Fragmento de DN 14 (7D.1,1-91) Mahapadana Sutta – Gran discurso sobre el linaje.
La numeración entre corchetes corresponde al sistema de Pali Text Society elaborado por Rhys Davids, mientras que la de las llaves al sistema de World Tipitaka Edition
TABLA DE CONTENIDOS
DE LA SEGUNDA SECCIÓN DE OCHO MIL LETRAS
(dutiyabhanavaro)
5. Jinnapurisa – La persona anciana
6. Byadhitapurisa – La persona enferma
7. Kalankatapurisa – La persona muerta
9. Bodhisattapabbajja – El renunciamiento del Bodhisatta
10. Mahajanakayaanupabbajja – El renunciamiento de la gran multitud de gente
11. Bodhisattaabhinivesa – Reflexión del Bodhisatta
[2.1.] {43} «Después de esto, monjes, han pasado muchos años, varios cientos de miles de años han pasado, cuando el príncipe Vipassi dijo a su auriga: ‘enjaeza algunos carruajes finos, auriga. Vamos a salir a inspeccionar el Parque de los Placeres’. Y cuando el auriga lo hizo así, lo reportó al príncipe: ‘Su alteza, los finos carruajes están enjaezados; es tiempo de hacerlo cuando Usted así lo disponga’. Entonces, el príncipe Vipassi montó el carruaje y salió en procesión hacia el Parque de los Placeres.
[2.2.] {44} «Y mientras el príncipe Vipassi estaba conduciendo, monjes, hacia el Parque de los Placeres, vio a un hombre anciano encorvado como una viga deformada que soporta el techo, quebrado, apoyado en un bastón, tambaleante, enfermo, con su juventud esfumada. Y mientras lo miraba, preguntó a su auriga: ‘Auriga, ¿qué le ha pasado a este hombre? Su cabello no se parece al de los demás hombres y su cuerpo no es como el de los otros.’
«‘Príncipe, él es al que se le llama un «hombre anciano»’. – ‘Pero, ¿por qué a él se le llama así?’ – ‘El se llama anciano, príncipe, porque no le queda mucho por vivir’. – ‘Pero, ¿acaso yo también estoy sujeto a llegar a ser un hombre anciano y no soy exento de la vejez?’ – ‘Ambos, tú y yo, príncipe, estamos sujetos a ser hombres ancianos y no somos exentos de la vejez.’
«‘Entonces, bien, auriga, esto será todo por hoy en el Parque de los Placeres. Llévame ahora al palacio’. – ‘Muy bien, príncipe’, respondió el auriga y le llevó al príncipe Vipassa de vuelta al palacio. Una vez llegado ahí, el príncipe Vipassa fue sobrecogido por el dolor y abatimiento, y lloró así: ‘la culpa es del nacimiento, siendo que en aquel que ha nacido, tiene que manifestarse la vejez por sí misma’.
[2.3.] {45} «Entonces, el rey Bandhuma mandó por el auriga y le dijo: ‘Bien, ¿no se divirtió hoy el príncipe en el Parque de los Placeres? ¿No estaba él feliz ahí?’ – ‘Su majestad, el príncipe no se ha divertido hoy en el Parque de los Placeres ni tampoco estaba feliz ahí.’ – ‘Entonces, ¿qué es lo que él ha visto por el camino?’ Y el auriga le relató al rey todo lo sucedido.
[2.4.] {46} «Entonces, el rey Bandhuma pensó: ‘el príncipe Vipassi no debe renunciar al trono, no debe abandonar la vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar. Las palabras enseñadas por los brahmanes, no deben ser ciertas.’ De modo que el rey proveyó al príncipe Vipassi aún más elementos para el disfrute a través de todos los cinco sentidos, con el propósito de que gobernara el reino y no abandonara la vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar.
«De esta manera, monjes, el príncipe Vipassi continuó complaciendo y satisfaciéndose en el disfrute de los placeres sensuales a través de los cinco sentidos.
[2.5.] «Después de esto, monjes, han pasado muchos años, varios cientos de miles de años han pasado, cuando el príncipe Vipassi dijo a su auriga: ‘enjaeza algunos carruajes finos, auriga. Vamos a salir a inspeccionar el Parque de los Placeres’. Y cuando el auriga lo hizo así, lo reportó al príncipe: ‘Su alteza, los finos carruajes están enjaezados; es tiempo de hacerlo cuando Usted así lo disponga’. Entonces, el príncipe Vipassi montó el carruaje y salió en procesión hacia el Parque de los Placeres.
[2.6.] {47} «Y mientras el príncipe Vipassi estaba conduciendo, monjes, hacia el Parque de los Placeres, vio a un hombre enfermo sufriendo grandes penas, caído en su propia orina y excrementos, y algunas personas que lo levantaban y otras que lo recostaban en la cama. Y mientras lo miraba, preguntó a su auriga: ‘Auriga, ¿qué le ha pasado a este hombre? Sus ojos no se parecen a los de los otros hombres y su cabeza no es como la de los demás.’
«‘Príncipe, él es al que se le llama un «hombre enfermo»’. – ‘Pero, ¿por qué a él se le llama así?’ – ‘El se llama enfermo, príncipe, porque difícilmente se recuperará de su dolencia’. – ‘Pero, ¿acaso yo también estoy sujeto a llegar a ser un hombre enfermo y no soy exento de la enfermedad?’ – ‘Ambos, tú y yo, príncipe, estamos sujetos a ser hombres enfermos y no somos exentos de la enfermedad.’
«‘Entonces, bien, auriga, esto será todo por hoy en el Parque de los Placeres. Llévame ahora al palacio’. – ‘Muy bien, príncipe’, respondió el auriga y le llevó al príncipe Vipassa de vuelta al palacio. Una vez llegado ahí, el príncipe Vipassa fue sobrecogido por el dolor y abatimiento, y lloró así: ‘la culpa es del nacimiento, siendo que aquel que ha nacido, tiene que experimentar la enfermedad’.
[2.7.] {48} «Entonces, el rey Bandhuma mandó por el auriga y le dijo: ‘Bien, ¿no se divirtió hoy el príncipe en el Parque de los Placeres? ¿No estaba él feliz ahí?’ – ‘Su majestad, el príncipe no se ha divertido hoy en el Parque de los Placeres ni tampoco estaba feliz ahí.’ – ‘Entonces, ¿qué es lo que él ha visto por el camino?’ Y el auriga le relató al rey todo lo sucedido.
[2.8.] {49} «Entonces, el rey Bandhuma pensó: ‘el príncipe Vipassi no debe renunciar al trono, no debe abandonar la vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar. Las palabras enseñadas por los brahmanes, no deben ser ciertas.’ De modo que el rey proveyó al príncipe Vipassi aún más elementos para el disfrute a través de todos los cinco sentidos, con el propósito de que gobernara el reino y no abandonara la vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar.
«De esta manera, monjes, el príncipe Vipassi continuó complaciendo y satisfaciéndose en el disfrute de los placeres sensuales a través de los cinco sentidos.
[2.9.] «Después de esto, monjes, han pasado muchos años, varios cientos de miles de años han pasado, cuando el príncipe Vipassi dijo a su auriga: ‘enjaeza algunos carruajes finos, auriga. Vamos a salir a inspeccionar el Parque de los Placeres’. Y cuando el auriga lo hizo así, lo reportó al príncipe: ‘Su alteza, los finos carruajes están enjaezados; es tiempo de hacerlo cuando Usted así lo disponga’. Entonces, el príncipe Vipassi montó el carruaje y salió en procesión hacia el Parque de los Placeres.
[2.10.] {50} «Y mientras el príncipe Vipassi estaba conduciendo, monjes, hacia el Parque de los Placeres, vio reunida una gran multitud de gente vestida de diferentes colores que portaba a un féretro. Y mientras lo miraba, preguntó a su auriga: ‘Auriga, ¿por qué esta gente está haciendo eso?’
«‘Príncipe, él es al que se le llama un «hombre muerto»’. – ‘Condúceme hacia donde está el hombre muerto.’ – ‘Muy bien, príncipe’, respondió el auriga y llevó al príncipe adonde estaba el hombre muerto. Y el príncipe Vpiassi fijó su mirada en el cuerpo del hombre muerto y entonces preguntó a su auriga: ‘Pero, ¿por qué a él se le llama así?’
«‘El se llama hombre muerto, príncipe, porque a partir de ahora sus parientes y otros seres queridos ya no lo verán más, ni él los verá a ellos’.
«‘Pero, ¿acaso yo también estoy sujeto a la muerte y no soy exento de morir?’ – ‘Ambos, tú y yo, príncipe, estamos sujetos a la muerte y no somos exentos de morir.’
«‘Entonces, bien, auriga, esto será todo por hoy en el Parque de los Placeres. Llévame ahora al palacio’. – ‘Muy bien, príncipe’, respondió el auriga y le llevó al príncipe Vipassa de vuelta al palacio. Una vez llegado ahí, el príncipe Vipassa fue sobrecogido por el dolor y abatimiento, y lloró así: ‘la culpa es del nacimiento, siendo que en aquel que ha nacido, tiene que manifestarse la muerte por sí misma’.
[2.11.] {51} «Entonces, el rey Bandhuma mandó por el auriga y le dijo: ‘Bien, ¿no se divirtió hoy el príncipe en el Parque de los Placeres? ¿No estaba él feliz ahí?’ – ‘Su majestad, el príncipe no se ha divertido hoy en el Parque de los Placeres ni tampoco estaba feliz ahí.’ – ‘Entonces, ¿qué es lo que él ha visto por el camino?’ Y el auriga le relató al rey todo lo sucedido.
[2.12.] {52} «Entonces, el rey Bandhuma pensó: ‘el príncipe Vipassi no debe renunciar al trono, no debe abandonar la vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar. Las palabras enseñadas por los brahmanes, no deben ser ciertas.’ De modo que el rey proveyó al príncipe Vipassi aún más elementos para el disfrute a través de todos los cinco sentidos, con el propósito de que gobierne el reino y no abandone la vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar.
«De esta manera, monjes, el príncipe Vipassi continuó complaciendo y satisfaciéndose en el disfrute de los placeres sensuales a través de los cinco sentidos.
[2.13.] «Después de esto, monjes, han pasado muchos años, varios cientos de miles de años han pasado, cuando el príncipe Vipassi dijo a su auriga: ‘enjaeza algunos carruajes finos, auriga. Vamos a salir a inspeccionar el Parque de los Placeres’. Y cuando el auriga lo hizo así, lo reportó al príncipe: ‘Su alteza, los finos carruajes están enjaezados; es tiempo de hacerlo cuando Usted así lo disponga’. Entonces, el príncipe Vipassi montó el carruaje y salió en procesión hacia el Parque de los Placeres.
[2.14.] {53} «Y mientras el príncipe Vipassi estaba conduciendo, monjes, hacia el Parque de los Placeres, vio a un hombre con cabeza rapada que era un renunciante, vestido con el hábito amarillo. Y mientras lo miraba, preguntó a su auriga: ‘Auriga, ¿qué le ha pasado a este hombre? Su cabeza no se parece a la de los otros hombres y su vestimenta es diferente de la que usan los demás.’
«‘Príncipe, él es al que se le llama un «renunciante»’. – ‘Pero, ¿por qué a él se lellama así?’
«‘El se llama renunciante, príncipe, porque es un verdadero seguidor del Dhamma, alguien que realmente vive sereno, hace buenas acciones, realiza hechos meritorios, es inocuo y tiene una verdadera compasión por los seres vivos’.
«‘Auriga, está bien llamarle renunciante a alguien que es un verdadero seguidor del Dhamma, alguien que realmente vive sereno, hace buenas acciones, realiza hechos meritorios, es inocuo y tiene una verdadera compasión por los seres vivos. Condúceme, auriga, hacia donde está el renunciante’. – ‘Muy bien, príncipe’, respondió el auriga y le condujo al príncipe hacia donde estaba el renunciante.
«Una vez estando ahí, le preguntó al hombre renunciante: ‘¿Es correcto llamar renunciante a alguien que es un verdadero seguidor del Dhamma, alguien que realmente vive sereno, hace buenas acciones, realiza hechos meritorios, es inocuo y tiene una verdadera compasión por los seres vivos?’ – ‘Sí, está muy dicho, príncipe, llamar renunciante a alguien que es un verdadero seguidor del Dhamma, alguien que realmente vive sereno, hace buenas acciones, realiza hechos meritorios, es inocuo y tiene una verdadera compasión por los seres vivos’.
[2.15.] {54} «Entonces, el príncipe Vipassi se dirigió a su auriga con estas palabras: ‘Auriga, toma el carruaje y vuelva al palacio mientras que yo me quedaré aquí y afeitaré mi cabeza y la barba, me pondré el hábito amarillo y renunciaré la vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar’. – ‘Muy bien, príncipe’, respondió al auriga y condujo el carruaje de vuelta al palacio. Entonces, el príncipe Vipassi se quedó ahí y afeitó su cabeza y la barba, se puso el hábito amarillo y renunció a la vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar’.
[2.16.] {55} «Entonces, monjes, una gran multitud de gente de la capital real, la ciudad de Bandhumati, unos ochenta y cuatro mil personas, habían escuchado que el príncipe Vipassi hubo renunciado a la vida hogareña y asumió el estilo de vida sin hogar. Entonces, pensaron lo siguiente: ‘Ciertamente, este Dhamma y Disciplina no ha de ser común, no es normal que el príncipe Vipassi afeite su cabeza y la barba, se ponga el hábito amarillo y renuncie a la vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar. Si el príncipe ha hecho esto, ¿por qué no deberíamos hacerlo nosotros?’ De esta manera, monjes, esta gran multitud ochenta y cuatro mil personas, afeitaron su cabeza y la barba, se pusieron el hábito amarillo y renunciaron a la vida hogareña para seguirle al Bodhisatta Vipassi a vivir el estilo de vida sin hogar. Y con todos estos seguidores, el Bodhisatta fue a recorrer a los pueblos, ciudades y poblados reales.
[2.17.] {56} «Entonces, monjes, el Bodhisatta Vipassi, habiéndose retirado a la reclusión, ha pensado esto: ‘No es propio para mí vivir con multitud semejante como ésta. Necesito vivir en soledad, retirado de esa multitud’. Y así, un rato después dejó la multitud y se fue a morar en soledad. Y los ochenta y cuatro personas se fueron hacia un lado y el Bodhisatta, al otro.
[2.18.] {57} «Entonces, monjes, el Bodhisatta Vipassi, habiéndose retirado a la reclusión, a un logar solitario, pensó esto: ‘Realmente, este mundo se encuentra en un estado lamentable: he aquí el nacimiento y el deterioro, la muerte y la caída dentro de los otros estados y vuelta a nacer. Y no hay nadie que conozca manera alguna del escape de este sufrimiento, del envejecimiento y la muerte. ¿Cuándo ha de ser hallada la liberación de este sufrimiento, del envejecimiento y la muerte?’
«Y seguidamente, monjes, el Bodhisatta Vipassa pensó esto: ‘¿Qué debe estar presente para que ocurran la vejez y la muerte? ¿Qué es lo que condiciona la vejez y la muerte?’ Y entonces, monjes, como el resultado de esta profunda consideración, ha surgido la sabiduría y la realización amaneció en él, de esta manera: ‘del nacimiento como requisito, surge la vejez y la muerte, el nacimiento condiciona la vejez y la muerte’.
«Después, monjes, el Bodhisatta Vipassa pensó esto: ‘¿Qué debe estar presente para que ocurra el nacimiento? ¿Qué es lo que condiciona el nacimiento?’ Y entonces, monjes, como el resultado de esta profunda consideración, ha surgido la sabiduría y la realización amaneció en él, de esta manera: ‘de la existencia como requisito, surge el nacimiento, la existencia condiciona el nacimiento’.
«Después, monjes, el Bodhisatta Vipassa pensó esto: ‘¿Qué debe estar presente para que ocurra la existencia? ¿Qué es lo que condiciona la existencia?’ Y entonces, monjes, como el resultado de esta profunda consideración, ha surgido la sabiduría y la realización amaneció en él, de esta manera: ‘del apego como requisito, surge la existencia, el apego condiciona la existencia’.
«Después, monjes, el Bodhisatta Vipassa pensó esto: ‘¿Qué debe estar presente para que ocurra el apego? ¿Qué es lo que condiciona el apego?’ Y entonces, monjes, como el resultado de esta profunda consideración, ha surgido la sabiduría y la realización amaneció en él, de esta manera: ‘de la avidez como requisito, surge el apego, la avidez condiciona el apego’.
«Después, monjes, el Bodhisatta Vipassa pensó esto: ‘¿Qué debe estar presente para que ocurra la avidez? ¿Qué es lo que condiciona la avidez?’ Y entonces, monjes, como el resultado de esta profunda consideración, ha surgido la sabiduría y la realización amaneció en él, de esta manera: ‘de la sensación como requisito, surge la avidez, la sensación condiciona la avidez’.
«Después, monjes, el Bodhisatta Vipassa pensó esto: ‘¿Qué debe estar presente para que ocurra la sensación? ¿Qué es lo que condiciona la sensación?’ Y entonces, monjes, como el resultado de esta profunda consideración, ha surgido la sabiduría y la realización amaneció en él, de esta manera: ‘del contacto como requisito, surge la sensación, el contacto condiciona la sensación’.
«Después, monjes, el Bodhisatta Vipassa pensó esto: ‘¿Qué debe estar presente para que ocurra el contacto? ¿Qué es lo que condiciona el contacto?’ Y entonces, monjes, como el resultado de esta profunda consideración, ha surgido la sabiduría y la realización amaneció en él, de esta manera: ‘de la séxtuple base de los sentidos como requisito, surge el contacto, la séxtuple base de los sentidos condiciona el contacto’.
«Después, monjes, el Bodhisatta Vipassa pensó esto: ‘¿Qué debe estar presente para que ocurra la séxtuple base de los sentidos? ¿Qué es lo que condiciona la séxtuple base de los sentidos?’ Y entonces, monjes, como el resultado de esta profunda consideración, ha surgido la sabiduría y la realización amaneció en él, de esta manera: ‘del cuerpo y la mente como requisito, surge la séxtuple base de los sentidos, el cuerpo y la mente condicionan la séxtuple base de los sentidos’.
«Después, monjes, el Bodhisatta Vipassa pensó esto: ‘¿Qué debe estar presente para que ocurran el cuerpo y la mente? ¿Qué es lo que condiciona el cuerpo y la mente?’ Y entonces, monjes, como el resultado de esta profunda consideración, ha surgido la sabiduría y la realización amaneció en él, de esta manera: ‘de los estados de consciencia como requisito, surgen el cuerpo y la mente, el cuerpo y la mente condicionan los estados de consciencia’.
[2.19.] {58} «Entonces, monjes, el Bodhisatta Vipassi, pensó de la siguiente manera: ‘Estos estados de consciencia vuelven al cuerpo y la mente, sin irse más lejos. Y a su medida, he aquí el nacimiento y el deterioro, la muerte y la caída dentro de los otros estados y vuelta a nacer, es decir: el cuerpo y la mente condicionan los estados de conciencia y los estados de conciencia condicionan el cuerpo y la mente; el cuerpo y la mente condicionan la séxtuple base de los sentidos, la séxtuple base de los sentidos condiciona el contacto; el contacto condiciona la sensación; la sensación condiciona la avidez; la avidez condiciona el apego; el apego condiciona la existencia; la existencia condiciona el nacimiento; el nacimiento condiciona la decadencia, la muerte, la pena, el dolor, el lamento, la aflicción y la desesperanza. Éste es el origen de toda esta masa del sufrimiento.’
{59} «Entonces, monjes, el Bodhisatta Vipassi, pensó ‘origen, origen’ y un conocimiento perspicaz que penetra las cosas y que nunca se ha realizado antes, surgió en él: conocimiento, sabiduría, despertar y luz.
[2.20.] {60} «Y seguidamente, monjes, el Bodhisatta Vipassa pensó esto: ‘¿Qué debe estar ausente para que no ocurran la vejez y la muerte? ¿Con el cese de qué cosa llega el cese de la vejez y la muerte?’ Y entonces, monjes, como el resultado de esta profunda consideración, ha surgido la sabiduría y la realización amaneció en él, de esta manera: ‘ausente el nacimiento, no surge la vejez y la muerte, la ausencia del nacimiento extermina la vejez y la muerte’.
«Después, monjes, el Bodhisatta Vipassa pensó esto: ‘¿Qué debe estar ausente para que no ocurra el nacimiento? ¿Con el cese de qué cosa llega el cese del nacimiento’ Y entonces, monjes, como el resultado de esta profunda consideración, ha surgido la sabiduría y la realización amaneció en él, de esta manera: ‘ausente la existencia, no surge el nacimiento, la ausencia de la existencia extermina el nacimiento’.
«Después, monjes, el Bodhisatta Vipassa pensó esto: ‘¿Qué debe estar ausente para que no ocurra la existencia? ¿Con el cese de qué cosa llega el cese de la existencia?’ Y entonces, monjes, como el resultado de esta profunda consideración, ha surgido la sabiduría y la realización amaneció en él, de esta manera: ‘ausente el apego, no surge la existencia, la ausencia del apego extermina la existencia’.
«Después, monjes, el Bodhisatta Vipassa pensó esto: ‘¿Qué debe estar ausente para que no ocurra el apego? ¿Con el cese de qué cosa llega el cese del apego?’ Y entonces, monjes, como el resultado de esta profunda consideración, ha surgido la sabiduría y la realización amaneció en él, de esta manera: ‘ausente la avidez, no surge el apego, la ausencia de la avidez extermina el apego’.
«Después, monjes, el Bodhisatta Vipassa pensó esto: ‘¿Qué debe estar ausente para que no ocurra la avidez? ¿Con el cese de qué cosa llega el cese de la avidez?’ Y entonces, monjes, como el resultado de esta profunda consideración, ha surgido la sabiduría y la realización amaneció en él, de esta manera: ‘ausente la sensación, no surge la avidez, la ausencia de la sensación extermina la avidez’.
«Después, monjes, el Bodhisatta Vipassa pensó esto: ‘¿Qué debe estar ausente para que no ocurra la sensación? ¿Con el cese de qué cosa llega el cese de la sensación?’ Y entonces, monjes, como el resultado de esta profunda consideración, ha surgido la sabiduría y la realización amaneció en él, de esta manera: ‘ausente el contacto, no surge la sensación, la ausencia del contacto extermina la sensación’.
«Después, monjes, el Bodhisatta Vipassa pensó esto: ‘¿Qué debe estar ausente para que no ocurra el contacto? ¿Con el cese de qué cosa llega el cese del contacto?’ Y entonces, monjes, como el resultado de esta profunda consideración, ha surgido la sabiduría y la realización amaneció en él, de esta manera: ‘ausente la séxtuple base de los sentidos, no surge el contacto, la ausencia séxtuple base de los sentidos extermina el contacto’.
«Después, monjes, el Bodhisatta Vipassa pensó esto: ‘¿Qué debe estar ausente para que no ocurra la séxtuple base de los sentidos? ¿Con el cese de qué cosa llega el cese de la séxtuple base de los sentido?’ Y entonces, monjes, como el resultado de esta profunda consideración, ha surgido la sabiduría y la realización amaneció en él, de esta manera: ‘ausentes el cuerpo y la mente, no surge la séxtuple base de los sentidos, la ausencia del cuerpo y la mente extermina la séxtuple base de los sentidos’.
«Después, monjes, el Bodhisatta Vipassa pensó esto: ‘¿Qué debe estar ausente para que no ocurran el cuerpo y la mente? ¿Con el cese de qué cosa llega el cese del cuerpo y la mente?’ Y entonces, monjes, como el resultado de esta profunda consideración, ha surgido la sabiduría y la realización amaneció en él, de esta manera: ‘ausentes los estados de consciencia, no surge el cuerpo y la mente, la ausencia de los estados de consciencia extermina el cuerpo y la mente’.
«Después, monjes, el Bodhisatta Vipassa pensó esto: ‘¿Qué debe estar ausente para que no ocurran los estados de consciencia? ¿Con el cese de qué cosa llega el cese de los estados de consciencia?’ Y entonces, monjes, como el resultado de esta profunda consideración, ha surgido la sabiduría y la realización amaneció en él, de esta manera: ‘ausentes el cuerpo y la mente, no surgen los estados de consciencia, la ausencia del cuerpo y la mente extermina los estados de consciencia’.
[2.21.] {61} «Entonces, monjes, el Bodhisatta Vipassi, pensó de la siguiente manera: ‘He encontrado una manera perspicaz y penetrante del despertar, es decir: por el cese de los estados de conciencia cesan el cuerpo y la mente; por el cese de la séxtuple base de los sentidos cesan el cuerpo y la mente; por el cese de la séxtuple base de los sentidos cesa el contacto; por el cese del contacto cesa la sensación; por el cese de la sensación cesa la avidez; por el cese de la avidez cesa el apego; por el cese del apego cesa la existencia; por el cese de la existencia cesa el nacimiento; por el cese del nacimiento cesa la decadencia, la muerte, la pena, el dolor, el lamento, la aflicción y la desesperanza. Cesa el origen de toda esta masa del sufrimiento.’
{62} «Entonces, monjes, el Bodhisatta Vipassi, pensó ‘cese, cese’ y un conocimiento perspicaz que penetra las cosas y que nunca se ha realizado antes, surgió en él: conocimiento, sabiduría, despertar y luz.
Segunda sección de ocho mil letras
NOTAS:
FUENTES:
WALSHE, Maurice (1995) «Mahapadana Sutta: The Great Discourse on the Lineage» en The Long Discourses of the Buda: A Translation of the Digha Nikaya. Boston, Wisdom Publications. Págs. 199-221.
«Mahapadanasutta» en World Tipitaka Edition, http://studies.worldtipitaka.org/tipitaka/7D/1/1.1 13 de mayo de 2008
Traducido y publicado por Isidatta para el Bosque Theravada © 2010
Edición de Bosque Theravada © 2010
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