MN 37 {9M.4.7} Culatanhasankhaya Sutta – Discurso menor sobre la destrucción de la avidez

El Venerable Maha Moggallana escucha sin querer cómo el Buda explica al Sakka –rey de las divinidades- la forma en la cual el monje es liberado a través de la destrucción de la avidez. Queriendo saber si el Sakka entendió el significado de este discurso, realiza una escapada al cielo de los Treinta y Tres Dioses.

[Leer en pali]

[1] {390} Esto he escuchado. En una ocasión, el Bienaventurado estaba morando en Savatthi, en el palacio de la madre de Migara en el parque oriental.

 

[2] Entonces Sakka, el rey de los dioses, se fue junto al Bienaventurado, le rindió homenaje y parándose a un lado le dijo: «Venerable señor, ¿cómo, en breve, el monje es liberado en la destrucción de la avidez, es uno que ha llegado al fin último, al recaudo final de la esclavitud, al final de la vida santa, a la meta última y es el primero entre los dioses y los seres humanos?»

 

[3] «He aquí, rey de los dioses, el monje ha escuchado que no hay nada que merezca que uno se adhiera a eso. Cuando el monje ha escuchado que no hay nada que merezca que uno se adhiera a eso, conoce directamente todo; habiendo conocido todo directamente, comprende plenamente todo; habiendo comprendido todo plenamente, cualquier sensación que siente -sea placentera, penosa o ni-placentera-ni-penosa- permanece contemplando la transitoriedad en esas sensaciones, contemplando la desaparición, contemplando el cese, contemplando la renuncia. Habiendo contemplado de esta manera, no se apega a nada en el mundo. Cuando no está apegado, no se agita. Cuando no está agitado, personalmente alcanza el Nibbana. Y entiendo esto: ‘el nacimiento ha sido destruido, la vida santa ha sido vivida, lo que tendría que hacerse ha sido realizado, y no hay más por delante futuros estados de existencia’. De esta manera, en breve, rey de los dioses, aquel es liberado en la destrucción de la avidez, es uno que ha llegado al fin último, al recaudo final de la esclavitud, al final de la vida santa, a la meta última y es el primero entre los dioses y los seres humanos.

 

[4] Entonces, Sakka, deleitándose y regocijándose en las palabras del Bienaventurado, rindió homenaje al Bienaventurado y, cuidando que siempre permaneciera a su mano derecha, desapareció de allí.

 

[5] {391} En esta ocasión el Venerable Maha Moggallana estaba sentado no muy lejos del Bienaventurado y consideró esto: «¿Será que aquel espíritu había penetrado el significado de las palabras del Bienaventurado cuando se estaba deleitando y regocijando en ellas o no? ¿Qué tal si averiguo si era así o no?»

 

[6] Entonces, tan rápido como un hombre fuerte puede extender su brazo doblado o doblar su brazo extendido, el Venerable Maha Moggallana desapareció del palacio de la madre de Migara en el parque oriental y apareció entre los Treinta y Tres Dioses.

 

[7] En esta ocasión, Sakka, el rey de los dioses, se había proporcionado céntuplos disfrutes con cinco clases de la música celestial y lo estaba disfrutando en el Parque de los Placeres del Loto Único. Cuando visualizó al Venerable Maha Moggallana viniendo de cierta distancia, se apartó de la música, se fue junto al Venerable Maha Moggallana y le dijo: «Ven, buen señor Moggallana. Seas bienvenido, señor Moggallana. Hace mucho tiempo, buen señor Moggallana, que no tuviste la oportunidad de llegar aquí. Toma asiento, buen señor Moggallana, he aquí un asiento preparado».

 

Acto seguido, el Venerable Maha Moggallana tomó el asiento que estaba preparado para él y Sakka tomó un asiento más bajo y se sentó a un lado. Entonces, el Venerable Maha Moggallana le preguntó:

 

[8] «Kosiya, ¿cómo expuso el Bienaventurado en breve la liberación en la destrucción de la avidez? Sería bueno que nosotros también pudiésemos escuchar esta explicación.»

 

{392} «Buen señor Moggallana, nosotros estamos muy ocupados y tenemos mucho qué hacer, no solamente en los asuntos propios sino también en los asuntos de los Treinta y Tres Dioses. Encima, buen señor Moggallana, lo que fue bien escuchado, bien aprendido, bien atendido y bien recordado, repentinamente se ha desvanecido de nosotros. Buen señor Moggallana, una vez surgió la guerra entre los dioses y los asuras [1]. En aquella guerra los dioses vencieron y los asuras fueron derrotados. Cuando gané aquella guerra y retorné como conquistador, construí el palacio de Vejayanta. Buen señor Moggallana, el palacio de Vejayanta tiene cien torres y cada una de las torres tiene setecientas cámaras superiores, y cada cámara superior tiene siete ninfas, y cada ninfa tiene siete doncellas. ¿Te gustaría ver las maravillas del palacio de Vejayatana, buen señor Moggallana?» Y el Venerable Maha Moggallana asintió en silenció.

 

[9] {393} Entonces, Sakka, el rey de los dioses y el divino rey Vessavana fueron al palacio de Vejayanta dando precedencia al Venerable Maha Moggallana. Cuando las doncellas de Sakka vieron al Venerable Maha Moggallana viviendo desde cierta distancia fueron desconcertadas y avergonzadas y entraron -cada una de ellas- a su propio cuarto. Al igual que una hijastra está desconcertada y avergonzada al ver a su padrastro, así también cuando las doncellas de Sakka vieron al Venerable Maha Moggallana viviendo desde cierta distancia fueron desconcertadas y avergonzadas y entraron -cada una de ellas- a su propio cuarto.

 

[10] Entonces, Sakka, el rey de los dioses y el divino rey Vessavana hicieron caminar y explorar al Venerable Maha Moggallana el palacio de Vejayanta diciendo: «Mira, buen señor Moggallana las maravillas del palacio de Vejayanta; mira, buen señor Moggallana las maravillas del palacio de Vejayanta.»

 

«Este es el crédito del venerable Kosiya como alguien que anteriormente ha hecho los méritos. Y cualquier ser humano cuando ve algo maravilloso, dice: ‘señores, esto es el crédito de los Treinta y Tres Dioses’. Este es el crédito del venerable Kosiya como alguien que anteriormente ha hecho los méritos.»

 

[11] Entonces, el Venerable Maha Moggallana consideró esto: «este espíritu está viviendo de manera demasiado negligente. ¿Qué tal si incito en él el sentido de urgencia?» Acto seguido, el Venerable Maha Moggallana realizó tal hazaña del poder sobrenatural que con la punta de su dedo del pie hizo que el palacio de Vejayanta temblara, se sacudiera y se agitara con mucha fuerza. Y Sakka, el divino rey Vessavana y los Treinta y Tres Dioses se maravillaron y se asombraron, diciendo: «señores, ¡esto es maravilloso, es asombroso! ¡Qué poder y fuerza tiene el recluso, que con la punta de su dedo del pie hace que el palacio de Vejayanta tiemble, se sacude y se agite con tanta fuerza!»

 

[12] Cuando el Venerable Maha Moggallana supo que Sakka, el rey de los dioses, fue incitado por el sentido de urgencia con sus pelos parados de punta, le preguntó: «Kosiya, ¿cómo expuso el Bienaventurado en breve la liberación en la destrucción de la avidez? Sería bueno que nosotros también pudiésemos escuchar esta explicación.»

 

{394} «Buen señor Moggallana, fui junto al Bienaventurado, le rendí homenaje y parándome a un lado le dije: ‘Venerable señor… [sigue igual que en el verso 2]… y los seres humanos?’

 

«Cuando esto fue dicho, buen señor Moggallana, el Bienaventurado me dijo: ‘He aquí, rey de los dioses… [sigue igual que en el verso 3]… y los seres humanos?’

 

«Esto es lo que el Bienaventurado me dijo en breve sobre la liberación en la destrucción de la avidez, buen señor Moggallana».

 

[13] Entonces, el Venerable Maha Moggallana se deleitó y se regocijó en las palabras de Sakka, el rey de los dioses. Acto seguid, tan rápido como un hombre fuerte puede extender su brazo doblado o doblar su brazo extendido, el Venerable Maha Moggallana desapareció de entre los Treinta y Tres Dioses y apareció en el palacio de la madre de Migara en el parque oriental.

 

[14] Y no mucho después de que el Venerable Maha Moggallana se haya ido, los ayudantes de Sakka, el rey de los dioses, le preguntaron: «Buen señor, ¿este fue tu maestro, el Bienaventurado?» – «No, buenos señores, aquel no era mi maestro, el Bienaventurado. Aquel era uno de mis compañeros en la vida santa, el venerable Maha Moggallana». – «Buen señor, esto es una bendición para ti que tu compañero en la vida santa sea así de fuerte y poderoso. ¡Cuánto más debe serlo el Bienaventurado, su maestro!

 

[15] {395} Entonces, el Venerable Maha Moggallana fue junto al Bienaventurado, le rindió homenaje, se sentó a un lado y le dijo: «Venerable señor, ¿recuerda el Bienaventurado la explicación en breve sobre la liberación en la destrucción de la avidez que dio a alguien que es un espíritu renombrado con un gran número de seguidores?»

 

«Recuerdo haberlo hecho, Moggallana. He aquí Sakka, el rey de los dioses, vino junto a mí, me rindió homenaje y parándose a un lado me dijo: ‘Venerable señor, ¿cómo, en breve, el monje es liberado en la destrucción de la avidez, es uno que ha llegado al fin último, al recaudo final de la esclavitud, al final de la vida santa, a la meta última y es el primero entre los dioses y los seres humanos?’

 

«Cuando esto fue dicho le dije: ‘He aquí, rey de los dioses, el monje ha escuchado que no hay nada que merezca que uno se adhiera a eso. Cuando el monje ha escuchado que no hay nada que merezca que uno se adhiera a eso, conoce directamente todo; habiendo conocido todo directamente, comprende plenamente todo; habiendo comprendido todo plenamente, cualquier sensación que siente -sea placentera, penosa o ni-placentera-ni-penosa- permanece contemplando la transitoriedad en esas sensaciones, contemplando la desaparición, contemplando el cese, contemplando la renuncia. Habiendo contemplado de esta manera, no se apega a nada en el mundo. Cuando no está apegado, no se agita. Cuando no está agitado, personalmente alcanza el Nibbana. Y entiendo esto: ‘el nacimiento ha sido destruido, la vida santa ha sido vivida, lo que tendría que hacerse ha sido realizado, y no hay más por delante futuros estados de existencia’. De esta manera, en breve, rey de los dioses, aquel es liberado en la destrucción de la avidez, es uno que ha llegado al fin último, al recaudo final de la esclavitud, al final de la vida santa, a la meta última y es el primero entre los dioses y los seres humanos.’ Esto es lo recuerdo haberle dicho a Sakka, el rey de los dioses acerca de la liberación en la destrucción de la avidez.»

 

Esto es lo que dijo el Bienaventurado y el Venerable Maha Moggallada fue satisfecho y se regocijó en las palabras del Bienaventurado.


 

 

NOTA:

 

[1] Los asuras fueron una especie de titanes descritos en el Canon Pali como guerreros continuamente peleados unos con otros y hostiles hacia las divinidades (devas).


 

 

FUENTES:

 

Bhukkhu Nanamoli y Bhikkhu Bodhi (2001) «Culatanhasankhaya Sutta: The Shorter Discourse on the Destruction of Craving» en The Middle Discourses of the Buda: A Translation of the Majjhima Nikaya. Boston, Wisdom Publications. Págs. 344-348.

 

«Culatanhasankhayasutta» en World Tipitaka Edition, http://studies.worldtipitaka.org/tipitaka/9M/4/4.7 13 de mayo de 2008


 

 

Traducido y editado por Isidatta para el Bosque Theravada, 2011

Publicación del Bosque Theravada, 2011