Atención consciente y clara comprensión

Entonces, el Bienaventurado se dirigió a los monjes de esta manera: “Monjes, el monje debería permanecer conscientemente atento y con una clara comprensión. Esta es mi exhortación a vosotros.

“¿Y cómo, monjes, el monje permanece conscientemente atento? He aquí, cuando el monje permanece contemplando el cuerpo como un cuerpo, diligentemente, claramente consciente, atento, habiendo dejado atrás el deseo y la pena concernientes al mundo. El monje permanece también contemplando las sensaciones como unas sensaciones, diligentemente, claramente consciente, atento, habiendo dejado atrás el deseo y la pena concernientes al mundo. El monje permanece también contemplando la mente como una mente, diligentemente, claramente consciente, atento, habiendo dejado atrás el deseo y la pena concernientes al mundo. El monje permanece también contemplando los objetos mentales como unos objetos mentales, diligentemente, claramente consciente, atento, habiendo dejado atrás el deseo y la pena concernientes al mundo. Así es como el monje permanece conscientemente atento.

“¿Y cómo, monjes, el monje permanece con una clara comprensión? He aquí, cuando el monje va hacia delante o hacia atrás, está consciente de lo que está haciendo; cuando dobla o va derecho, está consciente de lo que está haciendo; cuando viste su ropa interior o exterior y toma el tazón, está consciente de lo que está haciendo; cuando come y bebe, mastica y saborea, orina y defeca, está consciente de lo que está haciendo. Caminando, parado, sentado o acostado, está consciente de lo que está haciendo. Yendo a dormir o permaneciendo despierto, hablando o permaneciendo en silencio, está consciente de lo que está haciendo. Así es como el monje permanece con una clara comprensión.

“Monjes, el monje debería permanecer conscientemente atento y con una clara comprensión. Esta es mi exhortación a vosotros.”