SN 35,232 Kotthita Sutta – Discurso a Kotthita

El Venerable Sariputta explica al Venerable Mahakotthita que nuestro problema no radica ni en nuestros sentidos ni en los objetos de su percepción, sino que el sufrimiento proviene del apego y de las pasiones que producen ambos.

[Leer en pali]

En una ocasión, el Venerable Sariputta y el Venerable Mahakotthika estaban en Baranasi en el Parque de los Venados en Isipatana. Una tarde, el Venerable Mahakotthika salió de su reclusión y fue junto al Venerable Sariputta. Al llegar, intercambió con él cordiales y amistosos saludos, después de los cuales se sentó a un lado. Una vez sentado ahí, se dirigió al Venerable Sariputta con estas palabras:

“¿Cómo es esto, amigo Sariputta: es el ojo prisionero de las formas o las formas son prisioneras del ojo? ¿Es el oído prisionero de los sonidos o los sonidos son prisioneros del oído? ¿Es la nariz prisionera de los olores o los olores son prisioneros de la nariz? ¿Es la lengua prisionera de los sabores o los sabores son prisioneros de la lengua? ¿Es el cuerpo prisionero de los objetos táctiles o los objetos táctiles son prisioneros del cuerpo? ¿Es la mente prisionera de los fenómenos mentales o los fenómenos mentales son prisioneros de la mente?”

“Amigo Kotthika, el ojo no es prisionero de las formas ni tampoco las formas son prisioneras del ojo, sino que más bien, los que encadenan son el anhelo y la pasión que surgen en dependencia de ambos. El oído no es prisionero de los sonidos ni tampoco los sonidos son prisioneros del oído, sino que más bien, los que encadenan son el anhelo y la pasión que surgen en dependencia de ambos. La nariz no es prisionera de los olores ni tampoco los olores son prisioneros de la nariz, sino que más bien, los que encadenan son el anhelo y la pasión que surgen en dependencia de ambos. la lengua no es prisionera de los sabores ni tampoco los sabores son prisioneros de la lengua, sino que más bien, los que encadenan son el anhelo y la pasión que surgen en dependencia de ambos. El cuerpo no es prisionero de los objetos táctiles ni tampoco los objetos táctiles son prisioneros del cuerpo, sino que más bien, los que encadenan son el anhelo y la pasión que surgen en dependencia de ambos. La mente no es prisionera de los fenómenos mentales ni tampoco los fenómenos mentales son prisioneros de la mente, sino que más bien, los que encadenan son el anhelo y la pasión que surgen en dependencia de ambos.

“Amigo, es como si un buey negro y otro blanco fueran uncidos juntos al mismo arado o yugo. ¿Podría decir, entonces, alguien con propiedad: ‘el buey negro es prisionero del buey blanco’ o ‘el buey blando es prisionero del buey negro’?”

“No amigo. El buey negro, ciertamente no es prisionero del buey blanco ni el buey blanco es prisionero del buey negro, sino que más bien, lo que encadena es el arado o el yugo al que fueron uncidos.”

“De la misma manera, el ojo no es prisionero de las formas… La mente no es prisionera de los fenómenos mentales ni tampoco los fenómenos mentales son prisioneros de la mente, sino que más bien, los que encadenan son el anhelo y la pasión que surgen en dependencia de ambos.

“Amigo Kotthika, si el ojo fuera prisionero de las formas, o si las formas fueran prisioneras del ojo, esta vida santa que lleva a la completa destrucción del sufrimiento, no iba a poder ser proclamada [1] . Pero, como los que encadenan son el anhelo y la pasión que surgen en dependencia de ambos, esta vida santa que lleva a la completa destrucción del sufrimiento, fue proclamada.

“Si el oído fuera prisionero…

“Si la nariz fuera prisionera…

“Si la lengua fuera prisionera…

“Si el cuerpo fuera prisionero…

“Si la mente fuera prisionera de los fenómenos mentales, o si los fenómenos mentales fueran prisioneros de la mente, esta vida santa que lleva a la completa destrucción del sufrimiento, no iba a poder ser proclamada. Pero, como los que encadenan son el anhelo y la pasión que surgen en dependencia de ambos, esta vida santa que lleva a la completa destrucción del sufrimiento, fue proclamada.

“También de esta manera, amigo, esto puede ser comprendido: El Bienaventurado posee el ojo. Al través del ojo, el Bienaventurado ve las formas. Pero, dado que las formas percibidas a través del ojo no producen en el Bienaventurado ni el anhelo ni la pasión, el Bienaventurado está bien liberado en su mente.

“El Bienaventurado posee el oído…

“El Bienaventurado posee la nariz…

“El Bienaventurado posee la lengua…

“El Bienaventurado posee el cuerpo…

“El Bienaventurado posee la mente. Al través de la mente, el Bienaventurado conoce los fenómenos mentales. Pero, dado que los fenómenos mentales conocidos a través de la mente no producen en el Bienaventurado ni el anhelo ni la pasión, el Bienaventurado está bien liberado en su mente.

“De esta forma, amigo, se puede entender cómo el ojo no es prisionero de las formas ni tampoco las formas son prisioneras del ojo, sino que más bien, los que encadenan son el anhelo y la pasión que surgen en dependencia de ambos. Cómo el oído no es prisionero de los sonidos… Cómo la mente no es prisionera de los fenómenos mentales ni tampoco los fenómenos mentales son prisioneros de la mente, sino que más bien, los que encadenan son el anhelo y la pasión que surgen en dependencia de ambos.”


 

[1] Porque siempre que uno poseyera las seis bases de los sentidos (aunque sea una o algunas de ellas- nota BT) uno siempre estaría engrillado por las seis clases de objetos sensoriales (o por el número de clases que uno sería capaz de percibir – nota BT). Por eso, la liberación sería imposible [nota de Bhikkhu Bodhi].


FUENTES:

“Kotthikasuttam” en Chattha Sangayana. CD-Rom, Versión 3.

Bhikkhu Bodhi (2000) “Kotthita” en The Connected Discourses of the Buddha: A Translation of the Samyutta Nikaya. Boston, Wisdom Publications. Págs. 1230. 1422.

Thanissaro Bhikkhu [en línea] Kotthita Sutta: To Kotthita. (18/06/2006)


Traducido y editado por Anton P. Baron

Publicación de Bosque Theravada, 2008.