Parte III: Los factores básicos

Del libro «37 cualidades mentales que llevan a Iluminación«, por Thanissaro Bhikkhu.

G. La ecuanimidad en la concentración y el discernimiento {179-183}


Pasajes del Canon Pali

{179} (En breve)

MN 137

{180} (En breve)

MN 62

{181} «¿Cómo, Ananda, en la disciplina de los nobles se desarrolla la incomparable enseñanza del desarrollo de las facultades? Se da el caso en el que, cuando el monje ve la forma con el ojo, le resulta agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo. El discierne: ‘este objeto visual ha surgido en mí y es agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo’. Y discierne, que esta forma que ha surgido es compuesta, burda y surgida de manera dependiente. Pero el noble discípulo queda en paz, sereno y ecuánime ante el objeto visual. De este modo la sensación cesa y surge la ecuanimidad. Como el hombre con buena vista, conociendo su facultad, abre los ojos y ve; o teniéndolos abiertos, cierra sus ojos y deja de ver, así de rápido, así de veloz, así de sencillo, no importando si la sensación es agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo, la sensación cesa y surge la ecuanimidad. En la disciplina del Noble, así llamamos al incomparable desarrollo de las facultades para el reconocimiento de los objetos visuales.

«Del mismo modo, cuando el monje escucha el sonido con su oído, surge en el monje la sensación agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo. El discierne: ‘este objeto auditivo ha surgido en mí y es agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo’. Y discierne, que este sonido que ha surgido es compuesto, burdo y surgido de manera dependiente. Pero el noble discípulo queda en paz, sereno y ecuánime ante el objeto auditivo. De este modo la sensación cesa y surge la ecuanimidad. Como un hombre fuerte puede fácilmente chasquear sus dedos, así de rápido, así de veloz, así de sencillo, no importando si la sensación es agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo, la sensación cesa y surge la ecuanimidad. En la disciplina del Noble, así llamamos al incomparable desarrollo de las facultades para el reconocimiento de los objetos auditivos.

«Del mismo modo, cuando el monje huele el aroma con la nariz, surge en el monje la sensación agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo. El discierne: ‘este objeto olfativo ha surgido en mí y es agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo’. Y discierne, que este olor que ha surgido es compuesto, burdo y surgido de manera dependiente. Pero el noble discípulo queda en paz, sereno y ecuánime ante el objeto olfativo. De este modo la sensación cesa y surge la ecuanimidad. Como las gotas de agua resbalan por la hoja inclinada de un loto y no permanecen allí, así de rápido, así de veloz, así de sencillo, no importando si la sensación es agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo, la sensación cesa y surge la ecuanimidad. En la disciplina del Noble, así llamamos al incomparable desarrollo de las facultades para el reconocimiento de los objetos auditivos.

«Del mismo modo, cuando un monje gusta el sabor con la lengua, surge en el monje la sensación agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo. El discierne: ‘este objeto gustativo ha surgido en mí y es agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo’. Y discierne, que esta sensación gustativa que ha surgida es compuesta, burda y surgida de manera dependiente. Pero el noble discípulo queda en paz, sereno, lúcido y ecuánime ante el objeto gustativo. De este modo la sensación cesa y surge la ecuanimidad. Como un hombre que puede escupir una gota de saliva colocada en la punta de su legua, así de rápido, así de veloz, así de sencillo, no importando si la sensación es agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo, la sensación cesa y surge la ecuanimidad. En la disciplina del Noble, así llamamos al incomparable desarrollo de las facultades para el reconocimiento de los objetos gustativos.

«Del mismo modo, cuando un monje tiene una sensación táctil con el cuerpo, surge en el monje la sensación agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo. El discierne: ‘este objeto táctil ha surgido en mí y es agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo.’ Y discierne, esta sensación táctil que ha surgido es compuesta, burda y surgida de manera dependiente. Pero el noble discípulo queda en paz, sereno y ecuánime ante el objeto táctil. De este modo la sensación cesa y surge la ecuanimidad. Como un hombre fuerte puede fácil y rápidamente flexionar sus piernas o sus brazos, así de rápido, así de veloz, así de sencillo, no importando si la sensación es agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo, la sensación cesa y surge la ecuanimidad. En la disciplina del Noble, así llamamos al incomparable desarrollo de las facultades para el reconocimiento de los objetos táctiles.

«Del mismo modo, cuando el monje reconoce una idea con el intelecto, surge en el monje la sensación agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo. El discierne: ‘este objeto mental ha surgido en mí y es agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo’. Y discierne, que esta sensación mental que ha surgido es compuesta, burda y surgida de manera dependiente’. Pero el noble discípulo queda en paz, sereno y ecuánime ante el objeto mental. De este modo la sensación cesa y surge la ecuanimidad. Como un hombre fuerte podría dejar caer dos o tres gotas de sudor en un caldero de hierro un día muy caluroso, así de rápido, así de veloz, así de sencillo, no importando si la sensación es agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo, la sensación cesa y surge la ecuanimidad. En la disciplina del Noble, así llamamos al incomparable desarrollo de las facultades para el reconocimiento de los objetos mentales.

«Y ¿cómo se conoce el comportamiento de un aprendiz, un seguidor del sendero? Se da el caso en el que viendo la forma con el ojo, en el monje surge una sensación agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo. Entonces se siente horrorizado, humillado, disgustado ante la sensación surgida, ya sea agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo.

«Cuando escucha el sonido con su oído… Cuando saborea el sabor con la lengua… Cuando huele el aroma con la nariz… Cuando tiene la sensación táctil con el cuerpo… Cuando reconoce el objeto mental con el intelecto, en el monje surge una sensación agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo. Entonces se siente horrorizado, humillado, disgustado, ante la sensación surgida, ya sea agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo. De este modo se reconoce a un aprendiz, a un seguidor del sendero.

«Y ¿cómo se conoce el comportamiento del noble con facultades desarrolladas? Se da el caso en el que viendo la forma con el ojo, en el monje surge la sensación agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo. Si se propone ‘voy a morar percibiendo lo no repulsivo en lo repulsivo’, permanece percibiendo lo no repulsivo en lo repulsivo. Si se propone ‘voy a morar percibiendo lo repulsivo en lo no repulsivo’, permanece percibiendo lo repulsivo en lo no repulsivo. Si se propone ‘voy a morar percibiendo lo no repulsivo tanto en lo repulsivo como en lo no repulsivo’, permanece percibiendo lo no repulsivo en aquello. Si se propone ‘voy a morar percibiendo lo repulsivo tanto en lo no repulsivo como en lo repulsivo’, permanece percibiendo lo repulsivo en aquello. Si se propone ‘voy a evitar a ambos, tanto lo repulsivo como lo no repulsivo, permanece ecuánime, alerta y atentamente consciente.

«Cuando escucha el sonido con su oído… Cuando saborea el sabor con la lengua… Cuando huele el aroma con la nariz… Cuando tiene la sensación táctil con el cuerpo… Cuando reconoce la idea con el intelecto… en el monje surge la sensación agradable, desagradable o agradable y desagradable al mismo tiempo. Si se propone ‘voy a morar percibiendo lo no repulsivo en lo repulsivo’… Si se propone ‘voy a evitar a ambos, tanto lo repulsivo como lo no repulsivo, permanece ecuánime, alerta y atentamente consciente. De este modo se reconoce al noble con facultades desarrolladas.

MN 152

{182} “De esta manera, [al haber alcanzado el cuarto nivel del jhana] lo único que queda es la ecuanimidad, pura y brillante, maleable, flexible y radiante. Imagina, monje, a un orfebre o al aprendiz de un orfebre que prepara el horno, calienta el crisol y, sujetando el oro con un par de pinzas, lo coloca dentro del crisol. De vez en cuando sopla sobre él, de vez en cuando lo rocía con agua y de vez en cuando lo examina, hasta que el oro llega a ser refinado, bien refinado, completamente refinado, impecable, libre de escoria, flexible, maleable y radiante. Después de esto, si desease producir cualquier clase de adorno que tuviera en su mente -fuera éste un cinturón, una pendiente, un collar o una cadena de oro- fácilmente, podría lograrlo. De la misma manera, monje, lo único que queda es la ecuanimidad, pura y brillante, maleable, flexible y radiante.

“Y entonces, discierne esto: ‘Si dirigiese esta ecuanimidad, pura y brillante, hacia la base del espacio infinito y desarrollase mi mente adecuadamente, entonces, esta mi ecuanimidad, con el soporte en la base del espacio infinito, ligada a ella, permanecería por el espacio del tiempo muy largo. Y si yo dirigiese esta ecuanimidad, pura y brillante, hacia la base de la conciencia infinita… hacia la base de la nada… hacia la base de la ni percepción ni la no-percepción y la desarrollase mi mente adecuadamente, entonces, esta mi ecuanimidad, con el soporte en la base de la ni percepción ni la no-percepción, ligada a ella, permanecería por el espacio del tiempo muy largo.’

“Además, discierne esto: ‘Si yo dirigiese esta ecuanimidad, pura y brillante, hacia la base del espacio infinito y desarrollase mi mente adecuadamente, entonces, esto sería algo condicionado. Y si yo dirigiese esta ecuanimidad, pura y brillante, hacia la base de la conciencia infinita… hacia la base de la nada… hacia la base de la ni percepción ni la no-percepción y desarrollase mi mente adecuadamente, entonces, esto sería algo condicionado.’ De modo que no produce condicionamiento alguno ni tampoco genera ninguna volición tendiente hacia el ser ni hacia el no-ser. Siendo que no produce condicionamientos ni genera voliciones tendientes hacia el ser ni hacia el no-ser, no se apega a nada en este mundo. Y cuando no tiene apego, su corazón no se agita. Y cuando no está agitado, personalmente alcanza el Nibbana. Entonces, entiende esto: ‘El nacimiento está destruido, la vida santa ha sido vivida, lo que habría que hacer, ha sido realizado, y no hay nada más qué hacer en este mundo'».

MN 140

{183}

MN 113