SN 20,9 Naga Sutta – El elefante

Un símil que explica la diferencia entre los monjes ancianos y los recientemente ordenados cuando se acercan a las familias.

 


[Leer en pali]

[9] Esto he escuchado.

En cierta ocasión el Bienaventurado estaba morando en la arboleda de Jeta, en el Parque de Anathapindika, cerca de Savatthi. En aquella ocasión cierto monje ―recientemente ordenado― se acercaba excesivamente a las familias. Y los otros monjes le dijeron: “Venerable señor, no debería acercarse excesivamente a las familias”, pero cuando se le advertía de esta manera, él decía: “Estos monjes ancianos piensan que pueden acercarse a las familias, y ¿por qué yo no?”.

Entonces, un grupo de monjes se acercó al Bienaventurado, le rindió homenaje, se sentó a un lado y reportó al Bienaventurado lo sucedido. [Y el Bienaventurado dijo:]

“Monjes, una vez en el pasado había un gran lago en el bosque con unos elefantes viviendo cerca. Aquellos se sumergían en el lago, tiraban arriba los tallos de los lotos con sus trompas y, después de haberlos lavado a fondo, los masticaban y tragaban cuando estaban libres de fango. Esto les embellecía y hacía más fuertes, y por eso no se encontraban con la muerte ni con el sufrimiento mortal.

“Pero sus jóvenes descendientes, emulando a aquellos grandes elefantes, también se sumergían en el lago y tiraban arriba los tallos de los lotos con sus trompas, pero después, sin haberlos lavado a fondo, los masticaban y tragaban cuando estaban llenos de fango. Esto no los embellecía ni hacía más fuertes, sino que por el contrario, se encontraban con la muerte y con el sufrimiento mortal.

“Así también, monjes, hay aquí monjes ancianos que se visten por la mañana temprano y, tomando sus cuencos y hábitos exteriores, entran en un pueblo o en una ciudad en busca de la comida de las limosnas. Allí hablan del Dhamma y los seguidores laicos muestran su confianza en ellos. Usan sus ganancias sin ligarse a ellas, sin infatuarse con ellas, sin absorberse ciegamente en ellas, viendo su peligro y entendiendo el escape de ellas. Esto les embellece y hace más fuertes, y por eso no se encuentran con la muerte ni con el sufrimiento mortal.

“Pero los monjes recientemente ordenados, emulando a aquellos monjes ancianos, también se visten por la mañana temprano y, tomando sus cuencos y hábitos exteriores, entran en un pueblo o en una ciudad en busca de la comida de las limosnas. Allí hablan del Dhamma y los seguidores laicos muestran su confianza en ellos. Pero ellos usan sus ganancias estando ligados a ellas, infatuados con ellas, absorbidos ciegamente en ellas, no viendo su peligro ni entendiendo el escape de ellas. Esto no les embellece ni hace más fuertes, sino por el contrario, se encuentran con la muerte y con el sufrimiento mortal.

“Por eso, monjes, así debéis entrenaros a vosotros mismos: ‘Vamos a usar las ganancias sin ligarnos a ellas, sin infatuarnos con ellas, sin absorbernos ciegamente en ellas, viendo su peligro y entendiendo el escape de ellas’. Así debéis entrenaros a vosotros mismos”.

 


FUENTE:

Bodhi, B. (2000). «The Bull Elephant» en The Connected Discourses of the Buddha: A Translation of the Samyutta Nikaya. Boston: Wisdom Publications, (versión digital), p. 961.

«Nagasuttam», en Digital Pali Reader 


Traducción: Anton P. Baron

Edición: Federico Angulo y Anton P. Baron

Publicación de Bosque Theravada, 2015, 2019.