MN 125 Dantabhumi Sutta – Discurso sobre el grado de domesticación

Mediante la analogía del proceso de domesticación de un elefante, el Buda explica cómo deberían practicar sus discípulos para domarse a sí mismos a través de un entrenamiento progresivo.

[Leer en pali]

[1] He oído que en una ocasión, el Bienaventurado estaba morando en Rajagaha en la arboleda de los bambúes, en el lugar donde se alimentaban las ardillas.

[2] En esta ocasión, un novicio de nombre Aciravata estaba morando dentro de una cabaña forestal. Entonces, el príncipe Jayasena, mientras estaba haciendo su recorrido y la caminata para ejercitarse, se fue junto al novicio Aciravata e intercambió con él cordiales saludos. Habiendo intercambiado estas amigables y cordiales palabras de bienvenida, el príncipe Jayasena se sentó a un lado y se dirigió al novicio Aciravata con estas palabras:

“Maestro Aggivessana, he escuchado que el monje que mora aquí diligentemente, vehemente y resuelto, puede alcanzar la unificación de la mente”.

“Es así, príncipe, esto es así mismo: el monje que mora aquí diligentemente, vehemente y resuelto, puede alcanzar la unificación de la mente”.

[3] “Sería bueno que el maestro Aggivessana me enseñe el Dhamma, así como lo ha escuchado y dominado”.

“Príncipe, yo no puedo enseñarle el Dhamma, así como lo he escuchado y dominado. Si yo le enseñase el Dhamma, así como lo ha escuchado y dominado, Usted podría no entender el significado de mis palabras y esto podría acarrear molestias y fastidio para mí”.

[4] “Qué el maestro Aggivessana me enseñe el Dhamma, así como lo ha escuchado y dominado, por favor, quizá pueda entender el significado de sus palabras”.

“Voy a enseñarle, entonces, príncipe, el Dhamma, así como lo he escuchado y dominado. Si Usted puede entender el significado de mis palabras, esto será muy bueno. Pero, si no puede entender el significado de mis palabras, por favor, déjelo como está y no me haga más preguntas”.

“Qué el maestro Aggivessana me enseñe el Dhamma, así como lo ha escuchado y dominado, por favor. Si puedo entender el significado de sus palabras, esto será muy bueno. Pero, si no puede entender el significado de sus palabras, voy a dejarlo como está y no le haré más preguntas”.

[5] Entonces, el novicio Aciravata enseñó al príncipe Jayasena el Dhamma, así como lo ha escuchado y dominado. Después de que hubo hablado, el príncipe Jayasena señaló lo siguiente:

“Esto es imposible, maestro Aggivessana, esto no puede ocurrir: que el monje que mora aquí diligentemente, vehemente y resuelto, pueda alcanzar la unificación de la mente”. Entonces, el príncipe Jayasena, una vez declarado que era imposible que un monje que more aquí diligentemente, vehemente y resuelto, pueda alcanzar la unificación de la mente, se levantó de su asiento y partió de allí.

[6] Acto seguido, el novicio Aciravata se fue junto al Bienaventurado. Después de haberle rendido homenaje, se sentó a un lado y relató al Bienaventurado todo el contenido de la conversación que tuvo con el príncipe Jayasena. Y cuando terminó, el Bienaventurado se dirigió a él con estas palabras:

[7] “¿Cómo crees que pueda ser posible, Aggivessana, que el príncipe Jayasena -quien vive en el medio de los placeres sensuales, disfruta de los placeres sensuales, está siendo devorado por los pensamientos relacionados con los placeres sensuales, está siendo consumido por la fiebre de los placeres sensuales, está empeñado en los placeres sensuales- pueda conocer, ver y alcanzar aquello que ha de ser conocido mediante el renunciamiento, ha de ser visto mediante el renunciamiento y ha de ser alcanzado mediante el renunciamiento? Tal cosa es imposible.

[8] “Imagina, Aggivessana, a dos domesticables elefantes, caballos o bueyes que han sido bien domesticados y bien disciplinados y dos domesticables elefantes, caballos o bueyes que no fueron ni domesticados ni disciplinados. ¿Qué opinas acerca de esto, Aggivessana? ¿Podrían estos dos domesticables elefantes, caballos o bueyes que han sido bien domesticados y bien disciplinados, adquirir la conducta domesticada y alcanzar el estado domesticado?”

“Sí, venerable señor”.

“Y aquellos otros dos elefantes, caballos o bueyes que no fueron ni domesticados ni disciplinados, ¿podrían adquirir la conducta domesticada y alcanzar el estado domesticado?”

“No, venerable señor”

“De la misma manera, Aggivessana, es imposible que el príncipe Jayasena -quien vive en el medio de los placeres sensuales, disfruta de los placeres sensuales, está siendo devorado por los pensamientos relacionados con los placeres sensuales, está siendo consumido por la fiebre de los placeres sensuales, está empeñado en los placeres sensuales- pueda conocer, ver y alcanzar aquello que ha de ser conocido mediante el renunciamiento, ha de ser visto mediante el renunciamiento y ha de ser alcanzado mediante el renunciamiento.

[9] “Imagina, Aggivessana, a una montaña alta, no muy lejana del pueblo o de la ciudad y a dos amigos que, dejando el pueblo o la ciudad, se acercan de la mano a la montaña. Habiéndose acercado a la pendiente de la montaña, uno de los amigos permanece a los pies de la montaña, mientras que el otro, la escala hasta la cima. Entonces, el amigo que ha permanecido a los pies de la montaña, se dirige al que está parado en la cima con estas palabras: ‘Amigo, ¿qué es lo que ves estando parado ahí en la cima de la montaña?’ A lo cual, el otro le responde: ‘Al estar parado aquí, amigo, en la cima de la montaña, veo unos parques encantadores, encantadores bosques y encantadores tramos de tierra con encantadores lagos’. Pero el primer amigo le responde así: ‘Esto es imposible, esto no puede ser, amigo, que tú, estando ahí parado en la cima de la montaña, veas unos parques encantadores, encantadores bosques y encantadores tramos de tierra con encantadores lagos’. Así que, aquel amigo que estuvo parado en la cima de la montaña, habiendo bajado de ella, toma a su amigo que quedó parado a los pies de la montaña de hombro y lo hace escalar hasta la cima de la montaña. Después, dejándolo por un momento recuperar el aliento, se dirige a él con estas palabras: ‘Ahora bien, amigo, ¿qué es lo que ves estando parado aquí en la cima de la montaña?’ A lo cual, el otro responde: ‘Al estar parado aquí, amigo, en la cima de la montaña, veo unos parques encantadores, encantadores bosques y encantadores tramos de tierra con encantadores lagos’. Entonces, el primer amigo, le recuerda: ‘Pero, amigo, justo un poco antes, te escuchamos decir: « Esto es imposible, esto no puede ser, amigo, que tú, estando ahí parado en la cima de la montaña, veas unos parques encantadores, encantadores bosques y encantadores tramos de tierra con encantadores lagos », mientras que ahora dices: «estando ahí parado en la cima de la montaña, veo unos parques encantadores, encantadores bosques y encantadores tramos de tierra con encantadores lagos.»’ Entonces, el otro amigo responde: ‘Esto se debe, amigo, a que antes estaba obstruido por la gran montaña, no pude ver aquello que, desde aquel lugar, no se podía ver’.

[10] “De la misma manera, Aggivessana, el príncipe Jayasena está obstruido, obstaculizado, bloqueado y envuelto en una masa aún más grande que ésta: la gran masa de la ignorancia. Realmente, Aggivessana, es imposible que el príncipe Jayasena -quien vive en el medio de los placeres sensuales, disfruta de los placeres sensuales, está siendo devorado por los pensamientos relacionados con los placeres sensuales, está siendo consumido por la fiebre de los placeres sensuales, está empeñado en los placeres sensuales- pueda conocer, ver y alcanzar aquello que ha de ser conocido mediante el renunciamiento, ha de ser visto mediante el renunciamiento y ha de ser alcanzado mediante el renunciamiento.

[11] “Aggivessana, si estos dos símiles se te hubiesen ocurrido, entonces el príncipe Jayasena, espontáneamente, hubiese obtenido confidencia en ti y, al haber obtenido la confidencia, te la hubiese manifestado.”

“Pero, ¿cómo se me podrían ocurrir estos dos símiles para el príncipe Jayasena, venerable señor, siendo que ellos son espontáneos y nunca antes han sido escuchados por nadie?”

[12] “Imagina, Aggivessana, que un noble y ungido rey se dirige a su cazador de elefantes con estas palabras: ‘Mi buen cazador de elefantes, monta al elefante real y entra con él al bosque. Y cuando veas algún elefante del bosque, átalo a la nuca del elefante real.’ Así que, Aggivessana, habiendo respondido ‘Sí, señor’, el cazador de los elefantes del noble y ungido rey montó al elefante real y entró con él al bosque. Y cuando vio algún elefante del bosque, lo ató a la nuca del elefante real y el elefante real conducía al otro hacia fuera, al espacio abierto. De esta manera, el elefante del bosque fue conducido hacia fuera, al espacio abierto; pero, Aggivessana, el elefante del bosque estaba apegado a su bosque.

“Entonces, el cazador de los elefantes informó al noble y ungido rey de esta manera: ‘señor, el elefante del bosque ha sido conducido hacia fuera, al espacio abierto’. Y el rey se dirigió a su domador de elefantes con estas palabras: ‘Ven, mi buen domador de elefantes y doma a este elefante del bosque. Subyuga sus hábitos boscosos, subyuga sus recuerdos del bosque y sus intenciones, subyuga sus angustias y fatigas, subyuga su fiebre por retornar al bosque. Persuádelo a encontrar deleite en la ciudad, incúlcale los hábitos propios de los seres humanos.’ Así que, Aggivessana, habiendo respondido ‘Sí, señor’, el domador de elefantes del noble y ungido rey, colocó en la tierra un gran poste y ató a él al elefante del bosque por la nuca, con el fin de subyugar sus hábitos boscosos, subyugar sus recuerdos del bosque y sus intenciones, subyugar sus angustias y fatigas, subyugar su fiebre por retornar al bosque, persuadirlo a encontrar deleite en la ciudad, inculcarle los hábitos propios de los seres humanos.

“Acto seguido, el domador de elefantes se dirigió al elefante del bosque con palabras que eran amables, placenteras al ser escuchadas, agradables, que llegaban al corazón, deseables y convenientes para muchos. Cuando el elefante del bosque, a quien se dirigían semejantes palabras las escuchaba, prestaba su oído a ellas y esforzaba su mente por entenderlas. Y el domador de elefantes, le recompensaba luego con agua y forraje. Y cuando el elefante del bosque aceptó el forraje y el agua, el domador de elefantes pensó de esta manera: ‘Ciertamente, ahora vivirá el elefante del rey’.

“Entonces, el domador de elefantes lo seguía entrenando de esta manera: ‘sube, baja’. Y cuando el elefante real obedecía las órdenes del domador de subir y bajar, y llevaba a cabo sus instrucciones, el domador de elefantes lo seguía entrenando de esta manera: ‘camina hacia adelante, camina hacia atrás’. Y cuando el elefante real obedecía las órdenes del domador de caminar hacia adelante y caminar hacia atrás, y llevaba a cabo sus instrucciones, el domador de elefantes lo seguía entrenando de esta manera: ‘párate, siéntate’. Y cuando el elefante real obedecía las órdenes del domador de pararse y sentarse, y llevaba a cabo sus instrucciones, el domador de elefantes lo seguía entrenando en una tarea llamada imperturbabilidad: ataba a su trompa un gigantesco tablón y un hombre con una lanza en la mano, se sentaba sobre su nuca. Mientras tanto, los hombres con lanzas en sus manos lo rodeaban por todos lados. Y el domador de elefantes se paraba en frente de él sosteniendo una larga lanza o palo. Cuando el elefante era así entrenado en la tarea de la imperturbabilidad, no movía ni sus piernas delanteras ni traseras, no movía sus partes delanteras ni traseras, no movía su cabeza, orejas, colmillos, cola ni trompa. De esta manera, el elefante real fue capaz de soportar el ensangrentamiento producido por las lanzas, ensangrentamiento producido por las espadas, ensangrentamiento producido por las flechas, ensangrentamiento producido por otras cosas, y fue capaz de soportar un tremendo ruido de los tambores, tímbalos, trompetas y tamtanes. Siendo libre de faltas y defectos, purificado de las imperfecciones, era digno de un rey, era digno para el servicio real y considerado como uno de los atributos del rey.

[13] “De la misma manera, Aggivessana, el Tathagata surgió en el mundo, el Arahant, plenamente iluminado, perfecto en conocimiento y conducta, sublime, conocedor de los mundos, incomparable entrenador de los que han de ser domados, maestro de los devas y seres humanos, el iluminado, el bendito. Él enuncia a este mundo con sus devas, sus Maras y Bramas, a esta generación con sus ascetas y bramanes, a sus príncipes y la gente, lo que ha conocido directamente y por sí mismo. Él enseña el Dhamma -agradable desde inicio, agradable en la mitad y agradable al final- correctamente, tanto en la forma como en su significado, revelando la vida santa que es absolutamente perfecta y pura.

[14] “Entonces, el hombre hogareño o el hijo del hombre hogareño, o alguien nacido en algún otro clan, escucha este Dhamma. Al escuchar el Dhamma, adquiere fe en Tathagata. Y poseyendo esta fe, considera lo siguiente: ‘la vida hogareña es atestada y polvorienta; el hecho de haberse ido significa una vida abierta de par en par. Mientras se vive dentro de un hogar, no es fácil llevar a cabo una vida santa absolutamente perfecta y pura como si fuera una concha pulida. ¿Qué tal si afeito mi cabeza y la barba, visto un hábito amarillo y abandono la vida hogareña, para asumir un estilo de vida sin hogar?’ Y más tarde, él abandona su pequeña o gran fortuna, su pequeño o gran círculo de amigos y parientes, afeita su cabeza y la barba y, puesto el hábito amarillo, abandona la vida hogareña para asumir el estilo de vida sin hogar. De esta manera, Aggivessana, el noble discípulo sale afuera, al espacio abierto. Pero, Aggivessana, los devas y los seres humanos están apegados a las cinco cuerdas de los placeres sensuales.

[15] “Entonces, el Tathagata lo sigue entrenando así: ‘Ven, monje; sé virtuoso, restringiéndote con las reglas de Patimokkha, sé perfecto en conducta y las posturas, viendo peligro en la más mínima falta, entrénate asumiendo los preceptos de la práctica.’

[16] “Y cuando, Aggivessana, el noble discípulo es virtuoso, se restringe con las reglas de Patimokkha, es perfecto en su conducta y las posturas, viendo peligro en la más mínima falta, se entrena asumiendo los preceptos de la práctica, entonces, el Tathagata lo sigue entrenando así: ‘Ven monje, resguarda las puertas de tus facultades sensoriales. Habiendo visto la forma con el ojo, no te aferres a su apariencia ni a sus detalles. Ya que, si dejaras tu facultad del ojo desguarnecida, los malos insalubres estados de codicia y aflicción podrían invadirte; practica esta manera de restricción y resguarda la facultad del ojo, comprometiéndote a restringir la facultad del ojo. Habiendo escuchado el sonido a través del oído… habiendo percibido el olor a través de la nariz… habiendo percibido el sabor a través de la lengua… habiendo entrado en contacto con algo tangible a través del cuerpo… habiendo conocido el pensamiento con la mente, no te aferres a su apariencia ni a sus detalles. Ya que, si dejaras tu facultad de la mente desguarnecida, los malos insalubres estados de codicia y aflicción podrían invadirte; practica esta manera de restricción y resguarda la facultad de la mente, comprometiéndote a restringir la facultad de la mente.

[17] “Aggivessana, cuando el noble discípulo resguarda las puertas de sus facultades sensoriales, entonces el Tathagata lo sigue entrenando así: ‘Ven, monje, y modérate en la comida. Reflexiona sabiamente: debes tomar la comida no como pasatiempo, no para embriagarse [con el sabor] ni con el fin de embellecerse o volverse más atractivo, sino solamente para resistir y dar continuidad a este cuerpo, para poner fin a la incomodidad y ayudar a la vida santa, considerando: «De esta manera, voy a terminar con esta sensación [del hambre] y, siendo saludable e irreprochable, viviré cómodamente.»’

[18] “Aggivessana, cuando el noble discípulo es moderado en la comida, entonces el Tathagata lo sigue entrenando así: ‘Ven, monje, y mora vigilantemente. Durante el día, mientras caminas hacia adelante, mientras retornas y cuando estás sentado, purifica tu mente de las obstrucciones mentales. Durante la primera vigilia de la noche, mientras caminas hacia adelante, mientras retornas y cuando estás sentado, purifica tu mente de las obstrucciones mentales. En la vigilia del medio de la noche, podrás acostarte sobre tu costado derecho, en la posición del león, con uno de tus pies, sobrepuesto en el otro, consciente y plenamente atento, habiendo observado en tu mente el tiempo de levantarse. Después de levantarte, durante la última vigilia de la noche, mientras caminas hacia adelante, mientras retornas y cuando estás sentado, purifica tu mente de las obstrucciones mentales.’

[19] “Aggivessana, cuando el noble discípulo está morando vigilantemente, entonces, el Tathagata lo sigue entrenando así: ‘Ven, monje, sé poseedor de la atención consciente y clara comprensión. Actúa de manera plenamente consciente: cuando caminas hacia adelante y cuando retornas, cuando miras hacia adelante y cuando miras atrás, cuando doblas tus miembros y cuando los enderezas, cuando vistes tu hábito amarillo y cuando llevas tu vestimenta exterior y el cuenco, cuando comes, bebes, consumes alimentos y los saboreas, cuando defecas y orinas, cuando caminas, cuando estás parado, sentado y acostado para dormir, cuando te despiertas, cuando hablas y cuando estás en silencio.’

[20] “Aggivessana, cuando el noble discípulo posee la atención consciente y clara compresión, entonces, el Tathagata lo sigue entrenando así: ‘Ven, monje, y concurra a un sitio de reposo recluido: el bosque, debajo de un árbol, la montaña, la cañada, la cueva de la colina, el cementerio, la espesura de la jungla, el espacio abierto, un montículo de paja.’

[21] “Entonces, el concurre a un sitio de reposo recluido: al bosque… a un montículo de paja. Habiendo retornado de la ronda de búsqueda de limosnas, después de comer, se sienta con las piernas cruzadas y con el cuerpo erguido, y establece su atención consciente delante de él. Habiendo abandonado la codicia mundana, mora con la mente libre de la codicia; purifica su mente de la codicia. Habiendo abandonado la animadversión y el odio, mora con la mente libre de animadversión, compasivo por el bienestar de todos los seres vivos; purifica su mente de la animadversión y el odio. Habiendo abandonado la pereza y el letargo, mora libre de la pereza y el letargo, percibiendo la luz, consciente y plenamente atento; purifica su mente de la pereza y el letargo. Habiendo abandonado la preocupación y el remordimiento, mora sin agitación, con la mente internamente apacible; purifica su mente de la preocupación y el remordimiento. Habiendo abandonado la duda, mora trascendiendo la duda, sin perplejidad alguna acerca de los saludables estados mentales; purifica su mente de la duda.

[22] “Habiendo abandonado así, estos cinco obstáculos, las imperfecciones mentales que debilitan la sabiduría, él mora contemplando el cuerpo como cuerpo, vehemente, plenamente atento y consciente, habiendo abandonado la codicia y la aflicción por el mundo. Mora contemplando las sensaciones como sensaciones… la mente como mente… los fenómenos mentales como fenómenos mentales, vehemente, plenamente atento y consciente, habiendo abandonado la codicia y la aflicción por el mundo.

[23] “Al igual, Aggivessana, que el domador de elefantes coloca en la tierra un gran poste y ata a él al elefante del bosque por la nuca, con el fin de subyugar sus hábitos boscosos, subyugar sus recuerdos del bosque y sus intenciones, subyugar sus angustias y fatigas, subyugar su fiebre por retornar al bosque, persuadirlo a encontrar deleite en la ciudad, inculcarle los hábitos propios de los seres humanos, así también, estas cuatro formas de la atención consciente sujetan la mente del noble discípulo con el fin de subyugar sus hábitos de la vida hogareña, subyugar sus recuerdos de la vida hogareña y sus intenciones, subyugar sus angustias y fatigas, subyugar su fiebre por retornar a la vida hogareña, y con el propósito de que pueda alcanzar el verdadero camino y realizar el Nibbana.

[24] “Entonces, el Tathagata lo sigue entrenando así: ‘Ven, monje, y contempla el cuerpo como cuerpo, pero sin considerar los deseos sensoriales; contempla las sensaciones como sensaciones… la mente como mente… los fenómenos mentales como fenómenos mentales, pero sin considerar los deseos sensoriales.

[25] “Al calmar el pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido, él entra y permanece en el segundo jhana, que posee la tranquilidad interior y unificación de la mente; libre del pensamiento aplicado y pensamiento sostenido, lleno de arrobamiento y felicidad nacidos de la concentración. Además, con la desaparición del arrobamiento, él permanece ecuánime, atentamente consciente y con la comprensión clara, experimentando felicidad a través de su cuerpo; él entra y permanece en el tercer jhana, del cual los nobles declararon: ‘Él es ecuánime, atentamente consciente, uno que encontró una morada placentera.’ Además, con el abandono del placer y de la pena, con la previa desaparición de la alegría y el desplacer, él entra y permanece en el cuarto jhana, que es ni doloroso ni placentero y que comprende la purificación de la atención consciente a través de la ecuanimidad.

[26] “Con la mente concentrada, purificada y brillante, intachable, libre de las impurezas, maleable, flexible, firme y alcanzando la imperturbabilidad, él direcciona e inclina su mente hacia el conocimiento de las existencias pasadas. Se acuerda de sus múltiples vidas pasadas: de un nacimiento, dos nacimientos, tres nacimientos, cuatro, cinco, diez, veinte, treinta, cuarenta, cincuenta, cien, mil, cien mil nacimientos, muchos eones de las contracciones cósmicas, muchos eones de las expansiones cósmicas, muchos eones de las contracciones y expansiones cósmicas, recordando: ‘En aquel entonces, mi nombre era así, mi linaje era éste y provenía de ésta casta; me alimentaba de ésta clase de comida, experimentaba ésta y aquella clase de alegrías y penas y he vivido ésta cantidad de años. Habiendo terminado mi vida ahí, me he reconectado allá, donde mi nombre era… Habiendo terminado mi vida ahí, me he reconectado aquí’. De esta manera, se acuerda de varias de sus vidas pasadas, con sus condiciones y detalles.

[27] “Con la mente concentrada, purificada y brillante, intachable, libre de las impurezas, maleable, flexible, firme y que ha alcanzado la imperturbabilidad, él direcciona e inclina su mente hacia la muerte y la reconexión de los seres. A través del ojo divino, purificado y que sobrepasa el humano, ve la muerte de los seres y su reaparición, discerniendo si su destino es inferior o superior, hermoso u horrible, afortunado o desafortunado, de acuerdo al kamma de cada uno. Conoce de esta manera: ‘Estos seres, que obraron mal con su cuerpo, con su habla o con su mente, los que injuriaban a los nobles, mantenían los incorrectos puntos de vista y asumían las acciones resultantes de estos erróneos puntos de vista, al quebrarse su cuerpo, después de la muerte, han reaparecido en el plano de las penurias, de mal destino, en los reinos bajos, en el infierno. Pero aquellos seres, que obraron bien con su cuerpo, con su habla o con su mente, los que no injuriaban a los nobles, mantenían los correctos puntos de vista y asumían las acciones resultantes de estos correctos puntos de vista, al quebrarse su cuerpo, después de la muerte, han reaparecido en el buen destino, en el mundo celestial’. De esta manera, a través del ojo divino, purificado y que sobrepasa el humano, él ve la muerte de los seres y su reaparición, discerniendo si su destino es inferior o superior, hermoso u horrible, afortunado o desafortunado, de acuerdo a su kamma.

[28] “Con la mente concentrada, purificada y brillante, intachable, libre de las impurezas, maleable, flexible, firme y que ha alcanzado la imperturbabilidad, él direcciona e inclina su mente hacia el conocimiento del fin de las contaminaciones mentales. Él conoce tal como realmente es: ‘Este es el sufrimiento, éste es el origen del sufrimiento, éste es el cese del sufrimiento y éste es el sendero que lleva al cese del sufrimiento’. Él conoce tal como realmente es: ‘Éstas son las contaminaciones mentales, éste es el origen de las contaminaciones mentales, éste es el cese de las contaminaciones mentales y éste es el sendero que lleva al cese de las contaminaciones mentales’.

[29] “Cuando él ve y conoce esto tal como realmente es, su mente es liberada de las contaminaciones de los deseos sensuales, de las contaminaciones de la existencia y de las contaminaciones de la ignorancia. Y entonces, el siguiente conocimiento nace en él: ‘¡Ésta es la liberación!’ Y él sabe que ‘el nacimiento está terminado, la vida santa ha sido realizada, la tarea ha culminado. No queda más nada por delante’

[30] “Aquel monje es capaz de soportar el frío y el calor, el hambre y la sed, el contacto con las moscas y los mosquitos, con el viento y el sol, soportar los estiramientos; es capaz de soportar el lenguaje abusivo, palabras indeseables, el surgimiento de las sensaciones corporales de dolor, atrocidades, dolores puntiagudos y penetrantes, desagradables, miserables, amenazantes de la vida. Habiendo sido liberado de toda codicia, ira y falsa ilusión, purificado de las imperfecciones, es digno de recibir donativos, hospitalidad y ofrendas; digno de ser reverenciado y se convierte en gran campo de méritos para el mundo.

[31] “Aggivessana, si el elefante real muere en la vejez, salvaje e indisciplinado, entonces es considerado como elefante viejo muerto salvajemente. Si el elefante real muere en la edad madura, salvaje e indisciplinado, entonces es considerado como elefante de edad madura muerto salvajemente. Si el elefante real muere en su juventud, salvaje e indisciplinado, entonces es considerado como elefante joven muerto salvajemente. De la misma manera, Aggivessana, cuando un monje anciano muere sin haber destruido las corrupciones mentales, es considerado como monje anciano muerto salvajemente. Cuando un monje de edad madura muere sin haber destruido las corrupciones mentales, es considerado como monje de edad madura muerto salvajemente. Y cuando un monje joven muere sin haber destruido las corrupciones mentales, es considerado como monje joven muerto salvajemente.

[32] “Pero, Aggivessana, si el elefante real muere en la vejez bien domado y bien disciplinado, entonces es considerado como elefante viejo muerto controladamente. Si el elefante real muere en la edad madura bien domado y bien disciplinado, entonces es considerado como elefante de edad madura muerto controladamente. Si el elefante real muere en su juventud bien domado y bien disciplinado, entonces es considerado como elefante joven muerto controladamente. De la misma manera, Aggivessana, cuando un monje anciano muere habiendo destruido las corrupciones mentales, es considerado como monje anciano muerto controladamente. Cuando un monje de edad madura muere habiendo destruido las corrupciones mentales, es considerado como monje de edad madura muerto controladamente. Y cuando un monje joven muere habiendo destruido las corrupciones mentales, es considerado como monje joven muerto controladamente.”

Esto es lo que el Bienaventurado dijo y el novicio Aciravata fue satisfecho y se deleitó en las palabras del Bienaventurado.


FUENTES:

“Dantabhumisutta” en World Tipitaka Edition http://studies.worldtipitaka.org/tipitaka/11M/3/3.5 (13/05/2008).

BHIKKHU ÑANAMOLI y BHHIKHU BODHI (2001) “Dantabhumi Sutta: The Grade of the Tamed” en The Middle Length Discourses of the Buddha: A Translation of the Majjhima Nikaya. Boston, Wisdom Publications. Págs. 989-996.

HORNER, I.B. [en línea] Dantabhumi Sutta: The Discourse of the “Tamed Stage” . http://www.accesstoinsight.org/tipitaka/mn/mn.125.horn.html (7 de junio de 2009)


Traducido y publicado por Isidatta para el Bosque Theravada © 2009

Edición de Bosque Theravada © 2009

Términos del uso del Bosque Theravada: Puedes copiar, reformatear, reimprimir, volver a publicar y redistribuir este trabajo a través de cualquier medio, siempre que (1) hagas que estas copias, etc. sean disponibles de manera libre de costo; (2) indiques claramente que cualquier derivación de esta obra (incluida la traducción) debe señalar como fuente éste documento e (3) incluyas el texto completo de esta licencia en cualquier copia o derivación de esta obra. Por lo demás, todos los derechos reservados.