En este muy conocido sutta, el Buda explica al Venerable Sona que balancear el esfuerzo durante la práctica de la meditación, se parece a afinar un instrumento musical.
He escuchado que en una ocasión el Bienaventurado estaba morando cerca de Rajagaha en la montaña Pico de Buitre. Al mismo tiempo, el Venerable Sona también estaba morando cerca de Rajagaha en un bosque fresco. Entonces, el Venerable Sona, mientras estaba meditando en la reclusión, tuvo este pensamiento que surgió en su mente: “Entre los discípulos del Bienaventurado que han activado la energía, ciertamente soy uno de ellos; pero, sin embargo, mi mente no ha sido liberada de las impurezas ni está libre del apego. Ahora bien, mi familia tiene muchas riquezas y yo podría disfrutar de ellas haciendo el bien al mismo tiempo. ¿Qué tal si renuncio a mis votos y retorno a la vida más baja para disfrutar de las riquezas y, al mismo tiempo, hacer el bien?”
“Entonces, el Bienaventurado, tan pronto como hubo percibido este pensamiento del Venerable Sona a través de su propia mente –al igual que un hombre fuerte dobla su mano extendida o extiende su mano doblada- despareció de la montaña Pico de Buitre y apareció en el bosque fresco justo frente del Venerable Sona. Estando ahí, tomó el asiento que estaba preparado para él, mientras que el Venerable Sona homenajeó al Bienaventurado y se sentó a un lado. Estando sentado ahí, el Bienaventurado dijo:
“Sona, al estar meditando hace un rato en la reclusión, ¿has tenido este pensamiento que surgió en tu mente: ‘Entre los discípulos del Bienaventurado que han activado la energía, ciertamente soy uno de ellos; pero, sin embargo, mi mente no ha sido liberada de las impurezas ni está libre del apego. Ahora bien, mi familia tiene muchas riquezas y yo podría disfrutar de ellas haciendo el bien al mismo tiempo. ¿Qué tal si renuncio a mis votos y retorno a la vida más baja para disfrutar de las riquezas y, al mismo tiempo, hacer el bien?’”
“Sí, señor”.
“Ahora, ¿es cierto, Sona, que antes, cuando eras todavía un hombre hogareño, tuviste la habilidad de tocar el laúd?”
“Sí, señor”
“Entonces dime, Sona: ¿cuando las cuerdas de tu laúd estaban demasiado estiradas, estaba tu laúd afinado y sonaba bien?”
“No, señor”.
“Y dime otra cosa, Sona: ¿cuando las cuerdas de tu laúd estaban demasiado flojas, estaba tu laúd afinado y sonaba bien?”
“No, señor”.
“Entonces, ¿es cierto, Sona, que cuando las cuerdas de tu laúd no estaban demasiado estiradas ni tampoco estaban demasiado flojas, sino que estaban bien establecidas en el tono medio, estaba tu laúd afinado y sonaba bien?”
“Sí, señor”.
“De la misma manera, Sona, cuando se suscita la energía en exceso, se termina con la intranquilidad, mientras que la energía excesivamente floja lleva a la pereza. Por eso, Sona, debes establecer un término medio de la energía, procurar afinarla con [el resto de las cinco] facultades y entender su valor real.
“Sí, señor”, respondió el Venerable Sona al Bienaventurado.
Entonces, al haber ofrecido esta exhortación al Venerable Sona, el Bienaventurado –al que un hombre fuerte dobla su mano extendida o extiende su mano doblada- despareció del bosque freso y apareció en la montaña Pico de Buitre.
Después de esto, el Venerable Sona estableció el término medio para su energía, afinó su energía con [el resto de las cinco] facultades y entendió su valor real. Y morando solo, recluido, atento, ardiente y resuelto, en poco tiempo, alcanzó la meta suprema de la vida santa y permaneció en ella; la meta, por la cual los hombres de sociedad, correctamente, abandonan la vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar, conociendo y descubriéndola por sí mismo aquí y ahora. Él supo: “El nacimiento ha terminado, la vida santa ha sido vivida, la tarea ha sido hecha y he aquí que no hay nada más qué hacer en este mundo”. De esta manera, el Venerable Sona llegó a ser uno de los arahants.
Después de esto, habiendo alcanzado el estado de arahant, el Venerable Sona pensó: “¿Qué tal, si visito al Bienaventurado y, en su presencia, declaro este conocimiento?” De modo que fue junto al Bienaventurado y, al llegar, le rindió homenaje y se sentó a un lado. Una vez sentado ahí, dijo al Bienaventurado:
“Venerable señor, el monje que es un arahant ha puesto fin a sus impurezas mentales, ha vivido una vida santa y ha realizado la tarea; ha bajado sus cargas, ha alcanzado la verdadera meta; destruyó por completo los grilletes del devenir y se liberó a través del recto conocimiento, para dedicarse solamente a estas seis cosas: al desapasionamiento, al renunciamiento, a la inocuidad, a la destrucción de la avidez, a la destrucción de la tenacidad y al no-engaño.
“Ahora bien, señor, algún venerable señor podría pensar esto: ‘¿Quizá, este venerable señor está dedicado exclusivamente al desapasionamiento, solamente por causa de su fe?’, pero esto no debería verse de esta manera. El monje, que ha puesto fin a sus impurezas, que ha vivido la vida santa, ha realizado la tarea, que no ve nada más en este mundo que podría haberse hecho, lo logra porque ha puesto fin a la pasión y porque –siendo libre de la pasión- puede dedicarse al desapasionamiento; lo logra porque ha puesto fin a la aversión y porque –siendo libre de la aversión- puede dedicarse al desapasionamiento; lo logra porque ha puesto fin a la falsa ilusión y porque –siendo libre de la falsa ilusión- puede dedicarse al desapasionamiento.
“También, algún venerable señor podría pensar esto: ‘¿Quizá, este venerable señor está dedicado exclusivamente al renunciamiento, solamente porque desea ganarse la honra y la fama’, pero esto no debería verse de esta manera… ‘¿Quizá, este venerable señor está dedicado exclusivamente a la inocuidad, solamente porque está apegado a los ritos y a las reglas’, pero esto no debería verse de esta manera… ‘¿Quizá, este venerable señor está dedicado exclusivamente a la destrucción de la avidez… a la destrucción de la tenacidad… al no-engaño, solamente porque está apegado a los ritos y a las reglas’, pero esto no debería verse de esta manera. El monje, que ha puesto fin a sus impurezas, que ha vivido la vida santa, ha realizado la tarea, que no ve nada más en este mundo que podría haberse hecho, lo logra porque ha puesto fin a la pasión y porque –siendo libre de la pasión- puede dedicarse al no engaño; lo logra porque ha puesto fin a la aversión y porque –siendo libre de la aversión- puede dedicarse al no-engaño; lo logra porque ha puesto fin a la falsa ilusión y porque –siendo libre de la falsa ilusión- puede dedicarse al no engaño.
“Venerable señor, aún cuando unos poderosos estímulos visuales, objetos cognoscibles a través del ojo, entran en el campo visual del monje cuya mente es realmente liberada, los mismos no pueden apoderarse de su mente, ni siquiera pueden ocuparla. Estando tranquilo, habiendo alcanzado la imperturbabilidad, él sólo contempla su desaparición. También aún cuando unos poderosos estímulos auditivos, objetos cognoscibles a través del oído… estímulos olfativos, objetos cognoscibles a través de la nariz… estímulos gustativos, objetos cognoscibles a través de la lengua… estímulos táctiles, objetos cognoscibles a través del cuerpo… estímulos mentales, objetos cognoscibles a través de la mente, entran en el campo cognoscitivo del monje cuya mente es realmente liberada, los mismos no pueden apoderarse de su mente, ni siquiera pueden ocuparla. Estando tranquilo, habiendo alcanzado la imperturbabilidad, él sólo contempla su desaparición.
“Imagina, venerable señor, a una montaña rocosa –sin grietas, sin fisuras, siendo una masa sólida de piedra- que cuando se ve enfrentada a las poderosas tempestades de vientos y lluvias provenientes del este, no se estremece, no se agita ni se altera. Ni cuando las tempestades provienen del oeste… del norte… del sur, tampoco se estremece, se agita ni se altera. De la misma manera, aún cuando unos poderosos estímulos visuales, objetos cognoscibles a través del ojo, entran en el campo visual del monje cuya mente es realmente liberada, los mismos no pueden apoderarse de su mente, ni siquiera pueden ocuparla. Estando tranquilo, habiendo alcanzado la imperturbabilidad, él sólo contempla su desaparición. También cuando unos poderosos estímulos auditivos, objetos cognoscibles a través del oído… estímulos olfativos, objetos cognoscibles a través de la nariz… estímulos gustativos, objetos cognoscibles a través de la lengua… estímulos táctiles, objetos cognoscibles a través del cuerpo… estímulos mentales, objetos cognoscibles a través de la mente, entran en el campo cognoscitivo del monje cuya mente es realmente liberada, los mismos no pueden apoderarse de su mente, ni siquiera pueden ocuparla. Estando tranquilo, habiendo alcanzado la imperturbabilidad, él sólo contempla su desaparición.”
Desapasionamiento, renunciamiento mental, inocuidad,
Fin de la avidez y tenacidad, mente libre del engaño:
Quien sólo a esto se dedica, ha visto,
Mientras surgían las sensaciones, una mente liberada.
En este monje, calmado, totalmente liberado, ninguna necesidad
Puede ser agregada a lo que ya hubo efectuado, ningún deber puede ser encontrado.
Como la masa de una roca no es tambaleada por el viento,
Tampoco las vistas, los sabores, los sonidos, los olores, los contactos, sí, los pensamientos tampoco,
Pueden tambalear –haciéndole detestar o desear- a aquel hombre.
Su mente permanece firme, liberada. Sólo contempla desaparición de ellos.
FUENTES:
HARE, E.M. (2001) “Sona” en The Book of Gradual Sayings (Anguttara Nikaya) or More-Numbering Suttas. Vol. III: The Book of Fives and Sixes. Oxford, Pali Text Society. Págs. 266-270.
“Sonasuttam”, en Chattha Sangayana , CD-Rom, versión 3.
THANISSARO BHIKKHU [en línea] Sona Sutta: About Sona. http://www.accesstoinsight.org/tipitaka/an/an06/an06.055.than.html (18/06/2006)
Traducido y publicado por Isidatta para el Bosque Theravada © 2009
Edición de Bosque Theravada © 2009
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Revisado: 09/06/2009 (Isi)