El Buda, una vez más, se encuentra con Saccaka y, en el transcurso de la discusión sobre el desarrollo del cuerpo y desarrollo de la mente, relata y detalla sus propias experiencias en la búsqueda espiritual.
[1] {364} Así lo he oído. En cierta ocasión, el Bienaventurado residía en Vesali, en la gran arboleda, en la casa del pináculo.
[2] En aquella ocasión, bien abrigado, por la mañana, llevando consigo el cuenco y el manto, se aprestaba a ir a Vesali en busca de comida.
[3] Entonces Saccaka, el hijo de los Niganthas, que estaba dando un paseo, se acercó a la casa del pináculo, en la gran arboleda.
El venerable Ananda, lo vio venir de lejos, y dijo al Bienaventurado:
«Venerable señor, viene Saccaka, el hijo de los Niganthas, un polemista ducho en debates y al que muchos dan su beneplácito. Venerable señor, ése quiere desprestigiar al Buddha, a la Enseñanza ya la Comunidad de monjes. Sería bueno que, por compasión, el Bienaventurado se sentara un momento con él.»
El Bienaventurado se sentó en el asiento que le habían preparado. Entonces Saccaka, el hijo de los Niganthas, se acercó al Bienaventurado e intercambió saludos con él. Terminada esa charla amigable y cortés, se sentó a un lado. Una vez sentado, Saccaka, el hijo de los Niganthas dijo así al Bienaventurado:
[4] {365} «Maestro Gotama, hay ascetas y brahmanes que dedican su vida al cultivo del cuerpo y no al cultivo de la mente. Ésos, venerable señor, se topan con sensaciones corporales dolorosas. En otros tiempos, al toparse con dichas sensaciones corporales dolorosas, había a quien se le paralizaban las piernas, se le reventaba el corazón, echaba sangre por la boca, se volvía loco y perdía la cabeza. Esto es lo que puede ocurrir si la mente se subordina al cuerpo y es dominada por el mismo. ¿Y por qué?, pues porque no se ha cultivado la mente.
«Maestro Gotama, hay ascetas y brahmanes que dedican su vida al cultivo de la mente y no al cultivo del cuerpo. Ésos, venerable señor, se topan con sensaciones mentales dolorosas. En otros tiempos, al toparse con dichas sensaciones mentales dolorosas, había a quien se le paralizaban las piernas, se le reventaba el corazón, echaba sangre por la boca, se volvía loco y perdía la cabeza. Esto es lo que puede ocurrir si el cuerpo se subordina a la mente y es dominado por la misma.
«¿Y por qué?, pues porque no se ha cultivado el cuerpo.
«Me parece, maestro Gotama, que tus discípulos dedican sus vidas al cultivo de la mente pero no al cultivo del cuerpo.»
[5] {366} «Pero, Aggivessana, ¿qué sabrás tú del cultivo del cuerpo?»
«Tomemos el caso de Nanda Vaccha, Kisa Sankicca y Makkhali Gosala. Ésos van por ahí desnudos, rechazando las convenciones sociales, chupándose los dedos, sin acudir cuando se les llama ni deteniéndose cuando son saludados. No aceptan ofrendas de comida, ni la preparada especialmente para ellos, ni las invitaciones para comer. No toman alimento que provenga directamente de una olla o sartén, ni en un umbral, ni entre leña y almireces, ni de dos que estén comiendo juntos, ni de una embarazada, ni de mujer que esté dando de mamar, ni de mujer que se amanceba con un hombre, ni de distribuciones públicas, ni de donde haya perros esperando o pululen moscas. No toman pescado ni carne, ni bebidas alcohólicas o fermentadas. Son hombres de una sola casa y un solo bocado, o de dos, o de tres… o de siete casas y siete bocados. Se sustentan con una ración, con dos… con siete raciones. Comen una vez al día, o cada dos días, o una vez a la semana, o siguen la práctica de comer a intervalos de quince días.»
[6] «¿Se sustentan con tan poco, Aggivessana?
«No, maestro Gotama, de vez en cuando se alimentan de manjares exquisitos, sabrosos y suculentos, o beben excelentes bebidas. Así, consiguen de nuevo fortaleza y vigor hasta volver a engordar.»
«Así pues, Aggivessana, recuperan lo que han perdido previamente, de manera que su cuerpo disminuye primero y aumenta después. Pero, Aggivessana, ¿qué sabrás tú del cultivo de la mente?»
Saccaka, el hijo de los Niganthas, al ser preguntado sobre este particular, no supo qué responder.
[7] {367} Entonces el Bienaventurado le dijo:
«Aggivessana, lo que acabas de describir como cultivo del cuerpo no corresponde a lo que es el cultivo del cuerpo en la Enseñanza y la Noble Disciplina. Aggivessana, si no sabes lo que es el cultivo del cuerpo, ¿cómo vas a saber lo que es el cultivo de la mente? Aggivessana, si quieres saber cómo es el que tiene el cuerpo y la mente sin cultivar, escucha con cuidadosa atención y hablaré.»
«Si, venerable señor» -contestó Saccaka, el hijo de los Niganthas.
Y el Bienaventurado dijo así:
[8] {368} «¿Cómo Aggivessana, es el que tiene el cuerpo y la mente sin cultivar?
He aquí, Aggivessana, que en un hombre común sin instruir surge una sensación de placer. Al toparse con esa sensación de placer se aficiona y se hace adicto. La sensación de placer cesa. Al cesar la sensación de placer surge una sensación de dolor. Al toparse con esa sensación de dolor se apena, se aflige, se lamenta, se golpea el pecho sollozando y se abruma. Aggivessana, cuando surge la sensación de placer se establece, apoderándose de la mente porque el cuerpo está sin cultivar. Cuando surge la sensación de dolor se establece, apoderándose de la mente porque la mente está sin cultivar. Aggivessana, quienquiera que de estas dos maneras tenga sensaciones de placer o dolor, que, cuando surgen, se establecen apoderándose de la mente, tiene el cuerpo y la mente sin cultivar.
[9] {369} «¿Y cómo es el que tiene el cuerpo y la mente cultivados?
He aquí, Aggivessana, que en un Noble Discípulo bien instruido, surge una sensación de placer. Al toparse con esa sensación de placer no se aficiona y no se hace adicto. La sensación de placer cesa. Al cesar la sensación de placer surge una sensación de dolor. Al toparse con esa sensación de dolor no se apena, no se aflige, no se lamenta, no se golpea el pecho sollozando y no se abruma. Aggivessana, cuando surge la sensación de placer no se establece apoderándose de la mente porque el cuerpo está cultivado. Cuando surge la sensación de dolor no se establece apoderándose de la mente porque la mente está cultivada. Aggivessana, quienquiera que de estas dos maneras tenga sensaciones de placer o dolor, que, cuando surgen, no se establecen apoderándose de la mente, tiene el cuerpo y la mente cultivados.»
[10] {370} «Así pues tendré que creer que el maestro Gotama tiene el cuerpo y la mente cultivados.»
«Tus palabras, Aggivessana, son insultantes y descaradas. No obstante te responderé: desde que me afeité pelo y barba, me puse el hábito amarillo y di el paso de la vida del hogar a la vida sin hogar, no ha habido jamás sensación de placer ni de dolor que, surgida, se estableciese apoderándose de mi mente.»
[11] «¿Que no se ha dado nunca una sensación de placer o de dolor en el maestro Gotama que, surgida, se estableciese apoderándose de su mente?»
[12] {371} «¿Por qué no ha de poder ser, Aggivessana? He aquí, Aggivessana, que antes de mi iluminación, siendo todavía un aspirante sin iluminar, pensé: ‘La vida en el hogar está llena de estorbos e impurezas. La vida sin hogar es al aire libre. No es fácil, viviendo en un hogar, practicar la vida de santidad en su máxima integridad y completamente pura hasta el final, brillante como la madreperla. ¿Y si me cortase cabellos y barba, y poniéndome el hábito anaranjado dejase el hogar para salir a la vida sin hogar?’.
[13] Al cabo de un tiempo, siendo todavía un joven pelinegro, dotado del divino tesoro de la juventud, en la flor de la vida, aun contraviniendo la voluntad de mis padres que lloraban y gemían, me afeité pelo y barba, me puse el hábito anaranjado y di el paso de la vida del hogar a la vida sin hogar.
[14] «Así, habiendo dado el paso para ir tras lo beneficioso, buscando el camino supremo hacia la paz sublime, fui adonde estaba Alara Kalama y le dije: ‘Amigo KaIama, quisiera vivir la vida de santidad en esta Enseñanza y Disciplina’.
«Monjes, dicho esto, Alara KaIama me contestó:
«‘El venerable puede quedarse aquí. Esta enseñanza es tal, que un hombre sabio, después de no mucho tiempo, siguiendo al maestro, puede realizarla por sí mismo con conocimiento superior, alcanzarla y permanecer en ella.’
«Pronto y rápidamente aprendí esa enseñanza. Por lo que respecta a la recitación y repetición de las doctrinas, tenía conocimiento y experiencia, pudiendo afirmar, al igual que otros que ‘Conocía y veía’.
«Entonces pensé: ‘Cuando Alara Kalama dice que «realizándola por sí mismo con conocimiento superior, uno alcanza esta enseñanza y permanece en ella» no lo dice sólo porque cree en ella sino porque debe estar seguro de su conocimiento y visión de esta enseñanza.’ Entonces fui adonde estaba Alara KaIama, me acerqué a él y le dije:
«‘Amigo KaIama, ¿con qué base afirmas que, realizándola por sí mismo con conocimiento superior, uno alcanza y permanece en esta enseñanza?’
«Monjes, dicho esto, Alara KaIama explicó que era basándose en la esfera de la nada.
«Entonces pensé: ‘Alara KaIama no es el único que tiene: fe, energía, atención, concentración y sabiduría; yo también tengo fe, energía, atención, concentración y sabiduría ¿y si me esforzara por realizar esa enseñanza que afirma Alara KaIama y, realizándola por mí mismo con conocimiento superior, la alcanzara y permaneciera en ella?’
«Monjes, pronto y rápidamente, realizándola por mí mismo con conocimiento superior, alcancé esa enseñanza y permanecí en ella. Entonces fui adonde estaba Alara KaIama, me acerqué a él y le dije:
«‘Amigo KaIama, ¿es basándote en esto como, habiéndola realizado por ti mismo con conocimiento superior, afirmas haber alcanzado esta enseñanza y permanecer en ella?’
«‘Así es’ -contestó Alara KaIama.
«‘Pues, amigo, es basándome en eso mismo como, habiéndola realizado por mí mismo con conocimiento superior, he alcanzado y permanezco en esta enseñanza’.
«‘Amigo -prosiguió Alara Kalama-, ¡qué bendición y qué gran suerte poder ver entre nosotros a alguien tan venerable en la vida de santidad! La enseñanza que, habiéndola realizado por mí mismo con conocimiento superior, yo afirmo haber alcanzado y permanecer en ella, es la misma que, habiéndola realizado por ti mismo con conocimiento superior, tú afirmas haber alcanzado y permanecer en ella. La enseñanza que, habiéndola realizado por ti mismo con conocimiento superior, tú afirmas haber alcanzado y permanecer en ella, es la misma que, habiéndola realizado por mí mismo con conocimiento superior, yo afirmo haber alcanzado y permanecer en ella. Es decir, la enseñanza que tú conoces es la que yo conozco y la enseñanza que yo conozco es la que tú conoces. Tú eres como yo y yo soy como tú. Ven, amigo, y encarguémonos los dos de este grupo de discípulos.’
«Monjes, de este modo mi maestro Alara Kalama me ponía a mí, su discípulo, a su mismo nivel y me otorgaba el más alto honor. Pero entonces, monjes, me dije: ‘Esta enseñanza no conduce al desengaño, al desapasionamiento, a la cesación, al apaciguamiento, al conocimiento superior, a la iluminación, al Nibbana, tan sólo al logro de la esfera de la nada’. Monjes, decepcionado y desengañado con esa enseñanza, me marché.
[15] {372} «Prosiguiendo la búsqueda de lo beneficioso, buscador del camino supremo hacia la paz sublime, fui adonde estaba Uddaka Ramaputta y le dije:
«‘Amigo Rama, quisiera vivir la vida de santidad en ésta Enseñanza y Disciplina… [se repite lo mismo pero sustituyendo la esfera de la nada por la esfera de ni percepción ni de no percepción y concluyendo con que Uddata Ramaputta dice al Buddha]:
«‘Ven, amigo, y encárgate de este grupo de discípulos.’
«Monjes, de este modo, mi compañero de vida santa Uddaka Ramaputta, me ponía a mí, su discípulo, en posición de maestro, y me otorgaba el más alto honor. Pero entonces, monjes, me dije: ‘Esta enseñanza no conduce al desengaño, al desapasionamiento, a la cesación, al apaciguamiento, al conocimiento superior, a la iluminación, al Nibbana; tan sólo al logro de la esfera de ni percepción ni de no percepción’. Monjes, decepcionado y desengañado con esta enseñanza, me marché.
[16] {373} «Prosiguiendo la búsqueda de lo beneficioso, buscador del camino supremo hacia la paz sublime, fui caminando por Maghada hasta que llegué a Senanigama, cerca de Uruvela. Allí vi un paraje encantador, una preciosa arboleda a la bella vera de un río de aguas cristalinas, y, no muy lejos, una aldea para recolectar comida. Entonces pensé: ‘Encantador es este paraje, preciosa la arboleda, bella la ribera, el agua del río está limpia y cerca hay una aldea para proveerme de comida. En verdad que el lugar es idóneo para el esfuerzo de un hijo de familia decidido a esforzarse’. De manera que, monjes, allí me senté pensando: ‘En verdad que el lugar es idóneo para el esfuerzo’.
[17] {374} «Entonces, Aggivessana, se me ocurrieron tres símiles nunca antes oídos. Imagínate un trozo de madera verde y húmeda sumergida en el agua y un hombre que se acercara a ella con un palo pensando: ‘Encenderé un fuego y generaré calor’.
«¿Qué te parece, Aggivessana? ¿Será capaz ese hombre de encender un fuego y generar calor frotando su palo con el trozo de madera verde y húmeda sumergida en el agua?»
«No, maestro Gotama, porque se trata de un trozo de madera verde y húmeda sumergida en el agua. Ese hombre no hará más que cansarse y exasperarse.»
«De igual modo, Aggivessana, aquellos ascetas y brahmanes que, aun viviendo con cuerpos y mentes retirados de los placeres de los sentidos, no han renunciado y sosegado íntegramente en su interior el deseo impulsivo, obsesivo, obnubilado, ansioso y ardiente por los placeres de los sentidos, aunque sientan dolores penetrantes y punzantes provocados por el esfuerzo están incapacitados para el conocimiento y la visión, la más elevada iluminación. Este es el primer símil nunca antes oído que se me ocurrió.
[18] {375} «Luego se me ocurrió el segundo símil nunca antes oído. Imagínate un trozo de madera verde y húmeda que está en tierra firme lejos del agua y un hombre que se acercara a ella con un palo pensando: ‘Encenderé un fuego y generaré calor’.
«¿Qué te parece, Aggivessana? ¿Será capaz ese hombre de encender un fuego y generar calor frotando su palo con el trozo de madera verde y húmeda que está en tierra firme lejos del agua?»
«No, maestro Gotama, porque se trata de un trozo de madera verde y húmeda, aunque esté en tierra firme lejos del agua. Ese hombre no hará más que cansarse y exasperarse.»
«De igual modo, Aggivessana, aquellos ascetas y brahmanes que no vivan con cuerpos y mentes retirados de los placeres de los sentidos, que no hayan renunciado y sosegado íntegramente en su interior el deseo impulsivo, obsesivo, obnubilado, ansioso y ardiente por los placeres de los sentidos, aunque sientan dolores penetrantes y punzantes provocados por el esfuerzo, están incapacitados para el conocimiento y la visión, la más elevada iluminación. Éste es el segundo símil nunca antes oído que se me ocurrió.
[19] {376} «Luego se me ocurrió el tercer símil nunca antes oído. Imagínate un trozo de madera seca y sin humedad que está en tierra firme lejos del agua y un hombre que se acercara a ella con un palo pensando: ‘Encenderé un fuego y generaré calor’. ¿Qué te parece, Aggivessana? ¿Será capaz ese hombre de encender un fuego y generar calor frotando su palo con el trozo de madera seca y sin humedad que está en tierra firme lejos del agua?»
«Sí, maestro Gotama, porque se trata de un trozo de madera seca y sin humedad que, está en tierra firme y lejos del agua.»
«De igual modo, Aggivessana, aquellos ascetas y brahmanes que viven con cuerpos y mentes retirados de los placeres de los sentidos, que han renunciado y sosegado íntegramente en su interior el deseo impulsivo, obsesivo, obnubilado, ansioso y ardiente por los placeres de los sentidos, tanto si sienten dolores penetrantes y punzantes como si no los sienten, ésos sí que, están capacitados para el conocimiento y la visión, la más elevada iluminación. Éste es el tercer símil que me vino a la cabeza y que no había oído anteriormente.
«Éstos son los tres símiles nunca antes oídos que se me ocurrieron.
[20] {377} «Entonces, Aggivessana, pensé: ‘¿Y si, apretando los dientes con la lengua tocando el paladar, sometiera, subyugara y dominara la mente con la mente?’, y con los dientes apretados y la lengua tocando el paladar, sometí, subyugué y dominé la mente con la mente. Haciendo tal esfuerzo, me corría el sudor por los sobacos. Al igual que un hombre fuerte, agarrando por la cabeza o los hombros a un hombre débil, lo sometería, subyugaría y dominaría, apretando los dientes con la lengua tocando el paladar, sometí, subyugué y dominé la mente con la mente y me corría el sudor por los sobacos. Pero, Aggivessana, a pesar de poner infatigable energía y establecer ininterrumpida atención, mi cuerpo estaba excitado y desasosegado por el doloroso esfuerzo al que fue sometido. Sin embargo, Aggivessana, las sensaciones de dolor surgidas no se establecieron apoderándose de la mente.
[21] {378} «Entonces, Aggivessana, pensé: ‘¿Y si me concentrara en meditar sin respirar?’ De manera, Aggivessana, que dejé de inhalar y exhalar por boca y nariz. Al hacer esto me zumbaban poderosamente los oídos como cuando sopla un fuerte viento. Como el fuerte resuello del fuelle de un herrero, al dejar de inhalar y exhalar por boca y nariz me zumbaban poderosamente los oídos. Pero, Aggivessana, a pesar de poner infatigable energía y establecer interrumpida atención, mi cuerpo estaba excitado y desasosegado por el doloroso esfuerzo al que fue sometido. Sin embargo, Aggivessana, las sensaciones de dolor surgidas no se establecieron apoderándose de la mente.
[22] «Luego, Aggivessana pensé: ‘¿Y si me concentrara aún más en meditar sin respirar?’ De manera, Aggivessana, que dejé de inhalar y exhalar por boca, nariz y oídos. Al hacer esto me zumbaba poderosamente la cabeza como cuando sopla un fuerte viento. Como si un hombre fuerte me clavara una espada afilada en la cabeza, al dejar de inhalar y exhalar por boca, nariz y oídos, me zumbaba poderosamente la cabeza. Pero, Aggivessana, a pesar de poner infatigable energía y establecer ininterrumpida atención, mi cuerpo estaba excitado y desasosegado por el doloroso esfuerzo al que fue sometido. Sin embargo, Aggivessana, las sensaciones de dolor surgidas no se establecieron apoderándose de la mente.
[23] «Luego, Aggivessana pensé: ‘¿Y si me concentrara aún más en meditar sin respirar?’ De manera,Aggivessana, que dejé de inhalar y exhalar por boca, nariz y oídos. Al hacer eso, sufrí fuertes dolores de cabeza. Como si un hombre fuerte me estrujara la cabeza con una correa de cuero, al dejar de inhalar y exhalar por boca, nariz y oídos sufrí fuertes dolores de cabeza. Pero, Aggivessana, a pesar de poner infatigable energía y establecer ininterrumpida atención, mi cuerpo estaba excitado y desasosegado por el doloroso esfuerzo al que fue sometido. Sin embargo, Aggivessana, las sensaciones de dolor surgidas no se establecieron apoderándose de la mente.
[24] «Luego Aggivessana pensé: ‘¿Y si me concentrara aún más en meditar sin respirar?’ De manera, Aggivessana, que dejé de inhalar y exhalar por boca, nariz y oídos. Al hacer eso, fuertes zumbidos de vientos me desgarraban el vientre. Como si un carnicero experto o su aprendiz destripasen una res con un afilado cuchillo de carnicero, al dejar de inhalar y exhalar por boca, nariz y oídos, fuertes zumbidos de vientos me desgarraban el vientre. Pero, Aggivessana, a pesar de poner infatigable energía y establecer ininterrumpida atención, mi cuerpo estaba excitado y desasosegado por el doloroso esfuerzo al que fue sometido. Sin embargo, Aggivessana, las sensaciones de dolor surgidas no se establecieron apoderándose de la mente.
[25] «Luego Aggivessana pensé: ‘¿Y si me concentrara aún más en meditar sin respirar?’ De manera, Aggivessana, que dejé de inhalar y exhalar por boca, nariz y oídos. Al hacer eso, el cuerpo me ardía intensamente. Como si dos hombres fuertes, agarrando por ambos brazos a un hombre débil lo abrasaran sobre un pozo de carbones al rojo, al dejar de inhalar y exhalar por boca, nariz y oídos, el cuerpo me ardía intensamente. Pero, Aggivessana, a pesar de poner infatigable energía y establecer ininterrumpida atención, mi cuerpo estaba excitado y desasosegado por el doloroso esfuerzo al que fue sometido. Sin embargo, Aggivessana, las sensaciones de dolor surgidas no se establecieron apoderándose de la mente.
[26] {379} «Entonces, Aggivessana, al verme en tal estado, algunos dioses decían: ‘El asceta Gotama ha muerto.’ Otros dioses decían: ‘El asceta Gotama no ha muerto pero está moribundo.’ Otros dioses decían: ‘El asceta Gotama ni ha muerto ni está moribundo, el asceta Gotama es un santo y así es como viven los santos’.
[27] «Luego, Aggivessana, pensé: ‘¿Y si dejara de comer del todo?’ Entonces los dioses se me acercaron y me dijeron: ‘Señor, no dejéis de comer del todo. Si lo hacéis, os alimentaremos con la comida de los dioses a través de los poros de la piel y os sustentaréis con ella’.
«Entonces pensé: ‘Si afirmo que practico la abstinencia pero los dioses me alimentan con su comida y me sustento con ella, entonces estaré mintiendo.’ De manera, Aggivessana, que desistí diciendo a los dioses: ‘Está bien’.
[28] {380} «Después, Aggivessana, pensé: ‘¿Y si comiera sólo un poco cada vez, una sola cucharada de sopa de judías o de lentejas o de garbanzos o de guisantes?’ Así lo hice y mi cuerpo quedó extenuado. De comer tan poco, mis miembros parecían los tallos de una enredadera marchita, mi trasero la pezuña de un buey, mis vértebras las cuentas de un abalorio, mis costillas sobresalían como las canaleras de un tejado en ruinas, mis ojos se hundían en sus órbitas como el agua en un pozo profundo, mi cuero cabelludo se arrugaba y encogía como una calabaza verde y amarga que, arrancada antes de tiempo, expuesta al viento y al sol, se arruga y encoge. La piel del vientre llegó a pegarse a mi espina dorsal y, si se me ocurría tocarla, era mi espina dorsal lo que tocaba; si se me ocurría tocar mi espina dorsal, era la piel de mi vientre lo que tocaba. Cuando tenía que hacer mis necesidades, me caía de bruces allí mismo. Aggivessana, si trataba de aliviarme dándome friegas, el pelo, podrido en sus raíces, se me caía a medida que iba dando friegas.
[29] «Aggivessana, algunos hombres al verme decían: ‘El asceta Gotama es negro’; otros decían: ‘El asceta Gotama no es negro sino moreno’; otros decían: ‘El asceta Gotama no es ni negro ni moreno, es amarillo’.
«Hasta ese punto, Aggivessana, el puro y limpio color de mi piel se deslució, y todo ello de comer tan poco.
[30] {381} «Entonces pensé: ‘Ha habido en el pasado, habrá en el futuro y hay también hoy en día, ascetas y brahmanes que han experimentado dolores penetrantes y punzantes provocados por el esfuerzo, pero no los hay que en nada superen a éstos. Sin embargo, no he llegado a través de ellos a ningún estado sobrehumano ni a ningún conocimiento y visión propios de los Nobles, ¿no habrá otro camino hacia la iluminación?’
[31] «Entonces, Aggivessana, recordé: ‘Un día, cuando mi padre, del clan de los sakyanos, estaba trabajando, yo me encontraba sentado tomando la fresca a la sombra de un árbol. Allí, apartado de los deseos de los sentidos, apartado de lo que es perjudicial, alcancé y permanecí en la primera abstracción meditativa, en la que hay gozo y felicidad nacidos del apartamiento y va acompañada de ideación y reflexión’. ¿No podría ser ése el camino hacia la iluminación?»
«Y, Aggivessana, a la luz de aquel recuerdo, comprendí: ‘Éste es el camino hacia la iluminación.’
[32] «Entonces, Aggivessana, pensé: ‘¿Por qué temer a una felicidad que no tiene nada que ver con los placeres de los sentidos ni con lo que es perjudicial?’
«Y, Aggivessana, me dije: ‘No temo a esa felicidad que no tiene nada que ver con los placeres de los sentidos ni con lo perjudicial.’
[33] {382} «Entonces, Aggivessana, pensé: ‘No es fácil lograr esa felicidad con un cuerpo llegado a tanta extenuación, ¿y si comiera algo sólido, arroz hervido y cuajada?’
«Así que, Aggivessana, comí algo sólido, arroz hervido y cuajada. En aquella ocasión me acompañaban cinco monjes que pensaban: ‘Si el asceta Gotama logra la Enseñanza, nos lo dirá’. Pero por tomar algo sólido, arroz y cuajada, se decepcionaron conmigo y se fueron pensando: ‘El asceta Gotama se pega la buena vida, ha dejado de lado el esfuerzo dándose a la buena vida’.
[34] {383} «Así que, Aggivessana, tras ingerir comida sólida y haber recuperado fuerza, apartado de los deseos de los sentidos, apartado de lo que es perjudicial, alcancé y permanecí en la primera abstracción meditativa [1], en la que hay gozo y felicidad nacidos del apartamiento y va acompañada de ideación y reflexión. Sin embargo, Aggivessana, la sensación de placer surgida tampoco se estableció apoderándose de mi mente.
[35] «Luego, al cesar la ideación y la reflexión, alcancé y permanecí en la segunda abstracción meditativa, en la que hay gozo y felicidad nacidos de la concentración, está libre de ideación y reflexión, y va acompañada de unificación de la mente y serenidad interior. Sin embargo, Aggivessana, la sensación de placer surgida tampoco se estableció apoderándose de mi mente.
[36] «Luego, al desvanecerse el gozo, permanecí ecuánime, atento y lúcido, experimentando con el cuerpo aquel estado de felicidad que los Nobles llaman: ‘Vivir feliz, atento y ecuánime’, con lo que alcancé y permanecí en la tercera abstracción meditativa. Sin embargo, Aggivessana, la sensación de placer surgida tampoco se estableció apoderándose de mi mente.
[37] «Luego, al renunciar al placer, al renunciar al dolor, y previa desaparición de la alegría y la aflicción, alcancé y permanecí en la cuarta abstracción meditativa, sin dolor ni placer, completamente purificada por la atención y la ecuanimidad. Sin embargo, Aggivessana, la sensación de placer surgida no se estableció apoderándose de mi mente.
[38] {384} «Entonces, con la mente así concentrada, completamente purificada, nítida, intachable, libre de impurezas, maleable, dispuesta para la acción, equilibrada, inmutable, dirigí la mente hacia el conocimiento y recuerdo de mis vidas anteriores. Recordé mis múltiples vidas anteriores, es decir, un nacimiento, dos, tres, cuatro, cinco, diez, veinte, treinta, cuarenta, cincuenta, cien, mil, cien mil nacimientos, muchos ciclos cósmicos de contracción, muchos ciclos cósmicos de expansión, muchos ciclos cósmicos de contracción y expansión: ‘Allí, así me llamaba, tal era mi familia, tal era mi apariencia, tal era mi alimento, así experimenté placer y dolor, tanto así duró mi vida, allí fallecí y en otra parte reaparecí, allí, así me llamaba, tal era mi familia, tal era mi apariencia, tal era mi alimento, así experimenté placer y dolor, tanto así duró mi vida, allí fallecí y aquí reaparecí.’
«Así recordé mis múltiples vidas anteriores con sus características y detalles.
[39] «Éste, Aggivessana, fue el primer conocimiento que logré en el primer tercio de la noche. La ignorancia se desvaneció y el conocimiento surgió, las tinieblas se desvanecieron y la luz surgió, como sucede cuando uno permanece alerta, constante y diligente. Sin embargo, Aggivessana, la sensación de placer surgida no se estableció apoderándose de mi mente.
[40] {385} «Luego, con la mente así concentrada, completamente purificada, nítida, intachable, libre de impurezas, maleable, dispuesta para la acción, equilibrada, inmutable, dirigí la mente hacia el conocimiento del nacer y morir de los seres. Con el ojo divino purificado, que va más allá del humano, vi a los seres falleciendo y reapareciendo, conocí a los seres inferiores, superiores, bellos, feos, afortunados, desafortunados según sus acciones anteriores y supe: ‘Ciertamente, los seres de mala conducta corporal, de mala conducta verbal, de mala conducta mental, que insultan a los Nobles, que sostienen concepciones erróneas, cuyas acciones se derivan de concepciones erróneas, tras la muerte y descomposición del cuerpo reaparecen en la perdición, en un mal destino, en lugares de sufrimiento, en los infiernos. Pero aquellos seres de buena conducta corporal, de buena conducta verbal, de buena conducta mental, que no insultan a los Nobles, que sostienen concepciones verdaderas, cuyas acciones se derivan de concepciones verdaderas, tras la muerte y descomposición del cuerpo reaparecen en un buen destino, en algún mundo celestial’.
«Así, con el ojo divino purificado que va más allá del humano, vi a los seres falleciendo y reapareciendo, conocí a los seres inferiores, superiores, bellos, feos, afortunados, desafortunados y supe que renacen según sus acciones anteriores.
[41] «Éste, Aggivessana, fue el segundo conocimiento que logré en el surgió, las tinieblas se desvanecieron y la luz surgió, como sucede cuando uno permanece alerta, constante y diligente. Sin embargo, Aggivessana, la sensación de placer surgida no se estableció apoderándose de mi mente.
[42] {386} «Luego, con la mente así concentrada, completamente purificada, nítida, intachable, libre de impurezas, maleable, dispuesta para la acción, equilibrada, inmutable, dirigí la mente hacia el conocimiento de la aniquilación de las corrupciones.
«Supe tal y como es: ‘Esto es el sufrimiento’, supe tal y como es: ‘Éste es el origen del sufrimiento’, supe tal y como es: ‘Éste es el cesar del sufrimiento’, supe tal y como es: ‘Éste es el camino que lleva al cesar del sufrimiento’; supe tal y como son: ‘Éstas son las corrupciones’, supe tal y como es: ‘Éste es el origen de las corrupciones’, supe tal y como es: ‘Éste es el cesar de las corrupciones’, supe tal y como es: ‘Éste es el camino que lleva al cesar de las corrupciones’.
[43] «Cuando supe y vi así, mi mente quedó liberada de la corrupción del deseo de los sentidos, mi mente quedó liberada de la corrupción del devenir, mi mente quedó liberada de la corrupción de la ignorancia.
«Cuando quedé liberado, supe que estaba liberado y supe: ‘Aniquilado el renacer, cumplida la vida de santidad, hecho lo que había que por hacer, no hay ya más devenir’.
[44] «Éste, Aggivessana, fue el tercer conocimiento que logré en el último tercio de la noche. La ignorancia se desvaneció y el conocimiento surgió, las tinieblas se desvanecieron y la luz surgió, como sucede cuando uno permanece alerta, constante y diligente. Sin embargo, Aggivessana, la sensación de placer surgida no se estableció apoderándose de mi mente.
[45] {387} «Aggivessana, sé perfectamente que cuando predico la Enseñanza a un grupo de gente, cada uno de ellos piensa: ‘El asceta Gotama está predicando especialmente para mí’. Sin embargo, Aggivessana, esto no es así: el Tathagata predica la Enseñanza para que sea conocida por todos.
«Aggivessana, al terminar la predicación, volviendo a la misma señal de concentración de antes, estabilizo internamente la mente, la calmo, unifico y concentro, permaneciendo continuamente en este estado.»
«Esto es creíble, ya que el maestro Gotama es un santo completamente iluminado. Pero, ¿es que el maestro Gotama recuerda si duerme durante el día?»
[46] {388} «Sí, Aggivessana. En el último mes de la época seca, regresando de recolectar alimentos, después de comer, tras extender mi manto plegado en cuatro partes, me tumbo sobre el costado derecho y, atento y lúcido, me pongo a dormir.»
«Pero eso, maestro Gotama, es lo que algunos ascetas y brahmanes denominan ‘Estar sumido en la ofuscación'».
«No, Aggivessana, no es en eso en lo que consiste estar ofuscado o dejar de estarlo. Aggivessana, para saber en qué consiste la ofuscación y la no ofuscación, escucha con cuidadosa atención y hablaré.»
«Sí, señor» -contestó Saccaka, el hijo de los niganthas. Y el Bienaventurado dijo así:
[47] «Aggivessana, aquél que no ha renunciado a las corrupciones que manchan, que hacen repetir las existencias, que crean problemas, que acaban en sufrimiento y producen nacer, envejecer y morir futuros, a ése yo lo denomino ofuscado. Aggivessana, es por no haber renunciado a las corrupciones por lo que alguien está ofuscado.
«Aggivessana, aquél que ha renunciado a las corrupciones que manchan, que hacen repetir las existencias, que crean problemas, que acaban en sufrimiento y producen nacer, envejecer y morir futuros, a ése yo lo denomino libre de ofuscación. Aggivessana, es por haber renunciado a las corrupciones por lo que alguien está libre de ofuscación.
«Aggivessana, el Tathagata ha renunciado a las corrupciones que manchan, que hacen repetir las existencias, que crean problemas, que acaban en sufrimiento y producen nacer, envejecer y morir futuros, las ha arrancado de raíz y las ha dejado como el tronco de una palmera que, una vez cortado, ya no puede volver a brotar ni a crecer de nuevo.
«Aggivessana, al igual que una palmera a la que se le cortan las ramas es incapaz de crecer otra vez, así el Tathagata ha renunciado a las corrupciones que manchan, que hacen repetir las existencias, que crean problemas, que acaban en sufrimiento y producen nacer, envejecer y morir futuros, las ha arrancado de raíz y las ha dejado como el tronco de una palmera que, una vez cortado, ya no puede volver a brotar ni a crecer de nuevo.»
[48] {389} Dicho esto, Saccaka, el hijo de los niganthas, habló al Bienaventurado así:
«Maravilloso maestro Gotama, extraordinario maestro Gotama. Por más que se le hable en términos irrespetuosos, con palabras ofensivas, el maestro Gotama no pierde la compostura. Su piel es inmaculada y resplandeciente su rostro, como es propio de un santo completamente iluminado. Maestro Gotama, recuerdo que, entablando debate con Purana Kassapa, con Makkhali Gosala, con Ajita Kesakambalin, con Pakhuda Kaccayana, con Sanjaya Belatthiputta y con el Nigantha Nataputta, me respondían con evasivas, se iban por las ramas y daban muestras de enfado, odio y enfurruñamiento. Sin embargo, el maestro Gotama, por más que se le hable en términos irrespetuosos y con palabras ofensivas, no pierde la compostura. Su piel es inmaculada y resplandeciente su rostro, como es propio de un santo completamente iluminado. Bueno, maestro Gotama, ahora nos despedimos. Tenemos muchas obligaciones y mucho por hacer.»
«Aprovecha el tiempo, Aggivessana para lo que tengas que hacer».
Y Saccaka, el hijo de los niganthas, habiéndose complacido y gozado con las palabras del Bienaventurado, se levantó de su asiento y se marchó.
NOTA DEL BT:
FUENTE:
Revisión y edición para el Bosque Theravada: Isidatta, 2011
Publicación del Bosque Theravada, 2011