Ajahn Nyanadhammo, el vice-abad del monasterio Bodhinyana Monastery en Australia Occidental, explica la importancia de las cinco facultades espirituales (indriya), que son: saddha , la fe, viriya , la energía; sati , la atención consciente (lit. «recordamiento»); samadhi , que es la concentración y panna , o sea, sabiduría. Estas facultades, conforman uno de los conjuntos de las 37 cualidades mentales que llevan a la Iluminación (bodhipakkhiyadhamma).
Un tema del Dhamma que es muy cercano a mí es el de las cinco indriya -las cinco facultades espirituales. Estas Cinco Facultades Espirituales son las cualidades de la práctica, las cualidades de la mente que uno necesita atraer al camino espiritual. Existe saddha, que es fe; viriya, energía; sati, atención; samadhi, que es concentración tranquila; y panna, sabiduría. Ellas se convierten en poderes de la mente a través de los cuales ésta se hace más dinámica y puede acabar el sufrimiento.
Saddha a menudo es traducida como fe, confianza o convicción. El Buddha dijo que la fe viene de haber visto que la condición humana es insatisfactoria. Es imperfecta, labrada con la insatisfacción, el descontento, el dolor, la pena, el miedo y la ansiedad. Habiendo visto esto, la mente busca de manera natural un camino para salir de aquel estado. Lo cual cuestiona el significado de la vida y el cómo encontrar la felicidad interior.
Entonces, esta fe busca un camino lejos del sufrimiento. Para las personas que por casualidad se encuentran las palabras del Buddha, escuchan que hay una causa para la insatisfactoriedad y que existe un fin de la insatisfactoriedad y un camino para practicar aquella liberación: lo que da esta fe. Esto sucede a menudo porque no hemos entendido dukkha -o porque pensamos que dukkha no debería ocurrir- que no nos ponemos en marcha para buscar una salida.
Recientemente una señora vino a hablar conmigo explicando que una amiga suya acababa de dar a luz un niño, y este había muerto. Estaba muy disgustada porque ella iba a ser la madrina, y dijo: “Esto no debería pasar, es injusto”. Así existe la presunción de que la vida debería ser justa. Pero con la experiencia, comenzamos a ver y entender que la vida no siempre es justa. Luego, dukkha es la injusticia de la existencia. No es una justicia duradera.
Luego, habiendo visto dukkha, buscamos una salida. En el caso de esta mujer: habiendo experimentado el sufrimiento, vino al monasterio y decidió que podría practicar el Dhamma y compartir los méritos de su práctica con aquel niño muerto. Comenzó a buscar un modo de tratar con el sufrimiento.
Cuando el Buddha describió la fe habló sobre ésta en cuatro aspectos: fe en el Buddha, la persona que se convirtió en un iluminado completamente en este mundo y enseña un camino fuera de dukkha, en el Dhamma, aquellas enseñanzas del Buddha, en el Sangha , aquellos monjes, monjas y laicos que han comprendido la verdad de sus propias vidas; y en el entrenamiento. Este último significa que tiene fe en que esta práctica que hacemos traerá resultados. La fe en el entrenamiento intrínsecamente implica también fe en nuestras capacidades de comprender la verdad: fe en que podemos hacerlo.
La carencia de convicción en nuestra propia capacidad de practicar es un obstáculo común, entonces una de las responsabilidades de un maestro es alentar y animar a la gente. Esta era una de las cosas que Ajahn Chah hacía a menudo. Recuerdo una vez que tuve unas dificultades y acudí a él. Él conversaba, y giró hacia mí y dijo. “Tan Nyanadhammo, usted tiene muy pocas contaminaciones”. ¡Fue en una ocasión en la que parecía que mi mente estaba llena de contaminaciones! Pero esas pocas palabras dieron aliento. Hubo otra ocasión cuando recién fui ordenado. La comida en el monasterio de Ajahn Chah era extremadamente básica: arroz pegajoso, hojas, curry -lo cual era colocado todo junto en una olla- y unas pocas bananas, y eso era todo. Como había muy poco, algunos monjes se levantaban a servir el alimento. Usted se sentaba con su tazón delante suyo y ellos colocaban el alimento en su tazón: no tenía opción, sólo podía decir lo que no quería. Se le pidió a uno de los monjes occidentales que se levantara y repartiera el alimento, pero rehusó, porque si se levantaba entonces no podía ver su tazón y de esa forma impedir a los monjes tailandeses poner cosas en él que trastornaran su estómago. Y debido a eso me pidieron que me levantara en su lugar.
Un par de días después continuamos con la misma ronda de limosnas juntos en el pueblo, y, como volvíamos a la sala de comidas, este monje comenzó a quejarse de los monjes que repartían el alimento. La cólera autosuficiente pasó a mí, y le dije: «En vez de quejarse de otros monjes, ¿por qué no se levanta y nos ayuda?» Y luego salí enojado.
Cuando estaba caminando, escuché la voz de Ajahn Chah diciendo, “Buenos días” en inglés (las únicas palabras que sabía eran “Good morning” y “Cup of Tea”). Me giré para verle de pie a tan sólo tres pasos lejos con una gran sonrisa radiante en su cara. Y le dije “Oh, buen día, Luang Por”. Y me irradió amor bondadoso, la aversión desapareció por completo en mí y fui realmente feliz.
Aquella tarde decidí: “Como Ajahn Chah fue muy afable conmigo, me acercaré y le ofreceré un masaje en los pies”, esa era una forma de hacerle algún servicio, y a menudo él enseñaba el Dhamma en ese momento. Entonces se sentó en un asiento de mimbre conmigo sentado en el suelo masajeando su pie cuando la campana sonó para los cánticos de la tarde. Le dijo a los otros monjes que fueran a los cantos y yo me quedé junto a Ajahn Chah; era una hermosa y fresca tarde, con la luna llena saliendo, y el sonido de los cantos de aproximadamente setenta monjes -era sencillamente maravilloso. Ajahn Chah se sentó en meditación mientras masajeaba su pie -y mi mente estaba completamente feliz, elevada con alegría.
En aquel momento, Ajahn Chah me pateó en el pecho y tirándome de espaldas! Lo miré en shock, y Ajahn Chah me dijo: “¿Ve? En la mañana alguien dice algo que no le gusta y se altera. Luego, alguien solamente dice: ‘Buenos días’ y usted se eleva todo el día. No sea presa de esos caprichos y emociones de gusto y disgusto sobre lo que la gente dice”.
Luego me dio una charla sobre el Dhamma, y levanté mis manos en anjali y escuché este Dhamma. Lo recuerdo hasta el día de hoy, y siempre me da una gran sensación de cuánta compasión tenía él: veía a una persona caminar con su cabeza humeante, y decía: «Buen día», y luego aguardaba hasta que la oportunidad surgiera. De entre setenta monjes en el monasterio, y todas las monjas, él pensaba: “Hoy le enseñaré a esa persona. Es realmente obstinada, ¡voy a tener que darle un golpe! No lo recordará sino lo hago fuerte”. Lo que se ha quedado conmigo es el sentimiento de fe de que el maestro está preocupado, está motivado por la compasión, y motivado a liberarte del sufrimiento. Y tal confianza, tal seriedad de la mente, brinda calidad de la energía, viriya , que es el siguiente aspecto del camino espiritual.
El Buddha definió viriya como la aplicación de cuatro cosas. La primera es: si un estado insano de la mente surge, uno lo reconoce primero y luego se esfuerza por superarlo. El siguiente aspecto es si un estado insano de la mente no ha surgido aún, entonces uno se esfuerza en asegurar que no surja. Es una prevención. Y en ese ejemplo de ira, sucede con frecuencia que necesitamos desarrollar el amor-bondadoso (que es el antídoto de la ira) antes de que surja. Es muy difícil difundir amor-bondadoso cuando ya estamos molestos, ¿no es así? Luego la prevención es importante. Usted hallará que si desarrolla el amor-bondadoso cuando la mente está a gusto, esto le permite a la mente desarrollar la fuerza para impedir a la cólera surgir.
Si la mente gana fuerza, y desarrolla esta cualidad de prevenir el surgimiento de estados mentales insanos, esto conduce al siguiente aspecto del Esfuerzo Correcto, el cual anima a los estados sanos que aún no han surgido para que surjan. Uno se esfuerza para despertar deliberadamente un pensamiento de amor-bondadoso en la mente. Si alguien no concibe un pensamiento de compasión, hace intencionalmente surgir un pensamiento de compasión en la mente. Si uno no concibe un pensamiento de renuncia o de abandono, uno deliberadamente despierta esto en la mente. Y cuando estas cualidades han surgido, el aspecto final es sostenerlos: produzca muchos pensamientos de amor-bondadoso, compasión o renuncia; regocíjese en ellos, hágalos gratos, infinitos, inmensurables. Esas cualidades entoncces se hacen muy fuertes. Este es el esfuerzo de la mente, la seriedad para crear cualidades sanas, hacerlas crecer, y reconocer las cualidades insanas y abandonarlas y no permitirles surgir de nuevo.
La siguiente facultad es la Atención Consciente Correcta, y la atención consciente tiene dos aspectos: la capacidad de recordar y la capacidad de saber que está haciendo uno. Por ejemplo, uno recuerda “Estoy observando la respiración”, “Estoy observando esta espiración, estoy observando esta inspiración”. Y luego tiene la capacidad de rememorar y recordar cuál es el propósito de observar la respiración y por qué está haciéndolo.
A menudo se le dice a la gente quecuando medite observe la respiración en la punta de la nariz, pero en realidad muchas personas encuentran esto como una distracción. Si mira en los suttas, el Buddha nunca nos dice que observemos la respiración en un lugar físico. Él dice que sepa que está inspirando y sepa que está espirando. Lo importante es notarlo a tiempo. De este modo: “Estoy inspirando en este momento” o “¿Estoy inspirando en este momento?”
La atención consciente también conoce su objetivo. Recuerda por qué observamos la respiración: luego espirando estamos conociendo la respiración, en cada momento del tiempo, con el propósito de calmar la mente. Pero para alcanzar la calma, también es importante acercarse a la meditación con la actitud correcta. Uno tiene que estar contento de observar la respiración o de que no pueda observar la respiración sino la mente se irá a otro lugar. Así, el contentamiento es importante porque hace serena la mente.
Hubo un laico que solía venir y ver a Ajahn Chah, tenía muchas quejas -sus campos no producían en exceso, y su búfalo envejecía, y su casa no era lo suficientemente grande y sus hijos no los complacían… y le dijo que estaba en realidad harto del mundo, y se había desapasionado.
Y Ajahn Chah le dijo, “No, no lo está. Usted no está desapasionado. Si consiguiera más búfalos, unos nuevos, más sanos, y una casa más grande y mucha más riqueza, entonces usted encontraría que el desapasionamiento del mundo es temporal. Usted solamente tiene aversión al mundo”. Continuó: “Lo que usted necesita meditar es sobre esto, ‘Esto está bastante bien’. Cualquier cosa que surja en su mente: ‘Esto está bien’”. Así practicó aquel hombre por un tiempo y la siguiente vez regresó a ver a Ajahn Chah, estaba contento, tan sólo meditando en ‘esto está bien’.
La ansiedad surge porque no estamos contentos con lo que tenemos. Pero cuando tenemos ese sentimiento de “esto está bien”, entonces la mente comienza a tranquilizarse y se asienta con facilidad. Y es desde aquel lugar de relajación, bienestar y alegría que la mente puede entrar en lo que llamamos samadhi .
Samadhi es la siguiente facultad espiritual -con frecuencia es traducida como ‘concentración’, pero prefiero el concepto de paz. Es la habilidad de dejar ir lo que está perturbando y hacerse un lugar en la mente que sea menos perturbador. Conforme vamos abandonando cosas progresivamente y tranquilizamos la mente, la mente va haciéndose cada vez más y más pacifica y feliz. Entonces, incluso puede abandonar la felicidad e ir hacia un estado de ecuanimidad.
La tranquilidad de la meditación tiene gran cantidad de beneficios: da energía a la mente mediante la provisión de un lugar de descanso. Entonces cuando la mente sale de tal estado la ponemos a trabajar. Es como nuestros cuerpos: si estamos muy cansados necesitamos descansar, y luego cuando hemos dormido lo suficiente podemos levantarnos e ir a trabajar. No dormimos en exceso y dejamos de trabajar -ni trabajamos en exceso y dejamos de descansar. Tiene que haber un equilibrio. Cada persona tendrá su propio equilibrio de cuánto necesita tranquilizar la mente y cuánto necesita trabajar la mente, debe investigar y tenerlo en cuenta, para desarrollar perspicacia y entendimiento.
Existen varios pasos para calmar la mente. El primero es desarrollar el sentimiento de bienestar y contentamiento. Luego, el siguiente es cuando desde el contentamiento surge el sentimiento de alegría. Cuando hay alegría en la mente, esto conduce al éxtasis. Y aquel éxtasis conduce a la tranquilidad del cuerpo, este optimismo conduce a la felicidad; una felicidad de la mente que mora en sobre lo sano. Cuando esto surge, entonces la mente se concentra. La condición previa para la concentración es la felicidad. Si uno se pregunta, “Bueno, ¿por qué no estoy calmado y concentrado?” es porque la mente no mora felizmente en un objeto sano. Así, cuando observe la respiración, observe su belleza. Alegremente, felizmente observe cada inspiración y conózcala como a un amigo que no ha visto por largo tiempo. Con cada inspiración, alégrese de saludar aquella inspiración y con cada espiración alégrese con la respiración. Alegre de la inspiración, alegre de la espiración. Y a medida que hacemos esto, la mente gradualmente se aleja de la distracción, dejar ir el cuerpo, y luego dejar ir todo pensamiento. El cuerpo se siente ligero, y la mente se hace más y más calmada y concentrada.
El resultado de calmar la mente es que se tiene acceso a la sabiduría. Usamos la sabiduría del Buddha para desarrollar la nuestra. La sabiduría de la iluminación del Buddha es que todos los objetos condicionados son impermanentes; que todos los objetos condicionados son dukkha y que todos los objetos son no-yo. Hemos recibido esto, así que lo podemos trabajar con nuestra experiencia, usando su sabiduría para cultivar la nuestra. Y de este modo obtenemos la Visión Correcta.
El Buddha definió la Visión Correcta en primer lugar en un sentido convencional; es la confianza en la iluminación del Buddha, en el Dhamma, y en el Sangha; la convicción en la eficacia de la generosidad; la creencia en el cielo y en el infierno. Estos son los fundamentos de la Visión Correcta. Pero la Visión Correcta que conduce a la liberación es aquella que está basada en las Cuatro Verdades Nobles.
La Visión Correcta también es definida como la contraposición a las cuatro distorsiones de la vista. Estas distorsiones en la visión significan que no vemos el mundo como en realidad es. Debido a la distorisón de la mente vemos lo que es impermanente como permanente. A través de la distorsión de la mente vemos lo que es dukkha como sukha -lo que es insatisfactorio como satisfactorio. Debido a tales distorsiones y perversiones de la mente, vemos lo que no tiene yo como el yo, y vemos lo que no es hermoso como hermoso.
Recuerdo que una vez le pregunté a Ajahn Chah sobre cómo él había desarrollado su inmenso amor-bondadoso. Su respuesta fue: “Usted es como un niño que ve a un adulto corriendo, y ese niño no ha aprendido a caminar aún, pero quiere correr”. Esa fue la primera parte de su respuesta, la segunda parte fue: “Cuando ve que todos los objetos condicionados son impermanentes entonces automáticamente tiene amor-bondadoso. No puede no amor-bondadoso”. Así el amor-bondadoso proviene de la sabiduría, porque la sabiduría de ver las cosas como realmente son, significa que la aversión no puede surgir más. Ha sido cortada en sus raíces.
De modo que la habilidad de ver las cosas con Visión Correcta: esto es impermanente, esto es insatisfactorio, esto es no-yo, es muy importante. Observa las condiciones que surgen en la mente: esto es impermanente o permanente; por ejemplo, el dolor en la rodilla ¿es permanente o impermanente? -y usted nota que cambia, fluctúa. Si fluctúa, entonces es efímero. Usted no encontrará sensación alguna que no cambie. Y si es impermanente, es insatisfactorio. Y lo que cambie y no pueda satisfacer o estar satisfecho no es digno de ser llamado “yo” o “mío”. Por tanto, ese abandono es un proceso que puede ocurrir.
Ver lo no-hermoso en aquellas cosas que tomamos por hermosas: ahora lo que eso significa es ver que el cuerpo no es hermoso. Decoramos el cuerpo y la razón por la que lo hacemos esto es para cubrir sus aspectos no hermosos. Si creemos, “este cuerpo soy yo, es mío, es hermoso”, entonces cuando envejezca, cuando enferme y comience a deshacerse, sufrimos. Este cuerpo está hecho de muchas partes, ninguna de las cuales es particularmente hermosa en sí misma. Así, si un cirujano toma una parte del cuerpo y pone varios órganos alrededor sobre una mesa, no hay belleza allí. La belleza de un ser humano viene a través del Dhamma, a través de la virtud, a través de la paz mental y a través de la sabiduría. Esto es lo que hace hermoso a un ser humano.
¡Luego este Monasterio es un salón de belleza! Si cultivamos y desarrollamos estas cinco facultades espirituales, nos haremos cada vez más hermoso. Creo que ya he dicho bastante esta noche, así que me detendré aquí y les agradeceré por toda su bondad al escucharme.
FUENTE:
Ajahn Nyanadhammo [en línea] “The Spiritual Faculties” En: Forest Sangha Newsletter, Fascículo 48, 1999. Amaravati Buddhist Monastery, Reino Unido. http://www.fsnewsletter.amaravati.org/html/48/48.htm
Traducido por Upasika para Bosque Theravada ©2009.
Corregido por DhammaJose.
Revisado y publicado por Isidatta.
Edición de Bosque Theravada © 2009.
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