MN 85 Bodhirajakumara Sutta – El príncipe Bodhi

El Buda rechaza la idea según la cual el placer debe ser ganado mediante el dolor, contando la historia de su propia búsqueda de la iluminación.


[Leer en pali]

[1] Esto he escuchado:

En una ocasión el Bienaventurado estaba morando en la arboleda de Sumsumaragira del Parque de los Venados, en el país de los bhaggas, en Sutinsumaragira.

[2] Fue cuando se construyó recientemente un palacio del príncipe Bodhi, llamado Kokanada, que aún no se encontraba habitado por asceta, brahmán o ser humano alguno.

[3] Entonces, el Príncipe Bodhi se dirigió al estudiante de brahmán Sanjikaputta así: “Ven, querido Sanjikaputta, ve junto al Bienaventurado y ríndele homenaje en mi nombre con tu cabeza inclinada a sus pies y pregúntale si está libre de enfermedad y aflicción, si se encuentra saludable y confortable, diciéndole esto: ‘Venerable Señor, el príncipe Bodhi le rinde homenaje con su cabeza inclinada a sus pies y le pregunta si está libre de enfermedad y aflicción, si se encuentra saludable y confortable’. Acto seguido, dile esto: ‘Venerable Señor, que el Bienaventurado, junto con el Sangha de los monjes, consienta en aceptar mañana una comida del príncipe Bodhi’”.

Si señor”, respondió Sanjikaputta y fue junto al Bienaventurado e intercambio cordiales saludos con él. Cuando concluyeron sus corteses y amables charlas y palabras de bienvenida, se sentó a un lado y dijo: “Maestro Gotama, el Príncipe Bodhi rinde homenaje con su cabeza inclinada a los pies del maestro Gotama y le pregunta si está libre de enfermedad y aflicción, si se encuentra saludable y confortable. Y también me dijo: ‘Que el Bienaventurado, junto con el Sangha de los monjes, consienta en aceptar mañana una comida del príncipe Bodhi’”.

[4] Y el Bienaventurado aceptó en silencio. Entonces, sabiendo que el Bienaventurado había aceptado, Sanjikaputta se levantó de su asiento, se fue junto al Príncipe Bodhi y le contó lo que había ocurrido, añadiendo: “El asceta Gotama ha aceptado”.

[5] Entonces, acabada la noche, el príncipe Bodhi exhibió varias clases de buena comida preparada en su propia residencia, además adornó el Palacio Kokanada con una tela blanca poniéndola como alfombra que cubría hasta el último escalón de la escalera. Acto seguido, el príncipe Bodhi se dirigió al estudiante de brahmán Sanjikaputta así: “Ven, querido Sanjikaputta, ve junto al Bienaventurado e infórmale que ya es tiempo, de esta manera: ‘Ya es tiempo, Venerable Señor, la comida está lista’”.

Si señor”, respondió Sanjikaputta y fue junto al Bienaventurado a anunciarle que era tiempo de esta manera: “Ya es tiempo, Venerable Señor, la comida está lista”.

[6] Entonces, de mañana temprano, el Bienaventurado se vistió, tomó su cuenco y hábito exterior, y se fue a la residencia del príncipe Bodhi.

[7] En esa ocasión el príncipe Bodhi se encontraba esperando al Bienaventurado en el atrio exterior. Cuando vio al Bienaventurado desde cierta distancia acercarse, salió a recibirle y rendirle homenaje; acto seguido, permitiendo a que el Bienaventurado le precediera, se dirigieron al palacio Kokanada. Sin embargo, el Bienaventurado se detuvo en el primer peldaño de la escalera. Entonces, el príncipe Bodhi le dijo: “Venerable Señor, que el Bienaventurado pise la tela, que el Sublime pise la tela, esto conducirá a mi bienestar y felicidad por mucho tiempo”. Pero cuando se dijo esto, el Bienaventurado permaneció en silencio.

Y por segunda vez… por tercera vez el Principe Bodhi le dijo: “Venerable Señor, que el Bienaventurado pise la tela, que el Sublime pise la tela, esto conducirá a mi bienestar y felicidad por mucho tiempo”.

Entonces, el Bienaventurado miró al Venerable Ananda y el Venerable Ananda dijo al Príncipe Bodhi: “Príncipe, la tela debe ser retirada. El Bienaventurado no pisará una tira de tela; el Tathagata tiene compasión de las futuras generaciones [1]”.

[8] Acto seguido, el príncipe Bodhi hizo retirar la tela. Y en los apartamentos superiores del palacio Kokanada había asientos preparados [para esa ocasión], de modo que el Bienaventurado y el Sangha de los monjes subieron al palacio Kokanada y se sentaron en los asientos que estaban preparados para ellos.

[9] Entonces, el príncipe Bodhi sirvió con sus propias manos las diferentes clases de buena comida al Sangha de los monjes, encabezada por el Buda, hasta satisfacerles. Cuando el Bienaventurado había terminado de comer y había retirado su mano del cuenco, el príncipe Bodhi se sentó a un lado y dijo al Bienaventurado: “Venerable Señor, hemos pensado esto: ‘El placer no se obtiene por medio del placer, el placer se obtiene por medio del dolor’ [2].

[10] “Príncipe, antes de mi Iluminación, cuando aún era un Bodhisatta no plenamente iluminado, se me ocurrió este pensamiento: ‘El placer no se obtiene por medio del placer, el placer se obtiene por medio del dolor’.

[11] «Más tarde, cuando era joven, un hombre de cabello negro, dotado de la bendición de la juventud, en la primicia de la vida, aunque mi madre y padre desearon otra cosa y derramaron lágrimas, afeité mi cabeza y la barba, me puse el hábito amarillo y salí del hogar para asumir un estilo de vida sin hogar.

[12] «Habiendo renunciado, príncipe, en busca de lo que es saludable, buscando el estado supremo de la de paz sublime, fui junto a Alara Kalama y le dije: ‘Amigo Kalama, quiero llevar la vida santa en este Dhamma-y-Disciplina’. Alara Kalama me contestó: ‘El venerable señor se puede quedar aquí. Este Dhamma es tal que un hombre sabio puede entrar pronto y morar en él, alcanzando por sí mismo a través del conocimiento directo la doctrina de su maestro’. Y así, pronto aprendí aquel Dhamma. En cuanto a la mera recitación y enumeración [de los puntos] de su enseñanza, podía hablar con conocimiento y seguridad; entonces, afirmé: ‘Conozco y veo’. Y hubo otros que hicieron lo mismo.

«Entonces, consideré esto: ‘No es solamente a través de la mera fe que Alara Kalama declara: «Alcanzándolo por mí mismo con conocimiento directo, entro y permanezco en este Dhamma». Ciertamente, Alara Kalama permanece conociendo y viendo este Dhamma’. Entonces, fui junto a Alara Kalama y le pregunté: ‘Amigo Kalama, ¿de qué forma declaras que, alcanzándolo por ti mismo con el conocimiento directo entras y permaneces en este Dhamma?’. Y contestando, me declaró la base de la nada.

«Entonces, consideré esto: ‘No solamente Alara Kalama tiene la fe, la energía, la atención consciente, la concentración y la sabiduría. Yo también tengo la fe, la energía, la atención consciente, la concentración y la sabiduría. ¿Qué tal si me esfuerzo por alcanzar el Dhamma en el que Alara Kalama declara que entra y permanece, alcanzándolo por sí mismo con el conocimiento directo?’.

«Y así, pronto entré y moré en ese Dhamma, alcanzándolo por mí mismo con el conocimiento directo. Entonces fui junto a Alara Kalama y le pregunté: ‘Amigo Kalama, ¿es de esta manera que declaras que entras y moras en este Dhamma habiéndolo alcanzado por ti mismo con el conocimiento directo?’. ‘Esa es la manera, amigo’. ‘Es de esta manera, amigo, que también yo entro y resido en este Dhamma, habiéndolo alcanzado por mí mismo con el conocimiento directo’. ‘Es una ganancia para nosotros, amigo, una gran ganancia para nosotros, que tengamos semejante venerable señor como compañero en la vida santa. Así que el Dhamma en el que yo declaro que entro y permanezco, habiéndolo alcanzado por mí mismo, con el conocimiento directo, es el Dhamma en el que también tú entras y permaneces, habiéndolo alcanzado por ti mismo con el conocimiento directo. Y el Dhamma en el que tú entras y permaneces, habiéndolo alcanzado por ti mismo con el conocimiento directo, es el mismo Dhamma en el que yo declaro que también entro y permanezco, habiéndolo alcanzado por mí mismo con el conocimiento directo. Así pues, conoces el Dhamma que yo conozco y yo conozco el Dhamma que tú conoces. Así como soy yo, eres tú; y como eres tú, soy yo. Ven, amigo, dirijamos esta comunidad juntos’.

«De esta manera, Alara Kalama, mi maestro, me puso a mí, su alumno, en el mismo nivel que él y me otorgó el honor más elevado. Pero se me ocurrió esto: ‘Este Dhamma no conduce al desencanto, al desapasionamiento, al cese, a la paz, al conocimiento directo, al Despertar, al Nibbana, sino solo a la reaparición en la base de la nada’. No estando satisfecho con ese Dhamma, decepcionado, me marché.

[13] «Siguiendo con la búsqueda de lo que es saludable, buscando el estado supremo de la de paz sublime, fui junto a Uddaka Ramaputta y le dije: ‘Amigo, quiero llevar la vida santa en este Dhamma-y-Disciplina’. Uddaka Ramaputta contestó: ‘El venerable señor se puede quedar aquí. Este Dhamma es tal que un hombre sabio puede entrar pronto y permanecer en él, alcanzando por sí mismo a través del conocimiento directo la doctrina de su maestro’. Así que pronto aprendí ese Dhamma. En cuanto a la mera recitación y enumeración [de los puntos] de su enseñanza, podía hablar con conocimiento y seguridad; entonces, afirmé esto: ‘Conozco y veo’. Y hubo otros que hicieron lo mismo.

«Entonces, consideré esto: ‘No fue solamente a través de la mera fe que Rama declaró: «Alcanzado por mí mismo con conocimiento directo, entro y permanezco en este Dhamma». Ciertamente Rama permanece conociendo y viendo este Dhamma’. Entonces fui junto a Uddaka Ramaputta y le pregunté: ‘Amigo, ¿de qué forma declaró Rama que, alcanzado por él mismo con el conocimiento directo entró y permaneció en este Dhamma?’. Y contestando, Uddaka Ramaputta declaró la base de la ni-percepción-ni-no-percepción.

«Entonces, consideré esto: ‘No solamente Rama tiene la fe, la energía, la atención consciente, la concentración y la sabiduría. Yo también tengo la fe, la energía, la atención consciente, la concentración y la sabiduría. ¿Qué tal si me esfuerzo por alcanzar el Dhamma en el que Rama declaró que entró y permaneció, alcanzándolo por sí mismo con el conocimiento directo?’.

«Y así, pronto entré y permanecí en ese Dhamma, alcanzándolo por mí mismo con el conocimiento directo. Entonces fui junto a Uddaka Ramaputta y le pregunté: ‘Amigo, ¿es de esta manera que Rama declaró que entró y permaneció en este Dhamma alcanzándolo por sí mismo con el conocimiento directo?’. ‘Esa es la manera, amigo’. ‘Es de esta manera, amigo, que yo también entro y permanezco en este Dhamma, alcanzándolo por mí mismo con el conocimiento directo’. ‘Es una ganancia para nosotros, amigo, una gran ganancia para nosotros, que tengamos a semejante venerable señor como compañero en la vida santa. Así que el Dhamma en el que Rama declaró que entró y permaneció, alcanzándolo por sí mismo con el conocimiento directo, es el mismo Dhamma en el que tú entras y permaneces, habiéndolo alcanzado por ti mismo con el conocimiento directo. Y el Dhamma en el que tú entras y permaneces, alcanzándolo por ti mismo con el conocimiento directo, es el Dhamma en el que Rama declaró que entró y permaneció alcanzándolo por sí mismo con el conocimiento directo. Así pues, conoces el Dhamma que conoció Rama y Rama conoció el Dhamma que tú conoces. Como fue Rama, eres tú; como eres tú, fue Rama. Ven, amigo, dirige ahora tú esta comunidad’.

«De esta manera, Uddaka Ramaputta, mi compañero en la vida santa, me puso en la posición de un maestro y me concedió el honor más elevado. Pero se me ocurrió esto: ‘Este Dhamma no lleva al desencanto, al desapasionamiento, al cese, a la paz, al conocimiento directo, al Despertar, al Nibbana, sino solo a la reaparición en la base de la ni-percepción-ni-no-percepción’. No estando satisfecho con ese Dhamma, decepcionado, me marché.

[14] «Siguiendo con la búsqueda, príncipe, de lo que es saludable, buscando el estado supremo de la de paz sublime, recorrí por partes el país de Magadha, hasta que finalmente llegué a Uruvela, en Senanigama. Allí vi un terreno agradable, un bosque encantador con un río de aguas claras con agradables y suaves riberas, que estaba cerca de un pueblo donde obtener la comida de las limosnas. Entonces, consideré esto: ‘Este es un terreno agradable, este es un bosque encantador con un río de aguas claras con agradables y suaves riberas, que está cerca del pueblo donde obtener la comida de la limosnas. Esto será apropiado para que el hijo de clan haga el esfuerzo, que intente esforzarse’. Y me senté allí pensando: ‘Esto será apropiado para hacer el esfuerzo’.

[15] «Entonces, se me ocurrieron tres símiles nunca antes oídos. Imagínate un trozo de madera verde y húmeda sumergida en el agua, y un hombre que se acercara a ella con un palo pensando: ‘Encenderé un fuego y generaré calor’.

«¿Qué te parece, príncipe? ¿Será capaz ese hombre de encender un fuego y generar calor frotando su palo con el trozo de madera verde y húmeda sumergida en el agua?».

«No, Maestro Gotama, porque se trata de un trozo de madera verde y húmeda sumergida en el agua. Ese hombre no hará más que cansarse y exasperarse».

«De igual modo, aquellos ascetas y brahmanes que, aun no [3] viviendo con cuerpos y mentes retirados de los placeres de los sentidos, no han renunciado y sosegado íntegramente en su interior el deseo impulsivo, obsesivo, obnubilado, ansioso y ardiente por los placeres de los sentidos, aunque sientan dolores penetrantes y punzantes, provocados por el esfuerzo, están incapacitados para el conocimiento y la visión, la más elevada iluminación. Este es el primer símil nunca antes oído que se me ocurrió.

[16] «Luego se me ocurrió el segundo símil nunca antes oído. Imagínate un trozo de madera verde y húmeda que está en tierra firme lejos del agua y un hombre que se acercara a ella con un palo pensando: ‘Encenderé un fuego y generaré calor’.

«¿Qué te parece, príncipe? ¿Será capaz ese hombre de encender un fuego y generar calor frotando su palo con el trozo de madera verde y húmeda que está en tierra firme lejos del agua?».

«No, Maestro Gotama, porque se trata de un trozo de madera verde y húmeda, aunque esté en tierra firme lejos del agua. Ese hombre no hará más que cansarse y exasperarse».

«De igual modo, aquellos ascetas y brahmanes que no vivan con cuerpos y mentes retirados de los placeres de los sentidos, que no hayan renunciado y sosegado íntegramente en su interior el deseo impulsivo, obsesivo, obnubilado, ansioso y ardiente por los placeres de los sentidos, aunque sientan dolores penetrantes y punzantes, provocados por el esfuerzo, están incapacitados para el conocimiento y la visión, la más elevada iluminación. Éste es el segundo símil nunca antes oído que se me ocurrió.

[17] «Luego se me ocurrió el tercer símil nunca antes oído. Imagínate un trozo de madera seca y sin humedad que está en tierra firme, lejos del agua, y un hombre que se acercara a ella con un palo pensando: ‘Encenderé un fuego y generaré calor’.

«¿Qué te parece, príncipe? ¿Será capaz ese hombre de encender un fuego y generar calor frotando su palo con el trozo de madera seca y sin humedad que está en tierra firme lejos del agua?».

«Sí, Maestro Gotama, porque se trata de un trozo de madera seca y sin humedad que está en tierra firme y lejos del agua».

«De igual modo, aquellos ascetas y brahmanes que viven con cuerpos y mentes retirados de los placeres de los sentidos, que han renunciado y sosegado íntegramente en su interior el deseo impulsivo, obsesivo, obnubilado, ansioso y ardiente por los placeres de los sentidos, tanto si sienten dolores penetrantes y punzantes, como si no los sienten, ésos sí que están capacitados para el conocimiento y la visión, la más elevada iluminación. Éste es el tercer símil que me vino a la cabeza y que no había oído anteriormente.

«Éstos son los tres símiles nunca antes oídos que se me ocurrieron.

[18] «Entonces, pensé: ‘¿Y si apretando los dientes y con la lengua tocando el paladar sometiera, subyugara y dominara la mente con la mente?’. Así, con los dientes apretados y la lengua tocando el paladar, sometí, subyugué y dominé la mente con la mente. Haciendo tal esfuerzo, me corría el sudor por los sobacos. Al igual que un hombre fuerte, agarrando por la cabeza o los hombros a un hombre débil, lo sometería, subyugaría y dominaría, apretando los dientes con la lengua tocando el paladar, sometí, subyugué y dominé la mente con la mente, mientras me corría el sudor por los sobacos. Pero, a pesar de poner infatigable energía y establecer ininterrumpida atención, mi cuerpo estaba excitado y desasosegado por el doloroso esfuerzo al que fue sometido.

[19] «Entonces, pensé: ‘¿Y si me concentrara en meditar sin respirar?’. De manera que dejé de inhalar y exhalar por boca y nariz. Al hacer esto me zumbaban poderosamente los oídos como cuando sopla un fuerte viento. Como el fuerte resuello del fuelle de un herrero, al dejar de inhalar y exhalar por boca y nariz me zumbaban poderosamente los oídos. Pero, a pesar de poner infatigable energía y establecer interrumpida atención, mi cuerpo estaba excitado y desasosegado por el doloroso esfuerzo al que fue sometido.

[20] «Luego, pensé: ‘¿Y si me concentrara aún más en meditar sin respirar?’. De manera que dejé de inhalar y exhalar por boca, nariz y oídos. Al hacer esto me zumbaba poderosamente la cabeza como cuando sopla un fuerte viento. Como si un hombre fuerte me clavara una espada afilada en la cabeza, al dejar de inhalar y exhalar por boca, nariz y oídos, me zumbaba poderosamente la cabeza. Pero, a pesar de poner infatigable energía y establecer ininterrumpida atención, mi cuerpo estaba excitado y desasosegado por el doloroso esfuerzo al que fue sometido.

[21] «Luego, pensé: ‘¿Y si me concentrara aún más en meditar sin respirar?’. De manera que dejé de inhalar y exhalar por boca, nariz y oídos. Al hacer eso, sufrí fuertes dolores de cabeza. Como si un hombre fuerte me estrujara la cabeza con una correa de cuero, al dejar de inhalar y exhalar por boca, nariz y oídos sufrí fuertes dolores de cabeza. Pero, a pesar de poner infatigable energía y establecer ininterrumpida atención, mi cuerpo estaba excitado y desasosegado por el doloroso esfuerzo al que fue sometido.

[22] «Luego, pensé: ‘¿Y si me concentrara aún más en meditar sin respirar?’. De manera que dejé de inhalar y exhalar por boca, nariz y oídos. Al hacer eso, fuertes zumbidos de vientos me desgarraban el vientre. Como si un carnicero experto o su aprendiz destripasen una res con un afilado cuchillo de carnicero, al dejar de inhalar y exhalar por boca, nariz y oídos, fuertes zumbidos de vientos me desgarraban el vientre. Pero, a pesar de poner infatigable energía y establecer ininterrumpida atención, mi cuerpo estaba excitado y desasosegado por el doloroso esfuerzo al que fue sometido.

[23] «Luego, pensé: ‘¿Y si me concentrara aún más en meditar sin respirar?’. De manera que dejé de inhalar y exhalar por boca, nariz y oídos. Al hacer eso, el cuerpo me ardía intensamente. Como si dos hombres fuertes, agarrando por ambos brazos a un hombre débil lo abrasaran sobre un pozo de carbones al rojo, al dejar de inhalar y exhalar por boca, nariz y oídos, el cuerpo me ardía intensamente. Pero, a pesar de poner infatigable energía y establecer ininterrumpida atención, mi cuerpo estaba excitado y desasosegado por el doloroso esfuerzo al que fue sometido.

[24] «Entonces, príncipe, al verme en tal estado, algunos dioses decían: ‘El asceta Gotama ha muerto’. Otros dioses decían: ‘El asceta Gotama no ha muerto pero está moribundo’. Otros dioses decían: ‘El asceta Gotama ni ha muerto ni está moribundo, el asceta Gotama es un santo y así es como viven los santos’.

[25] «Luego, pensé: ‘¿Y si dejara de comer del todo?’. Entonces los dioses se me acercaron y me dijeron: ‘Señor, no dejéis de comer del todo. Si lo hacéis, os alimentaremos con la comida de los dioses a través de los poros de la piel y os sustentaréis con ella’.

«Entonces pensé: ‘Si afirmo que practico la abstinencia, pero los dioses me alimentan con su comida y me sustento con ella, entonces estaré mintiendo’. De manera que desistí diciendo a los dioses: ‘Está bien’.

[26] «Después pensé: ‘¿Y si comiera sólo un poco cada vez, una sola cucharada de sopa de judías o de lentejas o de garbanzos o de guisantes?’. Así lo hice y mi cuerpo quedó extenuado. De comer tan poco, mis miembros parecían los tallos de una enredadera marchita, mi trasero la pezuña de un buey, mis vértebras las cuentas de un abalorio, mis costillas sobresalían como las canaleras de un tejado en ruinas, mis ojos se hundían en sus órbitas como el agua en un pozo profundo, mi cuero cabelludo se arrugaba y encogía como una calabaza verde y amarga que, arrancada antes de tiempo, expuesta al viento y al sol, se arruga y encoge. La piel del vientre llegó a pegarse a mi espina dorsal y, si se me ocurría tocarla, era mi espina dorsal lo que tocaba; si se me ocurría tocar mi espina dorsal, era la piel de mi vientre lo que tocaba. Cuando tenía que hacer mis necesidades, me caía de bruces allí mismo. Si trataba de aliviarme dándome friegas, el pelo, podrido en sus raíces, se me caía a medida que iba dando friegas.

[27] «Algunos hombres al verme decían: ‘El asceta Gotama es negro’; otros decían: ‘El asceta Gotama no es negro sino moreno’; otros decían: ‘El asceta Gotama no es ni negro ni moreno, es amarillo’.

«Hasta ese punto, príncipe, el puro y limpio color de mi piel se deslució, y todo ello de comer tan poco.

[28] «Entonces pensé: ‘Ha habido en el pasado, habrá en el futuro y hay también hoy en día, ascetas y brahmanes que han experimentado dolores penetrantes y punzantes provocados por el esfuerzo, pero no los hay que en nada superen a éstos. Sin embargo, no he llegado a través de ellos a ningún estado sobrehumano ni a ningún conocimiento y visión propios de los Nobles, ¿no habrá otro camino hacia la iluminación?’.

[29] «Entonces, príncipe, recordé: ‘Un día, cuando mi padre, del clan de los sakyas, estaba trabajando, yo me encontraba sentado tomando la fresca a la sombra de un árbol. Allí, apartado de los deseos de los sentidos, apartado de lo que es perjudicial, alcancé y permanecí en la primera abstracción meditativa, en la que hay gozo y felicidad nacidos del aislamiento y va acompañada de ideación y reflexión’. ¿No podría ser ése el camino hacia la iluminación?’.

«Y, a la luz de aquel recuerdo, comprendí: ‘Éste es el camino hacia la iluminación’.

[30] «Entonces pensé: ‘¿Por qué temer a una felicidad que no tiene nada que ver con los placeres de los sentidos ni con lo que es perjudicial?’.

«Y me dije: ‘No temo a esa felicidad que no tiene nada que ver con los placeres de los sentidos ni con lo perjudicial’.

[31] «Entonces, príncipe, pensé: ‘No es fácil lograr esa felicidad con un cuerpo llegado a tanta extenuación, ¿y si comiera algo sólido, arroz hervido y cuajada?’.

«Así que comí algo sólido, arroz hervido y cuajada. En aquella ocasión me acompañaban cinco monjes que pensaban: ‘Si el asceta Gotama logra la Enseñanza, nos lo dirá’. Pero, por tomar algo sólido, arroz y cuajada, se decepcionaron conmigo y se fueron pensando: ‘El asceta Gotama se pega la buena vida, ha dejado de lado el esfuerzo dándose a la buena vida’.

[32] «Así que, tras ingerir comida sólida y haber recuperado fuerza, apartado de los deseos de los sentidos, apartado de lo que es perjudicial, alcancé y permanecí en la primera abstracción meditativa [4], en la que hay gozo y felicidad nacidos del apartamiento, y va acompañada de ideación y reflexión.

[33] «Luego, al cesar la ideación y la reflexión, alcancé y permanecí en la segunda abstracción meditativa, en la que hay gozo y felicidad nacidos de la concentración, está libre de ideación y reflexión, y va acompañada de unificación de la mente y serenidad interior.

[34] «Luego, al desvanecerse el gozo, permanecí ecuánime, atento y lúcido, experimentando con el cuerpo aquel estado de felicidad que los Nobles llaman: ‘Vivir feliz, atento y ecuánime’, con lo que alcancé y permanecí en la tercera abstracción meditativa.

[35] «Luego, al renunciar al placer, al renunciar al dolor, y previa desaparición de la alegría y la aflicción, alcancé y permanecí en la cuarta abstracción meditativa, sin dolor ni placer, completamente purificada por la atención y la ecuanimidad.

[36] «Entonces, con la mente así concentrada, completamente purificada, nítida, intachable, libre de impurezas, maleable, dispuesta para la acción, equilibrada, inmutable, la dirigí hacia el conocimiento y recuerdo de mis vidas anteriores. Recordé mis múltiples vidas anteriores, es decir, un nacimiento, dos, tres, cuatro, cinco, diez, veinte, treinta, cuarenta, cincuenta, cien, mil, cien mil nacimientos, muchos ciclos cósmicos de contracción, muchos ciclos cósmicos de expansión, muchos ciclos cósmicos de contracción y expansión: ‘Allí, así me llamaba, tal era mi familia, tal era mi apariencia, tal era mi alimento, así experimenté placer y dolor, tanto así duró mi vida, allí fallecí y en otra parte reaparecí; allí, así me llamaba, tal era mi familia, tal era mi apariencia, tal era mi alimento, así experimenté placer y dolor, tanto así duró mi vida, allí fallecí y aquí reaparecí’.

«Así recordé mis múltiples vidas anteriores con sus características y detalles.

[37] «Éste, príncipe, fue el primer conocimiento que logré en el primer tercio de la noche. La ignorancia se desvaneció y el conocimiento surgió, las tinieblas se desvanecieron y la luz surgió, como sucede cuando uno permanece alerta, constante y diligente.

[38] «Luego, con la mente así concentrada, completamente purificada, nítida, intachable, libre de impurezas, maleable, dispuesta para la acción, equilibrada, inmutable, la dirigí hacia el conocimiento del nacer y morir de los seres. Con el ojo divino purificado, que va más allá del humano, vi a los seres falleciendo y reapareciendo, conocí a los seres inferiores, superiores, bellos, feos, afortunados y desafortunados según sus acciones anteriores, y supe: ‘Ciertamente, los seres de mala conducta corporal, de mala conducta verbal, de mala conducta mental, que insultan a los Nobles, que sostienen concepciones erróneas, cuyas acciones se derivan de concepciones erróneas, tras la muerte y descomposición del cuerpo, reaparecen en la perdición, en un mal destino, en lugares de sufrimiento, en los infiernos. Pero aquellos seres de buena conducta corporal, de buena conducta verbal, de buena conducta mental, que no insultan a los Nobles, que sostienen concepciones verdaderas, cuyas acciones se derivan de concepciones verdaderas, tras la muerte y descomposición del cuerpo reaparecen en un buen destino, en algún mundo celestial’.

«Así, con el ojo divino purificado que va más allá del humano, vi a los seres falleciendo y reapareciendo, conocí a los seres inferiores, superiores, bellos, feos, afortunados y desafortunados, y supe que renacen según sus acciones anteriores.

[39] «Éste, príncipe, fue el segundo conocimiento que logré en el segundo tercio de la noche. La ignorancia se desvaneció y el conocimiento surgió, las tinieblas se desvanecieron y la luz surgió, como sucede cuando uno permanece alerta, constante y diligente.

[40] «Luego, con la mente así concentrada, completamente purificada, nítida, intachable, libre de impurezas, maleable, dispuesta para la acción, equilibrada, inmutable, la dirigí hacia el conocimiento de la aniquilación de las corrupciones.

«Supe tal y como es: ‘Esto es el sufrimiento’; supe tal y como es: ‘Éste es el origen del sufrimiento’; supe tal y como es: ‘Éste es el cesar del sufrimiento’; supe tal y como es: ‘Éste es el camino que lleva al cesar del sufrimiento’. Supe tal y como son: ‘Éstas son las corrupciones’; supe tal y como es: ‘Éste es el origen de las corrupciones’; supe tal y como es: ‘Éste es el cesar de las corrupciones’; supe tal y como es: ‘Éste es el camino que lleva al cesar de las corrupciones’.

[41] «Cuando supe y vi así, mi mente quedó liberada de la corrupción del deseo de los sentidos, mi mente quedó liberada de la corrupción del devenir, mi mente quedó liberada de la corrupción de la ignorancia.

«Cuando quedé liberado, supe que estaba liberado y constaté: ‘Aniquilado está el renacer, cumplida la vida de santidad, hecho lo que había que hacer, ya no hay más devenir’.

[42] «Éste, príncipe, fue el tercer conocimiento que logré en el último tercio de la noche. La ignorancia se desvaneció y el conocimiento surgió, las tinieblas se desvanecieron y la luz surgió, como sucede cuando uno permanece alerta, constante y diligente.

[43] «Entonces, consideré esto: ‘Este Dhamma alcanzado por mí es profundo, difícil de ver, difícil de entender, apacible, excelso, que trasciende la dialéctica, sutil, inteligible para aprender. Sin embargo, esta generación se deleita en los placeres sensuales, está habituada a deleitarse en los placeres sensuales y se regocija en los placeres sensuales. Y para una generación que se deleita en los placeres sensuales, que está habituada a deleitarse en los placeres sensuales y se regocija en los placeres sensuales, sería un asunto muy difícil el ver la verdad, o sea, la condicionalidad y el surgimiento dependiente. También sería un asunto muy difícil de ver, calmar las formaciones mentales, renunciar a todos los apegos, destruir la avidez, alcanzar el desapasionamiento, el cese, el Nibbana. De modo que, si yo enseñara este Dhamma a otros y ellos no me entendieran, esto podría llegar a ser una fatiga para mí, podría llegar a ser una vejación para mí’. Y más adelante, surgieron de mí estos versos, nunca antes escuchados en el pasado:

Esto lo he ganado mediante una gran fatiga.

¡Suficiente! ¿Por qué debería darlo a conocer?

Para la gente consumida por la codicia y el odio,

este Dhamma es incomprensible.

Yendo en contra de la corriente,

sutil, profundo, difícil de ver y delicado,

oculto detrás de la esclavitud de las pasiones:

[invisible para los que] están encapotados por las tinieblas de la ignorancia.

«Considerando esto, mi mente se inclinó más bien hacia la inactividad y no hacia la enseñanza del Dhamma.

[44] «Entonces al Brahma Sahampati, al haber conocido en su mente esta forma mía de razonar, se le ocurrió este pensamiento: ‘¡Ay, el mundo está perdido! ¡Ay, el mundo está destruido en la medida que la mente del Tathagata, el Arahant plenamente despierto, se inclina más hacia la inactividad antes que hacia la enseñanza del Dhamma!’. Acto seguido, tan rápido como un fuerte hombre estira su brazo recogido o tan rápido como recoge su brazo estirado, el Brahma Sahampati, despareciendo del mundo del Brahma y se manifestó frente a mí. Entonces, habiendo arreglado su vestimenta exterior sobre uno de sus hombros, extendió sus manos en un reverencial saludo y dijo: ‘Venerable Señor, que el Bienaventurado enseñe el Dhamma, que el Tathagata enseñe el Dhamma. He aquí, hay seres con poco polvo en los ojos, quienes, al no escuchar el Dhamma, están decayendo, pero si a ellos se les enseñara el Dhamma, acrecentarían su imperfecto conocimiento’. Así habló el Brahma Sahampati y, habiendo dicho esto, agregó luego estos versos:

He aquí, ha aparecido en Magadha antes de ti,

un Dhamma no claro, divisado por las mentes impuras.

Abre esta puerta a lo inmortal y hazles escuchar

el Dhamma que es sin mancha y conduce al Despertar.

Como un hombre que estuviera parado en la cima de una montaña,

Pudiendo observar la gente abajo aunque estuviera muy lejos,

asimismo hazlo tú, ¡Oh, poseedor de la preciosa sabiduría!

¡Oh, tú que ves todo desde la terraza más alta de la verdad!

Mira hacia abajo, desde la liberación del dolor, hacia la gente

hundida en el dolor, oprimida por el nacimiento y la vejez.

¡Levántate, héroe! ¡Conquistador de la batalla!

Tú, que eres liberado sin resto alguno, el Hombre de la Caravana,

que camina delante del mundo;

Qué el Bienaventurado Enseñe el Dhamma.

[45] «Entonces, habiendo entendido la súplica del Brahma, a causa de la compasión hacia los seres, inspeccioné el mundo con la vista de un Despierto. Y cuando inspeccioné el mundo con la vista de un Despierto, vi a los seres con poco polvo en sus ojos, vi a los seres con mucho polvo en sus ojos, seres con facultades perspicaces y seres con facultades adormecidas, seres con buena predisposición y seres con mala predisposición, seres dóciles y seres indómitos, pocos que vieran el temor en las faltas y en los mundos venideros. Al igual que en un estanque de agua de lotos azules, o en un estanque de agua de lotos rojos, o en un estanque de agua de lotos blancos, pocos son los lotos azules, rojos o blancos que, al nacer en el agua y al crecer en el agua, no emergen del agua y, sin embargo, florecen mientras estén completamente sumergidos; y pocos son también los lotos azules, rojos o blancos que, al nacer en el agua y al crecer en el agua, alcanzan la superficie del agua; y pocos son también los lotos azules, rojos o blancos que, al nacer en el agua y al crecer en el agua, se levantan emergiendo del agua, purificados por el agua. De la misma manera, cuando inspeccioné el mundo con la vista de un Despierto, vi a los seres con poco polvo en sus ojos, vi a los seres con mucho polvo en sus ojos, seres con facultades perspicaces y seres con facultades adormecidas, seres con buena predisposición y seres con mala predisposición, seres dóciles y seres indómitos, pocos que vieran el temor en las faltas y en los mundos venideros. Y viendo al Brahma Sahampati, me dirigí a él con este verso:

Abiertas están, para aquellos que escuchen, las puertas de lo inmortal;

hagámosles renunciar a su fe.

Pensando en la inútil fatiga no he predicado, Brahma,

Este sublime y excelso Dhamma a los hombres.

«Entonces, el Brahma Sahampati pensó: ‘La oportunidad ha sido dada por mí para que el Bienaventurado enseñe el Dhamma’. Y, saludándome, desapareció de ahí, manteniéndome siempre a su lado derecho.

[46] «Entonces, consideré esto: ‘¿A quién podría enseñar el Dhamma primero? ¿Quién podrá entender este Dhamma rápidamente?’. Entonces, se me ocurrió lo siguiente: «Ciertamente, este Alara Kalama es instruido, experimentado, sabio y, por mucho tiempo, ha tenido poco polvo en sus ojos. ¿Qué tal si le enseño este Dhamma primero a Alara Kalama? Él lo entenderá rápidamente’. Pero entonces, unos devas me anunciaron esto: ‘Venerable Señor, Alara Kalama murió hace siete días’. Y así surgió el conocimiento en mí de que Alara Kalama había muerto hacía siete días. Y pensé esto: ‘Alara Kalama era muy inteligente. Si él hubiese escuchado este Dhamma, lo habría comprendido rápidamente’.

[47] «Entonces, consideré esto: ‘¿A quién podría enseñar el Dhamma primero? ¿Quién podrá entender este Dhamma rápidamente?». Entonces, se me ocurrió lo siguiente: ‘Ciertamente, este Uddaka Ramaputta es instruido, experimentado, sabio y, por mucho tiempo, ha tenido poco polvo en sus ojos. ¿Qué tal si le enseño este Dhamma primero a Uddaka Ramaputta? Él lo entenderá rápidamente’. Pero entonces, unos devas me anunciaron esto: «Venerable Señor, Uddaka Ramaputta murió anoche’. Y así surgió el conocimiento en mí de que Uddaka Ramaputta había muerto anoche. Y pensé esto: ‘Uddaka Ramaputta era muy inteligente. Si él hubiese escuchado este Dhamma, lo habría comprendido rápidamente’.

[48] «Entonces, consideré esto: ‘¿A quién podría enseñar el Dhamma primero? ¿Quién podrá entender este Dhamma rápidamente?’. Entonces, se me ocurrió lo siguiente: ‘Para aquel grupo de cinco monjes, que me han esperado cuando resolví esforzarme, esto sería muy útil. ¿Qué tal si le enseño este Dhamma, primero, al grupo de los cinco monjes?’. Acto seguido, se me ocurrió esto: ‘Pero, ¿dónde estará morando este grupo de cinco monjes ahora?’. Entonces, con el ojo divino, purificado y que sobrepasa el humano, visualicé al grupo de los cinco monjes morando cerca de Benarés, en Isipatana, en el Parque de los Venados.

[49] «Entonces, príncipe, cuando consideré que mi estadía en Uruvela era suficiente, partí de ahí y me dirigí hacia Benares. En esta ocasión, mientras caminaba a lo largo de la ruta que va desde Gaya, al Árbol de la Iluminación, me vio el Ajivaka Upaka en el camino y, viéndome, me habló de esta manera: ‘Amigo, tus órganos sensoriales son realmente puros, tu tez, brillante y muy clara. ¿Quién es tu maestro? ¿De quién es el Dhamma que profesas?’. Entonces, respondí a Ajivaka Upaka en verso:

Victorioso sobre todo, conocedor de todo, soy yo,

entre todas las cosas incorruptibles,

dejando todo, libre de la muerte y la avidez,

conociendo por mí mismo, ¿a quién podría yo seguir?

Para mí, no hay maestro,

uno como yo, no existe,

en este mundo con sus devas,

no hay nadie igual a mí.

Desde que soy perfecto en el mundo,

el Maestro Supremo soy yo.

Yo sólo soy el Despierto a todo,

llegué a estar sereno, a alcanzar el Nibbana.

Para poner en movimiento la rueda del Dhamma,

voy a la ciudad de Kasi,

tocando el tambor de la inmortalidad,

en el mundo que llegó a enceguecer.

[Upaka dijo:] «De acuerdo a lo que reclamas, amigo, deberías ser el victorioso de lo interminable».

Como yo, son los victoriosos, realmente,

quien ha conseguido destruir las impurezas;

desvanecidas fueron por mí, todas las cosas perjudiciales,

así que, soy yo, Upaka, el Victorioso.

«Cuando esto fue dicho, Upaka, el asceta desnudo, habiendo exclamado: ‘Esto puede ser, amigo’, sacudió la cabeza y se fue por otro camino.

[50] «Entonces, príncipe, recorriendo los estados, finalmente llegué a Benarés, al Parque de los Venados, en Isipatana, donde estaba el grupo de los cinco monjes y me acerqué a ellos. En ese momento, el grupo de los cinco monjes me vio venir desde cierta distancia. Y, viéndome, se pusieron de acuerdo entre sí de esta manera: ‘Amigos, el asceta Gotama está viniendo; él vive ahora en abundancia, está vacilando en su esfuerzo y ha vuelto a la vida abundante. Él no debería ser saludado, ni deberíamos ponernos de pie, ni debería ser recibido su cuenco ni su hábito amarillo; sin embargo, el asiento pude ser puesto y él puede sentarse, si lo desea. Sin embargo, mientras me acercaba, aquellos monjes se encontraron con que no fueron capaces de adherirse a su propio acuerdo previo; pues uno salió a recibirme, otro tomó mi cuenco y hábito exterior, otro me preparó el asiento y otro trajo el agua para lavar mis pies. Sin embargo, se dirigían a mí por mi nombre, usando el epíteto ‘amigo’.

[51] «Por eso les dije: ‘No os dirijáis, monjes, al Tathagata por su nombre, usando el epíteto «amigo». El Tathagata, monjes, es un Arahant, perfectamente despierto. Prestad atención, monjes, lo inmortal ha de ser hallado. Voy a instruiros y voy a enseñaros el Dhamma, haciendo recorrido acorde a lo que debe ser disfrutado, realizado pronto, aquí y ahora, por vuestro propio conocimiento: la meta suprema de la vida santa, por la cual el joven hombre de clan correctamente renuncia a la vida hogareña, para vivir el estilo de vida sin hogar’.

«Cuando esto fue dicho, el grupo de los cinco monjes se dirigió a mí con estas palabras: ‘Pero tú, amigo Gotama, no alcanzaste el estado del hombre superior, la eminencia de la visión del verdadero noble conocimiento, la perfección de la conducta mediante el curso de la práctica de austeridades. ¿Cómo puedes tú llegar al estado del hombre superior, a la eminencia de la visión del verdadero noble conocimiento, mientras vivas en abundancia, estés vacilando en tu esfuerzo y hayas vuelto a la vida abundante?’. Cuando esto fue dicho, me dirigí al grupo de los cinco monjes con estas palabras: ‘El Tathagata, monjes, no vive en abundancia, no está vacilando en su esfuerzo ni ha vuelto a la vida abundante. El Tathagata, monjes, es un Arahant perfectamente iluminado. Prestad atención, monjes, lo inmortal ha de ser hallado. Voy a instruiros y voy a enseñaros el Dhamma, haciendo recorrido acorde a lo que debe ser disfrutado, realizado pronto, aquí y ahora, por vuestro propio conocimiento: la meta suprema de la vida santa, por la cual el joven hombre de clan correctamente abandona la forma de vida hogareña, para vivir el estilo de vida sin hogar’.

«Y por segunda vez, el grupo de los cinco monjes se dirigió a mí con estas palabras: ‘Pero tú, amigo Gotama, no alcanzaste el estado del hombre superior…’ y por segunda vez me dirigí al grupo de los cinco monjes con estas palabras: ‘El Tathagata, monjes, no vive en abundancia…’. Y por tercera vez, el grupo de los cinco monjes se dirigió a mí con estas palabras: ‘Pero tú, amigo Gotama, no alcanzaste el estado del hombre superior… ¿Cómo puedes tú llegar al estado del hombre superior, a la eminencia de la visión del verdadero noble conocimiento, mientras vivas en abundancia, estés vacilando en tu esfuerzo y hayas vuelto a la vida abundante?’.

[52] «Cuando esto fue dicho, les pregunté a los cinco monjes: ‘¿Aceptáis, monjes, que nunca antes he hablado a vosotros de esta manera?’. ‘No lo hiciste, Venerable Señor’. ‘El Tathagata, monjes, es un Arahant plenamente iluminado. Prestad atención, monjes, lo inmortal ha de ser hallado. Voy a instruiros y voy a enseñaros el Dhamma, haciendo recorrido acorde a lo que debe ser disfrutado, realizado pronto, aquí y ahora, por vuestro propio conocimiento: la meta suprema de la vida santa, por la cual el joven hombre hogareño correctamente abandona la forma de vida hogareña, para vivir el estilo de vida sin hogar.

[53] «Entonces, supe convencer al grupo de los cinco monjes. Después de esto sucedió que, algunas veces instruía a dos monjes, mientras los otros tres salían en busca de la comida de las limosnas y, los seis, nos alimentábamos de lo que aquellos tres monjes traían de las limosnas. Otras veces instruía a tres monjes, mientras los otros dos salían en busca de la comida de las limosnas y, los seis, nos alimentábamos de lo que aquellos dos monjes traían de las limosnas.

[54] “Entonces, los monjes del grupo de los cinco, no mucho después de haber sido enseñados e instruidos por mí, mediante el descubrimiento por ellos mismos y con el conocimiento directo, en esta presente vida, entraron y permanecieron en aquella meta suprema de la vida santa, por la cual los hombres de clan correctamente abandonan la vida hogareña y asumen el estilo de vida sin hogar”.

[55] Cuando se dijo esto, el principe Bodhi dijo al Bienaventurado: “Venerable Señor, cuando un monje encuentra al Tathagata para que le entrene, ¿cuánto tiempo tarda para descubrirlo por sí mismo y con el conocimiento directo, en esta presente vida, entrar y permanecer en aquella meta suprema de la vida santa, por la cual los hombres de clan correctamente abandonan la vida hogareña y asumen el estilo de vida sin hogar?”.

En referencia a eso, príncipe, le contestaré con una pregunta. Contéstela como mejor le parezca. ¿Qué cree usted, príncipe? ¿Es usted experto en el arte de esgrimir la lanza mientras monta un elefante?”.

Sí, lo soy, Venerable Señor”.

[56] “Y, ¿qué opina, príncipe? Imagine a un hombre llegando aquí que pensara así: ‘El príncipe Bodhi es un experto en el arte de esgrimir la lanza mientras monta un elefante; voy a entrenarme en ese arte bajo su tutela’. Si él no tuviera fe, no podría lograr lo que puede ser logrado por alguien que tiene fe; si se encontrara muy enfermo, no podría lograr lo que puede ser logrado por alguien que es libre de enfermedad; si fuera un hombre fraudulento y mentiroso, no podría lograr lo que puede ser logrado por alguien que es honesto y sincero; si fuera perezoso, no podría lograr lo que puede ser logrado por alguien que es enérgico; si fuera necio, no podría lograr lo que puede ser logrado por alguien que es sabio. ¿Qué opina, príncipe? ¿Podría ese hombre entrenarse bajo su tutela en el arte de esgrimir la lanza mientras monta un elefante?”.

Venerable Señor, incluso si él tuviera solamente una de esas deficiencias, no podría entrenar bajo mi tutela, y menos si tuviera las cinco”.

[57] “Y, ¿qué opina, príncipe? Imagine a un hombre llegando aquí que pensara así: ‘El príncipe Bodhi es un experto en el arte de esgrimir la lanza mientras monta un elefante; voy a entrenarme en ese arte bajo su tutela’. Si él tuviera fe, podría lograr lo que puede ser logrado por alguien que tiene fe; si estuviera libre de enfermedad, podría lograr lo que puede ser logrado por alguien que es libre de enfermedad; si fuera un hombre honesto y sincero, podría lograr lo que puede ser logrado por alguien que es honesto y sincero; si fuera enérgico, podría lograr lo que puede ser logrado por alguien que es enérgico; si fuera sabio, podría lograr lo que puede ser logrado por alguien que es sabio. ¿Qué opina, príncipe? ¿Podría ese hombre entrenarse bajo su tutela en el arte de esgrimir la lanza mientras monta un elefante?”.

Venerable Señor, incluso si él tuviera solamente una de esas cualidades, podría entrenar bajo mi tutela, y más si tuviera las cinco”.

[58] “De la misma manera, príncipe, he aquí estos cinco factores del esfuerzo. Y, ¿cuáles son esos cinco? He aquí, un monje tiene fe, deposita su fe en la Iluminación del Tataghata de esta manera: ‘El Bienaventurado es realizado, completamente iluminado, perfecto en el verdadero conocimiento y la conducta, Sublime, el conocedor de los mundos, el incomparable líder de personas que han de ser amansadas, maestro de los dioses y seres humanos, Iluminado, Bienaventurado’.

Entonces es libre de enfermedad y aflicción, posee una buena digestión, la cual no es demasiado fría ni demasiado caliente, sino moderada, capaz de soportar la tensión del esfuerzo.

Además, es honesto y sincero, y se muestra a sí mismo tal como realmente es, tanto al Maestro como a sus compañeros de la vida santa.

Además, es enérgico en el abandono de los perjudiciales estados mentales y en la realización de los estados mentales beneficiosos; es resuelto, pone en marcha su esfuerzo de cultivar los estados mentales beneficiosos con firmeza y perseverancia.

Además, es sabio, posee la sabiduría con respecto al surgimiento y desaparición, la cual es noble y penetrante, y que conduce a la completa destrucción de la insatisfacción. Estos son los cinco factores del esfuerzo.

[59] “Príncipe, cuando un monje que posee estos cinco factores del esfuerzo encuentra al Tathagata para que lo entrene, podría permanecer siete años hasta que lo descubra por sí mismo y con el conocimiento directo, y en esta presente vida, entre y permanezca en aquella meta suprema de la vida santa, por la cual los hombres de clan correctamente abandonan la vida hogareña y asumen el estilo de vida sin hogar.

Por no hablar de siete años, príncipe: cuando un monje posee estos cinco factores del esfuerzo y encuentra al Tathagata para que lo entrene, podría permanecer seis años… cinco años… cuatro años… tres años… dos años… un año… Por no hablar de un año, príncipe: …podría permanecer siete meses… seis meses… cinco meses… cuatro meses… tres meses… dos meses… un mes… medio mes… Por no hablar de medio mes, príncipe: …podría permanecer siete días y siete noches… seis días y seis noches… cinco días y cinco noches… cuatro días y cuatro noches… tres días y tres noches… dos días y dos noches… un día y una noche.

Por no hablar de un día y una noche: cuando un monje posee estos cinco factores del esfuerzo y encuentra al Tathagata para que lo entrene, entonces, siendo instruido por la tarde, podría llegar a la distinción por la mañana; siendo instruido por la mañana, podría llegar a la distinción por la tarde”.

[60] Cuando se dijo esto, el Príncipe Bodhi dijo al Bienaventurado: “¡Oh, el Buda! ¡Oh, el Dhamma! ¡Oh, qué bien ha sido proclamado el Dhamma! Alguien instruido por la tarde, podría llegar a la distinción por la mañana, y alguien instruido por la mañana, podría llegar a la distinción por la tarde”.

[61] Cuando se dijo esto, el estudiante de brahmán Sanjikaputta dijo al Príncipe Bodhi: “El Maestro Bodhi dice: ‘¡Oh el Buda! ¡Oh el Dhamma! ¡Oh, qué bien ha sido proclamado el Dhamma!’. Pero no dice: ‘Voy por refugio al Maestro Gotama, al Dhamma y al Sangha de monjes’”.

No digas eso, mi querido Sanjikaputta. He escuchado y aprendido esto de labios de mi madre: en una ocasión, cuando el Bienaventurado moraba en el parque de Ghosita, cerca de Kosambi, y mi madre estaba embarazada, se acercó al Bienaventurado y, después de haberle rendido homenaje, se sentó a un lado. Y estando sentada allí, le dijo: ‘Venerable Señor, el príncipe o la princesa en mi vientre, cualesquiera que sea, va por refugio al Bienaventurado, al Dhamma y al Sangha de monjes. Que el Bienaventurado recuerde (al niño/a) como su seguidor laico que ha ido a él por refugio de por vida’. También hubo otra ocasión, en la que el Bienaventurado moraba en la arboleda de Bhesakala, del Parque de los Venados, en el país de los bhaggas, cerca de Sumsumaragira,. Estando allí, mi nodriza, cargándome en la cadera, se acercó al Bienaventurado y, después de haberle rendido homenaje, se paró allí a un lado y le dijo ‘Venerable Señor, este príncipe Bodhi va por refugio al Bienaventurado, al Dhamma y al Sangha de monjes. Que el Bienaventurado recuerde (a este niño) como su seguidor laico que ha ido a él por refugio de por vida’. Ahora, querido Sanjikaputta, por tercera vez voy por refugio al Bienaventurado, al Dhamma y al Sangha de monjes. Que el Bienaventurado me recuerde como su seguidor laico que ha ido a él por refugio de por vida”.


NOTAS:

[1] “Compasión” se eligió aquí por la lectura que se encuentra de este pasaje en Vinaja (Tathagato apaloketi). Los Comentarios explican que Ananda tuvo en mente lo siguiente: “En los postreros días, la gente va a manifestar honra a los monjes como manera de asegurarse el cumplimiento de sus deseos mundanos y perderá la fe en el Sangha si sus manifestaciones de honra no cumplieran sus deseos”.

[2] Este es el principio básico del jainismo (cf. MN 14,20).

[3] Solé-Leris y Vélez de Cea traducen aquí “viviendo”, lo cual ha de ser un error de tipeo ya que en el original pali se encuentra el prefijo negativo (avupakattha viharanti).

[4] Jhana.


FUENTES:

Ñanamoli, B. y B. Bodhi (2001). MN 85 Bodhirajakumara Sutta – King Makhadeva. En The Middle Discourses of the Buddha: A Translation of the Majjhima Nikaya. Boston: Wisdom Publications.Pp. 704-709.

Ñanamoli, B. y B. Bodhi (2001). «Ariyapariyesana Sutta: The Noble Search» en The Middle Discourses of the Buda: A Translation of the Majjhima Nikaya. Boston, Wisdom Publications. Págs. 253-268.

«Pasarasisutta» en World Tipitaka Edition, http://studies.worldtipitaka.org/tipitaka/9M/3/3.6 13 de mayo de 2008.

SOLÉ-LERIS, Amadeo y Abraham Vélez de Cea (2004) Majjhima Nikāya: Los sermones medios del Buddha. Versión digital


Traducción: Anton P. Baron

Excepto los versos 15-42, correspondientes a Solé-Leris, A. y A. Valdéz de Cea en el Mahasaccaka Sutta,

Revisión y edición: Anton P. Baron y Federico Angulo

Publicación del Bosque Theravada 2012, 2014.