Khn 10,2,3-3 {3V.10.2,458-464} Dighavuvatthu – Porción con Dighavu

Ésta es una de las más dramáticas historias del Canon Pali: el cuento del asesinato, intrigas y revanchismo, con una sabia enseñanza acerca de cómo arreglar las «viejas cuentas».

[Leer en pali]

{458} En una ocasión, el Bienaventurado se dirigió a los monjes con estas palabras:

«Monjes, en un tiempo en Benares, Brahmadatta era el rey de Kasi. Él fue muy rico y próspero, vivía en opulencia, poseía grandes tropas, muchos carros y territorios, tenía gran poder y sus graneros y almacenes eran llenos y rebosantes. Mientras tanto Dighiti era el rey de Kosala. Él, por el contrario, era pobre, no muy próspero, con pocas posesiones, pequeñas tropas, pocos carros y territorios, tenía poca fuerza y sus graneros y almacenes eran pobres. Entonces, monjes, Brahmadatta, el rey de Kasi, habiendo levantado su cuádruple ejército, emprendió la marcha en contra de Dighiti, el rey de Kosala. En esta oportunidad, monjes, a Dighiti, el rey de Kosala, le llegó esta noticia: ‘Dicen que Brahmadatta, el rey de Kasi, habiendo levantado su cuádruple ejército emprendió la marcha en contra de mí’. Entonces, monjes, se le ocurrió a Dighiti, el rey de Kosala, este pensamiento: ‘Ahora bien, Brahmadatta, el rey de Kasi, es muy rico y próspero, vive en opulencia, posee grandes tropas, muchos carros y territorios, tiene gran poder y sus graneros y almacenes son llenos y rebosantes, mientras que yo soy pobre, no muy próspero, tengo pocas posesiones, pequeñas tropas, pocos carros y territorios, tengo poca fuerza y mis graneros y almacenes son pobres. Siendo así, no soy competente a resistir ni siquiera un ataque de él. ¿Qué tal si me escapo fuera de la ciudad?’ Así que, monjes, el rey Dighiti, habiendo llevado consigo la jefa de su consorte, se escapó fuera de la ciudad. Entonces, monjes, Brahmadatta, el rey de Kasi conquistó las tropas, los carros, las tierras, los almacenes y los graneros del rey Dighiti y se apoderó de ellos como su señor.

«Mientras tanto, monjes, Dighiti, el rey de Kosala, se puso en camino hacia Benares junto con su esposa y, en poco tiempo de viaje, llegó allí y se estableció con ella en cercanías de Benares, en la casa de un alfarero, disfrazado de un caminante.

«Entonces, monjes, no mucho tiempo después, la jefa del consorte de Dighiti, el rey de Kosala, quedó embarazada. Y cuando se embarazó, tuvo esta fantasía: ella quiso ver, al amanecer, un cuádruple ejército, armado y vestido, haciendo la revisión en el terreno, tomando agua y usándola para limpiar las espadas. Entonces, se dirigió al rey Dighiti con estas palabras: ‘Su majestad: estoy embarazada y encontrándome en este estado, he tenido esta clase de fantasía: quise ver, al amanecer, un cuádruple ejército, armado y vestido, haciendo la revisión en el terreno, tomando agua y usándola para limpiar las espadas.’ Acto seguido, él respondió: ‘Mi reina: ¿dónde podríamos tener -caídos en estos tiempos difíciles- un cuádruple ejército, armado y vestido, haciendo la revisión en el terreno, tomando agua y usándola para limpiar las espadas?’

«‘Si no consigo realizar este deseo, me muero’.

{459} «En este tiempo, monjes, el principal brahmán de Brahmadatta, el rey de Kasi, era amigo de Dighiti, el rey de Kosala. Así que, monjes, el rey Dighiti se acercó al brahmán del rey Brahmadatta y, habiéndose acercado, le habló con estas palabras: ‘La mujer, amiga suya, querida amiga suya está embarazada y, encontrándose en este estado, tuvo esta fantasía: ella quiso ver, al amanecer, un cuádruple ejército, armado y vestido, haciendo la revisión en el terreno, tomando agua y usándola para limpiar las espadas.’

«‘En este caso, señor, hágame ver a la reina’.

«Así que, monjes, la jefa del consorte del rey Dighiti se acercó al brahmán principal del rey Brahmadatta. Y cuando el brahmán principal del rey Brahmadatta vio a la jefa del consorte del rey Dighti acercándose de lejos, se levantó de su asiento, arregló su vestimenta exterior sobre su hombro y juntando las palmas de su mano, saludó tres veces a la jefa del consorte del rey Dighiti y pronunció esta exclamación: ‘¡Realmente, el rey de Kosala en tu vientre! ¡Verdaderamente, el rey de Kosala en tu vientre!’ Luego le dijo estas palabras: ‘No se preocupe, mi reina, usted llegará a ver, al amanecer, un cuádruple ejército, armado y vestido, haciendo la revisión en el terreno, tomando agua y usándola para limpiar las espadas.’

«Entonces, monjes, el brahmán principal del rey Brahmadatta se acercó a él y, al haberse acercado, le habló de esta manera: ‘Su majestad, he aquí hay signos visibles, según los cuales mañana, al amanecer, se tiene que formar el cuádruple ejército, armado y vestido, haciendo revisión en el terreno, tomando agua y usándola para limpiar las espadas’. Entonces, monjes, Brahmadatta, el rey de Kasi dijo: ‘Bien, señores, haced todo lo que el brahmán principal diga’. De esta manera, monjes, la jefa del consorte del rey Dighiti, tuvo la oportunidad ver, al amanecer, un cuádruple ejército, armado y vestido, haciendo la revisión en el terreno, tomando agua y usándola para limpiar las espadas. Entonces, monjes, cuando el niño en el vientre de la jefa del consorte del rey Dighiti llegó a la madurez, ella dio la luz a un hijo. Y le dieron el nombre de Dighavu [1]. No mucho tiempo después, el príncipe Dighavu alcanzó la edad de discreción.

«Más tarde, monjes, a Dighiti, al rey de Kosala se le ocurrió el siguiente pensamiento: ‘Este Brahmadatta, el rey de Kasi, nos ha hecho mucho daño. Ha incautado nuestras tropas, carros, tierras, almacenes y graneros. Si él supiera acerca de nosotros, nos mataría a los tres. ¿Qué tal si le mando al príncipe Dighavu a vivir fuera de la ciudad?’ Así que el príncipe Dighavu, habiéndose ido a vivir fuera de la ciudad, aprendió toda clase de oficios.

{460} «En este tiempo, el barbero del rey Dighiti vio al rey Dighiti junto con la jefa de su consorte viviendo en cercanías de Benares, en la casa del alfarero, disfrazado de caminante. Al verlos, se fue junto al rey Brahmadatta y le dijo: ‘Su majestad, he aquí, que el rey Dighiti de Kosala, junto con la jefa de su consorte, está viviendo en cercanías de Benares, en la casa del alfarero, disfrazado de caminante.’

«Entonces, monjes, el rey Brahmadatta ordenó a su gente: ‘Bien, señores, id y capturad al rey Dighiti junto con su esposa’.

«Respondiendo, ‘lo que su majestad diga’, fueron y capturaron al rey Dighiti junto con su esposa.

«Después, monjes, el rey Brahmadatta ordenó a su gente: ‘Ahora bien, señores, habiendo aprisionado al rey Dighiti y su esposa, atadlos con cuerdas sólidas, sujetando sus brazos estrechamente a sus espaldas, y habiéndolos rapado, hacedles marchar en las calles de la ciudad, en las cruces de las calles, acompañados con gran tumulto de los tambores, desalojadlos luego, por la puerta sureña de la ciudad, y ahí, en el sur de la ciudad, descuartizadlos en cuatro piezas y enterradlas en los agujeros de las cuatro direcciones’.

«Respondiendo, ‘lo que su majestad diga’, fueron y ataron al rey Dighti y su esposa con cuerdas sólidas, sujetando sus brazos estrechamente a sus espaldas, y habiéndolos rapado, les hicieron marchar en las calles de la ciudad, en las cruces de las calles, acompañados con gran tumulto de los tambores.

«En este tiempo, el siguiente pensamiento se le ocurrió al príncipe Dighavu: ‘He aquí, que ya hace mucho tiempo que no veo a mis padres, ¿qué tal si voy a verlos?’ Entonces, monjes, entró a Benares y, habiendo entrado, vio a sus padres atados con cuerdas sólidas, sujetados sus brazos estrechamente a sus espaldas, rapados, marchando en las calles de la ciudad, en las cruces de las calles, acompañados con gran tumulto de los tambores. Así que, habiéndolos visto, se acercó a sus padres. Y cuando el rey Dighiti vio al príncipe Dighavu viniendo de lejos, y habiéndolo visto, le habló de la siguiente manera: ‘Mi querido Dighavu, no seas de vista lejana, no seas de vista corta; la venganza no se disipa con la venganza, sino que la venganza se disipa con la no-venganza’.

«Cuando esto fue dicho, monjes, la gente decía lo siguiente: ‘El rey Dighiti de Kosala se ha vuelto loco. Esta diciendo sandeces. ¿Quién es este Dighavu, a quien le dijo «no seas de vista lejana, no seas de vista corta; la venganza no se disipa con la venganza, sino que la venganza se disipa con la no-venganza»?’ Pero él respondió: ‘no estoy loco, queridos señores, ni estoy diciendo sandeces; es más, cualquiera que sea ilustre, lo va a entender’. Y por segunda vez, monjes, el rey Dighiti habló al príncipe Dighavu… Y por tercera vez, monjes, el rey Dighiti habló al príncipe Dighavu de esta manera: ‘no seas de vista lejana, no seas de vista corta; la venganza no se disipa con la venganza, sino que la venganza se disipa con la no-venganza’. Y por tercera vez, la gente decía lo siguiente: ‘El rey Dighiti de Kosala se ha vuelto loco. Esta diciendo sandeces. ¿Quién es este Dighavu, a quien le dijo «no seas de vista lejana, no seas de vista corta; la venganza no se disipa con la venganza, sino que la venganza se disipa con la no-venganza»?’ Pero por tercera vez, él respondió: ‘no estoy loco, queridos señores, ni estoy diciendo sandeces; es más, cualquiera que sea ilustre, lo va a entender’. Entonces, monjes, esta gente volvió a hacer marchar al rey Dighiti y su esposa en las calles de la ciudad, en las cruces de las calles, acompañados con gran tumulto de los tambores, los desalojó por la puerta sureña de la ciudad, y ahí, en el sur de la ciudad, los descuartizó en cuatro piezas, las cuales enterró en los agujeros de las cuatro direcciones y, habiendo estacionado las tropas, se retiró.

{461} «Entonces, monjes, el príncipe Dighavu, habiendo entrado a Benares, tomó una cantidad de licor fuerte y lo dio a tomar a las tropas. Cuando todos ellos cayeron embriagados, recogió las estacas, hizo una pira funeral, colocó los cuerpos de sus padres en ella, prendió el fuego y la rodeó tres veces con las palmas de sus manos juntadas en salutación.

«En este momento, el rey Brahmadatta, salió a la terraza más alta de su palacio y vio al príncipe Dighavu rodeando la pira funeral tres veces con las palmas de sus manos juntadas en salutación. Y habiéndolo visto, este pensamiento se le ocurrió: ‘Ciertamente, esta persona debe ser algún pariente, alguien relacionado por la sangre con el rey Dighiti. ¡Qué desafortunado soy que nadie me haya avisado sobre lo que significa esto!’

«Acto seguido, el píncipe Dighavi, habiéndose retirado al bosque, habiendo llorado y derramando lágrimas hasta lo que era necesario, secó sus lágrimas y retornó a Benares. Luego, fue a un establo de elefantes, cercano al palacio real y se dirigió al entrenador de los elefantes con estas palabras: ‘Maestro, quiero aprender este oficio’.

«‘En este caso, joven, apréndalo’. Entonces, monjes, el príncipe Dighavu se levantaba durante el último cuarto de la noche y cantaba dulcemente en el establo de los elefantes, tocándoles el laúd. Y el rey Brahmadatta también se levantó durante el último cuarto de la noche y escuchó el sonido de las dulces voces y la música de laúd. Así que, al haberlo escuchado preguntó a su gente: ‘¿Quién es, señores, el que se levanta durante el último cuarto de la noche para cantar dulcemente y tocar el laúd en el establo de los elefantes?’

«‘Su majestad, es un joven, estudiante de tal y tal entrenador de elefantes, quien se levanta durante el último cuarto de la noche para cantar dulcemente y ejecutar el laúd en el establo de los elefantes’.

«‘Pues bien, señores, id y traedme a este joven’.

«Respondiendo, ‘lo que su majestad diga’, fueron y trajeron al príncipe Dighavu.

«Entonces, el rey Brahmadatta se dirigió al príncipe Dighavu con estas palabras: ‘¿Eres tú, joven, el que se levanta durante el último cuarto de la noche para cantar dulcemente y tocar el laúd en el establo de los elefantes?’

«‘Sí, su majestad’.

«‘Entonces, querido joven, canta y toca el laúd’.

«Respondiendo, ‘lo que su majestad diga’, y buscando ganarse algún favor, el príncipe Dighavu cantó dulcemente y tocó el laúd.

«Entonces, monjes, el rey Brahmadatta le dijo: ‘Joven amigo, quédate conmigo para atenderme’.

«‘Lo que su majestad diga’, respondió el príncipe Dighavu. A partir de este día, monjes, el príncipe Dighavu se levantaba por la mañana temprano antes del rey, se iba a dormir tarde después de él, hacía todo lo que el rey le ordenaba, actuando siempre de manera agradable y hablando cordialmente con él. Y no mucho tiempo después, el rey Brahmadatta puso al príncipe Dighavu en posición cercana de confianza.

{462} «Un día, el rey Brahmadatta dijo al príncipe Dighavu: ‘Mi joven amigo, engancha el carro que voy a cazar’.

«Respondiendo, ‘lo que su majestad diga’, el príncipe Dighavu enganchó el carro y dijo al rey Brahmadatta: ‘Su carro está preparado, su majestad. Ahora es el tiempo que su majestad haga lo que mejor le parezca’.

«Entonces, monjes, el rey Brahmadatta montó el carro y el príncipe Dighavu lo conducía. Y lo conducía de tal manera que el rey se encontraba en un lado del camino y su séquito, en otro lado. Después, monjes, cuando el rey Brahmadatta ya se ha ido lejos, dijo al príncipe Dighavu: ‘Mi joven amigo, desengancha el carro, que ya me he cansado. Voy a acostarme’

«Respondiendo, ‘lo que su majestad diga’, el príncipe Dighavu desenganchó el carro y se sentó en el suelo con las piernas cruzadas. Entonces, el rey Brahmadatta se acostó, apoyando su cabeza en el regazo del príncipe Dighavu. Y siendo que estaba muy cansado, se durmió en seguida. Entonces, el siguiente pensamiento se le ocurrió al príncipe Dighavu: ‘Este Brahmadatta, el rey de Kasi, nos ha hecho mucho daño. Ha incautado nuestras tropas, carros, tierras, almacenes y graneros. Y fue por su culpa que mis padres fueran asesinados. Ahora es mi oportunidad para efectuar la venganza. Acto seguido, monjes, sacó la espada de la vaina, pero pensó lo siguiente: ‘He aquí que mi padre me dijo antes de morir: «no seas de vista lejana, no seas de vista corta; la venganza no se disipa con la venganza, sino que la venganza se disipa con la no-venganza.» No sería apropiado de mi parte si trasgrediera las palabras de mi padre.’ Así que volvió a colocar su espada en la vaina. Y por segunda vez este pensamiento se le ocurrió al príncipe Dighavu… Y por tercera vez, este pensamiento se le ocurrió al príncipe Dighavu: ‘Este Brahmadatta, el rey de Kasi, nos ha hecho mucho daño. Ha incautado nuestras tropas, carros, tierras, almacenes y graneros. Y fue por su culpa que mis padres fueran asesinados. Ahora es mi oportunidad para efectuar la venganza.’ Acto seguido, monjes, sacó la espada de la vaina, pero pensó lo siguiente: ‘He aquí que mi padre me dijo antes de morir: «no seas de vista lejana, no seas de vista corta; la venganza no se disipa con la venganza, sino que la venganza se disipa con la no-venganza.» No sería apropiado de mi parte si trasgrediera las palabras de mi padre.’ Así que volvió a colocar su espada en la vaina.

«En esto, monjes, el rey Brahmadatta se despertó súbitamente -asustado, agitado, nervioso y alarmado. Y el príncipe Dighavu le preguntó: ‘¿Por qué su majestad se despertó así de súbito, asustado, agitado, nervioso y alarmado?’

«Mi querido amigo, justo ahora estaba soñando con el príncipe Dighavu -el hijo de Dighiti, el rey de Kosala- que me atravesaba con su espada’. Entonces, monjes, el príncipe Dighavu, habiendo agarrado al rey Brahmadatta por su cabeza con la mano izquierda, y sacando su espada de la vaina con la derecha, dijo: ‘Yo soy, su majestad, el verdadero príncipe Dighavu, hijo de Dighiti, el rey de Kasi. Su majestad nos ha hecho mucho daño. Ha incautado nuestras tropas, carros, tierras, almacenes y graneros. Y fue por su culpa que mis padres fueran asesinados. Ahora es mi oportunidad para efectuar la venganza.’

«Entonces, monjes, el rey Brahmadatta, inclinó su cabeza hacia los pies del príncipe Dighavu, diciendo: ‘¡Concédeme la vida, mi querido Dighavu! ¡Concédeme la vida, mi querido Dighavu!’

«‘¿Quién soy yo para que pudiera concederle la vida a su majestad? Es su majestad que puede concederme la vida a mí’.

«‘En este caso, mi querido Dighavu, tú me concedes mi vida y yo te concedo la tuya’.

«Acto seguido, monjes, el rey Brahmadatta y el príncipe Dighavu concedieron sus vidas uno al otro y, tomándose uno al otro de la mano, hicieron un juramento de no hacerse daño mutuamente.

«Entonces, el rey Brahmadatta dijo al príncipe Dighavu: ‘En este caso, mi querido Dighavu, engancha el carro, que vamos a volver.’

«Respondiendo, ‘lo que su majestad diga’, el príncipe Dighavu enganchó el carro y dijo al rey Brahmadatta: ‘Su carro está preparado, su majestad. Ahora es el tiempo que su majestad haga lo que mejor le parezca’.

«Entonces, monjes, el rey Brahmadatta montó el carro y el príncipe Dighavu lo conducía. Y lo conducía de tal manera que el rey se encontraba en un lado del camino y su séquito, en otro lado.

«Entonces, monjes, el rey Brahmadatta, habiendo entrado a Benares, convocó a sus ministros y cancilleres y se dirigió a ellos con estas palabras: ‘Si vosotros, buenos señores, hubieseis visto al príncipe Dighavu, el hijo de Dighiti, el rey de Kosala, ¿qué es lo que le hubieseis hecho?’

«Los diferentes ministros respondieron: ‘Deberíamos cortarle las manos, su majestad’. ‘Deberíamos cortarle los pies, su majestad’. ‘Deberíamos cortarle las manos y los pies, su majestad’. ‘Deberíamos cortarle las orejas, su majestad’. ‘Deberíamos cortarle la nariz, su majestad’. ‘Deberíamos cortarle las orejas y la nariz, su majestad’. ‘Deberíamos cortarle la cabeza, su majestad’.

«Entonces, el rey dijo: ‘Él es, señores, el príncipe Dighavu, el hijo de Dighiti, el rey de Kosala. Vosotros no tenéis permiso de hacerle nada. Fue gracias a él que mi vida me ha sido concedida y fue gracias a mí, que su vida le ha sido concedida a él.’

{463} «Entonces, monjes, el rey Brahmadatta se dirigió al príncipe Dighavu con estas palabras: ‘Lo que tu padre dijo antes de morir -«no seas de vista lejana, no seas de vista corta; la venganza no se disipa con la venganza, sino que la venganza se disipa con la no-venganza»- ¿en relación a qué él dijo esto?’

«‘Lo que mi padre me dijo antes de morir -«no seas de vista lejana»: «no guardes la venganza por largo tiempo», esto es lo que mi padre quiso decirme cuando dijo antes de morir «no seas de vista lejana». Lo que mi padre me dijo antes de morir -«no seas de vista corta»: «no seas rápido en cortar con un amigo», esto es lo que mi padre quiso decirme cuando dijo antes de morir «no seas de vista corta». Y lo que mi padre me dijo antes de morir -«la venganza no se disipa con la venganza, sino que la venganza se disipa con la no-venganza»- mis padres han sido asesinados por su majestad. Si yo le quitara la vida a su majestad, aquellos que desean bien a su majestad, podrían quitarme la vida a mí. Luego, los me desean bien a mí, podrían quitarles la vida a ellos. De esta manera, la venganza nunca sería disipada. Pero ahora, yo he concedido la vida a su majestad y su majestad me ha concedido la vida a mí. Y de esta manera, la venganza ha sido disipada por la no-venganza. Esto es lo que mi padre me ha dicho antes de morir.’

«Entonces, monjes, el rey Brahmadatta, pensó: ‘¡Maravilloso, realmente asombroso: qué sabio es el príncipe Dighavu! Él ha entendido plenamente el significado de lo que su padre le dijo en breve.’ Así que le retornó las tropas de su padre, sus carros, las tierras, sus almacenes y graneros y le dio su hija por esposa.

«Ahora monjes, si así es el autodominio y la gentileza del rey que sostiene el cetro y sostiene la espada, así también alumbrad vosotros, que abandonasteis la vida hogareña para seguir este Dhamma-y-Disciplina bien enseñada, de modo que sed igualmente contenidos y gentiles.» Y por tercera vez [2] el Bienaventurado habló así a los monjes: «Basta monjes, no pelead, no reñid, no debatid, no disputad». Y por tercera vez, aquellos monjes que hablaron lo que era no-Dhamma, respondieron así al Bienaventurado: «Señor, que el señor, el maestro del Dhamma, espere; señor, que el señor se despreocupe, que intente vivir permaneciendo más aligerado aquí y ahora; nosotros permaneceremos considerando esta pelea, esta riña, este debate y esta disputa». Entonces el Bienaventurado, pensando «a estos hombres estúpidos, que siguen estando como si fueran hechizados, es difícil convencer», se levantó de su asiento y se retiró.

{464} Entonces, el Bienaventurado, habiéndose vestido de mañana temprano, tomó su cuenco y el hábito exterior y entró a Kosambi en búsqueda de limosnas. Habiéndo recorrido su habitual ronda en búsqueda de limosnas en Kosambi, trajo de vuelta su cuenco y, después de haberse alimentado, puso en orden su alojamiento, tomó su cuenco y el hábito exterior y, estando en medio de la asamblea del Sangha, pronunció estos profundos versos:

Cuando muchas voces gritan al unísono,

uno no se considera necio a sí mismo;

aunque el Sangha está siendo partido,

ninguno piensa que es culpa suya.

Ellos han olvidado el habla atento,

sus charlas están obsesionadas solamente por palabras;

sus bocas desenfrenadas, sus cuencos a voluntad,

ninguno sabe qué es lo que les lleva a actuar así.

Me maltrató, me golpeó,

me derrotó, me robó.

El odio de aquellos que almacenan tales pensamientos

jamás se extingue.

El odio nunca se extingue

por el odio en este mundo;

solamente se apaga a través del amor.

Tal la antigua ley eterna.

Muchos desconocen

que al disputar, perecemos;

pero aquellos que lo comprenden,

refrenan por completo sus disputas.

Trituradores de huesos y asesinos,

son aquellos que roban ganado, caballos o posesiones,

Aquellos que saquean el reino entero-

hasta pueden actuar juntos,

¿por qué tú no puedes actuar así también?

Si encuentras un amigo inteligente

(quien es apropiado) para acompañarte, de buena conducta y prudente,

en tal caso vive con él felizmente y vigilante,

venciendo todos los obstáculos.

Pero si no encuentras a un amigo inteligente para acompañarte,

de buena conducta y sagaz,

entonces vive solo como el rey que ha renunciado al país conquistado,

o como un elefante que se pasea a voluntad por el bosque.

Es mejor caminar solo;

no hay amistad con los necios.

Que uno camine solo, evitando todo mal, estando libre de preocupaciones,

como un elefante paseándose solo por el bosque.


NOTAS:

[1] Que quiere decir «longevo»

[2] Las primeras dos veces ocurren en la porción anterior (Khn 10,451-457 Kosambakavivadakatha – Porción con la historia en Kosamba) donde se trata de riñas entre los monjes.


FUENTES:

«Dighavuvatthu » en The World Tipitaka Edition http://studies.worldtipitaka.org/tipitaka/3V/10/10.2 (13/05/2008)

HORNER, I.B. (2000) The Book of the Discipline: Vinaya-Pitaka. Vol. IV: Mahavagga. Oxford, Pali Text Society. Págs. 488-498.

THANISSARO BHIKKHU [en línea] Dighavu-kumara Vatthu: The Story of Prince Dighavu . http://www.accesstoinsight.org/tipitaka/vin/mv/mv.10.02.03-20.than.html (07 de junio de 2009)


Traducido y publicado por Isidatta para el Bosque Theravada, 2009

Edición de Bosque Theravada, 2009, 201o