SN 6,1 Brahmayacana Sutta – Discurso con la súplica del Brahma

Mientras el Buda, después de su despertar, considera si realmente vale la pena enseñar el Dhamma que acaba de descubrir —siendo que se trata de una doctrina profunda y difícil, y que la gente manifiesta poco interés en temas espirituales—, aparece el Brahma Sahampati implorando y convenciendo al Buda para que éste enseñe el Dhamma al mundo.

[Leer en pali]

[1] Esto he escuchado.

En cierta ocasión el Bienaventurado estaba morando en Uruvela a orillas del río Neranjara, al pie de la Higuera del Cabrero, justo después de haber alcanzado su Despertar. Entonces, mientras el Bienaventurado estaba meditando en reclusión, el siguiente pensamiento surgió en su mente:

«Este Dhamma ganado por mí es profundo, difícil de ver, difícil de entender, apacible, excelso, que trasciende la dialéctica, sutil, inteligible para aprender. Sin embargo, esta generación se deleita en los placeres sensuales, está habituada en deleitarse en los placeres sensuales y se regocija en los placeres sensuales. Y para una generación que se deleita en los placeres sensuales, que está habituada a deleitarse en los placeres sensuales y se regocija en los placeres sensuales, le sería asunto muy difícil de ver como el surgimiento dependiente a modo de causas. También sería un asunto muy difícil de ver el de calmar las construcciones mentales [sankhara], renunciar a todos los apegos, destruir la avidez, alcanzar el desapasionamiento, el cese, el Nibbana. De modo que, si yo enseñara este Dhamma a otros y ellos no me entendieran, esto podría llegar a ser una fatiga para mí, podría llegar a ser una vejación para mí».

 Y más adelante, estos versos, nunca antes escuchados en el pasado, surgieron espontáneamente en el Bienaventurado:
 

Esto lo he ganado mediante una gran fatiga,

¡Suficiente! ¿Por qué debería darlo a conocer?

Para la gente consumida por la lascivia y el odio, 

Este Dhamma es incomprensible. 

Conduciéndose en contra de la corriente, 

Sutil, profunda, difícil de ver y delicada, 

Oculta detrás de la esclavitud de sus pasiones,

Están encapotados por las tinieblas de la ignorancia.

En semejante sabio, ponderado como el Bienaventurado, la mente se inclina hacia la inactividad [1] y no hacia la enseñanza del Dhamma.
 

Entonces, al Brahma Sahampati, al haber conocido en su mente esta forma de razonar del Bienaventurado, se le ocurrió este pensamiento:

«¡Ay de mí! El mundo está perdido. ¡Ay de mí! El mundo está destruido, en la medida que la mente del Tathagata, el Arahant plenamente iluminado, se inclina más hacia la inactividad que hacia la enseñanza del Dhamma».

Acto seguido, tan rápido como un fuerte hombre estira su brazo o tan rápido como lo recoge, el Brahma Sahampati, despareciendo del mundo del Brahma, se manifestó enfrente del Bienaventurado. Entonces, el Brahma Sahampati, habiendo puesto su vestimenta exterior sobre su hombro y habiendo apoyado su rodilla derecha en el suelo, saludó al Bienaventurado con las manos juntas diciendo:

«Bienaventurado Señor, que el Bienaventurado enseñe el Dhamma, que el Tathagata enseñe el Dhamma. He aquí que hay seres con poco polvo en sus ojos, quienes están decayendo al no escuchar el Dhamma, pero si a ellos se les enseñara el Dhamma, acrecentarían su imperfecto conocimiento».

Así habló el Brahma Sahampati, y, habiendo dicho esto, agregó [estos versos] diciendo:

 

«He aquí que ha aparecido en Magadha, antes de ti,

Un dhamma no claro, divisado por las mentes impuras.

Abre esta puerta a lo inmortal y hazles escuchar

El Dhamma que es sin mancha y que conduce a la Iluminación.

Como un hombre que está parado en la cima de una montaña, 

Pudiendo observar la gente abajo, aunque estuviera muy lejos,

Asimismo haz tú, ¡oh, poseedor de la preciosa sabiduría!,

¡Oh, tú que ves todo en la terraza más alta de la verdad!

Mira hacia abajo, desde la liberación del dolor, hacia la gente

Hundida en el dolor, oprimida por el nacimiento y la decadencia.

¡Levántate, héroe! ¡Conquistador de la batalla!

[Tú, que eres liberado sin resto alguno, el hombre de la caravana,

Que camina delante del mundo;

Que el Bienaventurado enseñe el Dhamma] [2].

Se acrecentará el imperfecto conocimiento de ellos».
 

Cuando esto fue dicho, el Bienaventurado dijo lo siguiente al Brama Sahampati:

«Brahma, el siguiente pensamiento surgió en mi mente: ‘Este Dhamma ganado por mí es profundo, difícil de ver, difícil de entender, apacible, excelso, que trasciende la dialéctica, sutil, inteligible para aprender. Sin embargo, esta generación se deleita en los placeres sensuales… De modo que, si yo enseñara este Dhamma a otros y ellos no me entendieran, esto podría llegar a ser una fatiga para mí, podría llegar a ser una vejación para mí’. Y más adelante, Brahma, estos versos, nunca antes escuchados en el pasado, surgieron espontáneamente en mí: ‘Esto lo he ganado mediante una gran fatiga… Están encapotados por las tinieblas de la ignorancia.’ En semejante sabio, Brahma, ponderado como yo, la mente se inclina hacia la inactividad y no hacia la enseñanza del Dhamma».

Entonces, por segunda vez… y por tercera vez, el Brahma Sahampati habló así al Bienaventurado: «Bienaventurado Señor, que el Bienaventurado enseñe el Dhamma, que Tathagata enseñe el Dhamma. He aquí que hay seres con poco polvo en sus ojos, quienes están decayendo al no escuchar el Dhamma, pero si a ellos se les enseñara el Dhamma, acrecentarían su imperfecto conocimiento».

Así habló [por tercera vez] el Brahma Sahampati, y, habiendo dicho esto, agregó [estos versos] diciendo:

«He aquí que ha aparecido en Magadha, antes de ti… Se acrecentará el imperfecto conocimiento de ellos».

Entonces, el Bienaventurado, habiendo entendido la súplica del Brahma, a causa de la compasión hacia los seres, inspeccionó el mundo con la vista de un Despierto. Y cuando el Bienaventurado, inspeccionó el mundo con la vista de un Despierto, vio a seres con poco polvo en sus ojos, vio a seres con mucho polvo en sus ojos, seres con sus facultades perspicaces y seres con facultades adormecidas; seres con buena predisposición y seres con mala predisposición, seres dóciles y seres indómitos, pocos que vieran el temor en las faltas y en los mundos más allá.

Al igual que en un estanque de agua de lotos azules, o en un estanque de agua de lotos rojos, o en un estanque de agua de lotos blancos, pocos son los lotos azules, rojos o blancos que al nacer en el agua y al crecer en el agua, no emerjan del agua y, sin embargo, florecen mientras están completamente sumergidos. Y pocos son también los lotos azules, rojos o blancos que al nacer en el agua y al crecer en el agua alcanzan la superficie del agua, Y pocos son también los lotos azules, rojos o blancos que al nacer en el agua y al crecer en el agua, se levantan emergiendo del agua, purificados por el agua.

De la misma manera, cuando el Bienaventurado inspeccionó el mundo con la vista de un Despierto, vio a seres con poco polvo en sus ojos, vio a seres con mucho polvo en sus ojos, seres con sus facultades perspicaces y seres con facultades adormecidas; seres con buena predisposición y seres con mala predisposición, seres dóciles y seres indómitos, pocos que vieran el temor en las faltas y en los mundos más allá. Y viendo al Brahma Sahampati, se dirigió a él con este verso: 

Abiertas están, para aquellos que escuchen, las puertas de lo inmortal;

Hagámosles renunciar a su fe [3].

Pensando en la inútil fatiga, no he predicado, Brahma, este sublime y excelso Dhamma a los hombres.

Entonces, el Brahma Sahampati pensó:

«La oportunidad ha sido dada por mí para que el Bienaventurado enseñe el Dhamma. Y, saludando al Bienaventurado, despareció de ahí, manteniendo al Bienaventurado a su derecha».

 


NOTAS:
 

[1] Appossukka , lit. «inactividad». Leída como apposukka, también puede significar «evitar molestias o fastidios» o «menos angustia o ansiedad». Horner (2000:7) trae a colación otros posibles significados, como «indiferencia», «descansar quieto», «permanecer quieto» y «ser adverso al excesivo esfuerzo».

[2] El verso entre corchetes está omitido en el la edición del The World Tipitaka Edition.

[3] Pamuñcanta , lit., «hacer perder», «arrojar o despedirse de», «liberar».

 FUENTES:
 

Bhikkhu Bodhi (2000) «Brahma’s Request» en The Connected Discourses of the Buda: A Translation of the Samyutta Nikaya. Boston, Wisdom Publications. Págs. 231-233.

«Brahmayacanasutta» en World Tipitaka Edition, http://studies.worldtipitaka.org/tipitaka/12S1/6/6.1/6.1.1 13 de mayo de 2008

Horner, I.B. (2000) «Told is the on Brahma’s Entreaty» en The Book of the Discipline: Vinaya-Pitaka. Vol. IV: Mahavagga. Oxford, Pali Text Society. Págs. 6-10.


Traducido y editado por Anton P. Baron

Publicación de Bosque Theravada, 2010.