La insatisfacción o el sufrimiento (dukkha)

Del artículo Otras enseñanzas importantes, por Anton Baron.

La insatisfacción es la consecuencia directa e inmediata del carácter transitorio de las cosas: dado que todas ellas son cambiantes, ninguna es capaz de ofrecernos una satisfacción duradera. En otras palabras, dukkha es la consecuencia de anicca.

La palabra dukkha en pali, significa “pena” o “sentimiento de pena” y se refiere tanto al ámbito físico como mental o espiritual. También se traduce como “sufrimiento”, refriéndose siempre al carácter insatisfactorio de las cosas, el cual produce dicho sufrimiento: todos sufrimos o nos sentimos insatisfechos porque experimentamos continuamente la inseguridad y la frustración provenientes del carácter inestable de las cosas del mundo.

 

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El carácter impermanente de la cosas hace que las mismas aparezcan insatisfactorias.
Por eso, el sabio, según Dhammapada,

“Abandona el camino oscuro para caminar en claridad.
Se deleita y encuentra el disfrute únicamente en el desapego.
Superando los placeres sensuales, se libra a si mismo de las impurezas de la mente”
(Dhammapada 6,88).

 

El Buda enseñaba que todo lo que es impermanente, en sí mismo encierra la posibilidad de producir el sufrimiento. Esto ocurre así porque, al ignorar nosotros la verdadera naturaleza de las cosas, ponemos en ellas una excesiva esperanza o expectativa. Deseamos y nos apegamos a cosas, situaciones y personas que tarde o temprano tendrán que cambiar o desaparecer. Ajahn Chah, el maestro budista de la tradición de los monjes del bosque de Tailandia , solía usar el símil de un vaso de vidrio de la siguiente manera:

¿Cómo puede usted hallar el correcto entendimiento? Voy a responderle usando este simple vaso de agua que sostengo en mi mano. El mismo aparece ante nuestros ojos como un objeto limpio y útil, algo que nos permite tomar el agua y tenerlo por mucho tiempo. El correcto entendimiento consiste en poder mirar este vaso de agua como si ya estuviera roto y partido en mil pedazos. Tarde o temprano, este vaso efectivamente va a ser despedazado. Si tu mantienes esta visión mientras lo usas –¿Qué visión?: que a fin de cuentas, el vaso es una combinación de elementos que sólo en este momento se mantienen unidos bajo esta forma, pero que luego estarán destinados a separarse- no importa lo que pase con el vaso, nunca tendrás decepción alguna. De manera semejante, nuestro cuerpo es como este vaso: está yendo hacia la desintegración y la muerte y tú tienes que entenderlo así. Mientras tanto, esto no significa que deberías acelerar este proceso, como tampoco deberías arrojar este vaso para romperlo. El vaso es algo que va a ser usado hasta que, de una forma muy natural, se rompa. De manera semejante, tu cuerpo es un vehículo útil hasta que desaparezca en la manera que le es propia. Tu tarea consiste simplemente en observar la forma natural de ser y de dejar de ser de las cosas. Esta comprensión puede liberarte de las circunstancias cambiantes del mundo entero. (Chah, 1994: 26-27).

Comprender que las cosas son impermanentes constituye la única vía de liberarnos del sufrimiento. Nuestra salud, nuestra vida, las posesiones, el poder o el prestigio social son transitorios e insatisfactorios, por eso el hecho de apegarse a ellos, como a algo que pudiera hacernos felices, sólo consigue aumentar nuestra pena y desconsuelo.