La bendición de dar generosamente.
{32} Así lo he oído. En una ocasión el Bienaventurado residía en el monasterio Jetavana de Anathapindika en Savatthi. En aquel tiempo, pronto, en la media vigilia de la noche, muchos devas de belleza sublime, que se convirtieron en devas impartiendo la doctrina de lo virtuoso, se acercaron al Bienaventurado, iluminando completamente el monasterio Jetavana. Rindieron pleitesía al Bienaventurado y se sentaron en un lugar adecuado. Permaneciendo así, uno de ellos habló de esta manera en verso en presencia del Bienaventurado:
Debido tanto a la avaricia como a la negligencia,
Uno abandona el dar en caridad.
Aquél que desea hacer el bien y quien comprende el merito de las buenas acciones
Debería dar en caridad.
Entonces otro deva dijo este verso en presencia del Bienaventurado:
La persona avara, teniendo miedo, no da,
Y las mismas cosas que teme le suceden a él.
La persona avara teme que pueda encontrarse hambrienta o sedienta;
Y las mismas cosas que teme le acosan al tonto en este mundo y después.
En consecuencia, eliminando la avaricia y venciendo su impureza,
Uno debería dar en caridad.
Las buenas acciones lo colocan a uno
En un buen lugar en mundos futuros.
Entonces otro deva dijo este verso en presencia del Bienaventurado:
Así como los viajeros comparten con otro en su viaje,
Algunos viajeros del largo viaje del Samsara comparten todo aquello que poseen con otros viajeros.
Ellos son los únicos que no mueren entre aquellos otros que estan muertos.
Esta es una tradición antigua.
Algunos, aunque poseen muy poco, lo comparten con otros.
Algunos, aunque ricos, no dan en caridad.
Un regalo hecho con escasos medios
Es valioso como miles.
Entonces otro deva dijo este verso en presencia del Bienaventurado:
Dando aquello que es difícil para dar, o haciendo aquello que es difícil para hacer,
Es algo que los malos no podrían imitar.
La práctica de los virtuosos es difícil de seguir.
En consecuencia, los virtuosos y los malos poseen destinos diferentes
Cuando ellos fallecen de esta existencia.
Los malos alcanzan los reinos infernales del sufrimiento perpetuo;
Los virtuosos alcanzan los reinos deva.
Entonces otro deva habló así al Bienaventurado: “Bienaventurado, ¿qué palabras están bien expresadas?”
Cada una de estas declaraciones
Está bien expresada a su propia manera.
No obstante, escucha la mía también:
Aquél que vive de las espigas dejadas por las eras de otras personas, que mantienen a su mujer,
Que da en caridad de lo poco que poseen,
Él también realiza acciones meritorias.
El mérito ganado por cien mil donantes
Donando mil cada uno
No tiene el valor de una centésima parte del mérito
Ganado por el hombre pobre.
Entonces otro deva dijo este verso en presencia del Bienaventurado:
¿Porqué es menos valiosa esta grande y extensa donación
Que la donación realizada justamente?
¿Porqué el mérito ganado por cien mil donantes
Donando mil cada uno es menos valioso
Que el mérito ganado por el hombre pobre?
Entonces el Bienaventurado respondió a aquel deva en verso:
Algunas personas están impregnadas en la injusticia;
Ellos dan en caridad
Únicamente después de herir, matar o causar dolor a otros.
Estas donaciones que envuelven caras llorosas y coerción
No pueden igualar nunca la donación justa.
Así, el mérito ganado por cien mil donantes
Donando mil cada uno
No tiene el valor de una centésima parte
Del mérito ganado por el hombre pobre.
FUENTE:
U Tin U (Myaung), Yangon.
Editado por el Comité Editorial de Tipitaka Association, Burma (Myanmar), 1998. http://www.dhammaweb.net/Tipitaka/read.php?id=190
Traducido del inglés por Albert Biayna Gea.
Publicación de Bosque Theravada, 2010.