MN 122 {11M.3.2,185-196} Mahasunnata Sutta – Gran discurso sobre la vacuidad

Al encontrar a los monjes reunidos, socializando en demasía, el Buda instruye al Venerable Ananda sobre la necesidad de la reclusión con el fin de morar en la vacuidad.

[Leer en pali]

[1] {185} Esto he escuchado. En una ocasión, el Bienaventurado estaba morando en una ciudad de los sakyanos de nombre Kapilavatthu, en el Parque Nirodha.

 

[2] Entonces, por la mañana temprano, el Bienaventurado se vistió y, tomando su cuenco y el hábito exterior, entró a Kapilavatthu en busca de la comida de limosnas. Cuando haya recorrido a Kapilavatthu en busca de limosnas y haya retornado de esta su habitual ronda de la búsqueda de la comida, después de haberse alimentado, se fue junto a un sakyano de nombre Kalakhemaka para establecer allí su morada diurna.

 

{186} En este tiempo, había muchos lugares de descanso preparados en el lugar donde vivía el sakyano Kalakhemaka. Cuando el Bienaventurado vio esto, pensó lo siguiente: «He aquí, hay muchos lugares de descanso preparados en el lugar donde vive el sakyano Kalakhemaka. ¿Será que hay muchos monjes que están viviendo allí?»

 

En esta ocasión, el Venerable Ananda junto con muchos monjes estaba ocupado confeccionando los hábitos en Ghata, una estancia de los sakyanos. Entonces, cuando era de tarde el Bienaventurado emergió de su reclusión y se fue a Ghata, la estancia de los sakyanos. Estando allí, se sentó en el asiento que estaba preparado para él y dijo al Venerable Ananda:

 

«Ananda, he aquí, hay muchos lugares de descanso preparados en el lugar donde vive el sakyano Kalakhemaka. ¿Será que hay muchos monjes que están viviendo allí?»

 

«Venerable señor, hay muchos lugares de descanso preparados en el lugar donde vive el sakyano Kalakhemaka. Y hay muchos monjes que están viviendo allí. Este es nuestros tiempo dedicado a confeccionar los hábitos, venerable señor».

 

[3] «Ananda, el monje no brilla deleitándose en la compañía, buscando deleite en la compañía ni siendo devoto él mismo a la compañía; el monje no brilla deleitándose en la sociedad, buscando deleite en la sociedad ni siendo devoto él mismo a la sociedad. De hecho, Ananda, no es posible que el monje que se deleita en la compañía, busca deleite en la compañía y es devoto él mismo a la compañía, que se delita en la sociedad, que busca deleite en la sociedad y es devoto él mismo a la sociedad, obtenga alguna vez a voluntad, sin problema ni dificultad, la dicha del renunciamiento, la dicha de la reclusión, la dicha de la paz, la dicha del despertar. Pero, se puede esperar que cuando el monje vive sólo, retirado de la sociedad, obtendrá a voluntad, sin problema ni dificultad, la dicha del renunciamiento, la dicha de la reclusión, la dicha de la paz, la dicha del despertar.

 

[4] «De hecho, Ananda, no es posible que el monje que se deleita en la compañía, busca deleite en la compañía y es devoto él mismo a la compañía, que se delita en la sociedad, que busca deleite en la sociedad y es devoto él mismo a la sociedad, ni siquiera entre alguna vez y more en la liberación de la mente que es temporal y deleitosa, ni menos aún, en la que es perpetua e inamovible. Pero, se puede esperar que cuando el monje vive sólo, retirado de la sociedad, entre y more en la liberación de la mente que es temporal y deleitosa, y aún, en la que es perpetua e inamovible.

 

[5] «No veo ninguna clase de forma, Ananda, de cuyo cambio y alteración no surja el dolor, el lamento, la pena, la aflicción y desesperanza para alguien que la codicia y busca deleite en ella.

 

[6] {187} «Sin embargo, Ananda, existe una morada descubierta por el Tathagata: entrar y morar internamente en la vacuidad, no prestando atención a signo alguno. Cuando el Tathagata está morando de esta manera y es visitado por algún monje o monja, discípulo laico o discípula laica, por el rey o alguno de sus ministros, por algún líder del otro credo o alguno de sus discípulos, entonces, con la mente propensa a la reclusión, introvertida, deleitada y seducida por el renunciamiento, eliminando completamente las cosas que son las bases de las contaminaciones, invariablemente les habla de manera de despedirse de ellos.

 

[7] «Por eso, Ananda, si el monje tuviese este deseo: ‘voy a entrar y morar internamente en la vacuidad’, debería estabilizar su mente, aquietarla, direccionarla a un solo punto y concentrarla.

 

{188} «Y, ¿cómo, Ananda, él estabiliza su mente, la aquieta, la direcciona a un solo punto y la concentra?

 

[8] «He aquí, Ananda, completamente recluido de los placeres sensuales, recluido de los perjudiciales estados mentales, el monje entra y permanece en el primer jhana… en el segundo jhana… en el tercer jhana… en el cuarto jhana, el cual carece tanto de la pena como del placer, y es purificado por la atención consciente a través de la ecuanimidad. Es así, Ananda, cómo el monje estabiliza su mente, la aquieta, la direcciona a un solo punto y la concentra.

 

[9] «Entonces, él presta atención a la vacuidad internamente. Mientras presta atención a la vacuidad internamente, su mente no entra en la vacuidad internamente, tampoco adquiere confidencia, firmeza ni decisión. Y cuando esto es así, comprende esto: ‘Mientras presto atención a la vacuidad internamente, mi mente no entra en la vacuidad internamente, tampoco adquiero confidencia, firmeza ni decisión.’ De esta manera, tiene la plena conciencia de esto.

 

«Además, él presta atención a la vacuidad externamente… presta atención a la vacuidad interna y externamente…. presta atención a la imperturbabilidad. Mientras presta atención a la imperturbabilidad, su mente no entra en la imperturbabilidad, tampoco adquiere confidencia, firmeza ni decisión. Y cuando esto es así, comprende esto: ‘Mientras presto atención a la imperturbabilidad, mi mente no entra en la imperturbabilidad, tampoco adquiero confidencia, firmeza ni decisión.’ De esta manera, tiene la plena conciencia de esto.

 

[10] «Entonces, aquel monje debería estabilizar su mente, aquietarla, direccionarla a un solo punto y concentrarla en el mismo signo de concentración que antes. Entonces, él presta atención a la vacuidad internamente. Mientras presta atención a la vacuidad internamente, su mente entra en la vacuidad internamente, también adquiere confidencia, firmeza y decisión. Y cuando esto es así, comprende esto: ‘Mientras presto atención a la vacuidad internamente, mi mente entra en la vacuidad internamente, también adquiero confidencia, firmeza y decisión.’ De esta manera, tiene la plena conciencia de esto.

 

«Además, él presta atención a la vacuidad externamente… presta atención a la vacuidad interna y externamente…. presta atención a la imperturbabilidad. Mientras presta atención a la imperturbabilidad, su mente entra en la imperturbabilidad, también adquiere confidencia, firmeza y decisión. Y cuando esto es así, comprende esto: ‘Mientras presto atención a la imperturbabilidad, mi mente entra en la imperturbabilidad, también adquiero confidencia, firmeza y decisión.’ De esta manera, tiene la plena conciencia de esto.

 

[11] {189} «Mientras que el monje mora de esta manera y su mente se inclina a caminar, entonces camina pensando esto: ‘mientras esté caminando así, ningún perjudicial estado mental de codicia y pesar me va a asaltar’. De esta manera, tiene la plena conciencia de esto. Mientras que el monje mora de esta manera y su mente se inclina a estar de pie, entonces está de pie… se inclina a sentarse, entonces se sienta… se inclina a recostarse, entonces se recuesta pensando esto: ‘mientras esté recostado así, ningún perjudicial estado mental de codicia y pesar me va a asaltar’. De esta manera, tiene la plena conciencia de esto.

 

[12] «Mientras el monje mora de esta manera y su mente se inclina a hablar, resuelve lo siguiente: ‘semejante charla es baja, vulgar, grosera, innoble, no beneficiosa, no conducente al desencanto, al desapasionamiento, al cese, a la paz, al conocimiento directo, al despertar, al Nibbana; es decir, si es una charla sobre los reyes, los ladrones, los ministros, las armas, los peligros, las batallas, la comida, la bebida, las vestimentas, las camas, las guirnaldas, los perfumes, los parientes, los vehículos, los pueblos, las ciudades, los municipios, los países, las mujeres, los héroes, las calles, los bienes, la muerte, las trivialidades, el origen del mundo, el origen del mar, que las cosas sean así o de otra forma: no profiero semejante charla.’ De esta manera, tiene la plena conciencia de esto.

 

«Además, resuelve lo siguiente: ‘la clase de charla que se ocupa de la limpieza, que favorece la liberación de la mente, que conduce al desencanto, al desapasionamiento, al cese, a la paz, al conocimiento directo, al despertar, al Nibbana; es decir, la charla sobre desear poco, sobre el contentamiento, la reclusión, el alejamiento de la sociedad, el surgimiento de la energía, la virtud, la concentración, la sabiduría, la liberación, el conocimiento y la visión de la liberación: en charlas de esta clase participo.’ De esta manera, tiene la plena conciencia de esto.

 

[13] «Mientras el monje mora de esta manera y su mente se inclina a pensar, resuelve lo siguiente: ‘semejantes pensamientos son bajos, vulgares, groseros, innobles, no beneficiosos, no conducentes al desencanto, al desapasionamiento, al cese, a la paz, al conocimiento directo, al despertar, al Nibbana; es decir, los pensamientos sobre los deseos sensoriales, los pensamientos sobre la animadversión y pensamientos sobre la crueldad: no voy a pensar semejantes pensamientos.’ De esta manera, tiene la plena conciencia de esto.

 

«Además, resuelve lo siguiente: ‘la clase de pensamientos que se son nobles y emancipadores, que conducen al que practica de acuerdo a ellos, a la completa destrucción de la insatisfacción, es decir, los pensamientos sobre el renunciamiento, los pensamientos contrarios a la animadversión y pensamientos contrarios a la crueldad: voy a pensar semejantes pensamientos.’ De esta manera, tiene la plena conciencia de esto.

 

[14] {190} «Ananda, existen estas cinco cuerdas de los placeres sensuales. Y, ¿cuáles son estas cinco? Las formas cognoscibles a través del ojo que son deseables, codiciables, agradables y atractivas, conectadas al deseo sensual y que provocan la codicia. Los sonidos cognoscibles a través del oído… Los olores cognoscibles a través de la nariz… Los sabores cognoscibles a través de la lengua… Los objetos tangibles cognoscibles a través del cuerpo que son deseables, codiciables, agradables y atractivos, conectados al deseo sensual y que provocan la codicia. Éstas son las cinco cuerdas de los placeres sensuales.

 

[15] «En esto el monje debería constantemente revisar su propia mente: ‘¿Ha surgido en mí alguna excitación mental concerniente a alguna base entre estas cinco cuerdas del deseo sensorial?’ Si al revisar así su mente, el monje comprende que: ‘ha surgido en mí una excitación mental concerniente a alguna base entre estas cinco cuerdas del deseo sensorial’, entonces comprende esto: ‘el deseo y la codicia por las cinco cuerdas de los placeres sensuales no han sido abandonados en mí’. Pero, si al revisar su mente, el monje comprende que: ‘no ha surgido en mí excitación mental alguna concerniente a alguna base entre estas cinco cuerdas del deseo sensorial’, entonces comprende esto: ‘el deseo y la codicia por las cinco cuerdas de los placeres sensuales han sido abandonados en mí’. De esta manera, tiene la plena conciencia de esto.

 

[16] {191} «Ananda, existen estos cinco cúmulos del apego, en consideración de los cuales, el monje debería continuamente contemplar su surgir y desaparecer de esta manera: ‘así es la forma, así es su surgir y así es su desaparición; así es la sensación, así es su surgir y así es su desaparición; así es la percepción, así es su surgir y así es su desaparición; así son las formaciones, así es su surgir y así es su desaparición; así es la conciencia, así es su surgir y así es su desaparición’.

 

[17] «Cuando él mora contemplando el surgir y el desaparecer de estos cinco cúmulos del apego, la presunción de ‘yo soy’ [que surge] sobre la base de estos cinco cúmulos del apego es abandonada en él. Cuando esto es así, aquel monje comprende: la presunción de ‘yo soy’ [que surge] sobre la base de estos cinco cúmulos del apego es abandonada en mí.’ De esta manera, tiene la plena conciencia de esto.

 

[18] «Estos estados tienen una basa enteramente saludable; son nobles, sobrenaturales e inaccesibles al Malvado.

 

[19] «¿Qué opinas, Ananda? ¿Qué bien ve el discípulo, qué bien debería buscar en la compañía del Maestro, incluso cuando se le dice que se vaya?»

 

«Venerable señor, nuestras enseñanzas están arraigadas en el Bienaventurado, guiadas por el Bienaventurado y tienen al Bienaventurado como su resorte. Sería bueno que el Bienaventurado explicara el significado de estas palabras. Habiendo escuchado esto del mismo Bienaventurado, los monjes se van a acordar de esto».

 

[20] {192} «Ananda, el discípulo no debería buscar la compañía del Maestro con el fin de escuchar [cualquier clase de] sus discursos, versos o exposiciones. Y, ¿por qué así? Por mucho tiempo, Ananda, aprendías las enseñanzas, las recordabas, las recitabas verbalmente, las examinabas mentalmente y penetrabas en ellas con la visión. Pero estas charlas, Ananda, se ocupan de la limpieza, favorecen la liberación de la mente, conducen al desencanto, al desapasionamiento, al cese, a la paz, al conocimiento directo, al despertar, al Nibbana; es decir, son charlas sobre desear poco, sobre el contentamiento, la reclusión, el alejamiento de la sociedad, el surgimiento de la energía, la virtud, la concentración, la sabiduría, la liberación, el conocimiento y la visión de la liberación: con el fin de escuchar esta clase de charlas, el discípulo debería buscar la compañía del Maestro incluso cuando se le dice que se vaya.

 

[21] «Siendo que esto es así, Ananda, se puede concretar la ruina del maestro, se puede concretar la ruina del discípulo y se puede concretar la ruina del que vive la vida santa.

 

[22] {193} «Y, cómo, Ananda, se puede concretar la ruina del maestro? He aquí, algún maestro se apoya en un lugar recluido de descanso: en el bosque, al pie de un árbol, en la montaña, en una cañada, en la cueva de una ladera, en el cementerio, en el matorral de la selva, al aire libre o sobre un montículo de paja. Y mientras él vive así recluido, lo visitan los brahmanes y hombres hogareños desde la ciudad y el pueblo, y como resultado de esto se extravía, se llena de deseos, sucumbe a la codicia y retorna a los lujos. De este tipo de maestro se dice que está arruinado con la ruina del maestro. Ha sido abatido por los perjudiciales estados que lo manchan, traen la renovación de la existencia, producen contravenciones, maduran en la insatisfacción y lo conducen al futuro nacimiento, vejez y la muerte. Es así cómo se concreta la ruina del maestro.

 

[23] {194} «Y, cómo, Ananda, se puede concretar la ruina del discípulo? He aquí, algún discípulo, emulando a su maestro, se apoya en un lugar recluido de descanso: en el bosque, al pie de un árbol, en la montaña, en una cañada, en la cueva de una ladera, en el cementerio, en el matorral de la selva, al aire libre o sobre un montículo de paja. Y mientras él vive así recluido, lo visitan los brahmanes y hombres hogareños desde la ciudad y el pueblo, y como resultado de esto se extravía, se llena de deseos, sucumbe a la codicia y retorna a los lujos. De este tipo de discípulo se dice que está arruinado con la ruina del discípulo. Ha sido abatido por los perjudiciales estados que lo manchan, traen la renovación de la existencia, producen contravenciones, maduran en la insatisfacción y lo conducen al futuro nacimiento, vejez y la muerte. Es así cómo se concreta la ruina del discípulo.

 

[24] {195} «Y, cómo, Ananda, se puede concretar la ruina de alguien que vive la vida santa? He aquí, el Tathagata aparece en el mundo, realizado y plenamente despierto, perfecto en el verdadero conocimiento y la conducta, el sublime, el conocedor de los mundos, el incomparable líder de los que han de ser amansados, el maestros de los dioses y seres humanos, iluminado, bendito. Y él se apoya en un lugar recluido de descanso: en el bosque, al pie de un árbol, en la montaña, en una cañada, en la cueva de una ladera, en el cementerio, en el matorral de la selva, al aire libre o sobre un montículo de paja. Y mientras vive así recluido, lo visitan los brahmanes y hombres hogareños desde la ciudad y el pueblo, pero él no se extravía, no se llena de deseos, no sucumbe a la codicia ni retorna a los lujos. Pero el discípulo de este Maestro, emulando a su Maestro, se apoya en un lugar recluido de descanso: en el bosque, al pie de un árbol, en la montaña, en una cañada, en la cueva de una ladera, en el cementerio, en el matorral de la selva, al aire libre o sobre un montículo de paja. Y mientras él vive así recluido, lo visitan los brahmanes y hombres hogareños desde la ciudad y el pueblo, y como resultado se extravía, se llena de deseos, sucumbe a la codicia y retorna a los lujos. De este tipo del que vive la vida santa se dice que está arruinado con la ruina del que vive la vida santa. Ha sido abatido por los perjudiciales estados que lo manchan, traen la renovación de la existencia, producen contravenciones, maduran en la insatisfacción y lo conducen al futuro nacimiento, vejez y la muerte. Es así cómo se concreta la ruina de alguien que vive la vida santa. Pero en esto, Ananda, la ruina de alguien que vive la vida santa tiene resultados más dolorosos, los resultados más amargos que la ruina del maestro o la ruina del discípulo, y hasta puede llevar a la perdición.

 

[25] {196} «Por eso, Ananda, condúcete en consideración a mí con amistad, no con hostilidad. Que esto te conduzca al bienestar y felicidad por largo tiempo. Y, ¿cómo, Ananda, se conducen los discípulos en consideración a su maestro con hostilidad y no con amistad? He aquí, Ananda, el Maestro, compasivo y deseoso de su bienestar, enseña el Dhamma a sus discípulos por la compasión así: ‘éste es vuestro bienestar, ésta es vuestra felicidad’. Pero sus discípulos no lo quieren escuchar, ni prestar atención ni ejercitar sus mentes para entenderlo. Se descarrían y se apartan de la Dispensación del Maestro. Así se conducen, Ananda, los discípulos en consideración a su maestro con hostilidad y no con amistad.

 

[26] «Y, ¿cómo, Ananda, se conducen los discípulos en consideración a su maestro con amistad y no con hostilidad? He aquí, Ananda, el Maestro, compasivo y deseoso de su bienestar, enseña el Dhamma a sus discípulos por la compasión así: ‘éste es vuestro bienestar, ésta es vuestra felicidad’. Y sus discípulos quieren escucharlo, prestan atención y ejercitan sus mentes para entenderlo. Ellos no se descarrían ni se apartan de la Dispensación del Maestro. Así se conducen, Ananda, los discípulos en consideración a su maestro con amistad y no con hostilidad.

 

«Por eso, Ananda, condúcete en consideración a mí con amistad, no con hostilidad. Que esto te conduzca al bienestar y felicidad por largo tiempo.

 

[27] «Ananda, no voy a tratarte como un alfarero trata a la arcilla húmeda. Restringiéndote repetidamente, Ananda, voy a hablarte. Amonestándote repetidamente, Ananda, voy a hablarte. Lo esencial del sonido permanecerá [1]

 

Esto es lo que dijo el Bienaventurado y el Venerable Ananda fue satisfecho y se deleitó en las palabras del Bienaventurado.


 

NOTAS:

 

[1] El símil no es muy claro sin la ayuda de los Comentarios. El contraste debe entenderse entre la forma, en la cual, el alfarero trata a la arcilla húmeda, por un lado y a la olla al horno, producida a partir de esta arcilla. Los Comentarios parafrasean el símil de esta manera:

 

«Después de haberos aconsejado, no permaneceré en silencio: voy a aconsejaros y amonestaros continuamente. Al igual que un alfarero prueba sus ollas al horno, poniendo atrás aquellas que tienen hendeduras, rajaduras o están fallidas y manteniendo sólo las que pasan por la prueba, así también, os probaré continuamente a vosotros aconsejando y amonestándoos. Aquellos de vosotros que emiten el sonido, habiendo alcanzado el sendero y su fruto, pasarán la prueba».


 

FUENTES:

 

Bhukkhu Nanamoli y Bhikkhu Bodhi (2001) «Mahasunnata Sutta: The Grater Discourse on Voidness» en The Middle Discourses of the Buda: A Translation of the Majjhima Nikaya. Boston, Wisdom Publications. Págs. 971-978.

 

«Mahasunnatasutta» en World Tipitaka Edition, http://studies.worldtipitaka.org/tipitaka/11M/3/3.2 13 de mayo de 2008


 

Traducido y publicado por Isidatta para el Bosque Theravada, 2011

Publicación del Bosque Theravada, 2011