Un discurso sobre la necesidad de mantener la paciencia cuando se recibe el trato desagradable.
[1] {222} Esto he escuchado. En una ocasión el Bienaventurado estaba morando en Savatthi en la arbolada Jeta del Parque de Anathapindika.
[2] En aquel tiempo, el Venerable Moliya Phagguna se estaba asociando con las monjas en demasía [1]. Se estaba asociando tanto con las monjas, que cuando algún monje decía algo desfavorable sobre ellas en su presencia, se enfadaba y se disgustaba por esto. De la misma manera, aquellas monjas, cuando algún monje decía algo desfavorable sobre el Venerable Moliya Phagguna en su presencia, ellas se enfadaban y se disgustaban por esto. Así de fuerte era la asociación del Venerable Phagguna con las monjas.
[3] Entonces, cierto monje se fue junto al Bienaventurado y al llegar, le rindió homenaje y se sentó a un lado. Una vez sentado ahí, le contó al Bienaventurado lo sucedido.
[4] {223} Acto seguido, el Bienaventurado se dirigió a este monje con las siguientes palabras: “Ve, monje, y dile al monje Moliya Phagguna en mi nombre, que el Maestro lo llama”. “Sí, venerable señor”, respondió aquel monje y se fue junto al Venerable Moliya Phagguna. Estando ahí le dijo: “El Maestro te llama, amigo Phagguna”. “Sí, amigo”, respondió éste y se fue junto al Bienaventurado. Al llegar, le rindió homenaje y se sentó a un lado. Y el Bienaventurado le preguntó:
[5] “Phagguna, ¿es cierto que te estás asociando con las monjas en demasía? ¿Qué te estás asociando tanto con las monjas, que cuando algún monje dice algo desfavorable sobre ellas en tu presencia, te enfadas y te disgustas por esto? ¿Y que, de la misma manera, aquellas monjas, cuando algún monje dice algo desfavorable sobre ti en su presencia, ellas se enfadan y se disgustan por esto? ¿Es así de fuerte esta asociación tuya con las monjas como parece?” “Sí, venerable señor”. “Phagguna, ¿no eres tú acaso un hombre hogareño que se hizo renunciante de la vida hogareña por la fe, para vivir un estilo de vida sin hogar?” “Sí, venerable señor”.
[6] {224} “Phagguna, no es apropiado para ti –que fuiste un hombre hogareño y que te volviste renunciante de la vida hogareña por fe, para vivir un estilo de vida sin hogar- asociarte con las monjas en demasía. En vez de esto, cuando alguien hable desfavorablemente sobre ellas en tu presencia, deberías abandonar todo el deseo y todo el pensamiento relacionado con la vida hogareña. En esto deberías ejercitarte, Phagguna: ‘Mi mente no quedará afectada y no pronunciaré en absoluto, palabra incorrecta alguna; voy a permanecer compasivo para su bienestar, con la mente sumergida en el amor benevolente, sin el odio interior’. Así es cómo deberías ejercitarte, Phagguna.
“Si alguien hiciera sangrar a estas monjas con su mano, con un zoquete, con un palo o con un cuchillo en tu presencia, igualmente deberías abandonar todo el deseo y todo el pensamiento relacionado con la vida hogareña. Y en esto deberías ejercitarte, Phagguna: ‘Mi mente no quedará afectada y no pronunciaré en absoluto, palabra incorrecta alguna; voy a permanecer compasivo para su bienestar, con la mente sumergida en el amor benevolente, sin el odio interior’. Así es cómo deberías ejercitarte, Phagguna. Además, Phagguna, cuando alguien hable desfavorablemente sobre ti en tu presencia, deberías también abandonar todo el deseo y todo el pensamiento relacionado con la vida hogareña. Y en esto deberías ejercitarte, Phagguna: ‘Mi mente no quedará afectada y no pronunciaré en absoluto, palabra incorrecta alguna; voy a permanecer compasivo para su bienestar, con la mente sumergida en el amor benevolente, sin el odio interior’. Así es cómo deberías ejercitarte, Phagguna”. Y si alguien te hiciera sangrar con la mano, con un zoquete, con un palo o con un cuchillo, aún así deberías abandonar todo el deseo y todo el pensamiento relacionado con la vida hogareña. Y en esto deberías ejercitarte, Phagguna: ‘Mi mente no quedará afectada y no pronunciaré en absoluto, palabra incorrecta alguna; voy a permanecer compasivo para su bienestar, con la mente sumergida en el amor benevolente, sin el odio interior’. Así es cómo deberías ejercitarte, Phagguna”.
[7] {225} Entonces, el Bienaventurado se dirigió a los monjes con estas palabras: “Monjes, hubo tiempo, en el cual los monjes satisfacían mi corazón. Yo les decía a los monjes esto: ‘Monjes, yo suelo comer una sola vez al día. Haciendo esto, soy libre de dolencias y aflicciones y disfruto de la salud, fuerza y de una morada confortable’. Y no necesitaba continuar instruyendo a estos monjes, sólo hacía surgir la atención consciente en ellos [2]. Imaginad, monjes, a un carruaje terrestre, ubicado en el cruce de las rutas, enganchado con los caballos de pura sangre, con una aguijada lista para ser usada. De modo que un hábil entrenador, un auriga de caballos destinados a ser domados, podría montar este carruaje y, tomando las riendas con la mano izquierda y la aguijada, con la derecha, conducir aquel carruaje hacia delante o hacia atrás, tomando cualquier ruta que desease. De la misma manera yo también, monjes, no necesitaba continuar instruyendo a estos monjes, sólo hacía surgir la atención consciente en ellos.
[8] “Por eso, monjes, abandonad lo que es perjudicial y consagraos vosotros mismos a los saludables estados mentales; de esta manera llegaréis a desarrollaros, a crecer y a realizar este Dhamma-y-Disciplina. Imaginad, monjes, a una gran arboleda con los árboles sala cerca de un pueblo o una ciudad, que está siendo ahogada por las malezas de la planta de ricino, y a un hombre que aparece ahí y es deseoso del bienestar, el bien y la protección de la arboleda. De modo que corta y echa fuera todos los árboles torcidos inmaduros que sólo robaban la savia, limpia el interior de la arboleda y cuida de aquellos árboles jóvenes que fueran bien formados y fuertes, de modo que, con el tiempo, la arboleda de los árboles sala haya llegado a desarrollarse, crecer y realizarse. De la misma manera, monjes, abandonad lo que es perjudicial y consagraos vosotros mismos a los saludables estados mentales; de esta manera llegaréis a desarrollaros, a crecer y a realizar este Dhamma-y-Disciplina.
[9] {226} “Antiguamente, monjes, en esta misma ciudad de Savatthi vivía una ama de casa de nombre Vedehika. Y una muy buena referencia se propagaba acerca de la señora Vedehika de la siguiente manera: ‘La señora Vedehika es amable, la señora Vedehika es dócil, la señora Vedehika es tranquila’. En aquel tiempo, la señora Vedehika tenía una criada llamada Kali, que era astuta, lista y esmerada en su trabajo. Y la criada Kali pensó así: ‘He aquí, que esta buena referencia se propaga acerca de mi señora de la siguiente manera: «La señora Vedehika es amable, la señora Vedehika es dócil, la señora Vedehika es tranquila» . ¿Pero cómo es esto ahora: ¿será que cuando ella no manifiesta el enfado, es que el mismo realmente está ausente en ella o, más bien, está presente? ¿Será que es por causa del esmero de mi trabajo que mi señora no muestra el enfado, pero éste realmente está presente en ella? ¿Qué tal si someto a prueba a mi señora?’
“Así que la criada Kali un día se levantó tarde. Y la señora Vedehika dijo: ‘¡Eh, Kali’ ‘Qué pasa, mi señora?’ ‘¿Cuál es el achaque, por el cual te levantaste tan tarde?’ ‘No es nada, señora, ningún achaque.’ ‘¡Ningún achaque y a pesar de todo te levantas tan tarde, maliciosa muchacha!’ Y la señora Vedehika se puso enfadada, disgustada y frunció el entrecejo. Entonces, la criada Kali pensó lo siguiente: ‘Efectivamente, es que mientras mi señora no manifiesta el enojo, éste realmente está presente en ella y no ausente; de modo que, es por causa del esmero de mi trabajo que mi señora no muestra el enfado. ¿Qué tal si la someto a una prueba mayor?’
“Así que la criada Kali, el día siguiente se levantó más tarde aún. Y la señora Vedehika dijo: ‘¡Eh, Kali’ ‘Qué pasa, mi señora?’ ‘¿Cuál es el achaque, por el cual te levantaste tan tarde?’ ‘No es nada, señora, ningún achaque.’ ‘¡Ningún achaque y a pesar de todo te levantaste aún más tarde que ayer, maliciosa muchacha!’ Y la señora Veedehika se puso enfadada, disgustada y le habló usando palabras muy desagradables. Entonces, la criada Kali pensó lo siguiente: ‘Efectivamente, es que mientras mi señora no manifiesta el enojo, éste realmente está presente en ella y no ausente; de modo que es por causa del esmero de mi trabajo que mi señora no muestra el enfado. ¿Qué tal si la someto a una prueba aún mayor?’
“Así que la criada Kali, el día siguiente se levantó aún más tarde. Y la señora Vedehika dijo: ‘¡Eh, Kali’ ‘Qué pasa, mi señora?’ ‘¿Cuál es el achaque, por el cual te levantaste tan tarde?’ ‘No es nada, señora, ningún achaque.’ ‘¡Ningún achaque y a pesar de todo te levantaste aún más tarde que ayer, maliciosa muchacha!’ Y la señora Veedehika se puso enfadada, disgustada y, tomando un rodillo de cocina, le rompió la cabeza y la hizo sangrar.
“Entonces, la criada Kali, con la cabeza desangrada, denunció a su señora en el vecindario: ‘¡Mirad señoras, mirad la obra de la señora amable! ¡Mirad señoras, mirad la obra de la señora dócil! ¡Mirad señoras, mirad la obra de la señora tranquila! ¡Es capaz de ponerse tan furiosa sólo porque una se levantó más tarde! ¡Es capaz, sólo por esto, de tomar un rodillo de cocina y romperme la cabeza haciéndome sangrar!’ A causa de esto, más tarde, muy mala referencia se propagó acerca de la señora Vedehika de la siguiente manera: ‘La señora Vedehika es bruta, la señora Vedehika es violenta, la señora Vedehika es despiadada’.
[10] “De la misma manera, monjes, algunos monjes son extremadamente amables, extremadamente dóciles y extremadamente tranquilos, pero sólo mientras no son tocados por la desagradable forma de hablar. Pero, cuando la desagradable forma de hablar les toca, ahí recién se puede saber si un monje es realmente amable, dócil y tranquilo. Yo no llamo a un monje ‘fácil de exhortar’ porque es fácil de exhortar y se hace fácil de exhortar solamente para conseguir la vestimenta, la comida de las limosnas, el alojamiento y los requisitos medicinales. ¿Por qué así, monjes? Porque aquel monje no es fácil de exhortar ni se hace fácil de exhortar cuando le falta la vestimenta, la comida de las limosnas, el alojamiento o los requisitos medicinales. Pero cuando el monje es fácil de exhortar y se hace fácil de exhortar porque honra, respeta y reverencia el Dhamma, entonces, monjes, yo lo llamo ‘fácil de exhortar’. Por eso, monjes, deberíais ejercitaros de esta manera: ‘Vamos a ser fáciles de exhortar y vamos a hacernos fáciles de exhortar porque honramos, respetamos y reverenciamos el Dhamma’. Así es, cómo deberíais ejercitaros, monjes.
[11] {227} “Monjes, hay cinco formas de expresarse que los demás pueden usar cuando se dirigen a vosotros: su hablar puede ser oportuno o inoportuno, puede ser verdadero o falso, puede ser amable o violento, puede estar conectado con lo bueno o con lo dañino, puede ser dicho con el amor benevolente o con el odio interior. Cuando los demás se dirigen a vosotros, monjes, su forma de hablar puede ser oportuna o inoportuna; cuando los demás se dirigen a vosotros, monjes, su forma de hablar puede ser verdadera o falsa; cuando los demás se dirigen a vosotros, monjes, su forma de hablar puede ser amable o violenta; cuando los demás se dirigen a vosotros, monjes, su forma de hablar puede estar conectada con lo bueno o con lo dañino; cuando los demás se dirigen a vosotros, monjes, su forma de hablar puede ser acompañada por el amor benevolente o el odio interior. Por eso, monjes, tendríais que ejercitaros así: ‘Nuestras mentes permanecerán inafectadas, y no tendremos ni una sola palabra inapropiada; permaneceremos compasivos por su bienestar, con la mente sumergida en el amor benevolente, sin odio interior; vamos a impregnar a esta persona con el amor benevolente y, a partir de él, vamos a impregnar a todo el mundo con la mente sumergida en el amor benevolente, abundante, excelso, inconmensurable, carente de hostilidad y animadversión.’ Así es, cómo deberías ejercitaros, monjes.
[12] {228} “Imaginad, monjes, a un hombre que viniera con una azada y una canasta diciendo: ‘voy a hacer que esta gran tierra quede sin tierra’. Entonces, imaginad que él cavase un poquito allí, un poquito allá, esparcieseun poco de tierra ahí y un poco allá, escupiese allí y escupiese allá, orinase allí y orinarse allá, diciendo: ‘¡Seas sin tierra, seas sin tierra!’ ¿Qué pensáis, monjes, podría este hombre hacer que esta gran tierra quedara sin tierra?” “No, venerable señor. ¿Por qué no? Porque esta gran tierra es profunda e inmensa; no es fácil hacer que quede sin tierra. Finalmente, este hombre sólo podría cosechar hastío y desilusión”.
[13] “Así también, monjes, hay cinco formas de expresarse que los demás pueden usar cuando se dirigen a vosotros… [se repite el verso 11 ] ‘Nuestras mentes permanecerán inafectadas, y no tendremos ni una sola palabra inapropiada; permaneceremos compasivos por su bienestar, con la mente sumergida en el amor benevolente, sin odio interior; vamos a impregnar a esta persona con el amor benevolente y, a partir de él, vamos a impregnar a todo el mundo con la mente que es semejante a la gran tierra, abundante, excelsa, inconmensurable, carente de hostilidad y animadversión.’ Así es, cómo deberías ejercitaros, monjes.
[14] {229} “Imaginad, monjes, a un hombre que viniese con [la pintura] carmesí, cúrcuma, índigo o carmín, diciendo: ‘Voy a pintar cuadros y voy a hacer aparecer cuadros en el espacio vacío’. ¿Qué pensáis, monjes, podría este hombre pintar cuadros y hacer aparecer cuadros en el espacio vacío?” “No, venerable señor. ¿Por qué no? Porque el espacio vacío no tiene forma ni puede ser manifiesto; no es fácil pintar cuadros y hacer aparecer cuadros en el espacio vacío. Finalmente, este hombre sólo podría cosechar hastío y desilusión”.
[15] “Así también, monjes, hay cinco formas de expresarse que los demás pueden usar cuando se dirigen a vosotros… [se repite el verso 11 ] ‘Nuestras mentes permanecerán inafectadas, y no tendremos ni una sola palabra inapropiada; permaneceremos compasivos por su bienestar, con la mente sumergida en el amor benevolente, sin odio interior; vamos a impregnar a esta persona con el amor benevolente y, a partir de él, vamos a impregnar a todo el mundo con la mente que es semejante al espacio vacío, abundante, excelsa, inconmensurable, carente de hostilidad y animadversión.’ Así es, cómo deberías ejercitaros, monjes.
[16] {230} “Imaginad, monjes, a un hombre que viniese con una antorcha flameante con el pasto, diciendo: ‘Voy a calentar y secar el río Ganges con esta antorcha flameante con el pasto’. ¿Qué pensáis, monjes, podría este hombre calentar y secar el Ganges con su antorcha flameante con el pasto?” “No, venerable señor. ¿Y por qué no? Porque el río Ganges es profundo e inmenso; no es fácil calentar y secar el río Ganges con una antorcha flameante con el pasto. Finalmente, este hombre sólo podría cosechar hastío y desilusión”.
[17] “Así también, monjes, hay cinco formas de expresarse que los demás pueden usar cuando se dirigen a vosotros… [se repite el verso 11 ] ‘Nuestras mentes permanecerán inafectadas, y no tendremos ni una sola palabra inapropiada; permaneceremos compasivos por su bienestar, con la mente sumergida en el amor benevolente, sin odio interior; vamos a impregnar a esta persona con el amor benevolente y, a partir de él, vamos a impregnar a todo el mundo con la mente que es semejante al río Ganges, abundante, excelsa, inconmensurable, carente de hostilidad y animadversión.’ Así es, cómo deberías ejercitaros, monjes.
[18] {231} “Imaginad, monjes, una bolsa de cuero del gato, frotada, muy bien frotada, exhaustivamente frotada, suave, sedosa, libre de crujidos, libre de chicharrones y a un hombre que viniese con una barra o con un caso, diciendo: ‘He aquí que esta bolsa de cuero del gato, frotada, muy bien frotada, exhaustivamente frotada, suave, sedosa, libre de crujidos, libre de chicharrones, la voy convertir en una bolsa crujida y crepitada’. ¿Qué pensáis monjes, podría este hombre convertir una bolsa que era de cuero del gato, frotada, muy bien frotada, exhaustivamente frotada, suave, sedosa, libre de crujidos, libre de chicharrones, en una que fuera crujida y crepitada?” “No, venerable señor? ¿Y por qué no? Porque el cuero de gato, cuando es frotado, muy bien frotado, exhaustivamente frotado, llega a ser suave, sedoso, libre de crujidos, libre de chicharrones y no es fácil convertirlo en crujido y crepitado a través de una barra o un casco. Finalmente, este hombre sólo podría cosechar hastío y desilusión”.
[19] “Así también, monjes, hay cinco formas de expresarse que los demás pueden usar cuando se dirigen a vosotros… [se repite el verso 11 ] ‘Nuestras mentes permanecerán inafectadas, y no tendremos ni una sola palabra inapropiada; permaneceremos compasivos por su bienestar, con la mente sumergida en el amor benevolente, sin odio interior; vamos a impregnar a esta persona con el amor benevolente y, a partir de él, vamos a impregnar a todo el mundo con la mente que es semejante al una bolsa hecho de cuero del gato, abundante, excelsa, inconmensurable, carente de hostilidad y animadversión.’ Así es, cómo deberías ejercitaros, monjes.
[20] {232} “Monjes, aún si unos bandidos os hubiesen cortado salvajemente miembro tras miembro con el serrucho de doble filo, aquel que permitiera surgir en su mente el odio hacia ellos, no podría llevar a cabo mi enseñanza. Por eso, monjes, deberíais ejercitaros de esta manera: ‘Nuestras mentes permanecerán inafectadas, y no tendremos ni una sola palabra inapropiada; permaneceremos compasivos por su bienestar, con la mente sumergida en el amor benevolente, sin odio interior; vamos a impregnar a esta persona con el amor benevolente y, a partir de él, vamos a impregnar a todo el mundo con la mente sumergida en el amor benevolente, abundante, excelso, inconmensurable, carente de hostilidad y animadversión.’ Así es, cómo deberías ejercitaros, monjes.
[21] {233} “Monjes, si vosotros mantenéis el consejo del símil del serrucho constantemente en vuestras mentes, ¿hay aquí forma alguna de expresión –trivial o grosera- la cual no pudieseis tolerar?” “No, venerable señor”. “Por eso, monjes, deberíais mantener el consejo del símil del serrucho constantemente en vuestras mentes. Esto os conducirá al bienestar y felicidad por largo tiempo”.
Esto es lo que dijo el Bienaventurado y los monjes fueron satisfechos y se deleitaron en las palabras del Bienaventurado.
NOTAS:
[1] Moliya Phagguna aparece también en SN 12:12 donde hace una serie de preguntas al Buda, que éste rechaza como mal formuladas y en SN 12:32 donde retorna a la vida laica.
[2] Los Comentarios sugieren que el Buda dijo esto porque Phagguda aún no deseaba cumplir el consejo del Buda, sino más bien, se resistía a él. Esto le indujo al Buda a alabar a los monjes de la época temprana de su ministerio (Cf. Ñanamoli – Bodhi, 2001:1207). Más sobre el hecho de comer una sola comida al día se puede leer en MN 65,2 y MN 70,2.
FUENTES:
BHIKKHU ÑANAMOLI y BHHIKHU BODHI (2001) “Kakacupama Sutta: The Simile of the Saw” en The Middle Length Discourses of the Buddha: A Translation of the Majjhima Nikaya. Boston, Wisdom Publications. Págs. 217-223.
“Kakacupamasutta” [en línea] en World Tipitaka Edition . http://studies.worldtipitaka.org/tipitaka/9M/3/3.1 (13/05/2008).
Traducido y editado por Isidatta para el Bosque Theravada, 2009
Publicación del Bosque Theravada, 2009, 2011