El Buda ofrece tres breves delineamientos de cosas que deberían ser cultivadas y de las que no deberían serlo. Luego, el Venerable Sariputta, completa estos delineamientos con detalles.
[1] Así lo he oído. En cierta ocasión el Bienaventurado residía en Savatthí, en la arboleda de Jeta, en el parque de Anathapindika. Allí, el Bienaventurado dijo a los monjes: “Monjes”.
“Sí, Venerable Señor”, respondieron los monjes. Y el Bienaventurado les dijo así:
[2] “Monjes, os predicaré un discurso para enseñaros lo que tiene y lo que no tiene que ser cultivado. Escuchad con cuidadosa atención y hablaré”.
“Sí, Venerable Señor”, respondieron los monjes. Y el Bienaventurado les dijo así:
[3] “Monjes, yo digo que hay dos formas de comportamiento corporal, una que hay que cultivar y otra que no; el comportamiento corporal es, o bien lo uno, o bien lo otro [1].
“Monjes, yo digo que hay dos formas de comportamiento verbal, una que hay que cultivar y otra que no; el comportamiento verbal es, o bien lo uno, o bien lo otro.
“Monjes, yo digo que hay dos formas de comportamiento mental, una que hay que cultivar y otra que no; el comportamiento mental es, o bien lo uno, o bien lo otro.
“Monjes, yo digo que hay dos formas de actitud mental, una que hay que cultivar y otra que no; la actitud mental es, o bien lo uno, o bien lo otro.
“Monjes, yo digo que hay dos formas de adquirir percepciones, una que hay que cultivar y otra que no; la forma de adquirir percepciones es, o bien lo uno, o bien lo otro.
“Monjes, yo digo que hay dos formas de adquirir opiniones, una que hay que cultivar y otra que no; la forma de adquirir opiniones es, o bien lo uno, o bien lo otro.
“Monjes, yo digo que hay dos formas de adquirir personalidad [2], una que hay que cultivar y otra que no; el desarrollo de la personalidad es, o bien lo uno, o bien lo otro”.
[4] Dicho esto, el Venerable Sariputta dijo al Bienaventurado:
“Venerable Señor, el significado detallado de lo que el Bienaventurado ha dicho brevemente, sin entrar en detalles, yo lo entiendo así:
[5] “El Bienaventurado ha dicho: ‘Monjes, yo digo que hay dos formas de comportamiento corporal, una que hay que cultivar y otra que no; el comportamiento corporal es, o bien lo uno, o bien lo otro’. Al decir esto, ¿a qué se refiere? Pues a que hay un comportamiento corporal que, cultivado, hace aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso; ese comportamiento corporal no hay que cultivarlo. Sin embargo, hay un comportamiento corporal que, cultivado, hace disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso; ese comportamiento corporal hay que cultivarlo.
“Y ¿cuál es el comportamiento corporal que, cultivado, hace aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso? He aquí que uno mata a los seres vivientes, es despiadado, sanguinario, dado a la agresividad, a la violencia, y carece de misericordia por los seres vivientes. Toma lo que no le es dado y roba los bienes ajenos, tanto en la ciudad como en el bosque. Tiene mala conducta en lo relativo a los placeres de los sentidos [3] y tiene relaciones con mujeres que están bajo la tutela de la madre, del padre, de la madre y el padre, del hermano, la hermana, los familiares, que tienen marido, están prohibidas o, como mínimo, prometidas [4]. Éste es el comportamiento corporal que, cultivado, hace aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso.
“Y ¿cuál es el comportamiento corporal que, cultivado, hace disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso? He aquí que alguien renuncia a matar seres vivientes y, dejando de lado el garrote y la espada, humilde y bondadoso, vive benévolo y compasivo para con todos los seres vivientes. Renuncia a tomar lo que no le es dado y, sin robar, no se apropia de los bienes ajenos ni en la ciudad ni en el bosque. Renuncia a la mala conducta en lo relativo a los placeres de los sentidos y no tiene relaciones con mujeres que están bajo la tutela de la madre, del padre, de la madre y el padre, del hermano, la hermana, los familiares, que tienen marido, están prohibidas o, como mínimo, están prometidas. Éste es el comportamiento corporal que, cultivado, hace disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso.
“A esto se refiere el Bienaventurado cuando dice: ‘Monjes, yo digo que hay dos formas de comportamiento corporal, una que hay que cultivar y otra que no; el comportamiento corporal es, o bien lo uno, o bien lo otro’.
[6] “El Bienaventurado ha dicho: ‘Monjes, yo digo que hay dos formas de comportamiento verbal, una que hay que cultivar y otra que no; el comportamiento verbal es, o bien lo uno, o bien lo otro’. Al decir esto, ¿a qué se refiere? Pues a que hay un comportamiento verbal que, cultivado, hace aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso; ese comportamiento verbal no hay que cultivarlo. Sin embargo, hay un comportamiento verbal que, cultivado, hace disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso; ese comportamiento verbal hay que cultivarlo.
“Y ¿cuál es el comportamiento verbal que, cultivado, hace aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso? He aquí que uno miente y, cuando es convocado a un juicio, a una asamblea o ante sus familiares, ante su gremio o ante la familia real, y se le interroga como testigo: ‘Veamos, buen hombre, di lo que sabes’; sin saber nada dice que sabe algo y, sabiendo algo, dice que no sabe nada; sin haber visto nada dice que ha visto algo y, habiendo visto algo, dice que no ha visto nada. Y así, deliberadamente, levanta falso testimonio por su propio interés, por el interés de otros o por meros intereses materiales. Habla maliciosamente, lo que oye aquí lo repite allá para provocar disensión entre los de allá y los de aquí; y lo que oye allá lo repite acá para provocar disensión entre los de aquí y los de allá. Así divide a los que están unidos, promueve la desarmonía de los que están unidos, le divierte la discordia, disfruta y goza con ella diciendo palabras que tienden a fomentarla. Habla groseramente, sus palabras son malsonantes, duras, ofensivas, insultantes, rozando el enfado y no conducentes a la concentración. Habla frívolamente, sus palabras son inoportunas, no tienen que ver con los hechos, son inútiles, no habla de la Enseñanza ni de la Disciplina; a destiempo, dice palabras indignas de atesorarse, irrazonables, desmesuradas y contraproducentes. Este es el comportamiento verbal que, cultivado, hace aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso.
“Y ¿cuál es el comportamiento verbal que, cultivado, hace disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso? He aquí que uno renuncia a la mentira, se abstiene de mentir y, cuando es llamado a un juicio, a una asamblea o ante sus familiares, ante su gremio o ante la familia real, y se le interroga como testigo: ‘Veamos buen hombre, di lo que sabes’; sin saber nada dice que no sabe nada y, sabiendo algo, dice lo que sabe. Y sin haber visto nada dice que no ha visto nada y, habiendo visto algo, dice lo que ha visto. Y así, deliberadamente, no levanta falso testimonio por su propio interés, por el interés de otros ni por meros intereses materiales. Renuncia al hablar malicioso y se abstiene de hablar maliciosamente; lo que oye aquí no lo repite allá para evitar disensión entre los de allá y los de aquí, y lo que oye allá no lo repite acá para evitar disensión entre los de aquí y los de allá. Une a los que están divididos, promueve la armonía de los que ya están unidos, le divierte la concordia, disfruta y goza con ella, diciendo palabras que tienden a fomentarla. Renuncia al hablar grosero y se abstiene de hablar groseramente, todo su hablar es amistoso, agradable al oído, afable, que llega al corazón, cortés, preferido y estimado por muchos. Renuncia al habla frívola y se abstiene de hablar frívolamente, sus palabras son oportunas, verídicas, provechosas, habla de la Enseñanza y de la Disciplina; a su debido tiempo dice palabras dignas de atesorarse, razonables, moderadas y beneficiosas. Éste es el comportamiento verbal que, cultivado, hace disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso.
“A esto se refiere el Bienaventurado cuando dice: ‘Monjes, yo digo que hay dos formas de comportamiento verbal, una que hay que cultivar y otra que no; el comportamiento verbal es, o bien lo uno, o bien lo otro’.
[7] “El Bienaventurado ha dicho: ‘Monjes, yo digo que hay dos formas de comportamiento mental, una que hay que cultivar y otra que no; el comportamiento mental es, o bien lo uno, o bien lo otro’. Al decir esto, ¿a qué se refiere? Pues a que hay un comportamiento mental que, cultivado, hace aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso; ese comportamiento mental no hay que cultivarlo. Sin embargo, hay un comportamiento mental que, cultivado, hace disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso; ese comportamiento mental hay que cultivarlo.
“Y ¿cuál es el comportamiento mental que, cultivado, hace aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso? He aquí que uno es codicioso, y codicia las riquezas y posesiones de otros pensando: ‘Ojalá que lo que es de otros fuera mío’, o con mente malévola y malintencionada piensa: ‘Ojalá que éstos seres se mueran, los maten, destrocen, perezcan y dejen de existir’. Éste es el comportamiento mental que, cultivado, hace aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso.
“Y ¿cuál es el comportamiento mental que, cultivado, hace disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso? He aquí que uno no es codicioso, y no codicia las riquezas y posesiones de otros pensando: ‘Ojalá que lo que es de otros fuera mío’, y con mente benévola y bienintencionada piensa: ‘Ojalá que éstos seres vivan en paz, libres de sufrimiento, sin nada que temer, felices y a salvo’. Éste es el comportamiento mental que, cultivado, hace disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso.
“A esto se refiere el Bienaventurado cuando dice: ‘Monjes, yo digo que hay dos formas de comportamiento mental, una que hay que cultivar y otra que no; el comportamiento mental es, o bien lo uno, o bien lo otro’.
[8] “El Bienaventurado ha dicho: ‘Monjes, yo digo que hay dos formas de actitud mental, una que hay que cultivar y otra que no; la actitud mental es, o bien lo uno, o bien lo otro’. Al decir esto, ¿a qué se refiere? Pues a que hay una actitud mental que, cultivada, hace aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso; esa actitud mental no hay que cultivarla. Sin embargo, hay una actitud mental que, cultivada, hace disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso; esa actitud mental hay que cultivarla.
“Y ¿cuál es la actitud mental que, cultivada, hace aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso? He aquí que uno es codicioso y vive con la mente llena de codicia, es malévolo y vive con la mente llena de malevolencia, es cruel y vive con la mente llena de crueldad. Ésta es la actitud mental que, cultivada, hace aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso [5].
“Y ¿cuál es la actitud mental que, cultivada, hace disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso? He aquí que uno no es codicioso y vive con la mente libre de codicia, no es malévolo y vive con la mente libre de malevolencia, no es cruel y vive con la mente libre de crueldad. Ésta es la actitud mental que, cultivada, hace disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso.
“A esto se refiere el Bienaventurado cuando dice: ‘Monjes, yo digo que hay dos formas de actitud mental, una que hay que cultivar y otra que no; la actitud mental es, o bien lo uno, o bien lo otro’.
[9] “El Bienaventurado ha dicho: ‘Monjes, yo digo que hay dos formas de adquirir percepciones, una que hay que cultivar y otra que no; la forma de adquirir percepciones es, o bien lo uno, o bien lo otro’. Al decir esto, ¿a qué se refiere? Pues a que hay una forma de adquirir percepciones que, cultivada, hace aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso; esa forma de adquirir percepciones no hay que cultivarla. Sin embargo, hay una forma de adquirir percepciones que, cultivada, hace disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso; esa forma de adquirir percepciones hay que cultivarla.
“Y cuál es la forma de adquirir percepciones que, cultivada, hace aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso? He aquí que uno es codicioso y su percepción está llena de codicia, es malévolo y su percepción está llena de malevolencia, es cruel y su percepción está llena de crueldad. Ésta es la forma de adquirir percepciones que, cultivada, hace aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso.
“Y ¿cuál es la forma de adquirir percepciones que, cultivada, hace disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso? He aquí que uno no es codicioso y su percepción está libre de codicia, no es malévolo y su percepción está libre de malevolencia, no es cruel y su percepción está libre de crueldad. Ésta es la forma de adquirir percepciones que, cultivada, hace disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso.
“A esto se refiere el Bienaventurado cuando dice: ‘Monjes, yo digo que hay dos formas de adquirir percepciones, una que hay que cultivar y otra que no; la forma de adquirir percepciones es, o bien lo uno, o bien lo otro’.
[10] “El Bienaventurado ha dicho: ‘Monjes, yo digo que hay dos formas de adquirir opiniones, una que hay que cultivar y otra que no; la forma de adquirir opiniones es, o bien lo uno, o bien lo otro’. Al decir esto, ¿a qué se refiere? Pues a que hay una forma de adquirir opiniones que, cultivada, hace aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso; esa forma de adquirir opiniones no hay que cultivarla. Sin embargo, hay otra forma de adquirir opiniones que, cultivada, hace disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso; esa actitud mental hay que cultivarla.
“Y ¿cuál es la forma de adquirir opiniones que, cultivada, hace aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso? He aquí que uno es de la siguiente opinión: ‘No sirven para nada la generosidad, las donaciones ni las ofrendas [6], no se recogen los frutos ni las consecuencias de las buenas o malas acciones, no existe éste ni otro mundo [7], no hay madre ni padre, ni seres que nacen espontáneamente [8], y no hay en el mundo ascetas y brahmines rectamente encaminados que, habiendo seguido el buen camino, afirman éste y el otro mundo habiéndolos experimentado por sí mismos con conocimiento superior’. Ésta es la forma de adquirir opiniones que, cultivada, hace aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso.
“Y ¿cuál es la forma de adquirir opiniones que, cultivada, hace disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso? He aquí que uno es de la siguiente opinión: ‘Sirven para algo la generosidad, las donaciones y las ofrendas, se recogen los frutos y las consecuencias de las buenas o malas acciones, existe éste y el otro mundo, hay madre y padre, hay seres que nacen espontáneamente, y hay en el mundo ascetas y brahmines rectamente encaminados que, habiendo seguido el buen camino, afirman éste y el otro mundo habiéndolos experimentado por sí mismos con conocimiento superior’. Ésta es la forma de adquirir opiniones que, cultivada, hace disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso.
“A esto se refiere el Bienaventurado cuando dice: ‘Monjes, yo digo que hay dos formas de adquirir opiniones, una que hay que cultivar y otra que no; la forma de adquirir opiniones es, o bien lo uno, o bien lo otro’.
[11] “El Bienaventurado ha dicho: ‘Monjes, yo digo que hay dos formas de adquirir personalidad, una que hay que cultivar y otra que no; la adquisición de personalidad es, o bien lo uno, o bien lo otro’. Al decir esto, ¿a qué se refiere? Pues a que hay una forma de adquirir personalidad que, cultivada, hace aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso; esa forma de adquirir personalidad no hay que cultivarla. Sin embargo, hay otra forma de adquirir personalidad que, cultivada, hace disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso; esa forma de adquirir personalidad hay que cultivarla.
“Y ¿cuál es la forma de adquirir personalidad que, cultivada, hace aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso? Pues es la que conduce a una personalidad que conlleva sufrimiento y no termina con el devenir ni con el renacer, con lo cual aumenta lo perjudicial y disminuye lo beneficioso.
“Y ¿cuál es la forma de adquirir personalidad que, cultivada, hace disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso? Pues la que conduce a una personalidad que está libre del sufrimiento y termina tanto con el devenir como con el renacer. Ésta es la forma de adquirir personalidad que, cultivada, hace disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso.
“A esto se refiere el Bienaventurado cuando dice: ‘Monjes, yo digo que hay dos formas de adquirir personalidad, una que hay que cultivar y otra que no; la forma de adquirir personalidad es, o bien lo uno, o bien lo otro’.
[12] “Venerable Señor, el significado detallado de lo que el Bienaventurado ha dicho brevemente, sin entrar en detalles, yo lo entiendo así”.
[13-20] “¡Muy bien Sariputta, muy bien! Es bueno que tú, Sariputta, entiendas así el significado detallado de lo que yo he dicho brevemente, sin entrar en detalles [9]…
[21] Así es, en efecto, como hay que entender el significado detallado de lo que yo he dicho brevemente, sin explicar con todo detalle.
[22] “Sariputta, yo digo que hay dos clases de formas visuales conocibles por la vista, dos clases de sonidos conocibles por el oído, dos clases de olores conocibles por el olfato, dos clases de sabores conocibles por el gusto, dos clases de objetos tangibles conocibles por el tacto, dos clases de objetos mentales conocibles por la mente y, en cada caso, una de ellas hay que cultivarla y la otra no. Las formas visuales, los sonidos, los olores, los sabores, los objetos tangibles, los objetos mentales, todos son, o bien lo uno, o bien lo otro.
“Sariputta, yo digo que hay dos clases de hábitos, de comida donada, de lugares de residencia, de aldeas, de pueblos, de ciudades, de regiones, de personas; una que hay que cultivar y otra que no hay que cultivar. Los hábitos, la comida donada, los lugares de residencia, las aldeas, los pueblos, las ciudades, las regiones, las personas, todos son o bien lo uno, o bien lo otro”.
[23] Dicho esto, el Venerable Sariputta dijo al Bienaventurado:
“Venerable Señor, el significado detallado de lo que el Bienaventurado ha dicho brevemente, sin entrar en detalles, yo lo entiendo así:
[24-38] “El Bienaventurado ha dicho: ‘Sariputta, yo digo que hay dos clases de formas visuales, de sonidos, de olores, de sabores, de objetos tangibles, de objetos mentales; una que hay que cultivar y otra que no hay que cultivar. Las formas visuales, los sonidos, los olores, los sabores, los objetos tangibles, los objetos mentales, todos son o bien lo uno, o bien lo otro’. Al decir esto, ¿a qué se refiere? Pues a que hay formas visuales, sonidos, olores, sabores, objetos tangibles, objetos mentales que, cultivados, hacen aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso; esos no hay que cultivarlos. Sin embargo Venerable Señor, hay formas visuales, sonidos, olores, sabores, objetos tangibles, objetos mentales que, cultivados, hacen disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso; esos hay que cultivarlos.
“A esto se refiere el Bienaventurado cuando dice: ‘Sariputta, yo digo que hay dos clases de formas visuales, de sonidos, de olores, de sabores, de objetos tangibles, de objetos mentales; una que hay que cultivar y otra que no hay que cultivar. Las formas visuales, los sonidos, los olores, los sabores, los objetos tangibles, los objetos mentales, todos son o bien lo uno, o bien lo otro’.
“Venerable Señor, el significado detallado de lo que el Bienaventurado ha dicho brevemente, sin entrar en detalles, yo lo entiendo así:
[39-49] “El Bienaventurado ha dicho: ‘Sariputta, yo digo que hay dos clases de hábitos, de comida donada, de lugares de residencia, de aldeas, de pueblos, de ciudades, de regiones, de personas; una que hay que cultivar y otra que no hay que cultivar. Los hábitos, la comida donada, los lugares de residencia, las aldeas, los pueblos, las ciudades, las regiones, las personas, todos son o bien lo uno, o bien lo otro’. Al decir esto, ¿a qué se refiere? Pues a que hay hábitos, comida donada, lugares de residencia, aldeas, pueblos, ciudades, regiones, personas que, cultivados, hacen aumentar lo perjudicial y disminuir lo beneficioso; ésos no hay que cultivarlos. Sin embargo, Venerable Señor, hay hábitos, comida donada, lugares de residencia, aldeas, pueblos, ciudades, regiones, personas, que, cultivados, hacen disminuir lo perjudicial y aumentar lo beneficioso; ésos hay que cultivarlos.
“A esto se refiere el Bienaventurado cuando dice: ‘Sariputta, yo digo que hay dos clases de hábitos, de comida donada, de lugares de residencia, de aldeas, de pueblos, de ciudades, de regiones, de personas; una que hay que cultivar y otra que no hay que cultivar. Los hábitos, la comida donada, los lugares de residencia, las aldeas, los pueblos, las ciudades, las regiones, las personas, todos son o bien lo uno, o bien lo otro’”.
[50-59] “¡Muy bien Sariputta, muy bien! Es bueno que tú, Sariputta, entiendas así el significado detallado de lo que yo he dicho brevemente, sin entrar en detalles [10]… Así es como hay que entender el significado detallado de lo que yo he dicho brevemente, sin entrar en detalles.
[60] “Sariputta, si todos los nobles guerreros [11] entendieran así [12] el significado detallado de lo que yo he dicho brevemente, sin entrar en detalles, ello les conduciría al duradero bienestar y felicidad. Sariputta, si todos los brahmanes… todos los mercaderes… todos los plebeyos entendieran así el significado detallado de lo que yo he dicho brevemente, sin entrar en detalles, ello les conduciría al duradero bienestar y felicidad.
“Sariputta, si el mundo con sus divinidades, sus Mara y Brahma [13], con esta humanidad, con sus ascetas y brahmanes, con sus gobernantes y plebeyos, entendiera así el significado detallado de lo que yo he dicho brevemente, sin entrar en detalles, ello les conduciría al duradero bienestar y felicidad”.
Así habló el Bienaventurado, y el Venerable Sariputta se complació y sintió gozo con sus palabras.
NOTAS:
[1] Para el Buda, las cosas son o beneficiosas o perjudiciales para el logro del duradero bienestar y felicidad. Algunos textos posteriores del budismo hablan de no-dualidad entre el bien y el mal, etc.; sin embargo, esa no-dualidad es principalmente consecuencia del Surgir Dependiente y significa inseparabilidad, interrelación e interdependencia entre lo que está bien y lo que está mal. La no-dualidad budista no es de orden moral ni implica relativismo, como si diera igual obrar bien que obrar mal para el logro de la liberación. Igualmente, la trascendencia del santo budista con respecto de los efectos beneficiosos o perjudiciales de sus acciones (estar más allá del bien y el mal), no es un estado amoral ni implica que el liberado pueda obrar inmoralmente y hacer lo que le venga en gana.
[2] Al decir «adquirir personalidad» (attabhiiva patilabham, literalmente «adquirir ser propio») se refiere a la existencia futura, en el siguiente renacer del individuo actual, que será la consecuencia de sus actitudes, pensamientos y acciones en la presente existencia, según la ley del kamma y de su fruto.
[3] «Kamesa micchacari», aunque generalmente la tradición lo interpreta como referido únicamente a la conducta sexual, en rigor se refiere a toda conducta desordenada en lo relativo a los placeres de los sentidos, desde el comer en exceso o por gula, hasta ver, oír, tocar y contemplar mentalmente (la mente en el budismo es otro sentido más), sin ningún tipo de control, lo que por su naturaleza placentera fomentaría el apego o la sed del deseo.
[4] El hecho de que el texto sólo mencione a mujeres no debería ser interpretado como no aplicable a los hombres. Para quien quiera entender en profundidad la espiritualidad del Buda es obvio que el precepto también puede interpretarse como dirigido a las mujeres que van con hombres casados, prometidos o que están bajo la tutela de familiares. No hay que olvidar que la cultura india tradicional y la práctica totalidad de las culturas son o han sido machistas. Esto explica por qué tradicionalmente la comunidad monástica femenina tenía más preceptos que la masculina y se subordinaba a ella, y por qué el Buda dudó tanto a la hora de hacer algo tan revolucionario para su cultura como fundar la primera orden monástica femenina.
[5] Aquí se trata de la actitud o predisposición mental que da origen al comportamiento mental descrito en la sección precedente.
[6] Para el brahmanismo las donaciones y ofrendas más importantes eran la celebración del sacrificio ritual. Según los sermones del Buda, los sacrificios admisibles son los que requieren la matanza de animales, no obligan a nadie a participar en ellos y permiten a quienquiera hacer ofrendas (permitiendo así compartir los méritos que se derivan de su realización). Otros tipos de sacrificios superiores son, por orden de menor a mayor importancia: ofrendas a ascetas dotados de disciplina moral, construcción de residencias para la comunidad de monjes, tomar refugio en el Buda, la Enseñanza y la Noble comunidad de discípulos, abstenerse de acciones perjudiciales para la liberación, practicar el camino en su integridad, lograr la liberación del sufrimiento.
[7] Se refiere al mundo del apego que genera sufrimiento y al mundo del desapego que genera felicidad. Los dos mundos de los que aquí se habla no son dos lugares espacialmente ubicables (la cosmología del Buda habla de muchos mundos y planos de existencia) sino más bien dos opciones morales: la que conduce al mal o sufrimiento y la que conduce al bien o felicidad.
[8] En la cosmología budista, los seres que renacen en los planos divinos o infernales surgen allí por generación espontánea, o sea, sin intervención material de progenitores.
[9] Aquí se omite el pasaje del texto original en que el Buda, a modo de confirmación, repite íntegramente todo lo dicho por Sariputta.
[10] Aquí, de nuevo, el Buda repite todo lo explicado por Sariputta, a modo de confirmación.
[11] Aquí el Buda enumera las cuatro castas principales en que se articulaba la sociedad india: la aristocracia guerrera (khattiya), a la cual pertenecía originariamente el mismo Buda, los sacerdotes o brahmanes (brahmana), la clase mercantil o empresarios autónomos (vessa), y la plebe compuesta de obreros, siervos y esclavos (sudda). Con ello pone de relieve que la enseñanza del Buda se dirige a todo género de personas y clases sociales sin excepción.
[12] El comentario afirma que los que entienden el sermón son los que lo estudian y lo practican, no los que se limitan a estudiarlo sin llevarlo a la práctica.
[13] «Mara» es la personificación del mal, como espíritu maligno individual. «Brahmiis» son dioses o espíritus benignos. Ya hemos dicho que el Buda respetaba la cosmología religiosa de la India y que la adaptó según su propia experiencia de los distintos órdenes de seres inmateriales existentes en diversos niveles del progreso hacia la liberación definitiva del Nibbana, meta común de todos ellos. Mara (literalmente «el matador») es la personificación del principio de destrucción, de la muerte, así como de las pasiones y actitudes perjudiciales que nos sujetan al ciclo de sucesivas existencias. Brahma era el dios supremo del panteón hindú. En la cosmología budista se reconoce toda una serie de brahmas y devas que representan diversos estados de beatitud espiritual, siempre sujetos sin embargo a la impermanencia mientras no se haya conseguido el Nibbana.
FUENTE:
Solé-Leris, Amadeo y Vélez de Cea, Abraham (2008). Sermón sobre lo que hay y lo que no hay que cultivar (nº 114). En Majjhima Nikaya: Los Sermones Medios del Buddha. Barcelona, España. Editorial Kairós. Pags. 71-79.
Revisión y edición: Anton P. Baron y Federico Angulo
Publicación del Bosque Theravada 2013.