¡Vaya, hace ya tiempo que no escribo en este blog!
Como Upasika, yo también acabo de terminar mi retiro. Hace como unas 4 horas. Acabo de encender el ordenador, chequear mi correo, comerme un asado de pollo con patatas y un vasico de vino. Faltan dos horas para el año nuevo, estoy solo en casa y en silencio.
He estado 9 días de retiro en casa. Como los vecinos tienen la mala costumbre de entrar en las casas (aunque ya les estoy enseñando), puse un cartel en la puerta diciendo que no quería que se me molestase. No he salido de casa en todo este tiempo, tan solo un par de veces al jardín a echar un poco de pan a los pájaros.
Mi retiro, al contrario que el de Upasika, no ha sido para nada estructurado. Ese era el plan, ver cómo se integraba la meditación en el día a día, sin relojes ni horarios. Al final meditaba entre 9 y 10 horas diarias levantándome cuando la presión en las piernas empezaba a ofuscar mi concentración y haciendo meditación caminando, estiramientos, etc. Así que yo no tenía que lidiar con el problema del dolor de piernas. No que no haya tenido, sino que no he tenido que luchar con él. Sí que he tenido que lidiar con las fantasías de todo tipo que venían a mi mente y con las irregularidades de sueño y comida.
Dije también que no iba a leer ni a escribir en este retiro. Bien, no escribí (tan solo llevaba un registro de cuándo me sentaba y cuando hacía pausa, para no engañarme) pero he leído un montón (Upasika tenía sus charlas…).
Lo más valioso de todo ha sido el silencio y la soledad. Todavía laten en mí (bueno, todavía estoy solo, je). Era curioso estar en casa y no hacer esas cosas que normalmente se hacen cuando se está en casa: escuchar música o encender el ordenador o ver la tele después de comer… Este retiro es una buena prueba de que se puede romper con los hábitos ahí donde uno esté.
Y bueno, también he estado planteándome cuál era la relación que tengo y que voy a tener en el futuro con el budismo y el budismo theravada. Cómo dije al principio, era a posta que el retiro fuera no estructurado. Esto también va por la práctica y la teoría: para empezar no había teoría (por eso lo de los libros); la práctica giraba todo el rato alrededor de la respiración, las sensaciones en el cuerpo, la atención y el abandono. A veces tenía un deje a Thanissaro, a veces a Chan (Zen), a veces a Dao (Tao) y por fin a nada: inhalación, sensación, exhalación, sensación, abandono, pajaritos, ardillitas, árboles blancos de escarcha, el día haciendose léntamente y yéndose lentamente, inhalación, exhalación, silencio, completo vacío…
Y es así como mejor he estado.
Creo que estoy muy cansado de discutir las enseñanzas, incluso de estudiarlas, de ver qué dice aquí, qué dice allá, qué se quiere decir con esto, es samatha o vipassana o jhana o anatta, o el bhikkhu este o el bhikkhu aquél, la lista esta o la lista aquella…
…sentarse a respirar en paz.
Tal vez así entendamos mejor qué significa anatta… en cualquier caso estaremos mucho más cerca de entendernos a nosotros mismos, en lugar de coleccionar bhikkhus, que es de lo que se trata.
Volviendo al retiro, podría haber seguido así el resto de mi vida.
Buen año.