SN 44,1 Khema Sutta – Discurso con Khema.

La Venerable Khema explica al rey Pasenadi de Kosala que las preguntas, acerca del destino del Tathagata después de la muerte, no pueden ser respondidas porque el Tathagata es indesentrañable.

 


[Leer en pali]

En cierta ocasión el Bienaventurado moraba cerca de Savatthi, en la arboleda de Jeta del Parque de Anathapindika. Al mismo tiempo la monja Khema [1] deambulaba por el territorio de los kosala y había establecido su residencia en Toranavatthu, entre Savatthi y Saketa. Entonces el rey Pasenadi de Kosala, mientras atravesaba la ruta de Saketa a Savatthi, tomó residencia por una noche en Toranavatthu. En esa ocasión, el rey Pasenadi de Kosala se dirigió a sus hombres con estas palabras:

“Por favor, buenos hombres, id y averiguad si se encuentra en Toranavatthu algún asceta o brahmán, al cual yo pueda visitar esta noche”.

“Sí, señor”, respondieron los hombres, pero aunque atravesaron todo el territorio de Toranavatthu, no pudieron encontrar asceta ni brahmán alguno con quien el rey Pasenadi pudiese encontrase esa noche. No obstante, los hombres vieron a la monja Khema que estaba morando en Toranavatthu y, al acercarse al rey Pasenadi, se lo dijeron:

“Señor, en Toranavatthu no hay asceta ni brahmán alguno con quien su majestad pueda encontrase esta noche. No obstante hemos visto, señor, a una monja de nombre Khema, que es discípula del Bienaventurado —del Arahant perfectamente Iluminado— y, he aquí, que las siguientes buenas referencias se escuchan de esta venerable señora: ‘Ella es sabia, competente, inteligente, docta, de una espléndida oratoria y muy ingeniosa’. Que su majestad la visite”.

Entonces el rey Pasenadi de Kosala se fue junto a la monja Khema y, al llegar, le rindió homenaje y se sentó a un lado. Una vez sentado se dirigió a ella con estas palabras:

“¿Cómo es esto, venerable señora, existe el Tathagata después de la muerte?”.

“Gran rey, el Bienaventurado no ha declarado esto: ‘el Tathagata existe después de la muerte’”.

“Entonces, venerable señora, ¿no existe el Tathagata después de la muerte?”.

“Gran rey, el Bienaventurado tampoco ha declarado esto: ‘el Tathagata no existe después de la muerte’”.

“¿Cómo es esto, venerable señora, suceden entonces ambas cosas: existe y no existe el Tathagata después de la muerte?”.

“Gran rey, el Bienaventurado tampoco ha declarado esto: ‘suceden ambas cosas, el Tathagata existe y no existe después de la muerte’”.

“Entonces, venerable señora ¿no sucede ninguna de las dos cosas: el Tathagata ni existe ni no existe después de la muerte?”.

“Gran rey, el Bienaventurado tampoco ha declarado esto: ‘no sucede ninguna de las dos cosas, el Tathagata ni existe ni no existe después de la muerte’”.

“¿Cómo es esto, venerable señora, que a todas estas preguntas —si el Tathagata existe después de la muerte… si no existe después de la muerte… si ambas cosas… si ninguna de las dos— usted responda siempre: ‘Gran rey, el Bienaventurado no ha declarado esto’? ¿Cómo es eso, venerable señora, existe alguna razón o alguna causa, por la cual el Bienaventurado no declaró esto?”.

“Muy bien, gran rey, yo voy a hacerle algunas preguntas referentes al mismo tema, responda según su parecer. ¿Qué me dice, gran rey, tiene su majestad un contador, un contable o un matemático que pueda contar los granos de arena del río Ganges de la siguiente manera: ‘Aquí hay tantos y tantos granos de arena’ o, ‘ahí hay tantos y tantos de miles de granos de arena’ o, ‘allá hay tantos y tantos de centenares de miles de granos de arena’?”.

“No, venerable señora”.

“Entonces, gran rey, tiene su majestad un contador, un contable o un matemático que pueda contar el agua del gran océano de la siguiente manera: ‘Aquí hay tantos y tantos galones de agua’ o, ‘ahí hay tantos y tantos de miles de galones de agua’ o, ‘allá hay tantos y tantos de centenares de miles de galones de agua’?”.

“No, venerable señora. ¿Y por qué no? Porque el océano es profundo, inconmensurable y difícil de desentrañar”.

“De la misma manera, gran rey, la forma mediante la cual uno podría describir al Tathagata, ha sido abandonada por el Tathagata, ha sido cortada desde las raíces, hecha como con un tocón de palmera, arrasada de tal manera que nunca más pueda volver a aparecer. El Tathagata, gran rey, es liberado de ser clasificado en términos de la forma; él es profundo, inconmensurable y difícil de desentrañar como el océano”. [Entonces, la afirmación según la cual] ‘El Tathagata existe después de la muerte’, no se aplica. ‘El Tathagata no existe después de la muerte’, no se aplica. ‘Ambas cosas, el Tathagata existe y no existe después de la muerte’, no se aplica. ‘Ninguna de las dos cosas, el Tathagata ni existe ni no existe después de la muerte’, no se aplica.

“De la misma manera, gran rey, la sensación mediante la cual uno podría describir al Tathagata… la percepción mediante la cual uno podría describir al Tathagata… la construcción mental mediante la cual uno podría describir al Tathagata… la conciencia mediante la cual uno podría describir al Tathagata, ha sido abandonada por el Tathagata, ha sido cortada desde la raíz, hecha como con un tocón de palmera, arrasada de tal manera que nunca más pueda volver a aparecer. El Tathagata, gran rey, es liberado de ser clasificado en términos de la conciencia; él es profundo, inconmensurable y difícil de desentrañar como el océano”. [Entonces, la afirmación según la cual] ‘El Tathagata existe después de la muerte’, no se aplica. ‘El Tathagata no existe después de la muerte’, no se aplica. ‘Ambas cosas, el Tathagata existe y no existe después de la muerte’, no se aplica. ‘Ninguna de las dos cosas, el Tathagata ni existe ni no existe después de la muerte’, no se aplica [2].

Entonces, el rey Pasenadi de Kosala habiéndose deleitado y regocijado con las palabras de la monja Khema, se levantó de su asiento, le rindió homenaje y se retiró, cuidando [por respeto] que la monja Khema quedara siempre a su derecha.

Más tarde, en otra ocasión, el rey Pasenadi de Kosala se acercó al Bienaventurado y, al llegar, le rindió homenaje y se sentó a un lado. Una vez sentado, se dirigió a él con estas palabras:

“¿Cómo es esto, Venerable Señor, el Tathagata existe después de la muerte?”.

“Gran rey, yo no he declarado esto: ‘el Tathagata existe después de la muerte’”.

[Se repite, en forma análoga, el mismo diálogo mantenido con la monja Khema]

“¡Esto es maravilloso, Venerable Señor! ¡Es realmente magnífico, Venerable Señor! ¡De qué manera el significado de la enseñanza del Maestro y de la discípula coinciden y están de acuerdo uno con el otro y no divergen en consideración a la enseñanza suprema! Recientemente, Venerable Señor, me fui junto a la monja Khema y le pregunté acerca de este mismo tópico. Y esta venerable señora me respondió exactamente con las mismas palabras y con las mismas frases que el Bienaventurado. ¡Esto es maravilloso, Venerable Señor! ¡Es realmente magnífico, Venerable Señor! ¡De qué manera el significado de la enseñanza del Maestro y de la discípula coinciden y están de acuerdo uno con el otro y no divergen en consideración a la enseñanza suprema! Ahora, Venerable Señor, tenemos que partir porque estamos muy ocupados y tenemos mucho qué hacer”.

“Entonces, gran rey, su majestad puede retirarse de acuerdo a su propia conveniencia”.

Entonces, el rey Pasenadi de Kosala habiéndose deleitado y regocijado con las palabras del Bienaventurado, se levantó de su asiento, le rindió homenaje y se retiró, cuidando [por respeto] que el Bienaventurado quedara siempre a su derecha.

 


NOTAS:

 [1] Se trata de Bhikkhuni Khema que en AN 1,235-247 (o 25,19) fue declarada como la primera entre las monjas por causa de su gran sabiduría (“Khema es la primera en el conocimiento elevado”), mientras que en SN 17,24 es exaltada como modelo para las otras monjas.

 [2] Los Comentarios y los Sub-comentarios parecen no estar satisfechos con la postura de este pasaje y tratan de describir la indescriptibilidad del Tathagata. Parafraseando: Él es liberado de la forma, etc., porque para él ya no habrá surgimiento alguno de la forma, etc. en el futuro (o sea, después de la muerte). (Cf. Thanissaro Bhikkhu, 2006). Él es profundo en su carácter y profundo en sus cualidades. Cualquier descripción en términos del “ser” que podría ser usada en relación al Tathagata con estas profundas cualidades —como estas cuatro afirmaciones referentes al Tathagata después de la muerte—, cuando uno ve la no-existencia de este “ser” descripto, debido a la futura no-existencia de los conglomerados (khandas ), es inválida.

Esta explicación, prestada del verso de la Hermana Vajira en SN 5,10, yerra en un importante punto puesto de relieve en SN 22,36 y SN 23,2. En SN 22,36 declara que uno es medido y clasificado por aquello con lo cual uno está obsesionado. Cuando uno no está obsesionado por cosa alguna, entonces uno no es medido ni clasificado por nada aquí y ahora.

En SN 23,2 el Buda puntualiza que el término “ser” es aplicable sólo ahí donde existe la avidez y la pasión. El Tathagata, libre de la avidez y la pasión, es así indescriptible en el momento presente, por más que —obviamente— en el presente él aún está funcionando. El SN 22,86 elabora este punto con más detalles.

Otro problema que aparece en la explicación de los Comentarios de este sutta consiste en ¿cómo podrían ser definidos el carácter y las cualidades del Tathagata, siendo que los mismos se componen fuera de los conglomerados (khandas )?

 


FUENTES:

Bhikkhu Bodhi (2000) “Khema” en The Connected Discourses of the Buda: A Translation of the Samyutta Nikaya. Boston, Wisdom Publications. Pág. 1380-1383.

“Khemasuttam” en Chattha Sangayana , CD-Rom, versión 3.

Thanissaro Bhikkhu [en línea] Khema Sutta: With Khema. http://www.accesstoinsight.org/tipitaka/sn/sn44/sn44.001.than.html (22/08/2006)


Traducción: Anton P. Baron

Edición: Anton P. Baron y Federico Angulo F.

Publicación de Bosque Theravada, 2009, 2020.