VIII. Los símiles de los refugios

Del artículo «La toma de refugio y la recepción de los cinco preceptos«, por Bhikkhu Bodhi.

En el método de exposición tradicional indio ningún relato o tratamiento  del tema se considera completo a menos que haya sido ilustrado por símiles. Por  tanto, concluiremos esta explicación de la toma de refugio con una visión sobre  algunos símiles clásicos sobre los objetos de refugio. Aunque los textos estén  rebosantes de múltiples metáforas de gran belleza, para evitar la prolijidad nos  limitaremos a cuatro.

El primer símil compara el Buda con el sol, pues su aparición en el mundo  es como el sol que se alza por el horizonte. Su enseñanza del verdadero Dharma es  como el halo de rayos solares que se expande sobre la tierra, apartando la  oscuridad y el frío de la noche, dando calor y luz a todos los seres. La Sangha es  como los seres para los que se ha despejado la oscuridad de la noche, dirigiéndose  a sus asuntos disfrutando de la calidez y radiación del sol.

El segundo símil compara el Buda con la luna llena, la joya del cielo  nocturno. Su enseñanza del Dharma es como la luna que irradia su haz de luz sobre  el mundo, enfriando el calor del día. La Sangha es como las personas que salen a la  noche para contemplar y disfrutar el refrescante esplendor de la luz lunar.

En el tercer símil el Buda es semejante a una gran nube que se extiende por  todo el campo cuando la tierra ha sido resecada por el ardor del verano. La  enseñanza del verdadero Dharma es como la caída de la lluvia, que empapa la  tierra dando agua a las plantas y a la vegetación. La Sangha es como las plantas —  árboles, arbustos y hierbas­ que crecen y florecen al ser alimentadas por la lluvia  surgida de la nube.

El cuarto símil compara el Buda con la flor de loto, arquetipo de la belleza  y la pureza. Así como el loto crece en un lago cenagoso, pero se alza por encima  del agua y permanece lleno de esplendor sin mancharse por el cieno, igualmente el  Buda, habiendo crecido en el mundo, supera el mundo y mora en medio de el sin  contaminarse por sus impurezas. La enseñanza del Buda del verdadero Dharma es  como la dulce fragancia emanada por la flor de loto, que ofrece deleite a todos. Y  la Sangha es como el enjambre de abejas que se reúne alrededor del loto, recoge el  polen y vuelan hacia sus colmenas para transformarlo en miel.