MN 107 {11M.1.7,74-78} Ganaka Moggallana Sutta – Discurso con Ganaka Moggallana

El Buda describe la práctica gradual del monje y se describe a sí mismo como «el que indica el camino».

[Leer en pali]

[1] {74} Así lo he oído. En cierta ocasión el Bienaventurado residía en Savatthi, en el parque del este, en el palacio de la madre de Migara. Entonces, el brahmán Moggallana, que era contable, fue adonde estaba el Bienaventurado, se le acercó e intercambió saludos con él. Terminada aquella charla amigable y cortés, se sentó a un lado. Una vez sentado a un lado, el brahmán le dijo:

[2] «Maestro Gotama, de la misma manera que en este palacio de la madre de Migara puede apreciarse que ha habido práctica gradual, acción gradual y camino gradual, es decir, desde lo más bajo hasta el último tramo de escaleras, igualmente entre estos brahmanes puede apreciarse que hay práctica gradual, acción gradual y camino gradual en sus estudios, igualmente entre arqueros puede apreciarse que hay práctica gradual, acción gradual y camino gradual en aprender el tiro con arco. De igual modo entre nosotros, los que nos ganamos la vida contando, puede apreciarse que hay práctica gradual, acción gradual y camino gradual, en aprender contabilidad. Cuando tenemos un aprendiz, lo primero que le enseñamos es a contar: un uno, dos doses, tres treses, cuatro cuatros, cinco cincos, seis seises, siete sietes, ocho ochos, nueve nueves, diez dieces, y también le enseñamos a que cuente hasta cien.

«Maestro Gotama, ¿no es posible en ésta Enseñanza y Disciplina, enseñar también su práctica gradual, su acción gradual y su camino gradual?»

[3] {75} «Sí que es posible, brahmán, en esta Enseñanza y Disciplina, enseñar su práctica gradual, su acción gradual y su camino gradual. Brahmán, al igual que un domador de caballos experimentado al tener un magnífico pura sangre, primero lo acostumbra a llevar el bocado y luego continúa su doma, del mismo modo, brahmán, el Tathagata, al tener un hombre para ser adiestrado, primero lo educa así: ‘Ven, monje, sé virtuoso y controlado mediante el control de la regla monástica, mora en lugar adecuado, sé perfecto de conducta, ten muy en cuenta el peligro de incluso las faltas más leves y, habiendo aceptado los preceptos de la Disciplina, practícalos’.

[4] «Brahmán, cuando el Noble Discípulo es virtuoso y controlado siguiendo la regla monástica, mora en lugar adecuado, es perfecto de conducta, tiene muy en cuenta el peligro de incluso las faltas más leves y, habiendo aceptado los preceptos de la práctica, los practica, entonces el Tathagata continúa su educación: ‘Ven, monje, vigila las puertas de tus facultades, cuando veas una forma con la vista no te aferres ni a sus características ni a sus detalles, ya que si vives con una facultad visual descontrolada te pueden invadir estados mentales perjudiciales o nocivos de aflicción y avidez; practicando el control, protege la facultad visual y dedícate a controlar la facultad visual. Cuando oigas un sonido con el oído… huelas un olor con el olfato… gustes un sabor con el gusto… toques algo tangible con el tacto… tengas conciencia de un pensamiento con la mente, no te aferres ni a sus características ni a sus detalles, ya que si vives con una facultad mental descontrolada, te pueden invadir estados mentales perjudiciales o nocivos de aflicción y avidez; así practica el control, protege la facultad mental y dedícate a controlar la facultad mental’.

[5] «Brahmán, cuando el Noble Discípulo vigila las puertas de sus facultades, el Tathagata continúa su educación: ‘Ven, monje, sé moderado en el comer. Reflexionando apropiadamente, haz uso de la comida no para divertirte, ni por gula, ni para ser bello o atractivo sino sólo para conservar y mantener este cuerpo, para acabar con las molestias y favorecer la vida de santidad, pensando: «Así terminaré con las sensaciones anteriores sin generar otras nuevas y subsistiré sin tacha y tranquilamente»’.

[6] «Brahmán, cuando el Noble Discípulo es moderado en el comer, el Tathagata continúa su educación: ‘Ven, monje, mantén la mente alerta. Durante el día, ya sea caminando de aquí para allá, ya sea cuando estés sentado, limpia la mente de estados obstructivos. Durante el primer tercio de la noche, ya sea caminando de aquí para allá, ya sea cuando estés sentado, limpia la mente de estados obstructivos. En el segundo tercio de la noche, échate sobre el costado derecho en la postura del león, con una pierna sobre la otra, atento y lúcido, habiendo determinado la hora a la que te vas a levantar. Durante el último tercio de la noche, tras levantarte, ya sea caminando de aquí para allá, ya sea cuando estés sentado, limpia la mente de estados obstructivos’.

[7] «Brahmán, cuando el Noble Discípulo mantiene la mente alerta, el Tathagata continúa su educación: ‘Ven, monje, permanece atento y lúcido. Actúa con plena lucidez en todo lo que hagas, ya sea yendo o viniendo… mirando adelante o mirando a tu alrededor… encogiéndote o estirándote… llevando el manto, el cuenco y el manto… comiendo, bebiendo, masticando, saboreando… defecando u orinando… caminando, de pie, sentado, dormido, despierto, hablando o en silencio, actúa con plena lucidez’.

[8] «Brahmán, cuando el Noble Discípulo permanece atento y lúcido, el Tathagata continúa su educación: ‘Ven, monje, instálate en un lugar de residencia aislado, un bosque, el pie de un árbol, una colina, un barranco, una cueva de montaña, un cementerio, una selva, a cielo abierto, en un montón de paja’.

[9] «El Noble Discípulo se instala en un lugar aislado, un bosque… etc. Allí, de vuelta de recolectar la comida que le ofrecen, después de haber comido, se sienta con las piernas cruzadas, pone el cuerpo erguido y enfoca la atención en tomo a la boca.

«Renunciando a la codicia por lo mundano, permanece con una mente libre de codicia, limpiándose la mente de codicia.

«Renunciando al odio y a la malevolencia, permanece con una mente libre de malevolencia, limpiándose la mente de odio y de malevolencia, vive benévolo y compasivo para con todos los seres vivos.

«Renunciando a la pereza y apatía, permanece libre de pereza y apatía, con la mente despejada, lúcido y atento, limpiándose la mente de pereza y apatía.

«Renunciando al desasosiego y a la ansiedad, permanece sereno, con paz interior en la mente, limpiándose la mente de desasosiego y ansiedad.

«Renunciando a la duda, va más allá de la duda, sin confusiones sobre lo que es provechoso, limpiándose la mente de duda.

[10] {76} «Renunciando a estos cinco impedimentos, impurezas de la mente que menoscaban la sabiduría, apartado del deseo de los sentidos, apartado de lo que es perjudicial, alcanza y permanece en la primera abstracción meditativa, en la que hay gozo y felicidad nacidos del apartamiento y va acompañada de ideación y reflexión. Al cesar la ideación y la reflexión, alcanza y permanece en la segunda abstracción meditativa, en la que hay gozo y felicidad: nacidos de la concentración, está libre de ideación y reflexión, y va acompañada de unificación de la mente y serenidad interior.

«Al desvanecerse el gozo, permanece ecuánime, atento y lúcido, experimentando con el cuerpo aquel estado de felicidad que los Nobles llaman: ‘Vivir feliz, atento y ecuánime’, con lo que alcanza y permanece en la tercera abstracción meditativa. Al renunciar al placer, al renunciar al dolor, y previa desaparición de la alegría y la aflicción, alcanza y permanece en la cuarta abstracción meditativa, sin dolor ni placer, completamente purificada por la atención y la ecuanimidad.

[11] «Ésta es, brahmán, mi instrucción para los monjes practicantes que no han logrado todavía la santidad y que permanecen aspirando a la suprema salvación de toda sujeción. Sin embargo, para los monjes de perfecta santidad, que han aniquilado las corrupciones, que han vivido la vida de santidad hecho lo que había por hacer, abandonado la carga, logrado el bien supremo, extirpado las trabas del devenir y se han liberado por el recto conocimiento, esas prácticas conducen en este mismo mundo a una vida feliz, atenta y lúcida.»

[12] Dicho esto, el contable Moggallana preguntó al Bienaventurado: «¿Los discípulos del maestro Gotama al ser aconsejados e instruidos así por él, logran todos la meta definitiva, el Nibbana, o los hay que no la logran?»

«Brahmán, algunos discípulos, al ser aconsejados e instruidos así por mí, logran la meta definitiva, el Nibbana; otros no la logran.»

[13] «Dado que existe el Nibbana, el camino que lleva al Nibbana y también el maestro Gotama que invita a recorrerlo, ¿cuál es la causa, maestro Gotama, cuál es la razón de que algunos discípulos al ser aconsejados e instruidos así por él, logren la meta definitiva, el Nibbana, y otros no?»

[14] {77} «Brahmán, ahora te preguntaré yo, así que respóndeme como te parezca oportuno. ¿Qué te parece, brahmán, conoces bien el camino que lleva a Rajagaha?»

«Sí, maestro, conozco bien el camino que lleva a Rajagaha.»

«¿Qué te parece, brahmán? Imagina que llega un hombre que quiere ir a Rajagaha, se acerca a ti y te dice: ‘Venerable señor, desearía ir a Rajagaha, indíqueme el camino a Rajagaha’. Y entonces tú le dices: ‘Buen hombre, éste es el camino que va a Rajagaha; ve por él un trecho y cuando hayas recorrido un trecho verás una aldea, sigue un poco más y cuando hayas recorrido otro trecho verás un pueblo, sigue aún un poco más y cuando hayas recorrido otro trecho verás Rajagaha con sus maravillosos parques y arboledas, con sus maravillosas praderas y estanques’, y aconsejado e instruido así por ti, éste toma el camino equivocado y se va hacia el oeste. Llega otro que quiere ir a Rajagaha… y éste, aconsejado e instruido así por ti, llega tranquilamente a Rajagaha.

«Ahora bien, brahmán, dado que existe Rajagaha, el camino que lleva a Rajagaha y también tú que invitas a recorrerlo, ¿cuál es la causa, brahmán, cuál es la razón de que un hombre, al ser aconsejado e instruido así por ti, tome el camino equivocado que va hacia el oeste y el otro llegue tranquilamente a Rajagaha?»

«Maestro Gotama, ¿qué puedo hacer yo?, yo sólo soy el que indica el camino.»

«De la misma manera, brahmán, existe el Nibbana, el camino que lleva al Nibbana y también yo, que invito a recorrerlo. Sin embargo, algunos de mis discípulos, al ser aconsejados e instruidos así por mí, logran la meta definitiva, el Nibbana, y otros no. Brahmán, ¿qué puedo hacer yo? Yo sólo soy el que indica el camino.»

[15] {78} Dicho esto, el brahmán Moggallana dijo al Bienaventurado:

«Maestro Gotama, hay hombres sin fe que dan el paso de la vida del hogar a la vida sin hogar para ganarse la vida. Ésos son embaucadores, hipócritas, truhanes, desequilibrados, insolentes, veleidosos, groseros, charlatanes, no vigilan las puertas de sus facultades, desconocen la moderación en el comer, no mantienen sus mentes despiertas, no tienen interés por la vida retirada ni mucho respeto por la práctica, son dados a los excesos y a la laxitud, son los primeros en caer en error y los últimos en retirarse a meditar, son vagos, con poca energía, distraídos, sin lucidez, de mente dispersa y descarriada, de escasa sabiduría, cerrados al aprendizaje. El maestro Gotama no convive con ellos.

«Sin embargo hay hijos de familia con fe que dan el paso de la vida del hogar a la vida sin hogar. Ésos no son embaucadores, hipócritas, truhanes, desequilibrados, insolentes, ve1eidosos, groseros, charlatanes. Ésos vigilan las puertas de sus facultades, conocen la moderación en el comer, mantienen sus mentes despiertas, tienen interés por la vida retirada y mucho respeto por la práctica, no son dados a los excesos ni a la laxitud, son los últimos en caer en error y los primeros en retirarse a meditar, son enérgicos, diligentes, siempre atentos y lúcidos, de mente equilibrada y unificada, sabios, abiertos al aprendizaje. El maestro Gotama convive con ellos.

[16] «Maestro Gotama, de la misma forma que del aroma de la raíz de goma arábiga se dice que es el mejor de los aromas de raíces, del aroma de la madera de sándalo se dice que es el mejor de los aromas de maderas, y del aroma del jazmín se dice que es el mejor de los aromas de las flores, igualmente del consejo del maestro Gotama se dice que es supremo entre las enseñanzas de nuestros tiempos .

[17] «Excelente maestro Gotama, excelente maestro Gotama! En verdad, maestro Gotama, como uno que levanta lo caído, o revela lo oculto, o indica el camino al extraviado, o alza un candil en la oscuridad pensando: ‘los que tengan ojos, que vean’, así es como el Bienaventurado explica la Enseñanza de diversas maneras.

«Yo voy por refugio al maestro Gotama, a la Enseñanza y a la Comunidad de monjes. Ruego al maestro Gotama que de hoy en adelante me considere como un devoto laico venido a él por refugio para toda la vida.»


FUENTE:

SOLÉ-LERIS, Amadeo y Abraham Vélez de Cea (2004) Mjjhima Nikaya: Los sermones medios del Buddha. Versión digital


Revisión y edición: Isidatta

Edición del Bosque Theravada, 2011