo nivel, sólo sucede, el Dhamma fluye. El Buda tenía la habilidad de conocer los temperamentos de las personas y sus capacidades receptivas. Él usaba este mismo método de enseñanza espontánea. No era que él poseyese ningún poder sobrehumano especial para enseñar, sino que más bien era sensible a las necesidades espirituales de la gente que acudía a Él, y les enseñaba de acuerdo con ello.