Ud 8,6 (18Ud.8.6,76) Pataligamiya Sutta – Discurso con los habitantes de Pataligama

Los cinco males para el hombre inmoral y cinco bienes de la buena conducta. A propósito de la construcción de la ciudad de Pataligama, el Buda enseña sobre la necesidad de honrar a las divinidades.

He aquí lo que yo he oído decir. Cierta vez el bhagavant [1] estaba recorriendo el país de los Magadhas con un grupo numeroso de bhikkhus, llegó a la aldea de Pataligama. Y los upasakas de Pataligama oyeron decir: «El bhagavant, recorriendo el país de los Magadhas con un grupo numeroso de bhikkhus, ha llegado a Pataligama». Y los upasakas de Pataligama se acercaron a donde se encontraba el bhagavant y, habiéndosele acercado, saludando al bhagavant, se sentaron a un lado y, sentados a un lado, los upasakas de Pataligama le dijeron al bhagavant:

«Señor, que el bhagavant acepte nuestra casa como residencia». Y el bhagavant aceptó guardando silencio.

Los upasakas de Pataligama viendo la aceptación del bha­gavant, levantándose de sus asientos, saludando al bhagavant, haciendo el padakkhina [2] , se dirigieron a su casa y una vez allí, arreglando la casa de modo que todo estuviera dispuesto, prepa­rando los asientos, instalando una gran vasija de agua, colgando una lámpara de aceite, se acercaron a donde se encontraba el bhagavant y, habiéndosele acercado, saludando al bhagavant, se pararon a un lado y, parados a un lado, los upasakas de Pataligama dijeron al bhagavant: «Señor, hemos arreglado la casa de modo que todo esté dispuesto, hemos preparado los asientos, instalado una gran vasija de agua y hemos colgado una lámpara de aceite, que el bhagavant actúe como le parezca conveniente».

Y el bhagavant, por la mañana, después de vestirse, to­mando su manto y su escudilla, se dirigió con su grupo de bhikkhus a la casa y una vez allí, habiéndose lavado los pies, entrando en la casa, se sentó contra el pilar del medio, mirando en dirección al este. El grupo de bhikkhus, habiéndose lavado los pies, entrando en la casa, se sentó contra el muro del oeste, mirando en dirección al este, enfrente del bhagavant. Los upasakas de Pataligama, habiéndose lavado los pies, entran­do en la casa, se sentaron contra el muro del este, mirando en dirección al Oeste, enfrente del bhagavant. Y el bhagavant les dijo a los upasakas de Pataligama:

«Existen, oh jefes de familia, estos cinco males para el hombre inmoral por haberse apartado de la disciplina moral. ¿Cuáles son? Oh jefes de familia, en este mundo, el hombre inmoral que se ha apartado de la disciplina moral, sufre una gran pérdida de su fortuna a causa de su negligencia. Éste es el primer mal para el hombre inmoral por haberse apartado de la disciplina moral.

Luego, oh jefes de familia, una mala reputación se esta­blece para el hombre inmoral que se ha apartado de la disciplina moral. Éste es el segundo mal para el hombre inmoral por haberse apartado de la disciplina moral.

Luego, oh jefes de familia, el hombre inmoral que se ha apartado de la disciplina moral, a cualquier grupo al cual se acerque, ya sea de kshatriyas, ya sea de brahmanes, ya sea de jefes de familia, ya sea de samanes, se acerca tímido y con­fuso. Éste es el tercer mal para el hombre inmoral por haberse apartado de la disciplina moral.

Luego, oh jefes de familia, el hombre inmoral que se ha apartado de la disciplina moral muere lleno de inquietudes. Éste es el cuarto mal para el hombre inmoral por haberse apar­tado de la disciplina moral.

Luego, oh jefes de familia, el hombre inmoral que se ha apartado de la disciplina moral, con la destrucción del cuerpo, después de la muerte, renace en un mundo de dolor, en un lugar de sufrimiento, en un dominio de castigo, en un infierno. Éste es el quinto mal para el hombre inmoral por haberse apar­tado de la disciplina moral.

Oh jefes de familia, éstos son los cinco males para el hombre inmoral por haberse apartado de la disciplina moral.

Existen, oh jefes de familia, estos cinco bienes para el hom­bre moral por el cumplimiento de la disciplina moral. ¿Cuáles son? Oh jefes de familia, en este mundo, el hombre moral que cumple la disciplina moral, a causa de su diligencia adquiere un gran cúmulo de fortuna. Éste es el primer bien para el hombre moral por el cumplimiento de la disciplina moral.

Luego, oh jefes de familia, una buena reputación se estable­ce para el hombre moral que cumple la disciplina moral. Éste es el segundo bien para el hombre moral por el cumplimiento de la disciplina moral.

Luego, oh jefes de familia, el hombre moral que cumple la disciplina moral, a cualquier grupo al cual se acerque, ya sea de kshatriyas, ya sea de brahmanes, ya sea de jefes de fami­lia, ya sea de samanes, se acerca seguro y confiado. Éste es el tercer bien para el hombre moral por el cumplimiento de la disciplina moral.

Luego, oh jefes de familia, el hombre moral que cumple la disciplina moral muere libre de inquietudes. Éste es el cuarto bien para el hombre moral por el cumplimiento de la disciplina moral.

Luego, oh jefes de familia, el hombre moral que cumple la disciplina moral, con la destrucción del cuerpo, después de la muerte, renace en un mundo de felicidad, en un cielo. Éste es el quinto bien para el hombre moral por el cumplimiento de la disciplina moral.

Oh jefes de familia, éstos son los cinco bienes para el hom­bre moral por el cumplimiento de la disciplina moral».

Y el bhagavant, habiendo instruido, incitado, entusiasmado, llenado de gozo a los upasakas de Patallgama hasta muy entra­da la noche con una conversación sobre la doctrina, los despi­dió diciéndoles: «Oh, jefes de familia, la noche está avanzada, Haced ahora lo que os parezca conveniente». Y los upasakas de Pataligama contentos y alegres con la palabra del bhagavant, bhagavant, hacien­do el padakkhina, se retiraron. Y el bhagavant, poco después de que partieran los upasakas de Pataligama, entró en el cuarto vacío. levantándose de sus asientos, saludando al

En aquella ocasión Sunidha y Vassakara, Grandes Ministros de Magadha, construían una ciudad en la aldea de Pataligama, para contener a los Vajjis. Y en aquella ocasión también nu­merosas divinidades, por millares, ocuparon lugares de Pataligama. Las divinidades de gran poder inclinan las mentes de los reyes de gran poder y de sus Grandes Ministros para que cons­truyan sus residencias ahí donde ellas han ocupado lugares. Las divinidades medianas inclinan las mentes de los reyes medianos y de sus Grandes Ministros para que construyan sus residencias ahí donde ellas han ocupado lugares. Las divinidades pequeñas inclinan las mentes de los reyes pequeños y de sus Grandes Ministros para que construyan sus residencias ahí donde ellas han ocupado lugares.

Y el bhagavant vio con su ojo divino, puro, sobrehumano, a aquellas divinidades, por millares, ocupando lugares de Pata­ligama. Las divinidades de gran poder inclinan las mentes de los reyes de gran poder y de sus Grandes Ministros para que construyan sus residencias ahí donde ellas han ocupado lugares. Las divinidades medianas inclinan las mentes de los reyes me­dianos y de sus Grandes Ministros para que construyan sus resi­dencias ahí donde ellas han ocupado lugares. Las divinidades pequeñas inclinan las mentes de los reyes pequeños y de sus Grandes Ministros para que construyan sus residencias ahí don­de ellas han ocupado lugares.

Y el bhagavant, levantándose de su asiento, en el amane­cer de aquella noche, le dijo al venerable Ananda:

«Ananda, ¿quiénes están construyendo una ciudad en la al­dea de Pataligama?».

«Señor, Sunadha y Vassakara, Grandes Ministros de Maga­dha, están construyendo una ciudad en la aldea de Pataligama, para contener a los Vajjis».

«Oh, Ananda, como si hubieran consultado con los Treinta y Tres dioses, así Sunidha y Vassakara, Grandes Ministros de Magadha, están construyendo una ciudad en la aldea de Pâataligama, para contener a los Vajjis. Y aquí, oh Ananda, yo he visto con mi ojo divino, puro, sobrehumano, a numerosas di­vinidades, por millares, ocupando lugares de Pataligama. Las divinidades de gran poder inclinan las mentes de los reyes de gran poder y de sus Grandes Ministros para que construyan sus residencias ahí donde ellas han ocupado lugares. Las divi­nidades medianas inclinan las mentes de los reyes medianos y de sus Grandes Ministros para que construyan sus residencias ahí donde ellas han ocupado lugares. Las divinidades pequeñas inclinan las mentes de los reyes pequeños y de sus Grandes Ministros para que construyan sus residencias ahí donde ellas han ocupado lugares. Oh Ananda, en lo que se refiere al do­minio ario, en lo que se refiere al comercio, ésta será la mejor ciudad, Pataliputra, emporio de mercaderías. Pero, oh Anan­da, tres peligros habrá para Pataliputra: originados en el fuego, en el agua, en la ruptura de alianzas».

Sunidha y Vassakara, Grandes Ministros de Magadha, se acercaron a donde se encontraba el bhagavant y, habiéndosele acercado, se saludaron amistosamente con el bhagavant y, des­pués de un intercambio de palabras cordiales y corteses, se pa­raron a un lado. Parados a un lado, Sunidha y Vassakara, Gran­des Ministros de Magadha, le dijeron al bhagavant: «Que el señor Gotama acepte comer hoy con nosotros en compañía de su grupo de bhikkhus». Y el bhagavant aceptó guardando silen­cio.

Y Sunidha y Vassakara, Grandes Ministros de Magadha, viendo que el bhagavant aceptaba, se dirigieron a su propia casa y una vez ahí, habiendo hecho preparar en su propia casa deli­cioso alimento sólido y alimento líquido, le anunciaron al bha­ gavant que ya era hora, diciéndole: «Señor Gotama, ya es hora, la comida está lista».

Y el bhagavant, por la mañana, después de vestirse, toman­do su manto y su escudilla, con su grupo de bhikkhus se diri­gió a la casa de Sunidha y Vassakara, Grandes Ministros de Magadha, y una vez ahí, se sentó en el asiento preparado para él. Sunidha y Vassakara, personalmente, halagaron y atendie­ron a aquel grupo de bhikkhus con el bhagavant a la cabeza, con delicioso alimento sólido y alimento líquido.

Y Sunidha y Vassakara, Grandes Ministros de Magadha, después de ver que el bhagavant había comido y que había retirado su mano de la escudilla, tomando un asiento bajo, se sentaron a un lado. Y el bhagavant a Sunidha y Vassakara, Grandes Ministros de Magadha, que estaban sentados a un lado, les agradeció con estos versos:

Dondequiera que el hombre sabio construya su casa,

dando de comer a los buenos, a los auto controlados,

a los que llevan una vida religiosa,

presente ofrendas a las divinidades que ahí residan.

Ellas, honradas, lo honrarán,

Veneradas, lo venerarán.

Sentirán compasión por él,

como una madre por su propio hijo.

El hombre a quien las divinidades compadecen,

siempre encuentra la felicidad.

Y el bhagavant, habiendo agradecido a Sunidha y Vassakara, Grandes Ministros de Magadha, con estos versos, levantándose de su asiento, se fue.

En aquella ocasión Sunidha y Vassakara, Grandes Minis­tros de Magadha, seguían paso a paso al bhagavant pensando:

«La puerta por donde hoy el samán Gotama saldrá, se llamará la puerta de Gotama, el vado por donde cruzará el río Ganges, se llamará el vado de Gotama».

Y así, la puerta por donde el bhagavant salió, se llamó la Puerta de Gotama. Y el bhagavant se dirigió al río Ganges. En aquella ocasión el río Ganges estaba crecido, lleno hasta el borde, de tal manera que un cuervo podía beber fácilmente sus aguas. Algunos hombres buscaban una barca, otros busca­ban una balsa de troncos, otros construían una balsa de cañas, deseosos de ir a la otra orilla. Y, con la misma rapidez con que un hombre fuerte extendería el brazo que tiene encogido o enco­gería el brazo que tiene extendido, el bhagavant desapareció de esta orilla del río Ganges y apareció en la otra orilla con su grupo de bhikkhus.

Y el bhagavant vio a aquellos hombres, algunos de los cua­les buscaban una barca, otros una balsa con troncos, otros cons­truían una balsa de cañas, deseosos de ir a la otra orilla.

El bhagavant, comprendiendo el sentido, dijo en aquella ocasión este udana [3]:

Aquellos que cruzan el océano

haciendo un puente,

dejando atrás los pantanos-

pues el hombre construye su balsa-

los hombres sabios lo han atravesado.


NOTAS DEL BT:

[1] Se refiere al Bienaventurado, el Buda.

[2] Una forma respetuosa de retirarse consistente en mantener la persona, al que se quiere manifestar respeto, siempre a su mano derecha.

[3] Una exclamación gozosa o emotiva.


FUENTE:

“Udana: La palabra de Buda”, traducción del pali de F. Tola y C. Dragonetti. http://www.oshogulaab.com/BUDA/TEXTOS/LISTADOLIBBUDA.htm

“Pathamanibbanapatisamyutta” en World Tipitaka Editions http://studies.worldtipitaka.org/tipitaka/18Ud/7/8.2 (05/12/2008)

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