El Buda discute varios impedimentos para el progreso en la meditación que él mismo había experimentado durante su búsqueda de la iluminación.
[1] {236} Así lo he oído. En cierta ocasión, el Bienaventurado residía en Kosambi, en el parque de Ghosita.
[2] En aquel tiempo, los monjes de Kosambi comenzaron a reñir y pelear, a discutir con acritud y a atacarse mutuamente con palabras hirientes.
[3] Entonces, cierto monje fue adonde estaba el Bienaventurado, se le acercó, le ofreció sus respetos y se quedó de pie. Permaneciendo de pie, dijo así:
«He aquí, venerable señor, que los monjes de Kosambi han comenzado a reñir y pelear, a discutir con acritud y a atacarse mutuamente con palabras hirientes. Sería bueno que el Bienaventurado se acercara allí compasivamente.»
[4] El Bienaventurado consintió en silencio y se dirigió adonde estaban los monjes, se acercó y les dijo:
«Basta ya, monjes, no riñáis ni peleéis, no luchéis ni discutáis.»
Dicho esto, cierto monje respondió al Bienaventurado:
«Esperad, venerable señor. El Bienaventurado, el Maestro de la Enseñanza, que no se preocupe y que siga dedicado a la vivencia de la felicidad en el presente. Es a nosotros a quienes nos afectarán las riñas, peleas, luchas y discusiones.»
Por segunda y tercera vez, el Bienaventurado dijo lo mismo y por segunda y tercera vez recibió la misma respuesta.
[5] A la mañana siguiente, el Bienaventurado se vistió y, tomando su cuenco y su manto, se dirigió a Kosambi para recolectar alimentos. Habiendo regresado de recolectar la comida donada, después de comer, ordenó su aposento, tomó el cuenco y el manto, y, en pie, recitó estos versos:
[6] {237} Muchos gritan a la vez,
pero a nadie le parece estar equivocado.
La comunidad monástica se divide
pero nadie piensa que tiene la culpa.
Olvidando las palabras del sabio, hablan y hablan sin parar.
Ninguno cierra la boca
y nadie sabe por qué lo hacen.
‘Me insultó, me agredió, me venció, me robó’.
En aquellos que albergan tal enemistad,
el odio no cesa nunca.
En este mundo, el odio no cesa con más odio,
cesa cuando se deja de odiar , ésta es la ley eterna.
Algunos no comprenden
que es necesario contenerse,
pero los que sí lo entienden
de inmediato dejan de pelear.
Delincuentes que torturan y asesinan,
ladrones de ganado, caballos y riquezas,
salteadores de caminos,
si hay armonía entre ellos,
¿entre vosotros no la va a haber?
Si uno encuentra un amigo prudente,
buen compañero, Noble y sabio,
váyase con él, dichoso y atento,
superando toda dificultad.
Si uno no encuentra un amigo prudente,
buen compañero, Noble y sabio,
entonces, como el rey que renuncia a su reino después de vencido, que viva solo, como el elefante silvestre en el bosque.
Es mejor vivir solo que acompañado por un necio.
Vive solo, sin preocupaciones y sin hacer mal a nadie,
como el elefante silvestre en el bosque.
[7] {238} Entonces, el Bienaventurado, tras haber recitado estas estrofas estando de pie, fue al pueblo de Balakalonakara. En aquel entonces, el venerable Bhagu residía en él. El venerable Bhagu, al ver venir de lejos al Bienaventurado, le preparó un asiento yagua para lavarle los pies. El Bienaventurado se sentó en el lugar asignado y se lavó los pies. El venerable Bhagu ofreció sus respetos al Bienaventurado y se sentó a un lado. Una vez sentado, el Bienaventurado le dijo así:
«Monje, ¿estás bien, te va bien, tienes dificultad para que te donen comida?»
«Bienaventurado, estoy bien, me va bien y, venerable señor, no tengo dificultad para que me donen comida.»
Entonces, el Bienaventurado, tras enseñar, motivar, llenar de entusiasmo y animar al venerable Bhagu con una charla sobre la Enseñanza, se levantó y se fue hacia el parque de bambúes del este.
[8] {239} En aquel tiempo, el venerable Anuruddha, el venerable Nandiya y el venerable Kimbila residían en el parque. El guardián del parque vio venir de lejos al Bienaventurado y, al vede le dijo:
«Asceta, no entres al parque. Hay tres hijos de familia que viven deseando encontrarse a sí mismos; no les distraigas.»
[9] El venerable Anuruddha oyó lo que el guardián le decía al Bienaventurado y le dijo:
«Buen guardián, no le impidas el paso al Bienaventurado; es nuestro maestro. El Bienaventurado ha llegado.»
Entonces el venerable Anuruddha fue adonde estaban el venerable Nandiya y el venerable Kimbila, se les acercó y les dijo:
«Salid, venerables; salid, venerables. Nuestro maestro, el Bienaventurado, ha llegado.»
[10] Entonces el venerable Anuruddha, el venerable Nandiya y el venerable Kimbila fueron al encuentro del Bienaventurado. Uno le tomó el manto, otro le preparó un asiento y el otro trajo agua para lavarse los pies. El Bienaventurado se sentó en el lugar asignado y, sentado, se lavó los pies. Entonces los tres venerables ofrecieron sus respetos al Bienaventurado y se sentaron a un lado. Una vez sentados, el Bienaventurado dijo al venerable Anuruddha:
«Anuruddha, ¿estáis bien, os va bien, tenéis dificultades para que os donen comida?»
«Bienaventurado, nos encontramos bien, nos va bien y no tenemos dificultades para que nos donen comida.»
[11] «Anuruddha, ¿vivís bien avenidos, en armonía, sin discutir, unidos como la leche y el agua, contemplándoos amistosamente los unos a los otros?»
«Por supuesto, venerable señor, vivimos bien avenidos, en armonía, unidos como la leche y el agua, contemplándonos amistosamente los unos a los otros.»
«Y ¿cómo hacéis, Anuruddha, para vivir bien avenidos, en armonía, unidos como la leche y el agua, contemplándoos amistosamente los unos a los otros?»
[12] «Sobre esto, venerable señor, reflexiono así: ‘Es un bien para mí, un gran bien, vivir con tales compañeros la vida de santidad’. Y por ello, venerable señor, ofrezco a estos venerables, tanto públicamente como cuando estamos a solas, acciones corporales de benevolencia; y les ofrezco también palabras y pensamientos de benevolencia, tanto públicamente como cuando estamos a solas.
«Igualmente, venerable señor, reflexiono así: ‘¿Por qué no, dejando de hacer mi propia voluntad, hago la voluntad de estos venerables?’. Así que yo, venerable señor, dejando de hacer lo que yo quiero, hago lo que quieren hacer estos venerables.
«Venerable señor, ciertamente tenemos cuerpos distintos, pero, en verdad, una sola voluntad.»
El venerable Nandiya y el venerable Kimbila hablaron del mismo modo, diciendo:
«Sobre esto, venerable señor, reflexionamos así: ‘Es un bien para mí, un gran bien:.. Venerable señor, ciertamente tenemos cuerpos distintos, pero, en verdad, una sola voluntad.
«Así es, venerable señor, como vivimos bien avenidos, en armonía, unidos como la leche y el agua, contemplándonos amistosamente los unos a los otros.»
[13] {240} «Bien, bien, Anuruddha. Y, Anuruddha, ¿vivís diligentes, fervorosos y resueltos?»
«Por supuesto, venerable señor, vivimos diligentes, fervorosos y resueltos.»
«Y ¿cómo hacéis, Anuruddha, para vivir de este modo?»
[14] «He aquí, venerable señor, que el primero que regresa de recolectar la comida donada de la aldea, prepara los asientos, trae el agua para beber y lavarse las manos, y coloca el recipiente para los desperdicios. El que llega el último de recolectar la comida donada de la aldea, come, si quiere, de lo que ha quedado. Si no, recoge y tira los desperdicios donde no hay cultivos o en agua donde no hay seres vivientes. Recoge los asientos, el agua para beber y lavarse las manos, y, habiendo fregado el recipiente de los desperdicios, barre el refectorio. El que ve vacías o secas las jarras de agua para beber y lavarse las manos, las llena. Si le es imposible desplazarlas con su propia mano, llama a otro con un gesto de la mano y se las llevan entre los dos, sin que por ello, venerable señor, se pongan a hablar. Cada cinco días nos sentamos juntos para hablar toda la noche de la Enseñanza. De ese modo, venerable señor, vivimos diligentes, fervorosos y resueltos.»
[15] {241} «Bien, bien, Anuruddha. Y, Anuruddha, viviendo así, diligentes, fervorosos y resueltos, ¿habéis logrado y permanecido dichosamente en estados mentales sobrehumanos, propios del conocimiento y visión extraordinarios de los Nobles?»
«Venerable señor, viviendo diligentes, fervorosos y resueltos, percibimos luces y vemos formas. Al poco tiempo, las luces y la visión de formas se desvanecen pero no comprendemos lo que significa.»
[16] «Anuruddha, tenéis que comprender lo que significa. Anuruddha, antes de mi iluminación, siendo todavía un aspirante a la iluminación, yo también percibía luces y veía formas. Pronto las luces y la visión de formas se desvanecían. Y pensé: ‘¿Cuál es la causa, cuál es la razón por las que se desvanecen las luces y la visión de las formas?’.
«Entonces pensé: ‘La duda ha surgido en mí y a causa de la duda, pierdo la concentración, y al perderla, se desvanecen las luces y la visión de las formas. Así que obraré de manera que la duda no surja de nuevo’.
[17] «Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, volví a percibir luces ya ver formas. Y de nuevo, no mucho después, se desvanecieron las luces y la visión de formas. Y pensé: ‘¿Cuál es la causa, cuál es la razón por las que se desvanecen las luces y la visión de las formas?’
«Entonces pensé: ‘La falta de atención ha surgido en mí y a causa de la falta de atención, pierdo la concentración, y al perderla, se desvanecen las luces y la visión de las formas. Así que obraré de manera que ni la duda ni la falta de atención surjan de nuevo’.
[18] «Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, volví a percibir luces y a ver formas. Y de nuevo… Entonces pensé: ‘La pereza y la apatía han surgido en mí… Así que obraré de manera que ni la duda ni la falta de atención ni la pereza y la apatía surjan de nuevo’.
[19] «Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, volví a percibir luces y a ver formas. Y de nuevo… Entonces pensé: ‘El miedo ha surgido en mí…’
«Anuruddha, es como un hombre que fuera de camino y le asaltaran asesinos por ambos lados, y le entra un gran miedo, así, Anuruddha, surgió en mí el miedo y a causa del miedo perdí la concentración y al perderla, se desvanecieron las luces y la visión de las formas. ‘Así que obraré de manera que ni la duda, ni la falta de atención, ni la pereza y la apatía, ni el miedo surjan de nuevo’.
[20] «Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, volví a percibir luces y a ver formas. Y de nuevo… Entonces pensé: ‘La exultación ha surgido en mí…’
«Anuruddha, al igual que un hombre que fuera en busca del acceso a un tesoro oculto y encontrara cinco entradas a la vez, a causa de ello surgiría en él la exultación, así, Anuruddha, la exultación surgió en mí y a causa de la exultación perdí la concentración y al perderla, se desvanecieron las luces y la visión de las formas. ‘Así que obraré de manera que ni la duda, ni la falta de atención… ni el miedo ni la exultación surjan de nuevo’.
[21] «Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, volví a percibir luces y a ver formas… Y de nuevo… Entonces pensé: ‘La malignidad ha surgido en mi… Así que obraré de manera que ni la duda, ni la falta de atención… ni la exultación ni la malignidad surjan de nuevo’.
[22] «Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, volví a percibir luces y a ver formas. Y de nuevo… Entonces pensé: ‘El exceso de energía ha surgido en mí…’ Anuruddha, al igual que un hombre que agarrase fuertemente una codorniz con ambas manos la mataría, así, Anuruddha, el exceso de energía surgió en mí y a causa del exceso de energía perdí la concentración y, al perderla, se desvanecieron las luces y la visión de las formas.. Así que obraré de manera que ni la duda, ni la falta de atención… ni la malignidad ni el exceso de energía surjan de nuevo.
[24] «Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, volví a percibir luces y a ver formas. Y de nuevo… Anuruddha, al igual que un hombre que agarrase una codorniz pero sin hacer fuerza, se le escaparía de las manos, así, Anuruddha, la falta de energía surgió en mí y a causa de la falta de energía perdí la concentración y, al perderla, se desvanecieron las luces y la visión de las formas… ‘Así que obraré de manera que ni la duda, ni la falta de atención… ni el exceso ni la falta de energía surjan de nuevo».
«Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, volví a percibir luces y a ver formas. Y de nuevo… Entonces pensé: ‘El anhelo ha surgido en mi… ‘Así que obraré de manera que ni la duda, ni la falta de atención… [se repite lo mismo]… ni la falta de energía ni el anhelo surjan de nuevo’.
[25] «Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, volví a percibir luces y a ver formas. Y de nuevo… Entonces pensé: ‘La percepción de la multiplicidad ha surgido en mí… ‘Así que obraré de manera que ni la duda, ni la falta de atención…. ni el anhelo ni la percepción de la multiplicidad surjan de nuevo.’
«Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, volví a percibir luces y a ver formas. Y de nuevo, no mucho después, se desvanecieron las luces y la visión de formas. Y pensé: ‘¿Cuál es la causa, cuál es la razón por las que se desvanecen las luces y la visión de las formas?’
[26] «Entonces pensé: ‘Demasiada contemplación de las formas ha surgido en mí y a causa de ello pierdo la concentración, y al perderla se desvanecen las luces y la visión de las formas. Así que obraré de manera que ni la duda, ni la falta de atención… ni la percepción de la multiplicidad ni demasiada contemplación de las formas surjan de nuevo’.
[27] {242} «Así, Anuruddha, sabiendo que la duda es una impureza de la mente, renuncié a la duda que es una impureza de la mente; sabiendo que la falta de atención… la pereza y la apatía… el miedo… la exultación… la malignidad… el exceso de energía… la falta de energía… el anhelo… la percepción de la multiplicidad… y la demasiada contemplación de las formas, son impurezas de la mente, renuncié a la falta de atención… la pereza y la apatía… el miedo… la exultación… la malignidad… el exceso de energía… la falta de energía… el anhelo… la percepción de la multiplicidad… y la demasiada contemplación de las formas.
[28] {243} «Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, percibía luces pero no veía formas, o bien veía formas pero no percibía luces, y esto durante todo un día, o toda una noche, o todo un día y una noche.
«Entonces, Anuruddha, pensé: ‘¿Cuál es la causa, cuál es la razón por la que percibo luces pero no veo formas o bien veo formas pero no percibo luces, yeso durante todo un día, o toda una noche, o todo un día y una noche?’ Y entonces, Anuruddha, pensé: ‘Percibo las luces pero no veo las formas cuando no prestando atención a la señal de las formas, la presto a la señal de las luces; veo las formas pero no percibo las luces, cuando, no prestando atención a la señal de las luces, la presto a la señal de las formas, y eso, durante todo un día, o toda una noche, o todo un día y una noche’.
[29] «Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, percibía luces limitadas y veía formas limitadas, o bien veía formas ilimitadas y percibía luces ilimitadas, yeso durante todo un día, o toda una noche, o todo un día y una noche. Entonces, Anuruddha, pensé: ‘¿Cuál es la causa, cuál es la razón por la que percibo luces limitadas y veo formas limitadas, o bien veo formas ilimitadas y percibo luces ilimitadas, yeso, durante todo un día, o toda una noche, o todo un día y una noche?’
«Y entonces, Anuruddha, pensé: ‘Cuando la concentración es limitada, entonces la visión es limitada; así que con visión limitada percibo luces limitadas y veo formas limitadas. Cuando la concentración es ilimitada, entonces la visión es ilimitada; así que con visión ilimitada percibo luces ilimitadas y veo formas ilimitadas, yeso durante todo un día, o toda una noche, o todo un día y una noche’.
[30] {244} «Así, Anuruddha, sabiendo que la duda es una impureza de la mente, renuncié a la duda que es una impureza de la mente; sabiendo que la falta de atención… la pereza y la apatía… el miedo… la exultación… la malignidad… el exceso de energía… la falta de energía… anhelo… la percepción de la multiplicidad… y la demasiada contemplación de las formas, son impurezas de la mente, renuncié a la falta de atención… la pereza y la apatía… el miedo… la exultación… la malignidad… el exceso de energía… la falta de energía… anhelo… la percepción de la multiplicidad… y la demasiada contemplación de las formas.
[31] «Entonces pensé: ‘He renunciado a estas impurezas de la mente y ahora voy a dedicarme de tres maneras al cultivo de la concentración’. Así, cultivé la concentración con ideación y la reflexión; cultivé la concentración sin ideación pero con reflexión; cultivé la concentración sin ideación y sin reflexión; cultivé la concentración con gozo; cultivé la concentración sin gozo; cultivé la concentración acompañada de contento y cultivé la concentración acompañada de ecuanimidad.
[32] {245} «Así, Anuruddha, cultivada la concentración con ideación y reflexión; cultivada la concentración sin ideación pero con reflexión; cultivada la concentración sin ideación y sin reflexión; cultivada la concentración con gozo; cultivada la concentración sin gozo; cultivada la concentración acompañada de contento y cultivada la concentración acompañada de ecuanimidad, el conocimiento y la visión surgieron en mí: ‘Mi liberación es inconmovible, éste es mi último nacimiento, no hay ya más devenir.'»
Así habló el Bienaventurado, y el venerable Anuruddha gozó y se complació con sus palabras.
FUENTE:
SOLÉ-LERIS, Amadeo y Abraham Vélez de Cea (2004) Mjjhima Nikaya: Los sermones medios del Buddha. Versión digital
Revisión y edición: Isidatta
Publicación del Bosque Theravada, 2011