Kayanupassana: Contemplación del cuerpo

Del artículo Propuesta de retiro de meditación de noventa días, por Anton Baron. Día 60 al 75. Kayanupassana: Contemplación del cuerpo.

Por Anton Baron

Día 60: InstruccionesDía 61: Samatha vs. Vipassana Día 62: Observando áreas pequeñasDía 63: Siendo consciente de una sola sensación a la vezDía 64: El cuerpoDía 65: La respiraciónDía 66: La verdadera RealidadDía 67: Más sobre la Realidad verdaderaDía 68: La mente o el corazónDía 69: Más sobre la mente o el corazónDía 70: Venciendo a uno mismoDía 71: Vipassana : ver de cerca la impermanencia de los fenómenos (anicca )Día 72: Más sobre anicca Día 73: ¿Dónde y cuándo meditar?Día 74: Más sobre meditaciónDía 75: Sobre las convencionesBibliografía


anton1Si el meditador sigue el plan del «Retiro de 90 días» entonces, hasta este momento ha practicado las diferentes técnicas de meditación, cuyo principal propósita era el de cultivar la cualidad mental de la tranquilidad, calma y concentración, conocida en nombre pali como samatha . A partir de ahora va incursionar en el segundo tipo de meditación, cuyo objetivo es desarrollar otra cualidad mental, llamada vipassana .

La palabra vipassana puede traducirse como “conocimiento perspicaz” (insightanicca, dukkha y anatta, respectivamente en pali). El objetivo de esta meditación es que el meditador llegue a experimentar directamente estas tres características de los fenómenos, sin mediación conceptual o intelectual, ya que se trata de perseguir un conocimiento holístico, producto de la observación directa, perspicaz y profunda de los fenómenos. Una especie de percepción intuitiva y directa sobre la realidad, más específicamente sobre su naturaleza impermanente, insatisfactoria y carente de esencias.

En realidad, ambas cualidades mentales se desarrollan en conjunto, solamente que algunas de ellas enfatizan más una que otra cualidad. En la presente sección nos ocuparemos de una de las técnicas que desarrolla vipassana conocida como kayanupassana , o sea, “la contemplación menguante o decreciente” traducida también, a veces, como “contemplación de la disolución” o simplemente “la contemplación del cuerpo”. Si bien, este último nombre parece más simple, puede que no refleje exactamente la idea que encierra kayanupassana en el lenguaje pali. Resulta que cuando nosotros pensamos en nuestro cuerpo, imaginamos una entidad firme y fija, mientras que, a través de esta técnica de meditación, queremos empezar a observarlo como algo impermanente y sujeto a continuos cambios.

Esta práctica consiste en trabajar con las sensaciones físicas presentes en el cuerpo y, en segundo lugar, con los sentimientos que de ellos derivan. Simplemente, el ejercicio nos invita a “repasar” sistemáticamente todas las partes del cuerpo para observar las sensaciones que se producen en él y advertir sus características.

El punto de partida para la práctica de kayanupassana es la concentración que se trabaja mediante las técnicas que desarrollan samatha . La diferencia consiste en que, esta vez, el meditador no va a permanecer en un solo punto durante toda la sesión, sino que va a usar la habilidad de concentración que ha adquirido, para estar alerta a toda clase de sensaciones que puedan aparecer en diferentes partes de su cuerpo.

Esta técnica está focalizada en la experiencia directa de anicca (impermanencia) –hasta se podría decir que el mismo objeto de meditación es, en este caso, impermanente. Tratamos de llegar a tener esta experiencia a través de una mirada profunda, organizada y metódica sobre la naturaleza de las sensaciones que llegan a nuestro cuerpo. Esto demanda de un grado relativamente profundo de concentración, por lo cual, aunque estos ejercicios son mucho más dinámicos que los que estudiamos anteriormente, los mismos no son recomendables para las personas que no recorrieron todavía las técnicas anteriores.

Las sensaciones que vamos a experimentar pueden ser muy variadas: algunas placenteras, otras desagradables y otras neutras. Nuestra tarea consiste simplemente en observar las mismas con ecuanimidad: ver cómo llegan, cómo perduran un tiempo y cómo desaparecen. Cualquier sensación que aparezca se convierte automáticamente en objeto de nuestra meditación. No debemos tratar de buscar o mantener las sensaciones placenteras y rechazar las desagradables, más bien convenimos solamente en observar sus características y, eventualmente, notar también los mismos sentimientos que dichas sensaciones producen o a los cuales se asocian.

Con el tiempo y con el esfuerzo de la práctica constante, vamos a poder llegar a ser concsientes de las sensaciones cada vez más sutiles, con lo cual vamos a descubrir directamente la realidad de nuestro cuerpo, que siempre es pura dinámica y movimiento. Por el momento, sabemos teóricamente que nuestro cuerpo se compone de átomos que están en continuo movimiento y cuyos electrones giran alrededor de sus núcleos con una velocidad exorbitante, y que miles de millones de células nacen y mueren cada día a lo largo de nuestra vida, de lo que se trata ahora es, percibir esta naturaleza esencialmente cambiante y dinámica de nuestros cuerpos de manera directa y experimental.

 

Día 60: Instrucciones

Esta técnica se originó en Birmania, mediante el servicio del conocido maestro de meditación que allá llamana «meditación vipassana», Sayagyi U Ba Khin (1899-1971), quien, a parte de su país natal, fundó numerosos centros de meditación en Australia, Austria, Inglaterra y Estados Unidos.

Mediante esta técnica vamos a trabajar sistemáticamente todo nuestro cuerpo desde la cabeza hasta los pies. Debemos procurar ser diligentes y equitativos en la observación de cada una de las partes. Por otro lado, debemos evitar de controlar las experiencias que irán apareciendo, simplemente nos limitamos a notar las sensaciones que se producen, notando su impermanencia.

Si en algún lugar de su cuerpo Usted no percibe absolutamente ninguna sensación, trate de prestar a esta parte una atención más profunda y percibir cualquier cosa que ahí se encuentra: el aire, la piel, dolor o alivio del dolor, adormecimiento, picazón, vibración, etc. Si no encuentra nada, simplemente note la falta de sensación y pase a la otra parte del cuerpo.

Trate de mantener la misma postura a lo largo de toda la sesión. Si necesariamente requiere del algún cambio de posición, hágalo de manera consciente y evite que estos cambios sean demasiado frecuentes.

Cuando Usted esté concentrado en encontrar las sensaciones en una determinada parte del cuerpo y empiece a notar otra sensación en algún otro miembro, trate esta segunda sensación como simple distracción y vuelva gentilmente a su propio objeto de meditación.

Siéntese en su habitual posición de meditación con la espalda bien recta, tratando de lograr una máxima estabilidad de su cuerpo que le ayude a mantenerse máximamente atento.

Cierre gentilmente sus ojos y, por un espacio de aproximadamente 5 a 10 minutos, concéntrese en la meditación sobre la respiración (anapanasati ). Trabaje sólo la última sección de la misma, en la cual nos concentramos en un solo punto: el de la entrada y la salida del aire.

En un momento dado, deje de concentrarse en la respiración pero permanezca focalizado en esta misma área de la nariz:

– ¿puede detectar alguna otra sensación en el área de los orificios nasales?

– ¿qué característica tiene esta sensación? ¿es impermanente?

– ¿hay sensación de picazón, de calor o de cosquilleo?

– ¿es esta sensación estable o fluctuante?

– ¿está todavía o ya ha desaparecido?

– ¿hay alguna otra cosa presente en esta área que Usted no ha percibido antes?

– ¿qué sentimiento le produce esto: placentero, desagradable, neutro?

Ahora empezaremos a repasar todo el cuerpo en búsqueda de sensaciones: no trate de crearlas, simplemente encuéntrelas, sean ellas fuertes o sutiles. Acuérdese de observar también su reacción a dichas sensaciones.

Vamos a movernos razonablemente rápido de una parte del cuerpo a otra, centrándonos en las áreas pequeñas del cuerpo, cuya superficie sería de unos cuantos centímetros cuadrados. “Observe” las sensaciones muy de cerca y, una vez percibidas, abandónelas y pase a otra parte del cuerpo sin deseos de permanecer con las sensaciones agradables ni evitar las que no lo son.

Siga toda la secuencia completa con los detalles que vienen a continuación. Una vez “repasado” todo el cuerpo, vuelva a la misma secuencia y repítala tantas veces pueda durante el periodo que destinó para la meditación. Preste toda su atención a cada parte del cuerpo y note en ella la impermanencia.

La cabeza:

– la coronilla…

– la frente…

– la oreja derecha…

– la parte trasera de la cabeza…

– la oreja izquierda…

– la parte trasera del cuello (la nuca)…

El brazo izquierdo:

– el hombro izquierdo…

– la parte alta del brazo izquierdo…

– el codo izquierdo…

– la parte baja del brazo izquierdo…

– la muñeca izquierda…

– la palma de la mano izquierda…

– los dedos de la mano izquierda…

El brazo derecho:

– los dedos de la mano derecha…

– la palma de la mano derecha…

– la muñeca derecha…

– la parte baja del brazo derecho…

– el codo derecho…

– la parte alta del brazo derecho…

– el hombro derecho…

El torso:

– la parte frontal del cuello (pescuezo)…

– el área del pecho…

– el abdomen…

– el área pélvica…

La pierna izquierda:

– el muslo izquierdo…

– la rodilla izquierda…

– la espinilla izquierda…

– el tobillo izquierdo…

– el empeine del pie izquierdo…

– la planta del pie izquierdo…

– los dedos del pie izquierdo…

La pierna derecha

– los dedos del pie derecho…

– la planta del pie derecho…

– el empeine del pie derecho…

– el tobillo derecho…

– la espinilla derecha…

– la rodilla derecha…

– el muslo derecho…

La espalda:

– las nalgas…

– el área de los riñones…

– la espina dorsal…

– el área trasera del hombro derecho…

– el área trasera del hombro izquierdo…

– la nuca…

– la coronilla…

Repita la misma secuencia. Mantenga un constante movimiento hacia arriba y abajo, sólo deteniéndose para constatar la presencia o cese de las sensaciones. No espere tener ninguna sensación en particular, no se anticipe a lo que pueda sentir.

Después de haber practicado esta técnica por un espacio de, aproximadamente treinta minutos, dedique unos instantes para terminar la sesión practicando una de las “divinas moradas” (brahmavihara ), por ejemplo, metta o karuna . De esta manera, sus sesiones de meditación llegarán a durar ahora unos 50 minutos.

 

Día 61: Samatha vs. Vipassana

En las anteriores técnicas de meditación, orientadas al desarrollo de samatha (desarrollo de la tranquilidad o concentración), la regla general consistía en que cualquier distracción que arribara a nuestra mente tratábamos de reconocer y, gentilmente, volver nuestra atención de ella a nuestro punto fijo de meditación. Trabajando de esta manera, procurábamos lograr la clama mental, la concentración y la tranquilidad. Con disciplina, nos entrenábamos en poder mantener nuestra atención fija, focalizada en un determinado y particular objeto, a pesar de los extravíos y desvíos que tuvimos.

Al iniciar esta primera técnica que procura desarrollar vipassana , nos hemos dado cuenta que la estrategia, en este caso, es algo diferente. Sin embargo, para que la misma sea eficaz, el meditador requiere de una pequeña dosis de la habilidad de concentración y disciplina. Es por eso, que dedicamos tanto tiempo para la práctica de las técnicas anteriores, las cuales, a parte de constituirse en una condición sine qua non para la práctica de estas nuevas, también nos son útiles en las diferentes circunstancias de la vida, en las cuales la capacidad de concentración y tranquilidad muchas veces es inapreciable.

En estas ténicas para el desarrollo de vipassana no tenemos un objeto fijo al cual retornar, una vez que nos hayamos apartado del objeto de meditación. En cierto sentido, los sucesivos “apartamientos” se constituyen en sí mismo en el objeto, siempre cambiante, de meditación. Quizá para alguien, esto signifique que no haya diferencia entre practicar kayanupassana y el “soñar despierto”, a lo que estábamos acostumbrados hacer antes todos los días. Sin embargo, esta diferencia existe y es fundamental: durante este tipo meditación. todas estas sensaciones, pensamientos y emociones transcurren bajo la cuidadosa y meticulosa lupa del poder de nuestra concentración, lo que no ocurría cuando nos sumergíamos en los recuerdos o proyectábamos en nuestra mente las películas de algún encantador futuro evento imaginario. Por eso es tan importante dedicar a cada parte del cuerpo el mismo grado de atención que aprendimos a dedicar a nuestra respiración mediante anapanasati.

Día 62: Observando áreas pequeñas

En cada una de las partes del cuerpo que se indican en las instrucciones de esta técnica, deberíamos poder concentrarnos en un área relativamente pequeña, cuya superficie no fuera mayor que una moneda. Trataremos de observarla de manera más minuciosa posible: ¿Hallamos ahí alguna sensación o, quizá varias sensaciones? La sensación en cuestión no tiene que es algo fascinante o especial, simplemente notamos cualquier cosa que aparezca u ocurra. Alguna sensación opaca y sin brillo es, para nosotros, igualmente importante que algo dinámico e interesante. Si encontramos alguna sensación, analicemos sus características: ¿Es algo sólido y fijo o, más bien, algo fluctuante y cambiante? ¿Es frío o caliente? ¿Cómo reacciona Usted a dicha sensación: le es agradable, penosa o neutra? Con el tiempo llegaremos a ser hábiles de percibir una abundancia de sensaciones en una superficie muy reducida. Las sensaciones van a ser cada vez más refinadas a medida que esta técnica se volverá más familiar para nosotros.

La técnica de kayanupassana podría ser descrita como “mirar las sensaciones cotidianas bajo un poderoso microscopio”. A parte de estas sesiones formales de meditación, podríamos tratar de aplicar nuestro “microscopio” a algunas otras actividades cotidianas: mirarlas de manera más profunda, notar los cambios que ocurren, ser testigos de nuestras propias reacciones a dichos cambios…

Día 63: Siendo consciente de una sola sensación a la vez

A veces, durante la práctica de este tipo de técnicas, tenemos la impresión de permanecer conscientes a dos o varias cosas al mismo tiempo, pero lo que realmente ocurre es que combinamos en la memoria dos eventos distintos. La mente alternadamente focaliza su atención a dos eventos diferentes de manera muy rápida, lo que produce la ilusión de esta “doble conciencia”. Sin embargo, a medida que desarrollemos nuestro entrenamiento referente a la concentración en un solo objeto, percibiremos que lo que pensábamos que era una conciencia simultánea, en realidad no existe.

Es muy importante recordar que nuestra atención no debe dividirse y debe estar puesta siempre en un solo objeto, aunque el mismo, como es en este caso, permanezca en la conciencia sólo por unos breves instantes.

Como sucede con todas las demás técnicas, también con ésta, debemos familiarizarnos mediante la práctica. Debemos darnos tiempo para poder desarrollar la precisión de concentrarnos en las sensaciones y emociones que nos llegan y pasan. Sería bueno recordar y practicar a la vez, la cuarta sección de la técnica anapanasati , en la cual aprendimos enfocar nuestra atención a un objeto de atención tan fino y diminuto que es el punto en el cual el aire toca nuestras narices. Necesitamos llevar esta misma precisión y exactitud, para poder percibir a cada uno de los fenómenos que aparece durante la práctica de esta yñecnica. Esto es un poco más difícil, pero con persistencia y determinación, nos será cada vez más fácil ir poniendo nuestra entera atención a cada uno de estos individuales componentes de la corriente de apariciones, cambios y cesaciones.

Día 64: El cuerpo

Si nuestro cuerpo pudiera hablar, nos diría constantemente: “No eres mi dueño”. De hecho, el cuerpo nos está diciendo esto, solamente que a través del lenguaje de la Verdad , de modo que no sabemos interpretarlo.

* * *

Los fenómenos y las sensaciones [que se suceden dentro de nuestro cuerpo] no nos pertenecen. Siguen su propio y natural curso. No podemos hacer nada para cambiar el modo de la existencia de nuestro cuerpo. Podemos adornarlo un poco, podemos hacerlo un poco más atractivo y más limpio por un instante, así como lo hacen las chicas jóvenes que pintan sus labios y dejan crecer largas uñas, más cuando llega la vejez, todos corren la misma suerte. El cuerpo existe de esta manera y nada podemos hacer para cambiarla. Sin embargo, aquello de que podemos mejorar y embellecer, es sólo nuestra mente.

* * *

Si nuestro cuerpo realmente nos perteneciera, tendría que obedecer nuestros mandatos. Si decimos: “¡Deja de envejecer!” o “¡Te prohíbo enfermarte!”, ¿nos va a escuchar? ¡Por supuesto que no! Así no funcionan las cosas. Nosotros solamente alquilamos esta “casa”, pero no somos sus propietarios. Si creemos que el cuerpo realmente nos pertenece, entonces sufrimos cuando tenemos que abandonarlo. Sin embargo, no existe nada en nosotros que se parezca a alguna especie del “yo inmutable”, algo fijo e inamovible, algo a que aferrarse. (Ajaan Chah, 1994: 7-8).

Día 65: La respiración

Existen personas que nacen y mueren y que ni una sola vez fueron conscientes del aire que continuamente llegaba y salía de ellos: ¡Tan lejos vivían de sí mismos!

* * *

El tiempo es nuestra presente respiración.

* * *

Dices que eres demasiado ocupado para meditar. Sin embargo, ¿tienes tiempo para respirar? La meditación es tu respiración. ¿Cómo es posible que tienes tiempo para respirar y no lo tienes para meditar? La respiración es algo esencial para la vida de uno. Cuando ves que la práctica de la Verdad también es esencial para tu vida, entonces sientes que la meditación es igualmente importante para ti que la respiración. (Ajahn Chah, 1994: 9).

Día 66: La verdadera Realidad

¿Cómo la Realidad nos enseña sobre la correcta forma de vivir? Nos muestra cómo hay que hacerlo. Lo hace de diferentes maneras: los montes, los bosques o lo que está justo delante de ti. Es la enseñanza que no puede ser encerrada en palabras. Así que calma tu mente, silencia tu corazón y aprende a observar. Toda la Verdad se te revelará aquí y ahora. ¿En qué otro lugar y en qué otro momento quieres verla?

* * *

La Verdad tiene que ser encontrada mediante la mirada en el propio corazón de uno, mediante la observación de aquello que es verdadero y aquello que no lo es; aquello que es equilibrado y ecuánime y aquello que no.

* * *

Hay una sola verdadera magia: la magia de la Realidad. Toda otra clase de magia es pura ilusión, como el truco del mago con los naipes. Lo único que hace es distraernos del verdadero juego: de nuestra relación con la vida, del nacimiento, de la muerte, de la libertad. (Ajahn Chah, 1994: 10-11).

Día 67: Más sobre la Realidad verdadera

Es difícil encontrar la gente que escuche la Realidad, que se acuerde de ella y la practique, gente que alcanza la Realidad y la conoce.

* * *

Todo es Verdad, si estamos atentos. Cuando vemos a los animales, escapándose del peligro, entonces vemos que son iguales a nosotros: Quieren escapar del sufrimiento y corren hacia la felicidad. Tienen miedo. Temen por sus vidas al igual que nosotros. Cuando miramos de acuerdo a la Verdad, percibimos que los animales y los seres humanos no son diferentes. Todos somos compañeros frente al nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte.

* * *

La Verdad no está muy lejos. Está justo detrás de nosotros. La Verdad no se refiere a los ángeles en el cielo o a algo parecido. Se refiere, simplemente a nosotros, a esto que estamos haciendo en este preciso momento. Obsérvate a ti mismo. A veces aparece la felicidad, a veces el sufrimiento; a veces te sientes reconfortado, otras veces dolorido y desanimado: esto es la Verdad. ¿La ves? Para conocer la Verdad tienes que aprender a leer tus propias experiencias. (Ajahn Chah, 1994: 11-12).

Día 68: La mente o el corazón

Solamente hay un solo libro que vale la pena leer: el corazón.

* * *

Si tu corazón es feliz, entonces eres feliz dondequiera que vayas, en cualquier lugar que estés. Cuando despierta en ti la sabiduría, entonces ves la Verdad dondequiera que mires. La Verdad está ahí. Es como aprender a leer: una vez que lo aprendiste, puedes leer dondequiera que vayas, dondequiera que estés.

* * *

Observa tu mente. Alguien que carga las cosas, piensa que haciendo eso se convierte en el poseedor de ellas, pero solo aquel que los observa atentamente, percibe su peso. Arroja las cosas, las deja y encuentra la ligereza.

* * *

¿De dónde viene la lluvia? De todos estos sucios líquidos que evaporan de la tierra, como la orina o el agua que derramas después de haberse lavado los pies. ¿No es esto maravilloso que el cielo recoge esta agua sucia y la transforma en limpia? Tu mente puede hacer algo similar, si se lo permites. (Ajahn Chah, 1994: 13-14).

 

Día 69: Más sobre la mente o el corazón

La mente es silenciosa y tranquila en su naturaleza. Está más allá de su silencio donde nace el desorden y la ansiedad. Pero cuando miras este desorden y lo reconoces, entonces, tu corazón vuelve a estar tranquilo y quieto.

* * *

Cuando la luz no está apagada, no es fácil percibir las viejas telarañas en las esquinas de tu habitación. Pero cuando prendes la luz, entonces puedes verlas claramente y puedes eliminarlas. Cuando tu mente está iluminada, puedes claramente ver tu ignorancia y eliminarla.

* * *

El fortalecimiento de la mente no ocurre, como en el caso del cuerpo, cuando la ponemos en movimiento. Por el contrario, esto sucede cuando paramos la mente, cuando la inclinamos al descanso. (Ajahn Chah, 1994: 15-16).

 

Día 70: Venciendo a uno mismo

Las personas pueden cometer cualquier cantidad de malas acciones, solamente porque no se miran a ellas mismas. No ven su propia mente. Cuando estas personas piensan hacer algo indebido, miran alrededor para asegurarse que nadie les esté observando. “¿Será que mi mamá me ve? ¿Mi marido me ve? ¿Los niños me ven? ¿La esposa me ve?”. Cuando nadie les ve, entonces lo hacen. Esto es como insultarse a sí mismo. Dicen que nadie les ve, entonces rápidamente terminan su cometido, antes que alguien les descubra. Pero, ¿y qué pasa con ellos mismos? ¿No son “alguien” que mira?

* * *

Existen aquellos que batallan con su ignorancia y la vencen. Esta es una lucha interior. Otros, los que luchan de manera externa, lanzan las bombas y disparan las armas. Vencen y son vencidos. Someter a los demás, es el camino del mundo. En la práctica de la Verdad, no necesitamos luchar con los demás, en vez de esto tenemos que vencer nuestra propia mente, pacientemente haciendo frente a todos nuestros estados de ánimo. (Ajahn Chah, 1994: 16:17).

Día 71: Vipassana : ver de cerca la impermanencia de los fenómenos (anicca)

Los fenómenos existen gracias al cambio. No puedes cambiar esta situación. Piensa solamente si ¿podrías expirar sin aspirar?¿Te sentirías bien, haciéndolo? ¿O sabrías solamente aspirar? Nosotros queremos que las cosas permanezcan fijas, pero ellas no son así. Esto es imposible.

* * *

Cuando entiendes que todos los fenómenos son impermanenetes, entonces todos tus pensamientos se disipan de a poco y no necesitas pensar demasiado. Cuando nace algún pensamiento, todo lo que necesitas es constatar: “Oh, un pensamiento más”. Sólo esto.

* * *

En ciertas ocasiones estaba visitando los viejos monasterios con los antiguos templos, algunos de los cuales, llegaron a la ruina. Uno de mis amigos constató: “¡Es una vergüenza! ¿No es cierto? ¡Están arruinados!” Le respondí: “Si no estuvieran arruinados, nunca existiría un personaje como Buda, no habría Verdad ni Realidad. Están en ruinas porque están en perfecta concordancia con la enseñanza de la Verdad”. (Ajahn Chah, 1994: 18:19).

Día 72: Más sobre anicca

Todas las sensaciones y los fenómenos circulan por el camino que les es natural y propio. Si no reímos o lloramos sobre ellos, ellos simplemente siguen su rumbo. Y no existe el conocimiento científico alguno capaz de revertir este natural desarrollo de las cosas. El dentista puede cuidar de tu dentadura pero, aún si te arregla algunos dientes, los mismos igualmente alguna vez tendrán que rendirse a su naturaleza. A fin de cuentas, hasta el dentista tiene el mismo problema. Todo al final se descompone.

* * *

¿Qué podríamos considerar seguro? ¡Nada! No hay nada, a parte de los sentimientos. El sufrimiento nace, perdura , luego, desaparece. Entonces, la alegría ocupa el lugar del sufrimiento, eso es todo. A parte de esto, no hay nada. Solamente que nosotros somos unas personas perdidas, que corren y continuamente se lanzan a las emociones. Los sentimientos no son perennes sino cambiantes. (Ajahn Chah, 1994: 19-20).

Día 73: ¿Dónde y cuándo meditar?

Siempre he buscado un lugar correcto para meditar. No comprendía que este lugar ya estaba dentro de mi corazón. Toda la meditación ya está en tu interior. El nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte, ya están en ti. Viajaba tanto, que casi caí muerto de inanición. Solamente entonces, cuando paré, encontré dentro de mí aquello que estaba buscando.

* * *

Sin la meditación eres ciego y sordo. No es fácil ver la Verdad. Tienes que meditar para ver aquello que no estabas viendo. ¿Puede uno nacer maestro? No, primero hay que estudiar para poder llegar a serlo. El limón es ácido para ti, solamente porque alguna vez lo probaste.

* * *

Desde el comienzo estás apurado: te aceleras cuando vas adelante, te aceleras cuando vuelves atrás, te aceleras cuando paras. Vas a practicar de esta manera hasta que alcances un estado, en el cual yendo hacia delante, no avanzarás ni siquiera un poco, volviendo hacia atrás, no retrocederás nada y estando parado, no vas a estar inmóvil. Este es el fin: No hay paradas, no hay adelantos ni retrocesos. Es el fin. Solamente entonces descubrirás que no hay realmente nada. (Ajahn Chah, 1994: 24-28) .

Día 74: Más sobre meditación

Acuérdate que meditas no para “recibir” sino para “liberarte” de los fenómenos. No hacemos esto agarrando sino soltando. Si “quieres” algo, entonces no lo vas a hallar. Meditamos para aprender cómo soltar las cosas y no cómo aferrarnos a aquellas que ya tenemos. El despertar o la iluminación aparece cuando dejas de desear.

* * *

Nuestra vida es tan sólo un conjunto de elementos. Utilizamos las convenciones para describir los fenómenos, pero también, otorgamos a dichas convenciones un gran valor y hasta las tomamos como si fueran la realidad. Por ejemplo, ponemos nombres a las personas y a las cosas. Podríamos retroceder al tiempo en el que se fijaron dichos nombres y llamar al hombre “mujer” y a la mujer “hombre”; ¿podría haber alguna diferencia? Sin embargo, nosotros ponemos mucha importancia en los nombres y en los conceptos, de ahí que tenemos la guerra de los sexos y otras tantas guerras. Nosotros meditamos para terminar con todo esto. Solamente de esta manera podremos llegar a un estado incondicional, un estado de paz y no a un estado de guerra. (Ajahn Chah, 1994: 24-28).

Día 75: Sobre las convenciones

El místico regresó del desierto. “Cuéntanos” le dijeron con avidez, “¿cómo es Dios?”.

Pero, ¿cómo podría él expresar con palabras lo que había experimentado en lo más profundo de su corazón? ¿Acaso se puede expresar la Verdad con palabras?

Al fin les confió una fórmula –inexacta, eso sí, e insuficiente-, en la esperanza de que alguno de ellos pudiera, a través de ella, sentir la tentación de experimentar por sí mismo lo que él había experimentado.

Ellos aprendieron la fórmula y la convirtieron en un texto sagrado. Y se la impusieron a todos como si se tratara de un dogma. Incluso se tomaron el esfuerzo de difundirla en países extranjeros. Y algunos llegaron a dar su vida por ella.

Y el místico quedó triste. Tal vez habría sido mejor que no hubiera dicho nada. (De Mello, 1982: 46).

 


BIBLIOGRAFÍA

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Edición de Bosque Theravada © 2008

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Actualizado 05 de julio de 2009 (Isi)