MN 87 Piyajatika Sutta – Nacido de aquellos que son queridos

El Buda explica por qué la pena y el dolor nacen de aquellos que son queridos.

 


[Leer en pali]

[1] Esto he escuchado:

En una ocasión el Bienaventurado estaba morando en la arboleda de Jeta, en el parque de Anathapindika, cerca de Savatthi.

[2] Entonces murió el hijo querido y amado de cierto hombre hogareño. Después de la muerte de su hijo, éste no tuvo más ganas de trabajar ni de comer. Se mantuvo yendo al cementerio y llorando: “Mi único hijo, ¿dónde estás? Mi único hijo, ¿dónde estás?”.

[3] Entonces aquel hombre hogareño se acercó al Bienaventurado, le rindió homenaje y se sentó a un lado. Y el Bienaventurado le dijo: “Hombre hogareño, tus facultades no son las que están en alguien que controla su propia mente. Tus facultades están trastornadas”.

¿Cómo mis facultades no estarán trastornadas, Venerable Señor? Mi único hijo querido y amado ha muerto. Después de la muerte de mi hijo, no tuve más ganas de trabajar ni de comer. Me mantuve yendo al cementerio y llorando: ‘Mi único hijo, ¿dónde estás? Mi único hijo, ¿dónde estás?’”.

Sí, es así, hombre hogareño. El dolor, el lamento, la pena, la aflicción y la desesperanza nacen de aquellos que son queridos, surgen de aquellos que son queridos”.

Venerable Señor, ¿quién iba a pensar que el dolor, el lamento, la pena, la aflicción y la desesperanza nacen de aquellos que son queridos, surgen de aquellos que son queridos?”.

Entonces, disgustado con las palabras del Bienaventurado, desaprobándolas, el hombre hogareño se levantó de su asiento y partió de allí.

[4] En aquella ocasión algunos tahúres estaban jugando con los dados, no lejos de donde estaba el Bienaventurado. Entonces el hombre hogareño se acercó a estos tahúres y les dijo: “Señores, justo ahora me acerqué al asceta Gotama, le rendí homenaje y me senté a un lado…” [repite la conversación que tuvo con el Buda].

Sí, es así, hombre hogareño. La felicidad y la alegría nacen de aquellos que son queridos, surgen de aquellos que son queridos”.

Entonces el hombre hogareño se fue pensando: “Estoy de acuerdo con esos tahúres”.

[5] Finalmente esta historia llegó al palacio real. Entonces el rey Pasenadi de Kosala dijo a la princesa Mallika: “Esto es lo que dijo el asceta Gotama, Mallika: ‘El dolor, el lamento, la pena, la aflicción y la desesperanza nacen de aquellos que son queridos, surgen de aquellos que son queridos’”.

Si eso fue dicho por el Bienaventurado, señor, entonces debe ser cierto”.

No importa lo que diga el asceta Gotama, Mallika, tú siempre lo aplaudes: ‘Si eso fue dicho por el Bienaventurado, señor, entonces debe ser cierto’. Al igual que un pupilo aplaude cualquier cosa que diga su maestro, diciendo: ‘Es así, maestro, es así’; así también tú, Mallika, no importa lo que diga el asceta Gotama, siempre lo aplaudes: ‘Si eso fue dicho por el Bienaventurado, señor, entonces debe ser cierto’”.

[6] Entonces la princesa Mallika se dirigió al brahmán Nalijangha: “Ven, brahmán, acércate al Bienaventurado y ríndele homenaje en mi nombre con tu cabeza a sus pies, y pregúntale si se encuentra libre de enfermedad y aflicción, si es saludable, fuerte y vive confortablemente, diciendo: ‘Venerable Señor, la princesa Mallika rinde homenaje con su cabeza a sus pies, y le pregunta si se encuentra libre de enfermedad y aflicción, si es saludable, fuerte y vive confortablemente’. Luego dile: ‘Venerable Señor, ¿han salido estas palabras de la boca del Bienaventurado: «El dolor, el lamento, la pena, la aflicción y la desesperanza nacen de aquellos que son queridos, surgen de aquellos que son queridos»?’. Aprende bien lo que el Bienaventurado te va a responder y repórtamelo a mí. Ya que los Tathagatas no dicen lo que no es verdadero”.

Sí, señora”, respondió el brahmán; se acercó al Bienaventurado, le rindió homenaje, se sentó a un lado y entregó al Bienaventurado el mensaje.

[7] “Sí, es así, brahmán. El dolor, el lamento, la pena, la aflicción y la desesperanza nacen de aquellos que son queridos, surgen de aquellos que son queridos”.

[8] “Esto de que el dolor, el lamento, la pena, la aflicción y la desesperanza nazcan de aquellos que son queridos, surjan de aquellos que son queridos, se puede entender así, brahmán. Una vez, en este mismo Savatthi, había una mujer cuya madre falleció. Debido a la muerte de su madre ella se volvió loca, perdió su mente y vagaba de calle en calle, de un cruce de caminos a otro, diciendo: ‘¿Habéis visto a mi madre? ¿Habéis visto a mi madre?’.

[9-14] “Esto de que el dolor, el lamento, la pena, la aflicción y la desesperanza nazcan de aquellos que son queridos, surjan de aquellos que son queridos, también se puede entender así, brahmán. Una vez, en este mismo Savatthi, había una mujer cuyo padre falleció… cuyo hermano falleció… cuya hermana falleció… cuyo hijo falleció… cuya hija falleció… cuyo esposo falleció. Debido a la muerte de su esposo ella se volvió loca, perdió su mente y vagaba de calle en calle, de un cruce de caminos a otro, diciendo: ‘¿Habéis visto a mi esposo? ¿Habéis visto a mi esposo?’.

[15-21] “Esto de que el dolor, el lamento, la pena, la aflicción y la desesperanza nazcan de aquellos que son queridos, surjan de aquellos que son queridos, también se puede entender así, brahmán. Una vez, en este mismo Savatthi, había un hombre cuya madre falleció… cuyo padre falleció… cuyo hermano falleció… cuya hermana falleció… cuyo hijo falleció… cuya hija falleció… cuya esposa falleció. Debido a la muerte de su esposa él se volvió loco, perdió su mente y vagaba de calle en calle, de un cruce de caminos a otro, diciendo: ‘¿Habéis visto a mi esposa? ¿Habéis visto a mi esposa?’.

[22] “Esto de que el dolor, el lamento, la pena, la aflicción y la desesperanza nazcan de aquellos que son queridos, surjan de aquellos que son queridos, también se puede entender así, brahmán. Una vez, en este mismo Savatthi, había una mujer que fue a vivir con sus familiares. Y sus familiares quisieron que se divorciara de su marido y le trajeron a otro, al que ella no quería. Entonces la mujer dijo a su marido: ‘Señor, estos parientes míos quieren divorciarme de ti y me traen a otro a quien no quiero’. Entonces aquel hombre cortó a su mujer en dos y se suicidó, pensando: ‘Vamos a estar juntos en la otra vida’. Esto de que el dolor, el lamento, la pena, la aflicción y la desesperanza nazcan de aquellos que son queridos, surjan de aquellos que son queridos, también se puede entender así, brahmán”.

[23] Entonces, deleitándose y regocijando en las palabras del Bienaventurado, el brahmán Nalijangha se levantó de su asiento, se acercó a la princesa Mallika y le repitió la entera conversación que tuvo con el Bienaventurado.

[24] Entonces, la princesa Mallika se acercó al rey Pasenadi de Kosala y le preguntó: “¿Qué piensas, señor? ¿Es la princesa Vajiri querida para ti?”.

Sí, Mallika, la princesa Vajiri es querida para mí”.

¿Qué piensas, señor? Si algún cambio y alteración ocurriese en la princesa Vajiri, ¿nacerían en ti el dolor, el lamento, la pena, la aflicción y la desesperanza?”.

Un cambio y alteración que ocurriese en la princesa Vajiri, significaría una alteración en mi propia vida. ¿Cómo no ocurrirían en mí el dolor, el lamento, la pena, la aflicción y la desesperanza?”.

Es en referencia a eso, señor, que el Bienaventurado que conoce y ve, realizado y plenamente iluminado, dijo: ‘El dolor, el lamento, la pena, la aflicción y la desesperanza nacen de aquellos que son queridos, surgen de aquellos que son queridos’.

[25-28] “¿Qué piensas, señor? ¿Es la noble princesa Vasabha querida para ti… Es el general Vidudabha querido para ti… Soy yo querida para ti… Son Kasi y Kosala queridos para ti?”.

Sí, Mallika, Kasi y Kosala son queridos para mí. Le debemos a Kasi y a Kosala que podamos usar su sándalo y vestir guirnaldas, tener perfumes y ungüentos”.

¿Qué piensas, señor? Si algún cambio y alteración ocurriese en Kasi y Kosala, ¿nacerían en ti el dolor, el lamento, la pena, la aflicción y la desesperanza?”.

Un cambio y alteración que ocurriese en Kasi y Kosala, significaría una alteración en mi propia vida. ¿Cómo no ocurriría en mí el dolor, el lamento, la pena, la aflicción y la desesperanza?”.

Es en referencia a eso, señor, que el Bienaventurado que conoce y ve, realizado y plenamente iluminado dijo: ‘El dolor, el lamento, la pena, la aflicción y la desesperanza nacen de aquellos que son queridos, surgen de aquellos que son queridos’”.

[29] “Esto es maravilloso, Mallika, es asombroso qué tan lejos el Bienaventurado penetró y vio con la sabiduría. Ven, Mallika, tráeme el agua de la ablución”.

Entonces, el rey Pasenadi de Kosala se levantó de su asiento y, arreglándose la vestimenta exterior sobre el hombro, extendió sus manos en un reverencial saludo hacia el Bienaventurado y pronunció esta exclamación tres veces: “¡Honor al Bienaventurado, realizado y plenamente iluminado! ¡Honor al Bienaventurado, realizado y plenamente iluminado! ¡Honor al Bienaventurado, realizado y plenamente iluminado!”.

 


FUENTES:

Bhikkhu Ñanamoli y Bhikkhu Bodhi (1995). Piyajatika Sutta – Born from Those Who Are Dear en The Middle-Length Discourses of the Buda: A Translation of the Majjhima Nikaya. Boston, Wisdom Publications. Pp. 718-722.

Piyajatikasuttam en Digital Pali Reader 4.1.

Traducido por Anton P. Baron

Editado por Federico Angulo y Anton P. Baron

Publicación de Bosque Theravada, 2015.